En el texto “Fragmentos sobre la Malinche” se menciona la tendencia en la cultura mexicana de negar su origines, tanto indígenas como españoles. Esto me llamo la atención, no porque no hubiera oído de tal tendencia antes, sino porque ya había tenido experiencia con esta conducta en mi país de origen y ahora veo que ha sido más común de lo que esperaba. Ecuador, sin embargo, parece diferir en cuanto a la identificación propia con la descendencia española se refiere. En particular, hay chistes locales dirigidos a ecuatorianos que adoptan tradiciones españolas como apoyar corridas de toros o adoptar el acento español después de pasar un corto tiempo en España.
Aun siendo estos memes muestra del rechazo por el abandono de la cultura propia a cambio de la española, la verdad es que esto no implica que el ecuatoriano promedio se identifique con sus origines indígenas, más por el contrario el indígena en ecuador ha sido históricamente marginalizado. Entonces merita preguntarse, si un pueblo aborrece la adopción de una cultura extranjera y a la vez sus orígenes, ¿cómo puede definirse una cultura sin un pasado?
Tras investigar un poco acerca de este fenómeno, resulta que no solo se limita a negar un pasado indígena, sino a negar el mismo origen latino. Cerca del 11% de los 42 millones de latinos en Estados Unidos niegan sus raíces latinas y el porcentaje aumenta por generación. Esto podría generalizar este proceso de desvinculación o adopción de una nueva identidad con la venida de nuevas generaciones, y en un mundo globalizado este proceso solo parece acelerarse debido a que las identidades únicas se vuelven menos comunes y exponerse a nuevas culturas está, en muchos casos, al alcance de un click.