Peru Election 2006

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Alan García virtual Presidente del Perú

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Source: La República, 05 de mayo del 2006
COMPROMISO. GARCÍA ASEGURA QUE ATENDERÁ MENSAJE ENVIADO POR LA POBLACIÓN DEL SUR. Presidente electo promete gobierno de concertación
El Peruano, 5 de junio del 2006

Asegura que apristas no tomarán los puestos públicos como un botín
Destaca decisión de los peruanos de rechazar influencia de Chávez
En su primer pronunciamiento luego de conocerse los resultados de la segunda vuelta, Alan García se dirigió al pueblo peruano con un discurso en el que prometió encabezar un gobierno de concertación nacional y apertura hacia todos los sectores.
“Me propongo convocar a las instituciones y a las personalidades, a quienes tienen competencias y cualidades, como la honestidad, para que nuestra patria acelere su velocidad de crecimiento y, al mismo tiempo, genere empleo y redistribución regional”, afirmó.
Sin embargo, el presidente electo se comprometió a no olvidar el mensaje brindado por el sur del país, cuyos ciudadanos votaron mayoritariamente por Ollanta Humala.
A ellos les prometió atender sus reclamos y concentrar en esa zona un plan de desarrollo social que impulse su crecimiento.
En la visión de García, los resultados electorales le han dado dos mensajes claros: el primero, de quienes le dieron la victoria (Lima y la costa norte), que interpretó como un pedido para mantener el crecimiento económico y los vínculos con los mercados internacionales, y el segundo, el del sur del Perú.
Aseguró que en su gobierno se mantendrán las vínculos entre la economía mundial y la nacional.
Soberanía. Más allá del ámbito nacional, García felicitó al país por haber priorizado la soberanía nacional y por haber rechazado la influencia que pretendió ejercer el presidente de Venezuela, Hugo Chávez. Frente a sus seguidores, recalcó que no fallará y que esta vez su partido demostrará consistencia moral e ideológica.
“El llamado a las altas responsabilidades no convierte al Estado en un botín”, insistió al reconocer que ese fue un error que se cometió en el pasado. García aprovechó el momento para pedir a los “pseudoapristas” no actuar con apetito desordenado y no aprovechar su carné partidario para pedir puestos en el Estado. “El partido tiene ante sí una prueba de cinco años para demostrar que no se dejará llevar ni por las pasiones ni por los apetitos de poder sin control.”
“Aquí no hay derrotados”
Por Milagros Salazar y Enrique Patriau
La República, 05 de mayo del 2006

ALAN EN SU DISCURSO COMO VIRTUAL PRESIDENTE
• Un emocionado líder aprista se comprometió a enmendar errores del pasado, trabajar por el país y atender las demandas del Sur que prefirió a su adversario
• Dijo que el único derrotado en las urnas fue Chávez.
Con la misma devoción que rezó después de conocer los primeros resultados, antes de salir al estrado Alan García estuvo a solas dos minutos en el salón de la Casa del Pueblo donde el fundador del Apra, Víctor Raúl Haya de la Torre, acostumbraba sesionar. Dicen que la militancia política tiene mucho de religión. Y ahí estaba García para comprobarlo como el político más devoto.
Cumplido el ritual, a las ocho de la noche apareció en el escenario con las manos en alto para hablar a las masas como virtual presidente desde el bastión aprista de la avenida Alfonso Ugarte. De entrada, planteó su mensaje como un propósito de enmienda: “Moriremos en el empeño de no fallar, no defraudar a los peruanos”.
Luego de resaltar, emocionado, que la mayoría de peruanos le había dado una segunda oportunidad para gobernar, Alan García reconoció que “el pueblo ha votado por el Apra a pesar de los errores y las colas”.
“Nadie puede llegar a la responsabilidad del poder si no acepta abriendo su corazón ante Dios, y reconoce de qué errores es culpable y de qué defectos es pasible”, predicó el líder aprista en ese mismo tono de creyente y político consumado, que lo llevó a afirmar que para gobernar el Perú “se necesita de la providencia divina” y que el mayor error ha sido el “deseo de poder”.
Sin triunfalismos
El acto de contrición de García vino cargado de promesas al reconocer que con su gobierno también se juega el destino del Apra. Aseguró que los militantes de su partido ni los “seudos apristas” coparán el Estado ni lo tomarán como botín. “Nada de frivolidades, nada de viajes, asesorías, sueldos suculentos (…), porque el gobierno quiere un gobierno austero y popular”.
Al no saberse como triunfador absoluto debido al amplio respaldo recibido por Ollanta Humala en el interior del país, dijo que trabajará por el sur andino que se muestra todavía “huraño” y ha preferido a su contrincante nacionalista. Fue entonces que desde el estrado señaló: “Aquí proclamo que no hay derrotados. Tomo la bandera del Perú de quien la recibió y la levanto para trabajar por el Perú”.
Pero en medio del entusiasmo por su virtual triunfo que después la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) confirmó con su primer reporte al otorgarle 55.4% de los votos frente al 44.5% de Humala, no pudo evitar continuar la riña con el presidente de Venezuela Hugo Chávez.
