Malinche

El primer capítulo de Esquivel en Malinche pinta un cuadro de las raíces de la identidad étnica y racial de la Malinche. Entrando en esta semana y antes de leer los textos, es muy fácil pensar en ella como esa persona horrible que traicionó a su gente. Sin embargo, Esquivel comienza la historia en el momento de su nacimiento, lo que recuerda al lector que ella es y siempre será un ser humano. Comenzar su historia en ella en el momento de su nacimiento nos recuerda actuar con amabilidad y mirar a la Malinche de manera crítica y no emocional. Creo que es realmente fácil mirar a las figuras históricas de una manera emocional en lugar de crítica porque queremos distanciarnos naturalmente de las personas que pueden haber hecho cosas malas. Si la Malinche es vista de una manera humana y defectuosa en lugar de malvada y con malas intenciones, entonces se puede ver que ella era simplemente una mujer que intentaba sobrevivir en un mundo de hombres de la única manera que sabía.
Si no actuaba, ¿quién sabe cuál habría sido su destino?

La primera vez que me presentaron el insulto “Malinche” fue en un programa de televisión estadounidense llamado “Switched at Birth”, fue utilizado por una mujer latina a otra simplemente porque la mujer estaba tratando de mejorar para su familia, pero la otra mujer pensó que estaba traicionando a su comunidad. La palabra “Malinche” tiene tanto impacto cultural, que casi todas las semanas la escuché usar en varias formas de medios latinoamericanos.

Como categorizar Malinche

Como es sugerido en Fragmentos sobre la Malinche “la extraña permanencia de Cortes y de la Malinche en la imaginación y en la sensibilidad de los mexicanos actuales revela que son algo más que figuras históricas: son símbolos de un conflicto secreto, que aun no hemos resuelto”. Consecuentemente, cuando leímos sobre Malinche y sus representaciones, encontramos perspectivas totalmente diferentes; desde como Lienzode Tlaxcala y El Códice Durán la representarán como una líder, hasta como José Clemente Orozco la represento como un símbolo de la matanza de los indígenas. Por consiguiente, mientras pensaba sobre como yo personalmente clasificaría Malinche, llegue a la conclusión de que depende de que ángulo estamos la contemplando. Fue mencionado en una de las clases pasadas como Nacho Ares dice que “no podemos calificar ni valorar hechos sucedidos en el pasado con valores morales del presente”. Pienso que hasta un punto mi perspectiva se alinea con la de Nacho Ares. Pienso que Malinche no hizo las cosas que hizo con la intención de herir a nadie, ella tuve una vida difícil y fue el modo como pude mejorar su situación. Hasta que se puede argumentar eso, aunque creo que ella entendía lo que estaba haciendo/suportando, pero nuevamente, se ella hubiera hecho algo contra Cortes y los europeos, se quedaría muerta o devuelta donde empezó, como una esclava.

Fragmentos sobre la Malinche – Reflexión

En el texto “Fragmentos sobre la Malinche” se menciona la tendencia en la cultura mexicana de negar su origines, tanto indígenas como españoles. Esto me llamo la atención, no porque no hubiera oído de tal tendencia antes, sino porque ya había tenido experiencia con esta conducta en mi país de origen y ahora veo que ha sido más común de lo que esperaba. Ecuador, sin embargo, parece diferir en cuanto a la identificación propia con la descendencia española se refiere. En particular, hay chistes locales dirigidos a ecuatorianos que adoptan tradiciones españolas como apoyar corridas de toros o adoptar el acento español después de pasar un corto tiempo en España.

Aun siendo estos memes muestra del rechazo por el abandono de la cultura propia a cambio de la española, la verdad es que esto no implica que el ecuatoriano promedio se identifique con sus origines indígenas, más por el contrario el indígena en ecuador ha sido históricamente marginalizado. Entonces merita preguntarse, si un pueblo aborrece la adopción de una cultura extranjera y a la vez sus orígenes, ¿cómo puede definirse una cultura sin un pasado?

Tras investigar un poco acerca de este fenómeno, resulta que no solo se limita a negar un pasado indígena, sino a negar el mismo origen latino. Cerca del 11% de los 42 millones de latinos en Estados Unidos niegan sus raíces latinas y el porcentaje aumenta por generación. Esto podría generalizar este proceso de desvinculación o adopción de una nueva identidad con la venida de nuevas generaciones, y en un mundo globalizado este proceso solo parece acelerarse debido a que las identidades únicas se vuelven menos comunes y exponerse a nuevas culturas está, en muchos casos, al alcance de un click.

