Peru Election 2006

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Repercusiones por la renuncia de Carlos Torres Caro

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En conferencia de prensa, Ollanta Humala calificó la salida de Carlos Torres Caro, Isaac Meckler, Rocío Gonzales y Gustavo Espinoza como un “acto de deslealtad” hacia el proyecto llamado Frente Nacionalista, mientras que el padre del ex candidato a la presidencia, Isaac Humala, calificó de “parásito, piojo, comodín y aventurero” al virtual congresista de la república y Aldo Estrada, ha advertido que no es ningún “incondicional” de Humala y que no le permitirá ningún intento de boicot al gobierno aprista. El futuro partido de gobierno manifestó que no se negará a conversar con Torres Caro.


Humala fustiga a Torres Caro y abre las puertas a los disidentes
La República, 14 de junio del 2006. Por Flor Huilca.

POR EL MOMENTO
• Se confirma salida de Carlos Torres Caro, Isaac Meckler, Rocío Gonzales y Gustavo Espinoza
• Humala califica hecho como “acto de deslealtad”, pero solo le cierra las puertas a Torres Caro.
Si para José Vega y Gonzalo García la renuncia de Carlos Torres Caro fue una traición, para Ollanta Humala lo que hizo su ex compañero es imperdonable. Eso quedó claro anoche cuando el líder nacionalista abrió las puertas del partido para que regresen tres de los cuatro parlamentarios disidentes, menos a uno: Carlos Torres Caro.
Su llamado, sin embargo, no tuvo eco. Los congresistas electos Gustavo Espinoza, Isaac Meckler y Rocío Gonzales se mantienen firmes junto a Torres Caro. Dicen, incluso, que en los próximos días se conocerán nuevas renuncias.
Ayer, ni bien Humala regresó de Bolivia, se comunicó con parlamentarios electos que, se decía, evaluaban su renuncia, a quienes disuadió explicándoles que el llamado Frente Nacionalista será un proyecto que no convocará a cúpulas, sino a las bases, y por la tarde se reunió con otro grupo de congresistas electos, entre quienes estaba Aldo Estrada Choque, presidente de UPP. Se sabe que, por ahora, se habrían superado las diferencias.
Le desea buena suerte
Luego Ollanta Humala convocó a una conferencia de prensa para denunciar “el fracaso de una maniobra desestabilizadora”. Señaló que solo tomaba en cuenta la renuncia de Torres Caro, los demás disidentes estaban en un “proceso de evaluación y reflexión”. “Lamento este hecho, pero nosotros no vamos a pactar con este tipo de deslealtades”, precisó Humala.
Plantea diálogo público con Alan
Ollanta Humala reiteró que acepta la invitación al diálogo planteada por el presidente electo Alan García, pero considera que esta no debe tener un carácter reservado, sino que debe ser pública.
Señaló que la agenda de la reunión puede ser temas comunes para ambas organizaciones como “la rebaja de los combustibles, los cambios en la Constitución, el rescate de los recursos naturales y la necesidad de aprobar una ley que sancione a los parlamentarios tránsfugas”.
“No queremos pactos bajo la mesa, queremos ser leales con nuestros electores y hacer una oposición constructiva para que el gobierno electo cumpla con sus ofrecimientos”, refirió.
Humala explicó, además, que estuvo en Bolivia “cumpliendo actividades políticas y académicas relacionadas con el TLC”. No se reunió con el presidente Evo Morales.
El dato
RECONVERSIÓN. Carlos Tores Caro saludó que Humala haya pasado ahora a una oposición constructiva. Pidió que deje de amenazar a los parlamentarios electos que quieren renunciar.
Humala llama desleal y tránsfuga a Torres Caro
Perú 21, 14 de junio del 2006