Dijo que el único derrotado en estas elecciones es Chávez que buscó intervenir en los asuntos internos del Perú con “la fuerza de su negro dinero”, y añadió: “Aquí está la democracia que le ha dicho no, que representa la democracia de los peruanos”.
Primeras palabras
Media hora antes en su local de campaña de San Isidro, García ya había lanzado algunos dardos contra Chávez en sus primeras declaraciones a la prensa luego de conocerse los resultados de Transparencia, que lo daban como ganador: “El Perú ha sido contundente al rechazar el intento de penetración y dominación que estas elecciones entrañaban. Ha rechazado ese modelo militarista y retrógrado que ha pretendido implantar en Sudamérica”, resaltó.
Concertación y apertura
En esa reunión previa con la prensa, Alan García se comprometió a trabajar por el desarrollo de la zona sur del país y también en atender el reclamo de las regiones andinas que se ha puesto de manifiesto en esta contienda.
Dijo que el gobierno que propone es el de la “concertación, del diálogo y de la apertura” y que coincidía con Ollanta Humala cuando señalaba que había triunfado “la esperanza sobre el miedo”. García le agregó una cualidad más a su posible victoria en estos comicios sin dejar de golpear al adversario: “Ha triunfado la capacidad de crear sobre el desorden”.
En el mitin de la Casa del Pueblo también reiteró su compromiso concertador: “Nadie puede gobernar por sí solo o por sí mismo. Se necesita el concurso de todos los peruanos, y me propongo convocar a las instituciones y a las personalidades, a quienes tienen competencias y cualidades como la honestidad, para que nuestra patria acelere su velocidad de crecimiento, y al mismo tiempo genere empleo y redistribución regional”, afirmó.
Y en nombre de ese deseo, pidió que lo ayudaran a gobernar por un Perú más justo. “Extiendo mi mano a todos los peruanos sin exclusiones”, remató Alan García mientras sus seguidores lo miraban entusiasmados y gritaban su nombre hasta las lágrimas. Y esto no es ninguna exageración.
Varios militantes lloraron cuando García invitó a los militantes apristas a ir de esquina en esquina a agradecer a todos por la segunda oportunidad histórica que tenía el Apra de gobernar. “Háganlo, así no hayan votado por nosotros”, dijo en ese tono de profeta poseído que lo acompañó en todo su discurso.
Como palabras finales habló de una gratitud correspondida “hasta la muerte” y se llevó las manos al rostro para contener la emoción. No lloró, pero estuvo a punto de hacerlo. Y solo entonces el congresista aprista Maurico Mulder agarró el micrófono para cantar el himno del partido, la Marsellesa.
Al filo de la medianoche, la ONPE confirmó las tendencias al 83.9% al reportar que García seguía en ventaja con 54.6% frente al 45.3% de Humala.
“Soy el voto útil”
El día de la victoria de Alan García empezó con un desayuno familiar. Como en la primera vuelta, estuvo acompañado desde temprano por su esposa, Pilar Nores, y por sus hijos Carla, Josefina, Gabriela, Luciana y Raúl Simón.
Hacia las nueve de la mañana, la familia García Nores llegó a la oficina aprista, en San Isidro. El menú, bastante frugal, consistió en chocolate caliente y pan. Una vez sentado en su silla, García tomó el micrófono y saludó a los periodistas. Luego vino el rosario de preguntas.
De todas sus declaraciones matinales se debe rescatar, primero, su compromiso de empezar a trabajar, a partir de hoy mismo, en la construcción de puentes con diversos sectores políticos, económicos y sociales. “No hay tiempo para perder. No podemos esperar hasta el 28 de julio”, declaró.
Pero García también aprovechó la oportunidad para intentar desprenderse de la etiqueta del “mal menor” que pesó sobre él durante la campaña de segunda vuelta.
Al contrario, se definió como el “voto útil”, o la posibilidad que tienen los peruanos de detener a una opción peligrosa. “Eso mismo ha ocurrido en otras democracias del mundo” señaló.
EL APRA VUELVE. A García le esperaba un estrado donde la consigna principal era “Ganó el Perú”, para celebrar, 16 años después, el regreso de un gobierno aprista. En su discurso, García se dirigió especialmente a la población que no votó por él y dijo: “Extiendo mi mano a todos los peruanos sin exclusiones”.
Las declaraciones matinales de García hicieron presumir que este había violado la ley electoral cuando enumeró algunas de sus propuestas de gobierno, como la renovación parlamentaria por tercios y la implementación de programas sociales, como el denominado “Plan Sur”. O cuando se refirió –sin nombrarlo– a su rival Ollanta Humala Tasso: “El pueblo peruano se juega un gobierno que promueva mayores derechos para las mayorías o el retorno a un modelo de corte militarista”.
Ley electoral
Claro, cuando fue consultado al respecto, García negó haber cometido alguna infracción. Ni siquiera admitió que su hija mayor, Carla, podría haber incurrido en un acto indebido al pedir, públicamente ante los medios de comunicación presentes en el desayuno, un voto para su papá.
