Peru Election 2006

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El Peligro de la Asamblea Constituyente

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Julio F. Carrión
Profesor de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales
Universidad de Delaware, USA

Con escasos días antes del 9 de abril, la gran mayoría de los peruanos tiene una idea muy clara acerca de por quién va a votar. Muchos lo harán por Ollanta Humala, quién ha prometido llamar a una asamblea constituyente apenas asuma el poder. Si las encuestas recientes son correctas, existe un amplio apoyo popular a esta idea. De convocarse dicha asamblea, que probablemente producirá una constitución a gusto del presidente, el Perú seguramente volverá a caer en el grupo de países que experimentan un fenómeno contemporáneo muy peculiar: el autoritarismo de origen electoral.
Leemos en los diarios en estos días que el señor Lukashenko, presidente de Bielorrusia desde 1994, trata por medios violentos de mantenerse en el poder. La ironía es que Lukashenko ganó su primera elección en unos comicios impecables y amparado en una plataforma de lucha contra la corrupción. Después de su elección convocó a sucesivos plebiscitos para cambiar la constitución y poder ser reelegido repetidamente. El parecido con lo sucedido en nuestro país en la década del noventa es innegable. Y es también parecido a lo sucedido en muchos otros países de diversas regiones del mundo. El patrón, con algunas variantes, es siempre el mismo: el candidato anti-sistema es elegido abrumadoramente, y una vez en la presidencia usa su apoyo popular—vía plebiscitos o asambleas constituyentes—para cambiar las reglas de juego que lo llevaron al poder, reducir la competencia política, y perpetuarse en el poder. Hugo Chávez en Venezuela, Fujimori en nuestro país, y un gran número de presidentes de las repúblicas que fueron parte de la Unión Soviética, son ejemplos de este tipo de gobierno.
El problema es que una vez que estos autócratas son elegidos, es muy difícil sacarlos del poder vía elecciones. A diferencia de las dictaduras tradicionales, estos gobiernos mantienen las formas de la democracia, pero la vacían de todo contenido. El objetivo es reducir y si es posible eliminar la competencia política sin recurrir a métodos abiertamente represivos. En lugar de balas se usan votos. Para conseguir los votos se utiliza el erario nacional (y a veces la ayuda extranjera) para financiar programas de ayuda social. Y para persuadir a los que dudan siempre hay dinero contante y sonante. Y si hay que usar balas, se usan de manera esporádica y siempre a través de terceros, buscando proteger al presidente de cualquier acusación. FONCODES, Montesinos, el grupo Colina, todos ellos fueron mecanismos para asegurar el poder de Fujimori. A pesar de la vigilancia internacional, y la movilización nacional, fue imposible remover a Fujimori a través elecciones en el año 2000. Tuvimos que esperar a una crisis interna del propio gobierno.
Al comienzo, estos candidatos a autócratas se rodean de tecnócratas y figuras de trayectoria democrática que puedan darle cierta seriedad y respetabilidad. El primer consejo de ministros de Fujimori estuvo compuesto por muchas personas respetables. Conforme avanza el proyecto autoritario, sin embargo, estas personas son descartadas sin miramientos, y los que quedan resultan que no eran ni tan respetables ni tan demócratas como se creía inicialmente.
Ollanta Humala parece destinado a ganar la primera vuelta y probablemente gane la segunda vuelta también. Su candidatura esta rodeada de alguna gente que cree con sinceridad que su gobierno pondrá al Perú en el camino de la justicia social. Ojala que no olviden lo que decía Amartya Sen, que la falta de democracia agrava las desigualdades sociales. Me temo que muchos de ellos serán descartados una vez que se acabe su utilidad, y serán reemplazados por sicofantes. El propio partido Unión por el Perú será descartado cuando Ollanta llegue al poder, como lo son los cohetes propulsores una vez que logran colocar a la nave en el espacio.
Existen varios indicios que indican que un triunfo de Ollanta Humala pondría a la democracia peruana—deficiente, débil e insensible frente a los pobres, pero democracia al fin—en peligro. Ollanta Humala ha anunciado su decisión de convocar a una asamblea constituyente apenas se haga cargo del poder. Esta es una propuesta peligrosísima porque las experiencias recientes en el Perú y otras partes del mundo indican que es el mecanismo que inicia el proceso de autoritarismo político. La constituyente fujimorista creó una superpresidencia y permitió que Fujimori pusiera gente de su confianza en los demás poderes del estado. Como resultado tuvimos un nuevo Jurado Nacional de Elecciones y una nueva Corte Suprema de Justicia. Todos sabemos como acabó esa historia. Ollanta Humala puede fácilmente usar los poderes que le da la actual constitución para intentar un proyecto autoritario. Pero sus intenciones se verían obstruidas por el hecho que, a diferencia de 1993, él no puede fácilmente y de un solo tirón imponer a gente de su confianza en los otros poderes del estado. Pero lo podría hacer si se convocara a una constituyente y se aprobara una nueva constitución.
Por esta razón, a pesar de todos los defectos de la actual constitución, debemos oponernos vigorosamente a que se convoque a una nueva asamblea constituyente. Si el nuevo congreso aprueba semejante ley, el Tribunal Constitucional debiera declararla inconstitucional. Que no cometa el error que se cometió en Venezuela. Sí tal decisión genera una crisis política, mejor ahora que después, cuando Ollanta Humala se haya asegurado y consolidado en el poder.
Mi propuesta es bastante simple: para proteger la naciente democracia, el nuevo presidente debe gobernar con las mismas reglas con las que fue elegido. Es un reclamo mínimo para garantizar la equidad en la competencia política y la continuidad del juego democrático.