– Afirma que renuncia es “maniobra desestabilizadora” contra proyecto nacionalista.
– Anuncia que se reunirá con electo presidente García para tratar agenda común.
Fueron suficientes treinta minutos para que el ex candidato presidencial nacionalista Ollanta Humala se despachara contra Carlos Torres Caro y calificara su decisión de renunciar a la alianza Unión Por el Perú-Partido Nacionalista (UPP-PNP) como un “acto de deslealtad y de transfuguismo”.
“El señor (Torres Caro) está fuera del proyecto nacionalista-UPP. No vamos a pactar con desleales. Nosotros tenemos que ser leales, no podemos ser tránsfugas (.). Debe haber una ley que los sancione, no podemos aceptar más tránsfugas en el Perú”, manifestó.
En un intento por calmar las aguas en bases humalistas, Humala minimizó la renuncia de Torres Caro, asegurando que es el único disidente confirmado por el momento.
“Otros dos o tres parlamentarios aún están evaluando y reflexionando su decisión (.). El partido está más sólido y firme que nunca”, sentenció.
De acuerdo con información proporcionada a Perú.21, de los tres congresistas que inicialmente acompañaban a Torres Caro: Gustavo Espinoza, Isaac Mekler y Rocío González, estos dos últimos son quienes “evalúan” su actitud.
PREGUNTAS EN EL AIRE. Sin embargo, pese a la insistencia de la prensa, Humala no fue claro y categórico en absolver las denuncias que esgrimió Torres Caro como argumento para su renuncia, y solo se limitó a decir que no contestaría falsedades e inexactitudes.
En el aire quedaron acusaciones contra los dirigentes humalistas, como aquella de pretender “apoderarse” de los tres millones de dólares que entregará el JNE a UPP que, de acuerdo con la Ley de Partidos Políticos, les corresponde.
Tampoco aclaró si el verdadero motivo de la formación del denominado Frente Popular Nacionalista es para acoger a la izquierda radical y tradicional, que solo obtuvo el uno por ciento de votación y no tiene representatividad popular.
La reacción de Torres Caro a las declaraciones de Humala fue inmediata. En entrevistas con diferentes emisoras radiales y con canales de televisión, negó que su decisión tenga como propósito desestabilizar el nacionalismo, y emplazó a Ollanta Humala a que deje de “amedrentar” a los congresistas de UPP que quieren renunciar.
A diferencia de Torres Caro, el congresista electo por UPP Gustavo Espinoza aseguró que en ningún momento renunció a la bancada de UPP. “Nosotros seguimos en la bancada, lo que no estamos es de acuerdo con el Frente Popular”, aclaró. Igual actitud asumió Rocío González.
Más temprano, sumándose al coro de inconformes, el presidente de UPP, Aldo Estrada, le volvió a aclarar a Humala que no es un “incondicional” suyo.
REUNIÓN CON ALAN. En su primera aparición pública, luego de su viaje a Bolivia, donde -dijo- sólo asistió a tratar temas políticos y técnicos, como el TLC, Humala también anunció que aceptaba la invitación del electo mandatario Alan García para dialogar. Eso sí, sostuvo que la reunión tendrá que ser pública para que no se crea que “hay pactos bajo la mesa”.
En la cita, comentó que se presentará como “una fuerza de oposición constructiva” que planteará una agenda de trabajo común en temas que coinciden con el Apra, como la ley para combatir el transfuguismo, el cambio de la Constitución y la rebaja de los precios de los combustibles y del gas doméstico.
“Vamos a apoyar estas medidas; tenemos mayoría entre ambos partidos en el Congreso y no habrá excusas para alguna demora y para no dar solución a estos temas”, manifestó.
También dejó en claro que por ningún motivo saludará al electo presidente por su triunfo en el proceso electoral peruano. Por el contrario, anticipó que le trasladará su malestar por lo que consideró la “lamentable” actitud de algunos dirigentes del Apra, incluido García, por “saludar” la decisión de Torres Caro.
Por su parte, el líder aprista, tras arribar de Brasil, en tono conciliador, mostró su satisfacción por la disposición de Humala de aceptar su invitación para una reunión, y anunció que será Jorge del Castillo el encargado de coordinar la fecha y la agenda a tratar.
García también tuvo palabras de elogio a la renuncia de Carlos Torres Caro, pese a los cuestionamientos de Ollanta. “Me parece injusto que a todo aquel que disienta se le llame tránsfuga”, puntualizó.
Torres Caro y disidentes de UPP buscarán acuerdos en el Congreso
La República, 14 de junio del 2006. Por Ana Núñez.