García, ante las consultas de los periodistas extranjeros, también se refirió al tipo de relaciones que su gobierno desarrollaría con países vecinos.
De Bolivia dijo que su presidente, Evo Morales, representa “un capítulo imprescindible de la política de ese país”. Sobre Venezuela, repitió que el Perú debe seguir su propio camino y rechazar la expansión de “un país con dinero”. Y con relación a Chile, reafirmó que su gestión presidencial buscará el crecimiento del Perú, a tal punto que “nuestros amigos del sur nos observen con envidia”.
Una vez terminado el protocolar desayuno, García se dirigió rumbo al colegio Escipión Llona, en Miraflores, para votar. Lo hizo en la mesa número 038842, aunque ingresó con cierta dificultad por la presencia de militantes apristas, periodistas y curiosos.
El trámite fue rápido. De hecho, no demoró ni cinco minutos en salir del centro educativo. Entonces, comenzó la hora de reflexionar y de rezar.
ANÁLISIS. Gobierno de ancha base es necesario
Enrique Bernales, Politólogo y doctor en derecho
Alan García debe hacer todos los esfuerzos para crear las condiciones que den lugar a un gobierno de ancha base. Como ya lo dijo, no solo tiene la obligación de llamar a los vencedores de esta contienda, sino reconocer que un vasto sector del país reclama por inclusión. Eso puede servir, además, para cambiar el recuerdo histórico que dejó su primer gobierno. Debe por ello dialogar, concertar, y acercarse en base a los puntos que tiene en común con la propuesta del señor Humala.
Pero Ollanta también tiene otra responsabilidad histórica. Para convertirse en representante efectivo de sus electores, debe organizar al sector que representa y convertirlo en una verdadera organización política. Ese es su trabajo, convertirse en la oposición democrática, en el contrapeso que garantice la gobernabilidad.
Un primer gesto, en ese sentido, sería saludar y reconocer el triunfo de Alan García. En este momento el señor Humala tiene la primera minoría en el Congreso, y técnicos muy importantes. Dependerá de las conversaciones que mantenga con García para saber si entran al gobierno, pero su presencia y peso político ya es innegable.
Lo mismo ocurre con las otras fuerzas representadas en el Congreso pero que no pasaron a la segunda vuelta. La fuerza de Acción Popular, que representa al centro, y Unidad Nacional, que está con la derecha democrática, tienen un peso indiscutible en la victoria que ha obtenido Alan García.
García celebró con mesura y admitió que está en prueba ante la historia
Por Renato Cisneros
El Comercio, 05 de junio del 2006

– El candidato del Apra festejó el triunfo en la Casa del Pueblo
– Prometió velar por la conciliación, y saludó la ‘derrota’ de Hugo Chávez
Bajo una noche eclipsada por el artificio multicolor de las bombardas y el devoto griterío popular, Alan García cantaba La Marsellesa aprista con un vigor y una fibra que no emanaba desde hace tiempo. Quizá desde 1990, cuando dejó del Perú sin imaginar que dieciséis años más tarde volvería a estar de pie allí, en el estrado mayor de la Casa del Pueblo, celebrando la obtención de su segundo triunfo presidencial.
Las más de treinta mil personas apiñadas a lo largo de la avenida Alfonso Ugarte lo escuchaban embobadas por la admiración, pero sobre todo reconfortadas por el controlado triunfalismo de sus arengas. Alan les advertía a sus seguidores que no era un día de júbilo, sino de reflexión y contrición, y que había que dejar de lado para siempre los vicios rastreros que en el pasado le granjearon al aprismo igual repudio que censura.
“Nadie puede llegar al poder si no acepta los errores de los que es culpable. Esta vez tenemos que demostrar amplitud y convivencia. Que no se vea apetito desordenado, que no aprovechen los seudoapristas para encaramarse en la administración pública. Nada de frivolidades, nada de viajes, nada de asesorías, nada de sueldos suculentos, nada que signifique ofender al pueblo”, exclamó García, ensayando un multitudinario y muy oportuno jalón de orejas.
Pero además de ese reproche, el virtual presidente centralizó su emocionado (y emocionante) discurso en la crítica contra el mandatario venezolano, Hugo Chávez, a quien identificó como el gran derrotado del domingo. Tanto en el encuentro con sus correligionarios como en la conferencia de prensa que brindó en su local partidario de San Isidro, el líder aprista señaló que el resultado de la elección escondía un mensaje a favor de la soberanía nacional y en contra del modelo militarista que Chávez difunde. “El Perú le ha dicho ‘no’ a todo lo que sea penetración o injerencia y dominio internacional”, sintetizó.
en la otra casa
Y si en la noche Alan se abrazó con la entraña más popular de su fidelísimo electorado, por la tarde –apenas se difundió el primer flash electoral– recibió también el respaldo de lo que podríamos llamar una entusiasta facción de la clase media y alta. Eran las 4:10 p.m. cuando una centena de personas llegaron hasta la calle Trinidad, en la zona residencial de Chacarilla, y se apostaron frente a la vivienda de García para homenajearlo con todo tipo de felices consignas.
