Apoyo: Expectativas sobre el futuro segundo gobierno del APRA
Source: El Comercio, 18 de junio del 2006
Source: El Comercio, 18 de junio del 2006
Source: El Comercio, 18 de junio del 2006
Source: El Comercio, 18 de junio del 2006
El 64% confía en que García no copará el Estado con apristas
El Comercio, 18 de junio del 2006
Presidente electo alcanza en menos de dos semanas un 69% de aprobación. El 85% pide a Alan García nombrar un independiente al frente del Gabinete
Alan García Pérez comenzaría su gestión con todo a favor. La última encuesta de El Comercio, elaborada por Apoyo Opinión y Mercado, revela que la figura del presidente electo tiene un 69% de aprobación en Lima. Para el analista Carlos Reyna, esto se debería a los anuncios recientemente hechos por García: el cierre del despacho de la primera dama, la clausura de sedes diplomáticas y la negación de financiamiento público directo a los partidos. “Son anuncios efectistas, que no representan ahorros significativos, pero que causan un incremento relativamente sencillo en su popularidad”.
Sin embargo, puede parecer contradictorio que este índice de aprobación se registre a pesar de que el 40% asegure que no confía en García Pérez.
El sondeo elaborado por Apoyo revela que la mayor preocupación de los electores no es el manejo responsable de la economía, sino un eventual copamiento del aprismo en el sector público. Por eso vemos que un 85% reclama a García un presidente del Consejo de Ministros independiente. “Él (García) puede perder su popularidad si no muestra responsabilidad en el manejo del Estado. Es decir, si se comienza a percibir que hay un copamiento por parte del Partido Aprista”, estima Reyna.
Aún así, un 64% cree que García convocará a los mejores técnicos para los principales cargos gubernamentales. En cambio, un 30% cree que el partido de la estrella copará los puestos públicos. El tiempo y Alan García lo dirán.
Enfoque
Alfredo Torres
Apoyo Opinión y Mercado
DE TOLEDO A GARCÍA
Luego de haber estado varios años con niveles de aprobación popular inferiores al 20%, el presidente Alejandro Toledo se acerca al final de su gestión con una recuperación significativa de su popularidad: 45% de los limeños aprueba hoy su desempeño, la proporción más alta desde agosto del 2001. La aprobación de Toledo varía entre 37% en el NSE E y 79% en el NSE A. Ello sugiere que el eventual retorno del presidente a la política activa en el futuro le resultaría más viable por el lado derecho del espectro político, especialmente luego del reciente fracaso de la candidatura de Unidad Nacional.
Alan García se acerca al inicio de su gestión con una creciente expectativa. El 55% de los limeños cree que su presidencia tendrá un efecto positivo en el desarrollo nacional y el 69% aprueba su desempeño como presidente electo. Uno de los factores que puede estar coadyuvando a este respaldo es su posición favorable al libre comercio. El 64% de los limeños apoya la firma del TLC con Estados Unidos y el 78% respaldaría un tratado similar con Brasil, anunciado por García con ocasión de su visita al presidente Lula.
Limeños confían en que Alan no copará Estado con apristas
El Comercio, 18 de junio del 2006
Alan García Pérez comenzaría su gestión con todo a favor. La última encuesta de El Comercio, elaborada por Apoyo Opinión y Mercado, revela que la figura del presidente electo tiene un 69% de aprobación en Lima, mientras que un 64% considera que convocará a los mejores técnicos para los principales cargos gubernamentales.
Para el analista Carlos Reyna, esto se debería a los anuncios recientemente hechos por García: el cierre del despacho de la primera dama, la clausura de sedes diplomáticas y la negación de financiamiento público directo a los partidos. “Son anuncios efectistas, que no representan ahorros significativos, pero que causan un incremento relativamente sencillo en su popularidad”.
Sin embargo, puede parecer contradictorio que este índice de aprobación se registre a pesar de que el 40% asegure que no confía en García Pérez.
