Entre la realidad y la fantasía: Mi reacción a “La noche boca arriba”

La primera vez que leí “la noche boca arriba” de Cortázar, hace un año, tuve una reacción casi visceral. Durante años he tenido sueños recurrentes donde estoy perseguida por soldados enemigos e intento desesperadamente evadir la captura. Los soldados son a veces Nazis, a veces fuerzas policiales, y a veces algo que no puedo colocar, pero siempre me dejan con ese momento sin aliento, justo cuando despierto, cuando no estoy seguro de lo que es real y lo que es un sueño. La literatura fantástica vive en este momento, entre sueño y realidad, vida y muerte, cordura y locura, y “La noche boca arriba” no es una excepción—evoca un profundo sentido de duda sobre lo que realmente ha sucedido.

La segunda vez que leí “La noche boca arriba”, este año, me impresionó un poderoso sentimiento de dejá-vu. ¿Dónde había leído algo como esto antes? Después de reflexionar, me di cuenta de que el cuento me recuerdo mucho de uno de mis libros favoritos, Catch-22 de Joseph Heller, una novela que, a primera vista, tiene poco en común con “La noche boca arriba,” además de que también fue escrito en la década de 1950 y que sus personajes también pasan mucho tiempo en salas de hospital. Pero, si has leído Catch-22 (que recomiendo encarecidamente que hagas), sabes que también se trata de ese espacio entre la realidad y la fantasía. Atrapado en la agitación y destrucción de la Segunda Guerra Mundial, el excéntrico personaje principal, Yossarian, parece fundamentalmente loco. Al final de la novela, sin embargo, el lector se da cuenta de que Yossarian es perfectamente cuerdo; la sociedad es lo locura. Ya sea a través de una guerra o de los sueños, el espacio entre la realidad y la fantasía es un terreno fértil para la literatura, no sólo para el Boom Latinoamérica sino para historias de todo el mundo.

Bello, Martí, y Plantas Exóticas

La escritura comprometida de Bello me recuerda a otro escritor de la próxima generación Latinoamericana: José Martí. Martí, como Bello, se centra en la independencia política cultural y filosófica de América Latina de la subyugación europea y, como Bello, aboga por la independencia utilizando herramientas filosificas europeas. Podemos ver referencias a la illuminación, por ejemplo, en las obras de los dos. Bello escribe “nos aprovechamos de sus luces” de Europa (La agricultura, 9), y en “Autonomía cultural” dice que “se arrastra sobre nuestras huellas con los ojos vendados; no respire en sus obras un pensamiento propio” (26-27). En “Nuestra América” (1891), Martí escribe, “El velo se ha rasgado y hemos visto la luz y se nos quiere volver a las tinieblas.”

Al mismo tiempo, hay algo intrigante en el uso de Bello de ideas europeas. Hace referencia a cosas del imperio romano, como Tiro y Baco, incluso cuando no es realmente necesario, y—incluso después de condenarla en “Autonomía” (11)—su poema está lleno de la nomenclatura (de plantas, en este caso). Parece que él es un poco incapaz de describir bien a América—en lugar de describir la belleza o el sentimiento de esta tierra, registra los nombres de todas las plantas, y da la impresión de presentar un inventario, un poco como Colón hizo en su carta. A pesar de su enfoque en las plantas, es interesante que los “tempranos laurels,” con los que se corona la nueva civilización, son nativos del mediterráneo, no de América (91).

También me pregunto por qué Bello cambia su posición en el párrafo final de “Autonomía.” En un momento, dice “Nuesta civilización” (23); en el sigiuente, dice “Su civilizacion,” eliminándose de la situación (28). Tal vez no estaba seguro de su propia identidad en relación con América y la independencia. Como canadiense con raíces europeas, puedo empatizar un poco con esto. Puede ser difícil entender la relación del nuevo mundo con el viejo, y se puede sentir un poco como una “planta exótica que no ha chupado todavía de sus jugos a la tierra que la sostiene” (28-29).

Encontrar la libertad en la subversión: Sor Juana y su protofeminismo

Es fácil ver por qué Sor Juana es considerada una icono feminista.

Leyendo su carta hoy, 329 años después de que fue escrita, parece que estaba abogando por las cosas por las que todavía luchamos hoy: el albedrío y la libertad para las mujeres.

A través de nuestra lente de modernidad, Sor Juana parece feminista. En la academia, sin embargo, es considerada una proto feminista. Esto se debe a que el feminismo aún no existía en 1691. Como feministas, ya hemos progresado mucho. Sor Juana, en cambio, tuvo que encontrar su propio camino subversivo hacia la libertad.

En la mente de Sor Juana, no había duda de que necesitaba encontrar una manera de continuar sus estudios. Sus esperanzas de asistir a la universidad son anuladas, y al matrimonio, tenía “la total negación.” La iglesia, sin embargo, ofrece esperanza.

“Entreme religiosa” Sor Juana dice, porque “era lo menos desproporcionado y lo más decente que podía elegir en materia de la seguridad que deseaba de mi salvación.” Por lo general, “la salvación” en este contexto se referiría al alma religiosa, pero aquí significa la salvación de su alma intelectual, de su libertad. Para Sor Juana, el convento es un sacro, un refugio seguro sin “ocupación obligatoria que embarazase la libertad de mi estudio, ni rumor de comunidad que impidiese el sosegado silencio de mis libros.” El uso del verbo “embarazarse” aquí es interesante, al menos para nosotros en el siglo XXI, porque podría referirse a sus obligaciones impidiendo sus estudios, o literalmente quedar embarazada, y quedar atrapada por las responsabilidades de la maternidad.