Blandiendo servilletitas a falta de pañuelos blancos, y tamborileando latas de galletas en lugar de ollas, los espontáneos (niños, jóvenes y ancianos) entonaron el himno nacional y ante las cámaras de TV no se cansaron de repetir cantitos con frases del tipo “ya ganó la democracia”, “Chávez, escucha, Alan presidente” y algunas un poquito desactualizadas como “y va a caer, y va a caer, la dictadura va a caer”.
García permaneció en su casa hasta cerca de las 6:30. Había recibido los resultados allí al lado de su toda familia (los ‘compañeros’ Jorge, Mauricio y Meche andaban muy ocupados desperdigando pronósticos en los medios), y recién a esa hora dejó su residencia para dirigirse al local de San Isidro. Antes, había dejado verse unos segundos por la puerta del garage para saludar a sus entusiamados vecinos.
Tal vez el mensaje más valioso que García dejó filtrar ayer en medio de la algarabía de la victoria sea el rescate del electorado que votó por Ollanta Humala. Consciente de que hay departamentos del país que no lo han acompañado en la elección, García hizo un (ojalá sincero) llamado de reconciliación nacional.
Ahora que García empieza a vivir sus primeras horas de presidente electo, los peruanos podremos apreciar si en verdad el líder del Apra ha cambiado.
A lo largo de toda su campaña, Alan García ofreció una serie de propuestas que a partir del 28 de julio deberá convertir en hechos concretos. Aquí algunas de sus promesas electorales.
Política económica y generación de empleo.
Meta de déficit fiscal de alrededor del 1% del PBI.Priorizar el apoyo a las microempresas y pequeñas y medianas empresas con incentivos fiscales, tecnologías y mercados, asistencia técnica, recursos financieros, promoción de exportaciones.
Fortalecimiento de la descentralización.
Perfeccionar la distribución del canon y de las regalías mineras. Mejorar los criterios de redistribución territorial determinando dónde se generan los impuestos y no solamente dónde se recaudan. Fortalecer el Fondo de Compensación Regional y el Fondo de Compensación Municipal.
Mejora sustantiva de la educación peruana.
Incrementar anualmente el presupuesto del sector Educación en 0,25% de producto bruto interno. La meta es llegar al 6% conforme está fijado en el Acuerdo Nacional. Medidas de moralización, transparencia y acceso a la información de la gestión educativa en todos los niveles del gobierno.
Trabajo en favor de la salud.
Promover el seguro universal organizando un sistema nacional de salud que cubra a toda la población. Reducir la mortalidad materno-infantil y de la malnutrición. Promover la lactancia materna.
Sistema judicial
Continuar las recomendaciones de la Ceriajus. Elección de magistrados cada siete años y capacitación de las autoridades judiciales. Otorgar auxilio judicial inmediato a los más pobres y redistribuir defensores de oficio. Garantizar el acceso universal a la justicia .
Quiero proponer concertación, coincidencia, diálogo y apertura entre todos los peruanos
Ninguna persona puede por sí solo hacer lo que necesita el Perú
Acepta que no tiene un cheque en blanco
Perú 21, 05 de junio del 2006

– En su primer discurso, trató de alejar los fantasmas de las colas, la hiperinflación y el desabastecimiento.
El recuerdo de su desastroso gobierno en el quinquenio 1985-1990 -que concluyó con una aprobación a su gestión de poco más del 10%, y dejó como saldo una inflación acumulada de 2 millones por ciento- hacía improbable pensar que el líder del Partido Aprista, Alan García Pérez, retornaría alguna vez a la Casa de Pizarro.
Sin embargo, el discípulo de Haya de la Torre es hoy el virtual presidente electo del Perú, al haberse impuesto en segunda vuelta, con un 54.693% de los votos válidos, a su contendor de Unión Por el Perú (UPP), Ollanta Humala, quien registró un 45.307% de respaldo popular, de acuerdo con el cómputo realizado por la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE).
Eran las 11 y 30 de la noche cuando la jefa de ese organismo electoral, Magdalena Chú, salió ante la prensa, por segunda vez, para dar a conocer las últimas cifras al 83.958% de actas computadas. Ya antes, a las 9 y 15 de la noche, había dado los primeros resultados con los que, sin proponérselo, puso fin a la incredulidad del aspirante nacionalista, quien hasta ese momento se negaba a aceptar su derrota, anticipada en los conteos rápidos al 100% de la Asociación Civil Transparencia y de la encuestadora Apoyo.
APOYO CON RESERVAS. No ocurrió lo mismo en predios apristas. Animado por las proyecciones extraoficiales, y sin esperar el pronunciamiento de la ONPE, Alan García ofreció una conferencia de prensa, en sus oficinas de San Isidro, para reafirmar su compromiso de que un eventual gobierno suyo se caracterizaría por “la concertación, la coincidencia, el diálogo y la apertura”, y que, en consecuencia, convocaría a personalidades, instituciones y agrupaciones políticas “que participen en la construcción de un gobierno que acelere el crecimiento económico, la generación de empleo, la redistribución regional, y que recupere la justicia social”.