Julio Carrión, one of the leading experts on Peruvian politics, is editor of the recently published volume The Fujimori Legacy (Penn State University Press, 2006). In this commentary, entitled “The Danger of a Constituent Assembly,” Carrión argues that Ollanta Humala’s proposal for a constituent assembly to reform Peru’s constitutional order would open the door to the construction of an electoral-authoritarian regime. As the experience of the Fujimori regime demonstrated, and as the current struggle in Belarus dramatizes, elected autocrats can be difficult to dislodge.


To continue with the theme of the constituent assembly, Humala is now saying he is open to either a constituent assembly or a constituent congress. There is a dangerous lack of definition in this proposal. A constituent assembly is normally charged with the task of rewriting the constitution but not passing ordinary legislation. A constituent congress assumes both the task of rewriting the constitution and legislating, and hence would supplant the existing congress elected on April 9 and inaugurated on July 28. Fujimori opted for a constituent congress in 1993. Chavez also created a “constituent assembly” in 1999 that usurped the power of the 1998 congress. After the constitution was written, a subset of the assembly (which came to be known as the congressillo) legislated during an interim period. This gave rise to a serious lapse in the legal and constitutional order. — M.A. Cameron
Humala critica a líderes de izquierda porque no aceptaron apoyarlo sin reservas en segunda vuelta.
Llama “caciques” a izquierdistas
La Primera
28 de Marzo del 2006, p. 6

Candidato de UPP, después de llamar a la izquierda a que vote por él, ahora termina por agraviar a sus dirigentes.
Se irritó porque no aceptaron su pedido. El candidato presidencial de Unión por el Perú, Ollanta Humala, calificó como “viejos caciques de la izquierda” a quienes se resistieron a apoyar su candidatura en una posible segunda vuelta y lamentó tal actitud.
El nacionalista se refirió así a las expresiones de Javier Diez Canseco, candidato presidencial del Partido Socialista, y de Rolando Breña, vocero del Movimiento Nueva Izquierda, quienes le pidieron que primero aclare si fue responsable de violaciones a los derechos humanos.
“Me da pena que estos líderes no hayan evolucionado, que no estén a la altura de las circunstancias históricas para haber buscado su proyecto, el de la unidad de la izquierda, que se quedó trunco con la muerte de Alfonso Barrantes”, indicó Humala.
El candidato presidencial agregó, respecto a Diez Canseco y Breña, que “estos líderes no son capaces de unirse entre ellos, y por eso tiene que haber una renovación en la izquierda”.
“Los que tanto sabotearon o dinamitaron, al interior de este proyecto (de izquierda), no están a la altura de Barrantes. Tiene que haber una renovación de estos viejos caciques que se creen que detrás de ellos no hay nadie, pero siempre hay gente capaz”, remarcó.
LA CONSTITUYENTE
En otro momento, y modificando su posición inicial, Humala dijo que está dispuesto a examinar propuestas alternativas a la convocatoria a una Asamblea Constituyente para modificar la Carta Magna de 1993, y mencionó entre éstas la de un Congreso Constituyente.
“He expresado una idea: acá tiene que haber una nueva Constitución, propongo la Asamblea Constituyente, pero soy permeable a sugerencias y recomendaciones. El objetivo político es una nueva Constitución, y puede ser a través de una Asamblea Constituyente o un Congreso Constituyente”, señaló.
Por otro lado, adelantó que una de las primeras medidas que dará si es elegido presidente será “romper la planilla dorada” de los congresistas y también del jefe del Estado.
“Vamos a eliminar los sueldos congresales de 10 mil dólares mensuales, empezando por el sueldo del presidente, que es de 18 mil dólares”, anotó.
Consideró que el sueldo presidencial “tiene que ser del promedio de lo que gana un presidente boliviano o ecuatoriano. Creo que el señor Evo Morales está en 3 mil soles más o menos”.
No hay apoyo
La candidata por Concertación Descentralista, Susana Villarán, aseguró que de ninguna manera apoyará a Ollanta Humala, por todas las denuncias contra los derechos humanos que hay contra él cuando fue capitán del Ejército durante el año 1992 en la base de Madre Mía.
“Ollanta Humala no representa ningún proyecto de izquierda, sino uno militarista y autoritario e improvisado”, acotó.
Aclaró a Humala en lo concerniente a sus calificativos de “viejos caciques de izquierda”. “Nosotros somos una izquierda democrática, descentralista, principista.
Los derechos humanos para nosotros son fundamentales, la defensa de las libertades, la lucha contra la homofobia, el racismo, la discriminación”, señaló.

Written by Michael Ha

March 28th, 2006 at 9:00 am

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