Peru Election 2006

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Mirko Lauer on the Second Round

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Mirko Lauer is clearly expecting APRA to win tomorrow.


De la segunda a la tercera vuelta
Por Mirko Lauer
La Republica, 3 de junio del 2006

Aunque ya no circulan encuestas, la mayoría de las apuestas está del lado de un triunfo del Apra en las elecciones de mañana. A pesar de que Alan García es percibido como el candidato más moderado de la segunda vuelta, es posible que con él la democracia peruana esté entrando a un periodo de inestabilidad.
Pues aun derrotado en las urnas, Ollanta Humala, de UPP, seguirá siendo un rival formidable para García. Con un tercio del Congreso, una efectiva implantación en las zonas más pobres del país y un discurso confrontacional que evoca los de Hugo Chávez o Evo Morales, el líder nacionalista le puede hacer la vida imposible al nuevo gobierno.
A pesar de que existen sustantivos puntos de coincidencia entre el Apra y UPP –por ejemplo en la presencia de un Estado promotor o en una toma de distancia respecto del neoliberalismo– la dinámica pugnaz de la campaña y el panorama del segundo semestre del 2006 tienden a alejarlos irremediablemente. Además están las fechas.
El nuevo gobierno jurará al fin de julio, y en noviembre el Perú tendrá elecciones regionales y municipales. Menos de cuatro meses en los cuales no tendrá mucho sentido llegar a acuerdos con el gobierno. Al contrario, será la oposición radical la que dé votos para recuperarse de las pérdidas del primer semestre del año.
García ha venido insistiendo en que es conciente de que llegará gracias a una mayoría de votos que solo son coyunturalmente suyos. Votos cuyo objetivo será frenar a Humala, y cuyos representantes al día siguiente de la elección se dedicarán a frenar también al propio García. Incluso en alianza con Humala, no lo descartemos.
Muchos expresan temor de que un resultado muy cercano desemboque en episodios de violencia. Pero aún es temprano para saber si Humala asumirá un papel desestabilizador. Conspira contra esta idea lo bien ubicado que quedará el candidato nacionalista en el periodo que se abre: quizás logre imponer más cosas por las buenas que por las malas.
De modo que García tendrá que salir a buscar alianzas desde el próximo lunes, y eso significa entregar algunas cuotas menores de poder. Si, como es de prever, Humala rechaza la oferta, se pondrá a prueba el sentido cívico de la derecha aglutinada en torno de Unidad Nacional, cuyos votos redondearían una mayoría aprista en el Congreso.
Las alianzas más fáciles de lograr serían en torno de formas de mantener la estabilidad política y el ritmo de crecimiento 2001-2006, un objetivo que la mayoría de la población comparte. Si Humala lograra entender este factor, y sostenerlo cinco años, tendría fuertes posibilidades de ser el próximo presidente del Perú.
En lo externo el nuevo gobierno heredará el río revuelto que es hoy la Comunidad Andina, lo cual obligará a una virtual reconstrucción del esquema de relaciones internacionales en que se apoyó parcialmente Alejandro Toledo. Por lo pronto Chávez le ha echado una maldición geopolítica adelantada a un gobierno de García.
De modo que las circunstancias probablemente empujen al nuevo gobierno a un mayor acercamiento práctico hacia Brasilia, Santiago y Washington. Que en cierto modo fue el diseño de la diplomacia de Toledo, pero que por consideraciones de política interna nunca se pudo traducir en hechos concretos y duraderos.
Si Humala gana
Por Hugo Neira
La Republica, 3 de junio del 2006