Hubo cautela en sus palabras. La vehemencia y hasta arrogancia que exhibió hace 21 años, cuando llegó por primera vez al poder, estuvieron ausentes en esta ocasión. Su intervención duró apenas diez minutos. No aceptó interrogantes de la prensa. Inmediatamente se trasladó hasta su local partidario de Alfonso Ugarte, donde una multitud, congregada desde varias horas antes, lo esperaba casi eufórica.
Allí, desde un estrado en el que estuvo acompañado por sus principales colaboradores, el líder aprista fue mucho más explícito y reconoció que el respaldo a su candidatura, si bien representa un voto de confianza, “no es un cheque en blanco”, y que, por el contrario, “exige del aprismo la más alta responsabilidad”.
SEGUNDA OPORTUNIDAD. No admitió abiertamente que su caudal electoral real solo lo representa el 20.40% que lo avaló en la primera ronda. Lo hizo implícitamente al señalar que ese más de 30% que se sumó a su postulación en el balotaje “espera una conducta alturada”, por lo que les exigió a sus partidarios que le demuestren a la población no solo “consistencia moral y psicológica”, sino también que, en esta segunda oportunidad que tienen de gobernar, el Apra “no verá el Estado como un botín”.
“No quiero una victoria efímera, que es una derrota. (.) Hoy no es un día triste, pero tampoco es de victoria y júbilo fácil; es un día de profunda contrición cristiana y política. Es una dolorosa y difícil etapa para el partido, que tiene ante sí una prueba de cinco años para demostrar que no se deja llevar por las pasiones ni por los apetitos; eso es lo que nos ha perdido en otras ocasiones y castigado otras veces”, exclamó en tono reflexivo, ondeando un pañuelo blanco en medio de los vítores de sus seguidores.
No obstante estas afirmaciones, García no fue capaz de reconocer la responsabilidad del Apra y la suya propia en el fracaso de su primer régimen y, una vez más, trasladó esta a los “oportunistas” que, dijo, “son los que más daño nos han hecho”.
PROMESAS. Ad portas de su reingreso a Palacio de Gobierno y en su primer contacto masivo como virtual jefe de Estado electo, García intentó reiteradamente mostrar un afán reivindicatorio, lo que dejó al descubierto su inmenso temor a un nuevo traspié gubernamental. La soberbia, empero, no le permitió hacerlo abiertamente. A cinco años de su retorno al país -luego de un autoexilio de nueve años, que le abrió las puertas para una prescripción de las acusaciones que pesaban en su contra por presunto enriquecimiento ilícito-, el dirigente aprista insistió en que en su gobierno no habrá copamiento del sector público en mérito a un carné partidario, tendió puentes a la oposición y a los independientes, buscó reivindicar al Apra como un partido de izquierda que oye las demandas populares, y trató de alejar de las mentes del electorado los fantasmas de las colas, la hiperinflación y el desabastecimiento de productos de la canasta familiar en los mercados.
No quiso concluir sin un gesto conciliador con su contendor Ollanta Humala, pero confrontacional con el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, a quien identificó como “el único derrotado” de la jornada.
DURO DE ROER. Otra fue la historia en tiendas upepistas. Ollanta Humala, el comandante retirado que insistentemente habló de fraude en el segundo tramo de la campaña electoral, esperó las cifras de la ONPE para aceptar su derrota.
“Conforme a nuestro compromiso democrático, en el que en todo momento nos hemos reafirmado, y por respeto a las reglas de juego, queremos decir públicamente que reconocemos los resultados de la ONPE, y saludamos a las fuerzas que han competido con nosotros, representadas en el señor Alan García”, expresó a las 10 y 10 de la noche.
Fue durante una brevísima rueda de prensa en la que también ratificó su compromiso de continuar con su proyecto político para llevar adelante la “gran transformación” del país, y anunció la apertura de su grupo nacionalista a otras fuerzas empresariales y de izquierda.
No dijo más. Quizá porque antes, hasta en dos ocasiones, se presentó ante los periodistas con un discurso ambiguo, que no permitía descifrar si asumía o no su derrota, y en el que, incluso, ironizó la intervención de su rival aprista. “He visto que uno de los candidatos ha dado su discurso como si fuera presidente sin los resultados de la ONPE. ¡Qué tal soberbia! Hasta para eso hay que tener dignidad”, refirió. Diez minutos después, Magdalena Chú lo confrontó con la realidad.
Así transcurrió la jornada: con una aparente calma, aliviada por un redoblado despliegue policial y por un electorado que, salvo protestas aisladas y controladas rápidamente en Arequipa, destacó por su comportamiento cívico y alturado, ese que estuvo ausente en la campaña en la que primaron los insultos en lugar de las propuestas.
