Peru Election 2006

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The Poor and their Vote

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Source: La Republica, January 17, 2006


Los más pobres de Lima no creen en los candidatos presidenciales
Por Alberto García M.
La Republica, 17 de enero del 2006

ENTRE LA SOBREVIVENCIA Y LA DESESPERANZA
• Pobladores de los asentamientos humanos de San Juan de Lurigancho muestran su descontento frente a la política nacional.
• Dicen desconfiar de todos los candidatos y están cansados de las promesas electorales.
El hambre no deja tiempo para pensar en política. En lo alto de los cerros de San Juan de Lurigancho, donde vive la gente más pobre de la capital, la población está más preocupada por qué es lo que va a comer mañana que por las elecciones generales del 9 de abril. Dicen estar cansados de las promesas electorales incumplidas. Que no creen en los políticos tradicionales, que desconfían de los outsiders y que están cansados del asistencialismo. Solo quieren trabajo, una oportunidad que les permita salir adelante por sí mismos, pero no llega.
Indecisión e indiferencia
A menos de 3 meses de las elecciones generales la mayoría de los habitantes del asentamiento humano Nueva Jerusalén en San Juan de Lurigancho no ha decidido aún su voto y al parecer eso no les preocupa.
Ellos pertenecen al sector socioeconómico E que representa el 20 por ciento (1 millón) de los votos de la capital. Importante colchón electoral explotado siempre por los candidatos al momento de la campaña y olvidado después de las elecciones. Ellos lo saben, están cansados de eso y no quieren caer una vez más en el juego de los presidenciables.
Sus percepciones sobre la política peruana, la democracia y sus expectativas en este reportaje.
Siete soles
Guillermo Granizo (38) perdió su trabajo hace diez años en Huancayo. Llegó a Lima en 1998 y desde entonces maneja una mototaxi para alimentar a su esposa y a sus cinco hijos. Pero la plata no alcanza.
Y, ¿cuánto has hecho hoy?, le pregunta su esposa Rosa Quispe. Siete soles, responde Guillermo sin mirarla a la cara. El rostro de preocupación de Rosa lo dice todo. Sabe que con ese dinero tendrá que alimentar a toda su familia: 1 sol por persona. Tarea difícil.
Guillermo cuenta que en el año 2000 apoyó al entonces candidato Alejandro Toledo en la Marcha de los Cuatro Suyos. “Marché junto a él. Me prometió trabajo y me inscribió en una lista. Hasta saqué mi carné de la chacana… pero no cumplió”. Dice que por eso no confía en los políticos que “todos son unos mentirosos”.
Tiempo después arrojó a la basura –junto con sus esperanzas– el carné peruposibilista. Hoy ya no cree en la democracia. “Necesitamos mano dura”, dice.
“Estamos olvidados”
Dionisia Suárez trabaja hace 10 años en el Comedor Popular Hermano Felipe Maestro en la parte baja de Nueva Jerusalén. Junto a otras 14 madres de familia lucha día a día para alimentar a un promedio de 100 personas de la zona. Venden la ración a 1 sol 50. Los alimentos que les entrega el programa nacional de asistencia alimentaria (Pronaa) no les alcanza. “Tenemos que hacer milagros”, cuenta.
“Por acá nunca sube nadie”, se queja Dionisia refiriéndose a los candidatos y a los políticos en general. “Es que somos el último cerro de San Juan de Lurigancho. Seguro no quieren ensuciarse los zapatos”, dice de manera irónica mientras atiende a una niña que llega a comprar su almuerzo.
A pesar de la pobreza en la que vive Dionisia permanece enterada de la coyuntura electoral. Critica duramente a Lourdes Flores: “No conoce de pobreza. No sabe ni cuánto cuesta un kilo de papas”. No está dispuesta a darle una segunda oportunidad a Alan García. “La hizo mal cuando gobernó. No votaría por él”.
De Ollanta Humala no sabe mucho, pero no está de acuerdo con que un ex militar se convierta en presidente. “Además, nadie lo conoce bien. Todo lo que dice son puras promesas y de eso ya estamos cansados”.
Duro análisis de una mujer que sabe lo que cuesta dar de comer a su familia con solo los 40 soles que lleva a casa su esposo cada semana.
Intentando progresar
Con mucho esfuerzo consiguió poner una bodega con maderas y techo de esteras. De eso ya pasó un año y –aunque dice que el negocio no rinde lo suficiente– es uno de los pocos afortunados que cuenta con una fuente de ingresos más o menos segura en Nueva Jerusalén.
Lorenzo Mamani llegó a lo alto de los cerros de San Juan de Lurigancho hace cinco años. Nació en Puno, pero salió de ahí buscando progresar. Aún no lo logra, pero sigue luchando por su esposa y sus dos hijos.
“Ya no creo en las promesas de los candidatos. Lourdes (Flores), Alan (García) y Valentín (Paniagua) ya tuvieron su oportunidad de hacer algo y no lo hicieron”, dice con tono de descreído. Lorenzo no sabe aún por quién va a votar pero inclina la balanza hacia los candidatos nuevos.
“Los pobres necesitamos trabajo. Queremos ser escuchados pero ningún político llega hasta acá. Nos tienen olvidados “.
Desinformación
A sus 22 años ya carga con dos hijos que alimentar. Lucía Guillén vive en una pequeña choza casi en la punta del cerro más alto de Nueva Jerusalén. No sabe por quién votar pero tiene bien claro qué es lo que necesita su comunidad. “Queremos pistas, escaleras, agua, luz, desagüe… Nuestra situación es caótica”, explica.
Lucía dice que solo votaría por Lourdes Flores porque es mujer. Pero Alan García no le disgusta. “Parece que sabe bastante…”, dice.
Al final le da lo mismo por quien votar. Para ella –como para la mayoría de habitantes de este asentamiento humano– la política es algo muy lejano. Lo que esperan son soluciones, obras. Aunque saben que al final nunca llegan.
Datos
EL MÁS GRANDE. San Juan de Lurigancho es el distrito más grande de la capital. Sus 131,25 kilómetros cuadrados albergan a más de un millón de habitantes. Es 1.7 veces más grande que Comas, el segundo distrito de Lima.
IMPORTANTE. En este lugar está concentrado el 11 por ciento de la población de Lima metropolitana y su volumen poblacional es cercano a los departamentos de Amazonas, Apurímac, Ayacucho, Huncavelica y Moquegua.
El voto de los sectores D y E es emotivo
El especialista en estilos de vida de Arellano Investigación y Mercado, Bruno Dávila, explica que la población de Lima-Este define su voto por descarte. “La mayoría no tiene acceso a los medios de comunicación y decide su voto por lo que escucha en la calle”.
De acuerdo a los estudios realizados por el grupo Arellano la población de Lima-Este tiene como prioridad la generación de empleo. “Ellos exigen además que los candidatos hablen con la verdad y que no se dediquen a hacer promesas electorales”, explica.
Los principales elementos que toman en cuenta para decidir su voto son las cualidades humanas del candidato: su simpatía, sinceridad y honradez. “Se trata fundamentalmente de un voto de carácter emotivo, sin razonar”, dice el experto.
Los demás factores que toman en cuenta (en orden de importancia) son las cualidades intelectuales, las habilidades políticas, la capacidad para comunicarse (que sea un buen orador) y el aspecto físico.

Written by Michael Ha

January 17th, 2006 at 5:28 am

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