Valentía y absurdo en “Respuesta a la muy ilustre Sor Filotea De la Cruz”

Hay muchísimas razones por las cuales Juana Inés de la Cruz fue valiente al escribir Respuesta a la muy ilustre Sor Filotea de la Cruz. La más importante, en mi humilde opinión, es su admisión de que decidió volverse religiosa – o sea, monja – por los beneficios que le ofrecía, mas no por una exclusiva devoción al dios católico. De la Cruz nos da una lista de las razones por las cuales se volvió monja: su “total negación” al matrimonio, su deseo de vivir sola, el no querer tener ninguna obligación que “embarazase” la libertad de su estudio y el no querer vivir en una comunidad cuyo rumor no le permita el “sosegado silencio” de sus libros. (2) Admitir esto a la religiosa Filotea de la Cruz – que luego sabemos realmente fue un obispo, Fernández de Santa Cruz – pudo haber incitado un análisis de la ilegitimidad de De la Cruz como monja pues su ejercicio religioso es – desde el un punto de vista de alguien dentro de la Iglesia – egoísta y profano, simplemente un medio que De la Cruz uso para cumplir su apetito de conocimiento y servirse a sí misma socialmente al evadir el papel que otras mujeres no religiosas tuvieron que haber desempeñado en ese entonces. Yo no pienso así, por supuesto; mi interpretación secular y muy del siglo XXI es que este acto de De la Cruz es algo de admirar: ella reconoció su entorno y lo navegó para resistir, para vivir como quería.

También extremadamente valiente – y bastante elocuente, que no sorprende dada su educación, pero igualmente algo de admirar – fue su defensa de la educación por y para las mujeres. De la Cruz propone que la educación de las doncellas esté a cargo de ancianas doctas (previamente ha dado abundantes ejemplos de mujeres doctas a través de la historia) y explica que la ausencia de las mismas es culpa del sistema, que no hace ningún esfuerzo para fomentar esto. También, al describir la enseñanza en persona para las mujeres por parte de los hombres, la cataloga como peligrosa a menos que se haga en la distancia: “Y no hallo yo que este modo de enseñar de hombres a mujeres pueda ser sin peligro, si no es en el severo tribunal de un confesonario o en la distante docencia de los púlpitos o en el remoto conocimiento de los libros…” (3) Aunque para algunos estas propuestas puedan parecer un poco extremas – probablemente solo la segunda – creo que la posición De la Cruz refleja la realidad de la mujer en ese entonces. La monja menciona como una interacción tan cercana causaría pudor en la estudiante, y esto se puede atribuir a la normalización de la separación de los géneros. Luego, De la Cruz cataloga la proximidad como “manoseo de la inmediación.” (3) En su dicción, es claro que la monja esta señalando los avances sexuales inapropiados que los hombres pudieron haber tenido con las mujeres dados una posición de maestros. No es un secreto la misoginia de la época, entonces es bastante probable que la misma De la Cruz haya experimentado algo así y por eso abogue por algo diferente. El hecho de que escriba una carta que documente esta, podría uno decir, acusación es bastante valiente.

Como he mencionado antes, indudablemente reconozco la valentía de Juana Inés de la Cruz al escribir la carta. Valiente por su admisión de la elección de una vida religiosa para seguir sus deseos personales; por su exposición elocuente y extensa de su conocimiento y experiencia intelectual en una época donde la educación de la mujer era desmeritada; y por sus propuestas educativas alternativas. Sin embargo, al mismo tiempo mi reacción fue de disgusto al ver que tuvo si quiera que preocuparse por tener que justificar su proceder. Los deseos que de De la Cruz tuvo son cosas que hoy en día vemos como derechos básicos (acceso a la educación y a la autonomía), entonces es absurdo que haya tenido que preocuparse por escribir la carta, la cual ella misma confiesa haberla escrito “con más repugnancia que otra cosa.” (3) También al leer la carta pensé en cómo aún hay normas sociales (tanto para mujeres como para hombres) que impiden que algunos de nosotros exploremos nuestro total potencial.

PS. Leímos solo un extracto de la carta, entonces no sé si De la Cruz aboga por la educación para todas las mujeres en el resto de ella en vez de solo para las de herencia española. Si no lo hace, es importante no olvidar esto, pues contribuye a la continuación de la deshumanización de la población nativa en el continente.