EN POS DE INTEGRAR BANCADA
• Ex candidato a la vicepresidencia hará ronda de conversaciones
• Anuncio genera discrepancias en el Frente de Centro.
Tras su alejamiento de las filas del nacionalismo liderado por Ollanta Humala, el congresista electo Carlos Torres Caro anunció que conversará con los diferentes grupos políticos con representación en el Congreso para buscar consensos políticos en favor del país.
“Dialogaremos con las fuerzas de la oposición para formar grupos mas sólidos. Haremos este recorrido como un gesto democrático. Queremos saber cuáles son los puntos de encuentro y de desencuentro”, dijo.
Torres Caro señaló que también conversará con los parlamentarios de UPP que mantienen sus ideales nacionalistas para exhortarlos a rechazar las banderas de izquierda que tienen planes violentistas.
Sanción ejemplar
Según Torres Caro, pronto se reunirá con Víctor Andrés García Belaunde, del Frente de Centro, para dialogar. Al interior de ese grupo, sin embargo, existen discrepancias sobre la posibilidad de recibir a Torres Caro.
Mientras García Belaunde no descartó que su agrupación conforme una bancada mayor junto a los ex miembros de UPP, el reelecto congresista Yonhy Lescano rechazó esa posibilidad “porque los legisladores disidentes merecen una sanción ejemplar”.
Por otro lado, del número de congresistas que perdería UPP (hasta el cierre de esta edición eran apenas 4) dependerá si esa bancada sigue siendo la primera minoría y, también, a quiénes les correspondería presidir comisiones.
Fabiola Morales (UN), por ejemplo, indicó que su alianza espera mantener la presidencia de Gobiernos Locales, la de Seguridad Social, y la de Fiscalización.
En el Frente de Centro, Yonhy Lescano dijo que esperan mantener la de Defensa del Consumidor, además de la de Constitución o Justicia y la de Economía.
Precisión
EN EL APRA. La congresista reelecta del Partido Aprista Peruano Mercedes Cabanillas afirmó que no habría nada de raro en que su partido dialogue con Torres Caro pues el Parlamento existe, precisamente, “para parlar”.
Disidentes con los pelos de punta
La República, 14 de junio del 2006. Por Mirko Lauer

La explicación de los tres congresistas electos que acaban de abandonar el humalismo no se sostiene. Decir que el acercamiento a Patria Roja es un salto hacia el radicalismo es no conocer la trayectoria de esa agrupación. Mucho más radicalismo ha habido en el propio humalismo, incluso en su versión Ollanta, cualquier día de la semana.
A pesar de su flamígero membrete, Patria Roja es un partido inscrito en el JNE que va a las elecciones desde 1980. Además participa con doble mérito, pues aunque le ha ido pésimo la agrupación sigue buscando el voto popular. En términos democráticos, su trayectoria es más clara que la de, por ejemplo, el abogado Carlos Torres Caro.
Los disidentes sostienen que su partida es un favor a la democracia, pues con ello están evitando que un humalismo izquierdizado desestabilice al próximo gobierno. Magnifican su decisión. Si la desestabilización fuera el tema la partida de tres, o para el caso seis o nueve congresistas menos difícilmente va a impedir nada.
Da la sensación de que estos congresistas, desplazados del resplandor mediático por colegas más eficaces efectivamente llegados de la izquierda, esperaban una mejor ubicación en el organigrama humalista del parlamento y del partido. Como Aldo Estrada unos días antes, su lucha es por no perder una determinada ubicación en la cúpula.
El nuevo oficialismo ha saludado con entusiasmo esta escisión, lanzándole flores por “valiente y sincera”. Incluso hay quienes ven en ella el inicio de un desflecamiento total del humalismo parlamentario, con Humala en el papel de coordinador de un conjunto de pequeñas bancadas llevadas y traídas por intereses diferenciados.
Pero si bien esta disidencia encoge y complica a Humala en el Congreso, un efecto de la depuración podría ser radicalizarlo sobre el terreno. Además no está claro en qué esquina del mercado político pueden terminar estos anti-radicales libres. ¿Por último, qué mejor bisagra del humalismo con la derecha que estos personajes?
Un importante telón de fondo en esta desavenencia es la elección de noviembre. La iniciativa del Frente Nacionalista Democrático y Popular no parece un aviso para reclutar izquierdistas, sino más bien una red para captar movimientos regionales. En esta medida el Congreso es secundario frente a la figura del propio Humala como activo electoral.
La parte más negativa en este proceso de discrepancias internas es que objetivamente limita las posibilidades de una conversación con el gobierno electo. Mal puede presentarse Humala a dialogar con Alan García si su piso partidario no está mínimamente parejo. Lo cual lo empuja, incluso a pesar suyo, hacia la radicalidad que tanto temen estos disidentes.
“Torres Caro es un piojo y comodín”
Patriarca de los Humala no se calla nada y arremete contra el legislador disidente.
La Primera, 14 de junio del 2006