Es un poco irónico que Sor Juana utilizó una institución patriarcal, la Iglesia Católica, como su santuario intelectual personal.

La subversión de Sor Juana va más allá, también. Cuando a Sor Juana se le ordena no estudiar, se dirige al mundo natural en lugar de a sus libros: “porque aunque no estudiaba en los libros, estudiaba en todas las cosas que Dios crió, sirviéndome ellas de letras, y de libro toda esta máquina universal.” Hace del mundo entero su biblioteca. Un aspecto importante de esto, y el acto subversivo definitivo, es que ella también destaca el potencial intelectual del trabajo de las mujeres, de las “filosofías de cocina.”

No importa cuántos obstáculos haya, las mujeres siempre buscarán la libertad.

Colón y la Tradición Epistolar

Con esta breve carta, escrita durante su viaje de regreso a través del Atlántico, cerca de las islas Canarias, Cristóbal Colón inicia el comienzo de un importante movimiento literario: la tradición epistolar latinoamericana.

Esta tradición consistía en cartas escritas por hombres europeos en el Nuevo Mundo y enviadas de vuelta a Europa a aquellos que financiaban sus expediciones, ya sean monarcas o hombres ricos e importantes. Estas cartas no estaban destinadas a ser estéticas, ni informativas; siempre fueron escritos con objetivos claros en mente. Por lo general, el objetivo era obtener más fondos para futuras expediciones, y los escritores intentarían manipular, halagar y convencer a sus benefactores a través de un argumento desarrollado y convincente.

La Carta a Luis de Santángel no es una excepción.

Desde el principio de la carta, Colón describe las islas que ha descubierto con su utilidad para la corona española en mente, aun si está entre las líneas. Las islas son “fertilísimas en demasiado grado [para cultivar]” (5); hay “hartos puertos en la costa [para atracar barcos]” (6); las montañas son “andábiles [para escalar]” (9); las tierras son “tan hermosas y gruesas para plantar y sembrar, para criar ganados de todas suertes, para edificios de villas y lugares” (19); y hay “grandes minas de oro y otros metales [para explotar]” (23). Claramente, el objetivo de Colón es convencer al rey y a la reina del valor de su descubrimiento.

Colón intenta halagar a los monarcas, llamándolos “ilustrísimos” (71-72), y solicitando “muy poquito ayuda que Sus Altezas me darán ahora” (68-69). Además, omite detalles importantes de su carta que pueden haber puesto en peligro su adquisición de fondos, como la correcta latitud de su descubrimiento, la munidad en su contra, y el hecho de que su buque insignia, el Santa María, había naufragado antes de que sus restos se utilizaran para construir La Navidad.

En parte debido a esta carta, Colón emprendió su segundo viaje al año siguiente, y así comenzó la colonización y esclavización de América Latina, así como el comienzo de una nueva tradición literaria.

El Poder Subversivo del Popol Vuh

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¡Lamento que este post es tarde! No me di cuenta de que teníamos que publicar esta semana.

Me gustaría hablar de la relevancia del Popol Vuh hoy, en un lugar muy cerca de donde fue grabado más de 450 años atrás: la región de Chiapas, México. Esta es una región que ha visto luchas y turbulencias desde la época de la colonización. Más recientemente, estas luchas implican reformas de liberalización—como el TLCAN en 1994—por parte del gobierno mexicano que amenazan el sustento de las comunidades agrícolas indígenas. Un poderoso movimiento de resistencia indígena ha florecido en el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, o EZLN, con el misterioso y carismático Subcomandante Marcos como su portavoz.

En un discurso llamado “La noche… la noche es nuestra” dentro su libro, Detrás de nosotros estamos ustedes, Subcomandante Marcos cita los primeros párrafos del Popol Vuh, que detallan la oscura calma antes de la creación del mundo (pág. 145-146). Continúa describiendo su propio viaje nocturno a través de las montañas de Chiapas, un viaje en el que está acompañado por los mismos bejucos, árboles, ramas y hierbas mencionados en el capítulo dos del Popol Vuh (pag.18). La noche, con su oscuridad y su calma como el comienzo del mundo, dice Marcos, es un santuario para los justos del movimiento Zapatista. El gobierno y sus políticas codiciosas y el mal del mundo prosperan en la luz del sol, pero todavía hay espacio en la oscuridad para aquellos que recuerdan los mensajes ocultos del pasado; para aquellos que han recordado, de generación en generación, la historia del Popol Vuh.

“Que hablen, pues, los todos que son diferentes. Que hablen y encuentren la memoria, que con ella conspiren y con ella labren el futuro mejor: el mañana” (pág.159).

Una foto de Subcomandante Marcos

Referencias:

Popol Vuh

“La noche… la noche es nuestra” (Discurso de bienvenida al Encuentro Nacional en Defensa del Patrimonio Cultural). En Subcomandante Marcos. (2000). Detrás de nosotros estamos ustedes. México, D.F: Plaza y Janés, 145-159.