La “Respuesta”

Me pareció interesante el uso de la religión por Sor Juana para apoyar sus argumentos en la “Respuesta.” Ella implica que Dios la obligó a escribir su respuesta y defender el derecho de las mujeres a educarse: “Lo que sí es verdad que no negaré (lo uno porque es notorio a todos, y lo otro porque, aunque sea contra mí, me ha hecho Dios la merced de darme grandísimo amor a la verdad) que desde que me rayó la primera luz de la razón, fue tan vehemente y poderosa la inclinación a las letras, que ni ajenas reprensiones . . . ni propias reflejas . . . han bastado a que deje de seguir este natural impulso que Dios puso en mí” (p.1) Parece que usó la religión como una herramienta para socavar y subvertir el mensaje de los eruditos religiosos que la criticaron. Además, al enmarcar su defensa como producto de la voluntad de Dios, se absuelve de la crítica y la responsabilidad. También creo que sus referencias a Dios sirvieron para legitimar sus argumentos dentro de una sociedad muy religiosa y socialmente conservadora. Quizás, reconoció que los lectores de su respuesta serían más receptivos a su mensaje si creyeran que fue influenciado por Dios. Podemos observar paralelismos entre su uso de Dios para justificar mayores derechos de las mujeres y la noción de derechos naturales de la Ilustración en el siglo XVIII.

Sor Juana Inés de la Cruz

La obra nos enseña que por ser mujer no debemos callar, no tenemos que tener miedo a ser buenas en algo, no deberíamos dejarnos llevar por esos hombres que nos dicen que no podemos hacer algo porque somos mujeres. Sor Juana Inés de la Cruz decidió que sería independiente de todo hombre desde muy pequeña, ella decidió que iba a estudiar, que iba a aprender, a ser una mujer de sabiduría incluso si se le negaba la ayuda para aprender, ella dijo que incluso sin los libros ella seguía leyendo, porque ella estaba aprendiendo de todo lo que la rodeaba, todo lo creado por Dios, para ella era aprendizaje, ella dice que nosotras podemos ser mejores porque hacemos preparaciones que los hombres no se atreven a hacer por la mentalidad de que las mujeres son las que cocinan o limpian la casa. Ella utilizo ese pensamiento a su favor, para seguir sus estudios, no dejó que callaran su voz, ni que ningún hombre la amarrara, porque ella dice que ella no escribe por gusto, escribe porque es necesario, por alguien más, de ahí lo que puedo entender es que ella escribe por todas esas mujeres que no se atreven a alzar la voz, ella es su voz, ella trata de ayudar a casos que a lo mejor en algún momento llegaron a ella.

Sor Juana Ines de la Cruz y el feminismo

Yo considero Sor Juana Inés de la Cruz un icono feminista. Como Hannah estaba diciendo, las obras de Sor Juana Inés de la Cruz son radicalmente feministas, especialmente teniendo en cuenta que ella estaba escribiendo y publicando sus obras en el siglo XVII. La escritura de los años 1600 fue primeramente una escritura aristocrática y religiosa, escrito por los hombres para los hombres. Por eso es tan impresionante la voz que tenía Sor Juana en esta época tan patriarcal. Cuando pienso en Sor Juana Inés de la Cruz, pienso en su poema Hombres necios que acusáis. Me encanta este poema porque de muchas maneras sigue siendo relevante hoy en día.

En el poema, Sor Juana disecciona la dicotomía de la ramera y la virgen y destaca el doble rasero que se imponen a las mujeres. De muchas maneras, Sor Juana está desafiando al lector de repensar y redefinir la estructura sociopolítica de la época. Al exponer la hipocresía masculina y el doble moral que sufren las mujeres, Sor Juana aboga para las mujeres y defiende el derecho de la mujer a la educación. Ella promueva esta idea en su Respuesta propugnar una educación secular para mujeres.

Sin embargo, hay muchas diferencias cruciales entre estas dos obras, y esto es algo que yo encuentro muy interesante. En Hombres necios, su enforque es mucho más crítico con respeto a la estructura social que en la Respuesta. En Hombres necios, ella se centra en destacar las faltas en la sociedad para exponer las dificultades que se enfrentan las mujeres. Mientras tanto en la Respuesta, ella está pidiendo a un grupo de hombres con mucho capital social que consideren dar a las mujeres una educación secular. Me parece esto increíblemente frustrante, ya que parce ser una realidad que las mujeres todavía enfrentan hoy. A través de la poesía, junto con otras formas de expresión artística y académica, las mujeres generalmente tienen la libertad de expresar abiertamente sus frustraciones con nuestra sociedad patriarcal. Sin embargo, cuando tratamos de hacer cambios sociales tangibles, con demasiada frecuencia las mujeres se ven obligadas a pedir a los hombres con poder, y como resultado las cosas cambian muy lentamente si es que cambian.

