¿Qué buscan los partidos en el barril de la coyuntura?
Si no logran mirar el futuro, no tendrán nada viable que ofrecer al elector ni al país.
Juan Paredes Castro
El Comercio Set 16, 2005
Hasta donde podemos verlos e imaginarlos, los partidos parecen cada vez más metidos (a veces de cabeza) en el barril de la coyuntura que viendo abiertamente el futuro del país.
Lo paradójico de esta constatación es que los partidos pretenden ser actores gravitantes en un 2006 que precisamente reclama, desde ahora, el mínimo sentido de perspectiva para un país –el nuestro– que no lo ha tenido en los últimos años.
El problema es, pues, que el barril de la coyuntura los encierra y seduce por obvias y fuertes razones temporales y hasta frívolas, entre ellas las de poder extraer de él, criticando al Gobierno o tomando distancias de él, algunas estimables armas de batalla electoral y alguna presencia de imagen que, de otra manera, podrían no tenerla.
Sin embargo, el desafío realista de los partidos en este tiempo es que la ansiada victoria electoral del 2006 no la van a obtener revolviéndose dentro de la actual coyuntura, por más que esta les enriquezca su diagnóstico del Perú y los prepare en la necesidad de no repetir las metidas de pata de Alejandro Toledo.
Hace falta que peguen un salto cuantitativo y cualitativo del barril de la coyuntura al laboratorio del pensamiento y las propuestas por el país, donde, a fin de cuentas, tendrían recién, desde allí, la posibilidad de enganchar, más efectivamente, con el desconfiado y apático electorado de ahora y de mañana.
Valentín Paniagua y Lourdes Flores tienen que decirnos ya lo que piensan y lo que tienen entre manos como posibles aspirantes al Gobierno. No pueden seguir viviendo de los impulsos eléctricos fugaces hacia arriba o hacia abajo de las encuestas. Ni del olor a multitud de sus viajes al interior. Las encuestas y los viajes, en sí mismos, no posesionan nada.
Quizás Alan García tenga ya muy clara su eventual propuesta de gobierno y de frente social para el 2006. Pero tampoco la conocemos, como tampoco conocemos su diagnóstico definitivo del país de hoy. Más bien lo vemos a diario, ocupándose de una coyuntura frente a la cual no tiene respuestas claras y coherentes: demanda, por ejemplo, la reducción de los altos sueldos estatales para enfrentar el reclamo salarial de la policía, y olvida que la bancada aprista iba a dar el ejemplo en el Congreso en materia de reducción de ingresos, y no lo dio. Y en cuanto a su propósito de prevenir al país de los malignos efectos de un gobierno de derecha, que solo crearía desempleo, lo interesante sería que García nos diera desde ahora la receta de cómo generar empleo desde la izquierda o desde el centro, dependiendo de donde quisiera ubicarse. Si por ahora los partidos no tienen nada sustancial que decirnos ni ofrecernos, que el escape de la coyuntura les sirva para dedicarle tiempo a su revitalización interna.