El sondeo elaborado por Apoyo revela que la mayor preocupación de los electores no es el manejo responsable de la economía, sino un eventual copamiento del aprismo en el sector público. Por eso vemos que un 85% reclama a García un presidente del Consejo de Ministros independiente. “Él (García) puede perder su popularidad si no muestra responsabilidad en el manejo del Estado. Es decir, si se comienza a percibir que hay un copamiento por parte del Partido Aprista”, estima Reyna.
Aún así, un 64% cree que García convocará a los mejores técnicos para los principales cargos gubernamentales. En cambio, un 30% cree que el partido de la estrella copará los puestos públicos. El tiempo y Alan García lo dirán.
Apra: Segunda parte
El Comercio, 19 de junio del 2006. Por Francisco Miró Quesada Rada, Politólogo
Reza un dicho español: “Segundas partes nunca fueron buenas”. El pueblo peruano espera que esta frase no se cumpla y que el segundo gobierno de Alan García sea la excepción a la regla. Dos factores favorecieron el triunfo de García: su innegable liderazgo y su capacidad de convencer con un verbo fluido digno de un líder de los llamados tradicionales. Las palabras pudieron más que los hechos del pasado.
Aunque los resultados iniciales de su primer gobierno fueron buenos, por ejemplo, la inflación bajó al 3,5% y la economía creció, en 1986, un 10%; el mayor crecimiento en treinta años, los efectos posteriores de su política económica fueron negativos porque a finales de ese año las reservas eran mínimas y el Estado se quedó sin liquidez. En consecuencia, se empezó a cambiar intis por dólares, produciéndose un mercado de cambio paralelo, y no se pudo controlar la caída de la moneda. Tampoco dio resultado la nacionalización de la banca, que produjo una fuerte reacción contra el Gobierno. La inflación se disparó y la situación económica empeoró. A ello se sumaron casos de violación de los derechos humanos y de enriquecimiento ilícito, que no fueron aclarados.
Con todo ello, García ha logrado convencer a la ciudadanía que su segundo gobierno será mejor. En su haber está el hecho de que su primer mandato fue plenamente democrático, se gobernó democráticamente y se respetó el Estado de derecho, a pesar de que algunos de sus partidarios decían que el gobierno aprista duraría cincuenta años en el poder, e incluso se animaron a plantear una reforma constitucional para implantar la reelección inmediata, propuesta que fracasó.
El nuevo gobierno de García debe hacer todo lo contrario a lo que hizo anteriormente. Su reto fundamental es lograr un equilibrio entre el crecimiento económico y la inversión social. En este último caso, se debe invertir más en educación, salud, viviendas y vías de comunicación para integrar el país. Ampliar los espacios democráticos con la finalidad de generar ciudadanía, que es básica en términos de equidad, combatiendo la exclusión y la marginación social. Otorgar oportunidades a la inversión nacional y extranjera con reglas claras, y desarrollar una política internacional que se adecúe a las exigencias del proceso de globalización. Se tendrá que equilibrar el crecimiento económico ya existente con el desarrollo social.
El segundo factor que favoreció a García se debió al temor que produjo el discurso de Humala, un ‘outsider’ típico con visos de autoritarismo, pero tiene que asumirse que este discurso ha tenido una fuerte aprobación: 47,37% de los votos, lo que representa un amplio sector de la ciudadanía que está descontento con el sistema, por no sentirse identificado con este. Es aquí donde el gobierno de García tendrá que hilar fino, creando condiciones efectivas de gobernabilidad a través de la concertación y la aplicación consensuada del Acuerdo Nacional.
Un dato curioso, García es el tercer presidente democrático reelecto luego de un largo período en el exilio, sobre todo aquí en Francia. Antes lo fueron Belaunde y Prado. Si el gobierno de García lograra anteponer los intereses del Perú, dando prioridad a la concertación sobre los intereses partidarios y el clientelismo, habrá demostrado que la frase “Segundas partes nunca fueron buenas” es falsa.