Peru Election 2006

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How Attacking Humala Can be Counter-Productive

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Juan Carlos Tafur argues that President Alejandro Toledo’s “subliminal” attacks on Ollanta Humala are counter-productive, since Toledo’s presidency–his lack of leadership, frivolitry, and corruption–is one of the main reasons for the rise of Humala. Enrique Obando also analyzes the over-reaction of some sectors (and embassies) to the rise of Humala, saying that before concluding that the Peruvian people do not know how to choose their leaders, we should consider how the benefits of economic prosperity have not been shared.
In another piece, Obando is quoted saying that Humala would not be able to govern with the armed forces and would be forced to make an alliance with the American Popular Revoltuionary Alliance, APRA, in congress.


El verdadero padre de Humala
Columna del Director, Juan Carlos Tafur
La Primera, 23 de marzo del 2006

Resulta realmente patético escuchar al presidente Alejandro Toledo lanzar mensajes subliminales en contra de aventuras autoritarias –es decir contra Ollanta Humala, para referirlo con claridad– advirtiendo que es su deber defender a la democracia en contra de tal eventualidad.
El silencio presidencial es recomendable no sólo porque sus palabras si algo van a lograr no va a ser precisamente afectar a Humala, sino todo lo contrario, especialmente porque Toledo es uno de los principales factores explicativos del éxito electoral del candidato nacionalista.
Si alguien ha contribuido más que ninguno otro en estos cinco años a desprestigiar la democracia, ha sido su gobierno y él en particular.
Un Presidente ausente, sin liderazgo, gobernando en piloto automático, es lo que hemos padecido estos cinco años. Justamente las condiciones necesarias para que surja un clamor ciudadano a favor de lo contrario.
Un Presidente frívolo, gerente de un régimen impregnado de corruptelas familiares y de frivolidades inefables, no ha hecho sino identificar a la democracia con la inoperancia.
Un Presidente sin el temple para emprender reforma alguna no ha hecho sino convencer a una buena parte de la población de que la democracia no sirve para nada, hecho agravado porque sin esas reformas no ha sido posible traducir el crecimiento macroeconómico en mayor bienestar para las mayorías.
Alguna vez bautizamos al toledismo como el tercer belaundismo, por su vocación de administrar lo heredado sin complicarse la vida ejecutando cambios radicales como los que a gritos necesitaba el país para salir del estado de emergencia permanente en el que se encuentra.
Belaunde nos trajo primero a Velasco, luego a Alan García, y hoy su sucedáneo menor (a pesar de sus vicios políticos, el belaundismo estaba a años luz de lo que ha sido el régimen toledista) amenaza con traernos nuevamente al poder a un proyecto populista.
Es cierto que hay razones estructurales, de fractura social evidente, que tienen un peso específico para entender el fenómeno Humala, pero también lo es que este tipo de irrupciones políticas requieren un detonante.
Y así como la futilidad del primer y el segundo belaundismo (especialmente éste) trajeron como consecuencia la ascensión al poder de propuestas pasadistas, hoy la tragicómica inocuidad del gobierno de Toledo es el principal responsable de Humala. Es su criatura política.

Todo extremismo es siempre malo
Por Enrique Obando, especialista en temas de Defensa
El Comercio, 23 de marzo del 2006