La Historia le da otra oportunidad
Diario Correo, 05 de junio del 2006

Líder aprista triunfó en el norte, Lima, Pasco e Ica, mientras que Humala revalidó votos en el sur
Alan García Pérez, el líder del partido aprista que gobernó el Perú entre 1985 y 1990, y tuvo una de las gestiones más desastrosas que el país recuerde, fue ayer virtualmente electo presidente de la República en una elección que tuvo como precedente una encarnizada campaña electoral.
El país le dio de esta manera una segunda oportunidad al candidato que más antivoto tenía y que mayores repulsiones causaba en un amplio sector, pero que tuvo al frente un rival cuyas acciones y mensajes hicieron que fuera visto como la alternativa más peligrosa.
Anoche, el primer escrutinio oficial de la ONPE no sólo despejó cualquier duda sino que abrió la brecha a niveles insospechados. Al 77.33%, daba a García 55.45% contra 44.54% de su contendor, casi diez abismales puntos de diferencia. Todo estaba dicho.
Antes de eso, en el desarrollo de la jornada electoral, no hubo acciones que lamentar. Los temperamentos de los candidatos, sin embargo, fue lo que marcó la jornada. Alan se sintió ganador en horas de la noche, cuando ya varios resultados habían coincidido en ello, pese a lo cual habló siempre en condicional.
Ollanta Humala y su entorno, sin embargo, mostraron una intransigente resistencia a reconocer la derrota. Su actitud encendió las pasiones de sus militantes en Arequipa, que durante la tarde mostraron su hostilidad hacia la prensa, la Policía y otro grupo de simpatizantes apristas.
Los enfrentamientos grupales en plena Plaza de Armas se fueron volviendo más esporádicos hasta que la Policía, a base de bombas lacrimógenas, dispersó a los humalistas y los obligó a dejar la zona. Su proclama, no obstante, no dejó de preocupar: “¡Arequipa, revolución!
Lima, la decisiva
Los votos de Lima resultaron decisivos en la elección de García. Según Apoyo, en la capital Alan se impuso 63% contra 36%, una diferencia fundamental (¿los votos de aLourdes?) que le permitió compensar su derrota en casi toda la sierra (Ayacucho, Arequipa, Puno, Cusco, Apurímac, y Huancavelica, Huánuco), además de Tacna y gran parte de la selva (Madre de Dios, San Martín, Loreto y Amazonas).
El aprista basó su triunfo entonces en los votos capitalinos, El Callao, del norte del país (Piura, La Libertad, Lambayeque, Tumbes y Ancash) y en otros de la costa, como Ica; de la sierra (Cerro de Pasco) y sólo uno de la selva (Ucayali).
Ollanta quiso destacar, en todo momento, que se había impuesto en 15 departamentos y basó sus primeras alocuciones en la importancia decisiva de ese voto para negarse a la realidad y no reconocer su derrota.
Por la noche, Alan García señaló en un mitin en Alfonso Ugarte que el ”único derrotado“ en las elecciones es el mandatario venezolano Hugo Chávez, ya que el Perú ha rechazado su ”injerencia“ y pretensiones de incorporar a nuestro país a su ”expansión militarista retrógrada“.
Asimismo, indicó que ”morirá en el intento“ de no fallar a sus votantes y anunció que hará un gobierno de ”concertación y apertura“ propiciando una mejor distribución de la riqueza en el sur del país, la zona que le dio mayor respaldo a su rival Ollanta Humala.
Durante su discurso, pidió perdón por los errores del pasado, por el ”apetito desordenado y la vocación de poder“ que existió en su gobierno.
MAS DATOS
Alan dijo estar conmovido por la alta votación que obtuvo en Lima, región que siempre le fue adversa al APRA. ”Lima ha dado su voto por esta alternativa, eso representa un voto de esperanza, de confianza, que no es un cheque en blanco, que exige del aprismo la más alta madurez y responsabilidad“, remarcó.
Triunfo holgado
Segunda Vuelta 2006. Los resultados

A partir del 28 de julio, Palacio de Gobierno tendrá un nuevo inquilino: Alan García Pérez.
En medio de una intrincada y por momentos muy agresiva campaña electoral, el candidato aprista, Alan García Pérez, obtuvo una holgada victoria sobre su contendor, el nacionalista Ollanta Humala, a quien le sacó casi diez puntos de ventaja.
Al 83.95% de actas computadas por la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), García Pérez obtuvo el 54.69% de votos válidos frente al 45.30% de Humala Tasso.
El candidato aprista obtuvo una aplastante victoria en la capital, Lima, donde alcanzó el 62.16% de los votos, y en el Callao, donde obtuvo el 67.90 de los sufragios.
De la misma manera, García se alzó con el triunfo en los departamentos de Áncash, Ica, La Libertad, Moquegua, Pasco, Lambayeque, Piura, Tumbes y Ucayali, siempre según los resultados de la ONPE al 83.95%.
Por su lado, el nacionalista salió victorioso en los departamentos de Amazonas, Apurímac, Arequipa, Ayacucho, Cajamarca, Cusco, Huancavelica, Huánuco, Junín, Loreto, Madre de Dios, Puno, San Martín y Tacna, la mayoría ubicados en el sur del país.