Isaac Humala no ahorró adjetivos para criticar la actitud de Torres Caro de apartarse de su hijo Ollanta.
Isaac Humala, el padre de Ollanta Humala, calificó de “parásito, piojo, comodín y aventurero” al virtual congresista de UPP Carlos Torres Caro, quien abandonó esta agrupación aduciendo que su líder se había radicalizado.
Ironizando, el patriarca de los Humala aseguró que está haciéndole un favor a Torres Caro llamándolo “parásito”, teniendo en cuenta que otros lo han tildado hasta de “piojo”.
Ninguneándolo, afirmó que el legislador disidente no es nada sin Ollanta, pero aun así debe sentirse satisfecho ya que logró lo que quería: un escaño en el Congreso. “Que le haga provecho”, acotó.
Explicó que la salida de Torres Caro y otros tres legisladores de las filas de UPP es el precio que se ha tenido que pagar por la derrota electoral.
Pero aclaró que –después de todo– esto permitirá que “el partido se depure solito”, pues cuando sople el viento se irá “la paja” y quedará sólo “el trigo”, los que en realidad son leales al programa nacionalista.
Caballo de Troya
Por su parte, Ulises Humala, el hermano mayor de Ollanta, acusó a Torres Caro de haber sido el “caballo de Troya” enviado por el APRA para corroer las bases de UPP.
Por eso, dijo, no le extrañaría que en los próximos días el legislador disidente ponga las cartas sobre la mesa y empiece a entrar en componendas abiertas con los apristas que lo infiltraron en el nacionalismo.
Vaticinó que quien le seguiría los pasos a Torres Caro sería Gonzalo García, el otro ex candidato a la vicepresidencia, que también tiene cercanía con el partido de la estrella.
Coincidió con su padre en que todas estas renuncias y las que se avecinan permitirán deshacerse de todos los “oportunistas” que sólo querían sacar su tajada.
Apuntó que si Torres Caro se ha ido tan rápido, de seguro es porque “no le tocó nada” cuando se eligió a los voceros del partido y tampoco pudo colocar a nadie cuando se repartió las candidaturas para las elecciones regionales y municipales de noviembre próximo; y que ante esta situación, el virtual legislador no tuvo el menor reparo en convertirse en “tránsfuga” y “desleal”.
Chiflados
Según Isaac Humala, el electo vicepresidente de la República Luis Giampietri es un simple “chifladito”, por asegurar que su hijo Ollanta estaría alistando una asonada golpista. “Un líder puede ponerse a la vanguardia de una ejecución social, pero no lo puede decretar, porque las revoluciones y levantamientos no se hacen por decreto”, le aclaró.
Humala asegura que sólo se fue Torres Caro
Nacionalista propone que reunión con Alan no sea en privado y pide sancionar el transfuguismo.
La Primera, 14 de junio del 2006

Un Ollanta Humala visiblemente preocupado trató de minimizar la crisis en su partido manifestando que el único disidente era Carlos Torres Caro.
El congresista electo Carlos Torres Caro es el único que ha renunciado a la bancada de Unión Por el Perú (UPP), manifestó su ex candidato presidencial, Ollanta Humala, y aseguró que con ello fracasó una maniobra que buscaba desestabilizar el sistema democrático y que trató de dividir a su bancada.
“Hemos visto cómo Torres Caro, en un acto de deslealtad al proyecto nacionalista y al pueblo que lo eligió, ha dicho una serie de mentiras; el pueblo será quien lo juzgue. Nosotros consideramos que está fuera del proyecto nacionalista y se ha confirmado sólo su salida.
El tema está zanjado y terminado, (Torres Caro) no pertenece al proyecto y le deseo la mejor de las suertes”, indicó, luego de reunirse con los miembros de su bancada en su local partidario.
El ex candidato agregó que pese a que se anunció su alejamiento, Rocío González Zúñiga (Arequipa), Isaac Meckler (Callao) y Gustavo Espinoza Soto (Lambayeque), aún no han dejado las filas nacionalistas porque están “en un proceso de evaluación y reflexión”.
Humala argumentó que la “maniobra” comenzó con las declaraciones del vicepresidente electo Luis Giampietri, y fue apoyada por el editorial de un diario local, pero pese a ello el proyecto nacionalista está sólido y consideró que se debe sancionar el transfuguismo. “No podemos aceptar más tránsfugas en el Perú, sino gente que se comprometa en un proyecto”, enfatizó.
Al igual que los legisladores electos, un grupo de militantes llegaron al local para respaldar a Humala con gritos como “tránsfugas, devuelvan los votos del pueblo”, “Torres Caro vendepatria” y “Ollanta dignidad”.
Reunión con Alan
Por otro lado, Humala se mostró de acuerdo con aceptar la invitación del presidente electo, Alan García, para sostener una reunión.
“Estamos de acuerdo con el diálogo, pero creemos que no debe tener el carácter de reservado y plantear una agenda de trabajo. Somos una fuerza de oposición para construir, que va a trabajar cumpliendo el mandato del pueblo. Creemos que hay muchos temas en común para hablar con el APRA”, expresó.
El líder nacionalista planteó a García conversar en público sobre el cambio de Constitución, el rescate de los recursos naturales y la baja del precio de los combustibles y el gas doméstico.
Finalmente, descartó que el Frente Nacionalista que ha convocando sea radical o violentista.
Congresista disidente quiso poner condiciones para su retorno a UPP
Aunque había declarado que su decisión era irrevocable, en la mañana de ayer el electo congresista de UPP Carlos Torres Caro afirmó que podría reconsiderar su alejamiento de las filas de Ollanta Humala si éste cumplía con determinadas condiciones.
Sin sospechar siquiera que Humala no haría el menor esfuerzo por traerlo de vuelta, Torres Caro condicionó su retorno a UPP a que el comandante se olvide del Frente Nacionalista Democrático y Popular, a que se permita el retorno de los dirigentes maltratados, y se sujete a la línea democrática, dejando de lado las protestas callejeras.
Acusó al ex candidato presidencial de “transfuguismo ideológico” por abandonar el proyecto nacionalista y le advirtió que la izquierda podría colgarse del Frente Nacionalista para beneficiarse de esos US$ 3 millones que recibiría UPP del Estado, por tener la mayor representación parlamentaria.
Aunque señaló que el programa de gobierno nacionalista coincidía un 90% con el aprista, descartó que se haya ido de UPP para pactar con el partido de la estrella y aseguró que apenas se reúna con ellos les dirá que él no entra en componendas.
Anunció que en los próximos días hará un “recorrido” por las fuerzas políticas de oposición, para saber con cuál tiene coincidencias programáticas en el próximo Congreso.
“Vamos a conversar con las fuerzas de la oposición para formar grupos más sólidos; haremos este recorrido como un gesto democrático con todas las fuerzas de oposición”, indicó.
En bolivia
Humala confirmó también la información publicada por LA PRIMERA respecto a su viaje a Bolivia, donde –según dijo– realizó actividades políticas relacionadas al TLC, pero que no se reunió con Evo Morales.
Renuncias en la olla se cocinan hace dos meses
La Primera, 14 de junio del 2006

