Augusto Álvarez Rodrich: The lesson of this election is reduce poverty
La lección de esta elección
Perú 21, 26 de abril del 2006. Por Augusto Álvarez Rodrich. Director. Pág. 2
La gran meta nacional debe ser reducir la pobreza.
Ya se ha vuelto un lugar común, pero nunca está de más reiterarlo por si algún despistado todavía no se ha dado cuenta. La principal lección de la elección del año 2006, al margen de quién la gane finalmente, es que la pobreza en el país alcanza niveles de escándalo pues involucra a alrededor de la mitad de la población.
Estos son insostenibles, en primer lugar, desde un punto de vista ético, pues resulta inmoral la contemplación cotidiana de la pobreza ante tan poca efectividad del Estado para diseñar y ejecutar políticas públicas que apunten a su reducción de un modo consistente y con eficiencia.
Esta se puede constatar en las provincias y especialmente en las zonas rurales, las cuales se han manifestado en esta elección de un modo inequívoco como un reclamo para revertir la situación actual. Pero, también, en las ciudades como la propia capital, donde la mayoría de esquinas se va llenando, día a día, de niños que hacen piruetas a cambio de unas monedas.
En segundo lugar, la reducción de la pobreza constituye un objetivo de naturaleza práctica y de sentido común elemental si se pretende que el país deje de ser una bomba de tiempo a punto de explotar ante la rabia contenida de mucha gente que enfrenta un futuro sombrío.
La mayoría de los candidatos, incluyendo los que pasaron a la segunda vuelta, parece haber comprendido esta realidad -y sus consecuencias- al menos en el nivel del discurso político. Sin embargo, no han exhibido, hasta el momento, propuestas que permitan augurar la esperanza de que la pobreza podrá ser combatida efectivamente.
Lo relevante es que ha colapsado el paradigma con el que se manejaron los gobiernos de los últimos quince años, sustentado en que el crecimiento económico bastaba para derrotar a la pobreza. Por supuesto que este es necesario, pues si no se ensancha la torta no habrá mucho por repartir, pero hoy es obvio que resulta insuficiente.
Al menos, ya existe la convicción generalizada de la necesidad del cambio para lograr un país más solidario. Ahora es tarea de los políticos encauzarla correctamente.