Respuesta a la muy ilustre Sor Filotea de la Cruz

La carta de Sor Juana a Sor Filotea destaca su deseo, necesidad y obligación de ser precoz y perfecta. A lo largo del texto, hay un sentimiento de existencialismo que parece atormentarla, esto se debe en parte al foco de atención que se ha puesto sobre ella. Al ser una mujer que ha sido colocada en los niveles académicos, debe mantener una presencia y un rostro impecables para defender la idea de que las mujeres pertenecen al mundo académico y tienen derecho a la autonomía. En cada área de estudio que explora, está dominada por hombres y la perspectiva masculina, ella ha asumido una gran carga para ser influyente y franca en ellos.

Respecto a la educación, Sor Juana busca la paz, pero consecuentemente, su interés por el estudio se vuelve político por su género. Quiera o no serlo, es una pionera que abrió el camino para la excelencia de las mujeres en el mundo académico. Sin embargo, ese sentimiento de existencialismo es consistente en el tono del texto, donde surgen muchas ideas y preguntas sobre su papel en la sociedad. Ella comprende sus responsabilidades y los privilegios que se le otorgan, pero prefiere vivir una vida de paz y soledad con conocimiento, estudio y autonomía. Al principio me siento mal por esta mujer porque el peso y la presión sobre ella para que sea perfecta es desgarrador. Yo mismo lo entiendo, porque como persona queer tenemos la responsabilidad de ser ejemplos, ser profundos y desafiar constantemente el mundo en el que vivimos, te cansa.

Encontrar la libertad en la subversión: Sor Juana y su protofeminismo

Es fácil ver por qué Sor Juana es considerada una icono feminista.

Leyendo su carta hoy, 329 años después de que fue escrita, parece que estaba abogando por las cosas por las que todavía luchamos hoy: el albedrío y la libertad para las mujeres.

A través de nuestra lente de modernidad, Sor Juana parece feminista. En la academia, sin embargo, es considerada una proto feminista. Esto se debe a que el feminismo aún no existía en 1691. Como feministas, ya hemos progresado mucho. Sor Juana, en cambio, tuvo que encontrar su propio camino subversivo hacia la libertad.

En la mente de Sor Juana, no había duda de que necesitaba encontrar una manera de continuar sus estudios. Sus esperanzas de asistir a la universidad son anuladas, y al matrimonio, tenía “la total negación.” La iglesia, sin embargo, ofrece esperanza.

“Entreme religiosa” Sor Juana dice, porque “era lo menos desproporcionado y lo más decente que podía elegir en materia de la seguridad que deseaba de mi salvación.” Por lo general, “la salvación” en este contexto se referiría al alma religiosa, pero aquí significa la salvación de su alma intelectual, de su libertad. Para Sor Juana, el convento es un sacro, un refugio seguro sin “ocupación obligatoria que embarazase la libertad de mi estudio, ni rumor de comunidad que impidiese el sosegado silencio de mis libros.” El uso del verbo “embarazarse” aquí es interesante, al menos para nosotros en el siglo XXI, porque podría referirse a sus obligaciones impidiendo sus estudios, o literalmente quedar embarazada, y quedar atrapada por las responsabilidades de la maternidad.

Es un poco irónico que Sor Juana utilizó una institución patriarcal, la Iglesia Católica, como su santuario intelectual personal.

La subversión de Sor Juana va más allá, también. Cuando a Sor Juana se le ordena no estudiar, se dirige al mundo natural en lugar de a sus libros: “porque aunque no estudiaba en los libros, estudiaba en todas las cosas que Dios crió, sirviéndome ellas de letras, y de libro toda esta máquina universal.” Hace del mundo entero su biblioteca. Un aspecto importante de esto, y el acto subversivo definitivo, es que ella también destaca el potencial intelectual del trabajo de las mujeres, de las “filosofías de cocina.”

No importa cuántos obstáculos haya, las mujeres siempre buscarán la libertad.