Peru Election 2006

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Mirko Lauer analiza a Alan García y Ollanta Humala

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García-Humala: buscando la diferencia
La República, 30 de abril del 2006. Por Mirko Lauer.

De modo que ahora cada miembro de la porción decisiva del electorado podrá elegir, o rechazar, a su propio fantasma.
El Perú va a una elección entre dos figuras lastradas por fuertes pasivos políticos, ambas además bajo el signo de lo impredecible. Ollanta Humala, UPP, arrastra el temor despertado por las diversas formas de violentismo entre miembros de su familia. Alan García, Apra, trae puestos los malos recuerdos de su presidencia 1985-1990 y las resistencias históricas a su partido. Los dos candidatos son motivo de zozobra para la derecha política y los intereses empresariales, pero no solo para ellos.
Ambos candidatos juntos obtuvieron 54% de los votos el pasado nueve de abril. Hoy las primeras encuestas los ubican a casi ocho puntos de distancia en la segunda vuelta, a favor de García. También se ha detectado casi 20% de votos viciados y en blanco para la próxima votación. Sugerencia de que una parte sustantiva del voto por alguno de los dos candidatos será con una dosis de desgano.
El proceso viene cubierto por una cierta bruma que es más de negatividad que de efectiva confrontación. Una parte de los votos decisivos para la victoria de García tendrán que venir de gente muy a la derecha que lo considera un mal menor en la desesperación por frenar a Humala. Que García no quiera hacer alianza con la derecha agrupada detrás de Lourdes Flores en Unidad Nacional hace aun más marcado el sinsabor.
En cambio los votos adicionales claves para el triunfo de Humala tendrán que venir de un público dispuesto a todo con tal de no ver otros cinco años de gobierno de García. Otro bolsón al que podrá acudir Humala son los recientes desengañados con “el sistema” en vista de la derrota de su propio candidato. Las encuestas han detectado hasta una corriente, menor pero interesante, de votos de Flores que pasarían a Humala.
De Humala se dice que podría emprender una combinación del bonapartismo plebiscitario y manipulador de su amigo Hugo Chávez, el reformismo social autoritario de su inspirador Juan Velasco Alvarado, y los golpes de mano contra la democracia que practicó Alberto Fujimori. De este último Humala se declara abiertamente enemigo, pero los críticos apuntan a los parecidos estructurales entre ambos proyectos.
Las advertencias contra García se centran sobre todo en un temido revival de su pasada gestión, y por lo tanto en la posibilidad de que siga albergando una agenda oculta de ideas demasiado originales, léase catastróficas, en el campo de la economía. Un temor complementario en boca de alguna gente es a una excesiva presencia del Partido Aprista en el aparato administrativo del Estado.
De modo que ahora cada miembro de la porción decisiva del electorado podrá elegir, o rechazar, a su propio fantasma. Algo que complica la decisión es que más allá de sus pasados y sus futuros, en términos positivos y en el “tiempo real” la campaña de aquí a fines de mayo o inicios de junio los candidatos tienen demasiados rasgos parecidos como para apasionarse demasiado.
Ambos postulan un horizonte de cambios sociales dentro de la economía de mercado (también lo hizo desde la derecha Lourdes Flores, que llegó tercera). Los dos parecen distantes del neoliberalismo y partidarios de un papel más activo del Estado. En otras palabras, no es nada descartable que se les vea juntando sus curules, casi 80 de 120 entre los dos, en esporádicos pools populistas.
Ante tanta proximidad, aparente o real, era inevitable que este tramo de la campaña despegara como un duelo de personalidades: el joven militar que exuda serenidad, el político maduro que transpira experiencia. Entre los dos un fuego graneado de mutuas descalificaciones que probablemente terminan sumando cero. El electorado peruano parece buscar lo sustantivo más bien en los detalles.
Hay una difundida convicción de que la cosa se decidirá por acumulación de pequeños errores de cada uno, sobre todo en el debate presidencial que se prepara. Los medios, casi todos a favor de Flores, tuvieron su oportunidad de hacer de electores, y fracasaron. Con la candidata mujer, soltera y derechista, fuera de carrera, ahora la cosa vuelve a ser entre hombres y, casi literalmente, cuerpo a cuerpo.

Written by Michael Ha

April 30th, 2006 at 5:26 pm

Posted in Political Parties

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