Isaac Meckler y Del Castillo tuvieron reuniones previas a su salida de UPP.
Los argumentos de Carlos Torres Caro y otros tres congresistas electos por UPP para abandonar las filas del nacionalismo, por estar en contra de formar parte de un frente radical izquierdista, no serían más que un pretexto oportuno para ejecutar una separación que se habría planeado desde hace dos meses.
La Primera supo de fuentes confiables que Isaac Meckler, virtual congresista del Callao y uno de los miembros del grupo separatista, estuvo sosteniendo reuniones secretas con el secretario general del APRA, Jorge del Castillo.
Estas citas, se pactaron a espaldas del líder nacionalista Ollanta Humala, pero aparentemente con el consentimiento del ahora electo presidente Alan García.
Las oficinas donde se dieron las reuniones fueron prestadas por un amigo en común de Del Castillo y Meckler.
Para entonces el APRA estaba segura de pasar a una segunda vuelta y confiada de ganar la Presidencia, pero temía no poder ganar una mayoría parlamentaria, tal como ocurrió.
Desde entonces, por estrategia política, el partido de García anduvo buscando posibilidades de debilitar a la bancada nacionalista que saliera electa y por ello inició conversaciones con algunos candidatos que tuvieran probabilidades de ganar y fueran permeables a un diálogo.
Los primeros contactos fueron con Meckler. Este diario no pudo conocer con exactitud cuáles fueron los términos de lo conversado.
Vínculos rotos
El propio Torres Caro ha admitido que sus vínculos con Humala se habrían resquebrajado hace tres meses y que en todo ese tiempo le ha sido muy difícil tener un acercamiento con él para reiniciar sus relaciones.
Según fuentes de este diario, las cosas se pusieron aún peor cuando el líder nacionalista empezó a deslizar la idea de renunciar a la segunda vuelta aduciendo un fraude electoral y pidiera a sus congresistas electos que, en una señal de unidad y respaldo, no juraran en sus cargos.
Fue el entorno de este grupo separatista el que filtró a los medios de comunicación el plan alternativo de Humala, para así abortar cualquier posibilidad de que sea aplicado. Al candidato presidencial no le quedó otra que negarlo todo.
Pero la decisión de Torres Caro y su grupo de irse la tomaron luego que la bancada pactara que era mejor no presentar candidatos a la presidencia del Congreso, pues consideraban que ello significaría compartir una especie de cogobierno con el APRA y que lo ideal era ejercer una postura de oposición completa.
Y es que Torres Caro abrigaba la esperanza de ser el próximo titular del Parlamento por el hecho de ser el congresista electo con más votos de la bancada más numerosa.
Lo niega todo
Pese a que este diario le dijo que la información provenía de fuentes muy confiables, Isaac Meckler prefirió negar sus reuniones con Del Castillo.
“No trato con ellos. No he sostenido ninguna reunión amical ni oficial con Del Castillo ni con otro aprista”.
Aclaró también que su renuncia a UPP “no es irrevocable”, pues reconsideraría su posición si Ollanta Humala se aleja del radicalismo de izquierda y decide tomar en cuenta a los disidentes.
Al indicarle que el líder nacionalista no había prestado ninguna importancia a esta separación, respondió que “debería tomarlo como una señal de que algo está pasando.
No por gusto se van cinco o seis congresistas, porque no nos hemos ido sólo cuatro, hay más provincianos cuyo nombre se dará a conocer en los próximos días”.
“No soy un incondicional de Ollanta Humala”
La Primera, 14 de junio del 2006