El día domingo 19 de marzo salió a la luz algo que encuestas privadas ya venían arrojando desde hacía semanas: Humala iba primero en la intención de voto y podía ganar las elecciones de abril.
Esto ha producido en ciertos círculos reacciones peligrosas. Por un lado, la tentación de desestabilizar, desde el primer día, un posible gobierno de Humala, tal como se trató de desestabilizar constantemente al actual gobierno de Alejandro Toledo, en la búsqueda de elecciones adelantadas. Por otro lado, la idea de que los votantes finalmente no saben elegir y se equivocan a la hora de decidir quiénes deben ser sus representantes.
Asimismo, en algunas embajadas la idea de “nada con Humala” ha comenzado a tomar forma. En otras palabras hay un enojo con la democracia porque esta no produce los líderes que estos círculos quisieran ver en el poder. Se hubieran podido ahorrar el malestar de un pueblo que, según ellos, no sabe elegir a sus líderes, si alguien hubiera tenido en cuenta algo que es elemental en política democrática: lo que hacemos en economía tiene que tener sustentabilidad política.
Llevamos ya unos buenos 15 años de política económica neoliberal y, efectivamente, podemos decir que el país está creciendo económicamente y que las perspectivas a futuro son bastantes buenas.
Pero también es cierto que la población casi no ha sentido los beneficios de ese crecimiento. Y el error está allí. La política de hacer más ricos a los ricos y esperar que de allí chorree a los pobres no es un producto muy vendible que digamos entre estos últimos. En un acto de supina ignorancia política la palabra chorreo se ha venido usando públicamente por funcionarios de Economía abiertamente en los medios como si la población no tuviera ojos para ver y oídos para oír. Y ahora se horrorizan porque los marginales no votan por sus programas.
La política económica tiene que ser sustentable políticamente. Eso lo sabía muy bien un político instintivo como Fujimori, que aun después de una corrupción gigantesca, de su fuga del país y de reconocer que finalmente es japonés tuvo en las encuestas un alto nivel de aceptación. Y es que Fujimori se subía a un helicóptero y visitaba con regalos las poblaciones más apartadas del país. Era demagógico y personalista, porque el que repartía era él y no el Estado, pero por eso es él quien tiene un cierto nivel de simpatía y no Martha Chávez.
Cada vez que se ha dicho que el Estado tiene que ejercer la función de redistribuir la riqueza entre los menos afortunados de nuestros compatriotas, los abanderados del neoliberalismo han salido prestos a decir que eso es intervencionismo en las leyes de la economía.
Un Estado que participa de esta manera es llamado populista. Pero no hacerlo es hacer políticamente inviables en el largo plazo las políticas económicas, sobre todo cuando hablamos que tenemos que esperar 20 o 30 años para ver los verdaderos resultados. Como decía Keynes en el largo plazo todos estaremos muertos y a la gente no le interesa la economía en el largo plazo, sino el comer hoy.
No obstante hay mucho de cierto en que una política redistributiva sin base económica nos puede llevar a la ruina, como ha ocurrido tantas veces antes. El secreto está en hacerlo dentro de las posibilidades económicas del país.
TODO EXTREMISMO ES MALO.
Tan malo es decir que hay que redistribuir sin tener en cuenta las posibilidades económicas para hacerlo, y terminar con un déficit inmanejable o peor con una inflación inmanejable, como decir que no hay que hacer redistribución alguna y enojarse con la población porque no vota por una política que no le reporta ningún beneficio tangible.

Humala tendría que concertar con el APRA
La Primera, 23 de marzo del 2006

La imposibilidad de establecer un cogobierno con las Fuerzas Armadas obligará a un eventual gobierno de Ollanta Humala a buscar concertar con el APRA, consideró ayer el especialista en temas militares Enrique Obando.
Descartó que en la actual coyuntura las FF.AA. estén dispuestas a participar en un gobierno, como lo hiciera en la década del 90 con el régimen de Alberto Fujimori, ”porque son conscientes (los militares) del costo que tuvieron que pagar y que aún lo están pagando hoy en día”.
Obando consideró que la gran preocupación de Humala sería, por consiguiente, el Congreso, donde, según las encuestas, tendrá representación ”insuficiente para llevar adelante un proyecto como el que encarna”.
Sentido táctico
Frente a esa situación, Obando observó que ”lo que le queda (a Humala) es concertar con el APRA, que es el grupo que está más cerca a algunos de sus planteamientos, para tratar de llegar a algunos puntos de coincidencia”.
”(El acuerdo) tendría sentido táctico y no estratégico, sobre puntos muy específicos, temas de nacionalización de empresas estratégicas, por ejemplo, sobre los que existen en el APRA algunas posiciones en el mismo sentido”, comentó.
Obando también señaló que ”lo que podría ocurrir es que algunos oficiales retirados, gente de la promoción de Humala, participen en el gobierno en puestos claves, pero eso no quiere decir que las FF.AA. participen”.

Written by Michael Ha

March 23rd, 2006 at 3:57 pm

Posted in Political Parties

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