En el extranjero, al 77.33%, García Pérez salió vencedor con el 64.95% de los votos de los connacionales, en tanto que Humala Tasso logró el respaldo electoral del 35.09%.
Según informó el gerente de Planificación Electoral de la ONPE, Carlos Loyola, la jornada electoral de la segunda vuelta fue “limpia”, “transparente” y “exitosa”, porque no se produjeron irregularidades, salvo algunos incidentes aislados.
La jefa de la ONPE, Magdalena Chú, anunció que a más tardar en una semana se conocerán los resultados oficiales al 100%.
TRANSPARENCIA
Del mismo modo, anoche, la Asociación Civil Transparencia confirmó el triunfo de García Pérez en la segunda vuelta electoral, al otorgarle, en el conteo rápido, el 52.4% de los votos frente al 47.6% que obtuvo Humala Tasso.
Pepi Patrón, presidenta de Transparencia, precisó que en el conteo rápido se han procesado los resultados de 954 mesas del país y del extranjero.
“La muestra y cada una de las submuestras que la componen (Lima, interior urbano, interior rural y exterior) ya se han estabilizado, por lo que no cabe esperar diferencia mayor al 0.5% en sus resultados”, indicó.
Los flashes
Éstos fueron los resultados a boca de urna que dieron las empresas encuestadoras a las 4 de la tarde, apenas finalizó el proceso de votación.
Datum:
Alan García: 54.9% Ollanta Humala: 45.1%
Apoyo:
Alan García: 52.8 % Ollanta Humala: 47.2%
POP:
Alan García: 55% Ollanta Humala: 45%
“Moriremos en el intento de no fallarle a los peruanos”
Alan García acepta que lo eligieron a pesar de sus errores pasados, pero promete cambiar.
La Primera, 05 de junio del 2006

En su primer discurso como vencedor de las elecciones, Alan García reconoció que recogerá las banderas del sur del país, donde el voto le fue adverso. Una enfervorizada multitud se dio cita en la Casa del Pueblo.
La alegría lo embargó al extremo de que le temblaron las manos y los ojos le brillaron de emoción. Alan García Pérez, el ex presidente que vuelve al poder después de 16 años, se comprometió a hacer todo lo posible para mejorar la situación del país e, incluso, aseguró que morirá en el intento de no fallarle a los peruanos.
Delante de miles de personas que coreaban su nombre en el frontis de la Casa del Pueblo, García aseguró que esta vez trabajará con responsabilidad y prudencia para evitar que no se repitan los errores de su primer gobierno.
En un discurso que tuvo mucho de autocrítica pero más de compromiso social, el virtual presidente aseguró que no habrá sueldos dorados y, por el contrario, se construirá un aparato estatal austero y popular.
“Yo digo que esta vez tenemos que dar una demostración de amplitud. Tenemos que dar una demostración de convivencia cívica con otras fuerzas, que no se vean apetitos, que no aprovechen los seudo apristas para encaramarse en la administración publica, que no usen el carné sagrado que tuvieron los mártires del partido para pedir puestos en la administración. Esta vez trabajaremos por el pueblo y moriremos en el intento de no fallarles a los peruanos”, sostuvo.
García aseguró que no se dejarán llevar por las pasiones ni por loa apetitos de poder, porque esas acciones condujeron, a su anterior gestión, a cometer graves errores que posteriormente fueron castigados por el pueblo.
“En esta noche religiosa e histórica faltaría a mi deber si no hago este acto de contrición. Debo reconocer que lo que nos ha hecho fallar es el apetito desordenado y la vocación por el poder que no sabe controlarse”, sostuvo.
El líder de la estrella aseguró que frente a esa pasada situación ahora se abre una etapa de cinco años en los que se controlará “celosamente” que no haya frivolidades, ni viajes, ni asesorías y, mucho menos, sueldos suculentos que signifiquen una ofensa para el electorado.
“A pesar de las colas”
García continuó durante todo su discurso haciendo el mea culpa que la mayoría de los electores le demandó durante la campaña electoral e, incluso, reconoció que los habían elegido a pesar de los errores y las colas.
“El pueblo ha votado por nosotros a pesar de errores y colas, el pueblo ha votado por nosotros y ha sido leal esta vez, pero necesitamos garantizarle la estabilidad de nuestra moneda, necesitamos espantar el espectro de la inflación que a muchos aterroriza para que no vuelva nunca jamás”, precisó.
Después de esto anunció un gobierno de apertura en el que se convocarán a todas las personalidades que puedan contribuir con el bienestar nacional y en el que se haga a un lado a los apristas que sólo quieren servirse del poder.
“Éste debe ser un gobierno que convoque a muchos peruanos; que convoque a técnicos, a movimientos políticos, profesionales y a personalidades que nos ayuden a gobernar. Que ellos nos ayuden a conducir los grandes objetivos porque nadie se debe creer dueño de la voluntad popular”, comentó.