Aldo Estrada, ahora distanciado de Torres Caro, tampoco se somete a Ollanta.
Los ánimos continúan caldeados al interior de la alianza entre Unión Por el Perú y el Partido Nacionalista Peruano. A sólo 24 horas de conocerse la renuncia de Carlos Torres Caro en ese frente, el presidente de UPP. Aldo Estrada, le advirtió ahora a Ollanta Humala que él no es ningún “incondicional” suyo y que no le permitirá, por lo tanto, ningún intento de boicot al gobierno aprista.
“¡No, señor! Yo no soy un incondicional, yo soy un político que me respeto y sé respetar también a quienes cumplen con su labor, no soy un incondicional, no tengo esa formación. Que no haya duda que nosotros tenemos la suficiente capacidad, la suficiente independencia y dignidad para poder rechazar semejante tontera –el boicot–”, sostuvo.
Alertó que si se incluye a ciertas facciones de la izquierda para ampliar la base del nacionalismo a través de un frente, se estaría creando un “explosivo” que haría “reventar” la coalición que han conformado.
Dijo que “si dos partidos, UPP y el Partido Nacionalista, nos estamos creando todos estos problemas, ¿se puede imaginar lo que puede ocurrir con otros 15 encima, y provenientes de la izquierda?”.
“Dentro de las izquierdas hay como 15 o 17 facciones; querer incorporar a todas ellas al Frente Nacionalista significaría meter un explosivo, allí, con toda seguridad en 15 a 20 días estaríamos volando todos”, afirmó.
Y es que consideró que dentro de ese sector “hay dirigentes responsables, organizaciones que pueden ser calificadas de buenas, pero el resto, que es la gran mayoría, andan metidos en cualquier situación menos en una actitud responsable a favor de solucionar los grandes problemas del país”.
Prevén ruptura de UPP-PNP
La Primera, 14 de junio del 2006

Para el analista político Luis Benavente, la alianza entre Unión Por el Perú y el Partido Nacionalista Peruano ha quedado “muy debilitada” y con pocas probabilidades de vida política en el futuro, tras la renuncia de Carlos Torres Caro.
Dijo que “aunque aún no está herida de muerte, no le veo mucho futuro en el Congreso y tampoco electoralmente, a menos que haya un giro”.
Afirmó que el alejamiento del ex candidato a la segunda vicepresidencia de UPP “demuestra la improvisación, fragilidad y la situación de crisis por la que pasan muchos partidos políticos”, y sugirió que estos se estructuren mejor y se proyecten a futuro.
Agregó, además, que “el éxodo de UPP fortalece al APRA y lo proyecta mejor en términos de gobernabilidad. Se ha generado un río revuelto que favorece al Partido Aprista”, enfatizó.
A su turno, Eduardo Toche adelantó que Ollanta Humala, al final, podría quedarse solo con los personajes de la izquierda, si persiste en su idea de convocarlos en su Frente Nacionalista Democrático Popular.
“Si continúan las renuncias de sus congresistas electos, Humala puede quedarse solo con los dirigentes de izquierda, que ya están desgastados y que pertenecen a una organización que no tiene ninguna representatividad”, acotó.
Mala onda
Perú 21, 14 de junio del 2006. Por Augusto Álvarez Rodrich. La Opinión del Director.

