Sátira del vicios contemporáneos en “El censo” de Emilio Carballido

En su comedia El censo, Emilio Carballido nos presenta a través de la escenificación de la aplicación de un censo en un taller de cosutura clandestino, el drama de un grupo de mujeres costureras ante la inesperada visita de un empadronador a su taller de costura. Esta comedia se desarrolla alrededor de la práctica de dos vicios contemporáneos: el soborno y la corrupción. El soborno es apreciado cuando las costureras ofrecen 5 pesos al empadronador y de quien esperan que los acepte asi permitiéndoles continuar con sus labores en la clandestinidad de su taller – aun cuándo tal acción de permitirles continuar con sus labores no está en manos del empadronador. La sátira de esta escena ocurre cuando Dora – una de las costureras – estando muy cerca del empadronador pide en voz alta a Concha – otra de las costureras – 5 pesos para sobornarlo. La corrupción, por su parte, se la puede apreciar en el descenlace de la comedia cuando las costureras y Paco, el jefe de la casa, ayudan al empadronador a falsificar los datos de las actas de empadronamiento en vista de que el empadronador todavía tenía muchas por aplicar y su jornada laboral estaba por terminar. La sátira de esta escena es la existencia de mayor predisposición para llenar las boletas con datos falsos que con datos reales por parte de las costureras.

Pregunta: ¿Por qué Emilio Carballido eligió satirizar estos dos vicios a través de la puesta en escena de la aplicación de un censo en un taller de costura?

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