¿Las decisiones democráticas pueden llevar a votar por furia, venganza o impaciencia, por un caudillo antidemocrático? Sí, esta aberración será posible en cada voto por Ollanta Humala. ¿Se puede tomar en plena libertad la decisión de acabar con las libertades? Sí, al votar por Ollanta. Las democracias mueren de sus propios electores. Este domingo ¿pasaremos a ser otro anexo militarista del chavismo? ¿El Perú, una provincia subsumida en el reino caribeño del Supremo Protector Chávez ? Dios Santo, no fuimos súbditos de la poderosa Unión Soviética aunque a algunos ganas no les faltaban, ¿y vamos a serlo de ese reino petrolero de pacotilla de la actual Venezuela saudita?
¿El próximo 28 de julio, fiesta nacional de una nación peruana que paradójicamente habrá dejado de existir gracias a los votos favorables a Ollanta Humala? Las patrias, que se creen ustedes, desaparecen. Polonia dejó de existir desde 1795 a 1918, y ahí la tienen. Estas elecciones del 2006 no son como otras. Hay muchas cosas en juego, algunas sagradas. La nación por ejemplo. La libertad, el futuro inmediato. En nombre de la seguridad ciudadana, lo dice en su programa, capitanes Carlos por todas partes, es decir, comisarías chavistas que su hermano Antauro, después que Ollanta lo indulte, implementará con reservistas, en cada pueblo, barrio, calle y lote. Y pensar que hay millones de gente hoy libre en las pequeñas aldeas y villorios, en especial en el sur, que va a votar por ese proyecto contrario a las movilizaciones. Así, el voto por Humala es la vía rápida y fundada en desconcertados electores para, a través de las urnas, llegar al poder, y luego, tras una constituyente y las elecciones para municipales y regionales, transformarlo en poder total. Como nunca nos ha ocurrido.
El humalismo es el disimulo que aprovecha la ceguera de las masas y que no supo tomar el doctor Abimael Guzmán. Lo he dicho e insisto: la opción no es entre dos candidatos sino entre autocracia militarista y democracia. Y hay gente que todavía se resiste a esa verdad terrible, sumaria, eminente. Son los satisfechos de sí, los que no creen en fracturas y desastres hasta que estos ocurren. Así fue con Sendero, con Fujimori. Pero se viene algo muchísimo peor que el asedio de Sendero, que los apagones, un tipo de abuso estatal que nos dejará moralmente desarmados. La naturaleza del régimen humalista, tiemblo al presagiarla, se vislumbra como un régimen de excesos como no lo soñaron ni los militares ni los terroristas del pasado, y un engaño mayúsculo. El despotismo militarista contará esta vez con la legitimidad que dan los votos. Para qué Locumba (que resultó una farsa) ni Andahuaylas. Más artero, criollo, las ingenuas urnas. Nadie les pone un revólver en la sien, pero millones de peruanos y peruanas se preparan a votar por un aspirante a dictador. Pero si solo fuese eso. A votar contra sí mismos, y contra sus hijos, y los hijos de sus hijos.
¿“Amor por el Perú”? Amor al poder. Si Humala gana, el 28 de julio se acaba la República. No este diario, sino el orden de las libertades públicas entre las cuales una, preciosa, la alternancia. “Ollanta Humala insiste en cambiar la Constitución” (El Comercio, jueves 1). Buen titular pero insuficiente. ¿Qué quiere decir cambiar la Constitución? Quiere decir obtener la reelección. Lo digo bien claro, votar mañana a favor de Humala (“darle la ocasión puesto que el otro ya gobernó”, como dice cándidamente parte de la población) es elegirlo presidente del Perú para el 2006-2011 y también para el 2011-2016. Es instaurar aquí un presidente vitalicio a lo Hugo Chávez. Lo he dicho en la televisión. Un Humala vencedor el 4 de junio es otra cuenta de la historia. El poder corrompe, el poder permanente corrompe permanentemente. Y con más razón en el Perú. ¿La elección a perpetuidad que flota en la ideología arcaico-petrolera del chavismo, goza en el Perú de aceptación? No lo creo, la inmensa mayoría percibe el poder como algo básicamente nefasto, la tendencia general es a disminuir el tiempo de las autoridades. ¡Y el humalismo va a la inversa!
Pero, ¿no se le ha dicho al pueblo que votar por Ollanta Humala es darle poderes inacabables? Qué vergüenza el gran silencio de las figuras públicas. El mutis por el foro de Valentín Paniagua. ¡Dejarse visitar por Humala antes de la segunda vuelta! El astuto comandante, buscando un aval democrático. Y Lourdes, de costado. Y la pequeña izquierda lavándose las manos. Les obsesiona que Alan García llegue a la presidencia. Y se niegan a aceptar lo que Freud ha llamado “el principio de realidad”. Sí pues, no les gusta García, pero si a ese hombre lo derrota Ollanta, la vida democrática se disolverá en el aire. Perderemos la capacidad de discutir la autoridad legalmente, tendremos amo que nos habrá puesto bozal. ¿Exagero? Ollanta, de nuevo en El Comercio. “Les pido que permitan a este comandante comandar el país”. Este hombre no ha entendido. Un Presidente no es el jefe de cada peruano, ni de los individuos, ni de mis gustos, mis preferencias, eso acaso ocurra en una tribu amazónica. En suma, ¿puede la nación, el Perú, desaparecer tras la máscara del nacionalismo de Humala? Sí, puede. Ya ha ocurrido –Franco, Pinochet, Hitler– y siempre ha sido una desgracia y ha costado sangre y generaciones librarse de la servidumbre voluntaria. El riesgo de este domingo es ese, el abismo por la candidez de muchos. Y la revista de IDEELE preguntando: ¿a quien confiaríamos nuestros hijos, si los dejáramos en casa con alguien ? Esa no es una pregunta política, es una pregunta idiota. Guardar o cuidar hijos es un acto de la vida privada. Lo político es lo público. Qué coloniales seguimos siendo, ni los juristas distinguen una cosa de otra. Por lo demás, no elegimos una miss Perú, no es preciso que García ni Ollanta “me guste”, eso es una mariconada. Lo que importa es preguntarse quién le hará menos mal a la cosa pública y a los ciudadanos. La pregunta es simple: ¿quieren que alguien se ocupe del Estado o quieren alguien que los mande y reprima? Acaso quieren eso.

Written by Michael Ha

June 3rd, 2006 at 8:59 am

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