Le costará caro a los que hoy aplauden al tránsfuga.
Mal comienzo el del Apra al saludar con tanto entusiasmo el abandono prematuro de Carlos Torres Caro de la agrupación política con la que logró convertirse en parlamentario.
En dicho sentido se han manifestado Jorge del Castillo y Mercedes Cabanillas, entre otros líderes apristas, además del propio presidente electo Alan García, quien incluso ha sostenido que el caso de Torres Caro no corresponde al del tránsfuga.
De acuerdo con la Real Academia Española, la calificación de ‘tránsfuga’ se aplica a la persona que pasa de una ideología o colectividad a otra; a la persona que con un cargo público no abandona este al separarse del partido que lo presentó como candidato; o a un militar que cambia de bando en tiempo de conflicto.
Es obvio, por tanto, que el presidente García está equivocado en su defensa de Torres Caro, pues la reciente decisión de este sí corresponde a la definición del ‘tránsfuga’. Lo que ocurre es que, luego de la lamentable y corrupta experiencia fujimontesinista, dicho concepto está asociado, en el Perú, a la decisión de mudar de tienda política a cambio de un pago de dinero, lo que no es el caso de Torres Caro. Pero sí parece que es por conveniencia política.
No estamos de acuerdo con quienes sostienen que cualquier abandono de un partido político debe ser sancionado. Esto podría justificarse si, por ejemplo, el partido realiza un cambio radical en sus posiciones iniciales. Sin embargo, no parece ser el caso de Ollanta Humala, quien -equivocado o no- hasta el momento ha mantenido las posiciones que sostuvo durante la campaña, período en el que Torres Caro no realizó críticas, al menos en público.
Más grave aun es que los principales aplausos al tránsfuga vengan de un partido como el aprista, que ha hecho de su unidad y disciplina un valor en la política nacional.
Es evidente que el debilitamiento del humalismo en el Congreso le conviene al Apra. Pero más le convendría, teniendo en cuenta sus pésimos antecedentes en el gobierno, apostar por los principios antes que por la conveniencia, por la historia antes que por la quincena.
Crisis en UPP-PN: el falso fin de una agenda
Perú 21, 14 de junio del 2006. Por Santiago Pedraglio.

La precariedad de la política peruana no tiene límites. En menos de un mes, y antes de que asuman formalmente sus cargos, algunos congresistas electos por la alianza UPP-Partido Nacionalista han roto filas y se han lanzado a constituir partidos unipersonales. Esto demuestra cuán limitada era la lealtad con sus electores, si acaso existió en algún momento. Porque el problema principal no es que Carlos Torres Caro y los otros hayan ‘traicionado’ a Ollanta Humala, sino que carecen de cualquier interés por los ciudadanos que votaron -antes que por ellos- por la alianza política que representaron como candidatos, sea a la Vicepresidencia o al Congreso de la República. La razón que esgrimen -que se van a causa de la presunta alianza de Humala con la izquierda- es simplemente una excusa.
A la vista de una actitud como la comentada, ¿a razón de qué quejarse o sorprenderse cuando la población reacciona con enfado ante los políticos, no les cree y busca con desesperación, entre los ‘no tradicionales’, a alguien en quién confiar en tiempos de elecciones?
El efecto inmediato de la decisión de Carlos Torres Caro es debilitar al humalismo y fortalecer al aprismo. Ahora los votos que el Apra necesita para ser mayoría en el Parlamento están garantizados, tanto por el desplazamiento de un sector del “nacionalismo” como por la actitud mostrada por representantes de la derecha y del deshecho Frente de Centro. Así pues, el problema ya dejó de ser cómo el Apra consigue mayoría en el Congreso.
Sin embargo, se plantea un nuevo y grave inconveniente: la gente se alejará, una vez más, de los partidos o de los protopartidos (por más que la cercanía de las elecciones regionales y locales hará que esta situación se disimule) y el mecanismo democracia-representación del electorado se convertirá en algo cada vez más virtual, fantasioso e, incluso, tramposo.
Pero algo más preocupante todavía: se corre el riesgo de que los políticos y los sectores dirigentes en general se olviden de cómo y por qué votó la mayoría en las recientes elecciones generales, es decir, del llamado al cambio social. Tal parece que, pasado el susto de las elecciones -y sobre todo el peligro de que ganara Humala-, se asume que el agua regresa a su cauce normal, que por lo general más arrulla que mantiene en estado de alerta a los nuevos elegidos. Los peruanos, que por un solo día -el de las elecciones- tienen el mismo poder, el que les da el hecho de estar eligiendo a sus mandatarios, vuelven cada uno a asumir su verdadero valor político y social, absolutamente reducido en casi todos los casos.
Porque esta puede ser la lectura más peligrosa: debilitado el humalismo, sigamos la fiesta, las regiones pobres apostaron mal, se equivocaron y punto. Empero, si la reacción que se anuncia cuaja de esa manera, el Perú seguirá embalsando fracturas y renovando odios y violencias que, después, los cultos e inteligentes demócratas volverán a no entender, al tiempo que se preguntarán, otra vez, de dónde salen esos “violentos e inadaptados”.
La primera estafa
Laa República, 14 de junio del 2006. Por Javier Diez Canseco.