Mensaje de reclamo
Consciente de que los resultados oficiales muestran que su candidatura perdió en catorce departamentos, García tuvo especiales palabras para los pobladores del sur del país, a quienes les reconoció su voto de protesta, y se comprometió a trabajar para que dicha situación se revierta.
“Ése es un mensaje de reclamo y de exigencia profunda que viene desde el sur que ha votado por la otra opción. Esta noche no hemos derrotado al pueblo de Puno, esta noche tiendo mi mano para ser el abanderado de la lucha de esos pueblos”, sostuvo.
El perdedor
Después de saludar la participación de Ollanta Humala en el presente proceso electoral, García sostuvo que el único perdedor de la jornada electoral de ayer fue el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quien acusó de intentar “llevarnos de las narices con su dinero negro”.
“Él quiso extender su dominación y su dictadura, él quiso traer a nuestro país y a otros de la región, al militarismo como fórmula repulsiva del ayer”, sostuvo.
Dijo que en respuesta a ello, los peruanos eligieron la democracia y no se atemorizaron a pesar de las constantes intromisiones que Chávez tuvo en la campaña electoral.
“Él creyó que a fuerza de millones e insolencia se podía abrir todas las fuerzas y todas las fronteras. Él creyó que con una cabalgata andina podía dominar a nuestro Perú, pero aquí otra vez, como en Ayacucho y Junín, hemos detenido toda intromisión y toda dominación”, finalizó.
García regresa a Palacio con los votos prestados
Perú 21, 05 de junio del 2006

– Su retorno se produce después de 16 años de haber dejado la Presidencia y pese a una pésima gestión anterior.
Desde el 28 de julio de 1990, fecha en que salió del poder, Alan García Pérez cargó sobre sus espaldas la cruz del legado que dejó su gobierno. Y hoy, con canas en sus patillas y con 16 años más de experiencia, logró librarse de ese estigma y volverá a traspasar las puertas de la Casa de Pizarro, al conseguir que el pueblo hiciera oídos sordos a su memoria y le diera su voto.
García ya había intentado, sin éxito, repetir el plato en las elecciones de 2001, después de casi 9 años de haber permanecido en el exilio. Aquella vez logró pasar a la segunda vuelta, al superar a Lourdes Flores por 1,47%, pero fue derrotado en la segunda ronda por el hoy presidente Alejandro Toledo.
En el último tramo de la campaña de este año, García reconoció que alrededor del 15% del electorado votaría por él “con la nariz tapada”. Probablemente fue así, y quizá por eso ha conseguido prestarse algunos votos para ceñirse nuevamente la banda presidencial.
GARCía Y EL APRA. Alan Gabriel Ludwig García Pérez nació el 23 de mayo de 1949, en el seno de una familia aprista de clase media. No pudo conocer a su padre hasta los cinco años, pues Carlos García Ronceros, entonces secretario de Organización del Apra, había sido encarcelado por su militancia política.
Estudió Derecho en la Universidad Católica y en San Marcos. Después, durante los largos y dificiles años del régimen militar de Velasco Alvarado, García se fue a Europa para completar sus estudios. Vivió en París con su primera esposa, Carla Buscaglia, con quien tuvo a su primogénita, pero tras su separación conoció a Pilar Nores, con quien tiene cuatro hijos.
Casi al término del gobierno militar, Víctor Raúl Haya de la Torre le pidió que se reincorporara a la actividad partidaria. A los 29 años integró la Asamblea Constituyente, y en 1981 le tomó la posta a Armando Villanueva en la secretaría general del partido.
Llega EL DESASTRE. Tenía apenas 35 años -hoy tiene 57- cuando su vida política dio un giro de 180 grados. Con su juventud y su verbo florido conquistó un importante espacio en el electorado peruano en las elecciones de 1985. No hubo segunda vuelta porque su contendor, Alfonso Barrantes Lingán, decidió renunciar para no disputar el balotage.
En los dos primeros años de su gobierno la inflación estuvo controlada y los salarios aumentaron gracias a algunas medidas populistas. En esa época hizo famosos sus ‘balconazos’ para darse baños de popularidad. No obstante, la sensación de mejoría duró poco. En 1987 anunció la estatización de la banca, que nunca concretó, y el desplome de la economía obligó al gobierno a aplicar varios “paquetazos”. Cuando se fue del gobierno la producción había decrecido 6%, la hiperinflación superó los 7,500% y el terrorismo había avanzado en forma descomunal.
Ya fuera de Palacio, a Alan García se le investigó por presunto enriquecimiento ilícito, pero nada de esto se aclaró, y en el año 2000 se acogió a la prescripción. En temas de derechos humanos fue investigado por los casos de Accomarca, Cayara y El Frontón. En los dos primeros no se le halló responsabilidad penal y, en el tercero, recientemente se ha iniciado una nueva investigación.
Después del golpe del 5 de abril de 1992 se asiló en Colombia y luego en París. Volvió al Perú el año 2001 y, a pesar de todo lo que ha registrado la historia, hoy nuevamente lo tenemos al frente del país.

Written by Michael Ha

June 5th, 2006 at 7:49 am

Posted in Political Parties

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