Una persistente crisis del sistema de representación política ha marcado la vida política del Perú desde fines de los años 60, cuando insurgió en escena el régimen de Juan Velasco Alvarado, interpelando la vigencia del sistema de partidos configurado en la primera mitad del siglo XX. Desde entonces, hasta el presente, el país ha pasado por reiteradas manifestaciones de la agonía de un sistema político que no logra incluir, expresar o representar a diversos sectores que así lo reclaman, demandando cambios de rumbo. Luego de Velasco y de la restauración de Acción Popular y del Apra en la década del 80, la crisis volvió a evidenciarse con el surgimiento de Ricardo Belmont en la alcaldía de Lima, luego con Fujimori y después con Toledo, los famosos “outsiders”. Hoy, el Apra ha ganado –por apenas 2.5% de ventaja en la segunda vuelta– las elecciones a otro “outsider” –que portaba un mensaje reivindicativo y de autoestima nacional–, valiéndose de una importante dosis de votos prestados y de un amplio frente conservador y de derechas tras de sí. Y la pugna por mantener o cambiar el desgastado sistema político actual se agudiza.
La lucha política ha ido subiendo de tono. A finales del proceso electoral, Alan García calificó de senderista a Humala. Más allá de otras referencias a que se trataba de un salto al vacío o de una expresión militarista, esta afirmación de García era un nuevo ingrediente. Luego de la segunda vuelta y el apretado triunfo aprista, el vicealmirante (r) Giampietri y Benedicto Jiménez, abiertamente vinculados al proyecto de Alan García, lanzaron la versión de que estaría en curso un plan para un “golpe de Estado” y que Humala debía ser sometido a vigilancia estrecha por los aparatos de inteligencia. Una respuesta a la negativa de Humala de ir a saludar a García que no solo resultaba algo exagerada, sino que no exhibía pruebas. Y luego, aparece en escena el inefable Torres Caro –recordemos su protagonismo televisivo durante el régimen fujimontesinista, cuando acusaba falsamente de asesinato al congresista del Frepap, Javier Noriega, hasta llevarlo, a presión, a las filas del fujimorismo– para “liderar” una corriente escicionista basada en la denuncia a una postura radical y violentista del mismo Humala y sus seguidores. Curiosamente, la denuncia de Torres Caro resulta ser una pieza que ensambla bien en el rompecabezas ya descrito, para desacreditar cualquier protesta social y disuadir cualquier manifestación opositora con la justificación de una necesaria represión para mantener la “gobernabilidad”.
Torres Caro, que apareció sonriente junto a Humala y García Núñez antes de inscribir sus listas parlamentarias en una conferencia de prensa en la que proponía la unión de las izquierdas a su bloque UPP-PNP, ahora se declara sorprendido por el planteamiento que reiteró Humala al final de la jornada electoral del pasado 4 de junio. ¿Ingenuidad o maniobra? Lo cierto es que la jugada de Torres Caro no nos sorprende. Ya habíamos expresado al propio Humala, más allá de otras diferencias, nuestra indisposición a agrupar fuerzas con elementos como Torres Caro, con cuestionadísimos antecedentes. La vida nos da la razón.
Pero lo curioso, y lamentable para el sistema de representación política tan maltrecho que sufrimos, es que la actitud de Torres Caro no solo ratifica la sensación de muchos electores de sentirse estafados por candidatos que rompen compromisos y los abandonan en cuanto pueden, sino que su actitud de transfuguismo es avalada por el Apra que, hace apenas un año (en junio 2005), firmó el dictamen de una reforma constitucional en el Congreso que proponía declarar vacante el cargo de congresista por abandono o renuncia al partido que lo llevó al Congreso. Sonrientes y alegres, los secretarios generales del Apra y connotados parlamentarios saludan hoy la actitud de Torres Caro, en lugar de condenarla, porque, a no dudarlo, prevén así tener más votos en el Congreso para sumar a su propia bancada, que no pasa hoy de 35 electos. Eso es lo que tenemos: la consagración del oportunismo y el pragmatismo político por encima de los principios o la consolidación de las institucionalidades partidarias que el país requiere.
Ciertamente los Torres Caro siempre existen y existirán en movimientos aluvionales sin coherencia programática y principista, donde medran quienes quieren sacar ventajas y acomodarse. Penoso pero realista campanazo sobre la necesidad de construir estructuras políticas íntegras y representativas, que rindan cuentas ante la gente de sus actos y cumplan sus compromisos con los electores. Y, ciertamente, una alerta grave sobre lo que podría significar el gobierno de Alan García respecto de métodos políticos y forma de manejar sus relaciones con las fuerzas críticas o de oposición. La primera estafa, la primera advertencia.

Written by Michael Ha

June 14th, 2006 at 1:00 pm

Posted in Political Parties

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