El distanciamiento social en el 2020

El distanciamiento social en el 2020: el enemigo está en casa
Una reflexión después de dos meses en cuarentena

Por Samuel J. Aguayo M.
Estudiante de nuevo ingreso en la Maestría en Estudios Hispánicos en la Universidad de Columbia Británica (University of British Columbia)

La pandemia del coronavirus tomó al mundo por sorpresa. En un parpadeo, nos vimos obligados a abandonar nuestras rutinas y a permanecer en casa el mayor tiempo posible. Durante el distanciamiento, hemos librado la batalla desde dos frentes: por un lado, el personal de salud lucha contra el virus desde las trincheras, y diario se expone ante el avance de la enfermedad; por el otro, el resto de la sociedad se ha enfrentado a sobrellevar inquietudes como el aumento de estrés, la falta de recursos económicos, el desempleo y la violencia intrafamiliar, por mencionar algunas. En el peor de los casos, millones de personas han vivido la terrible experiencia de ver enfermar a sus seres queridos, o incluso fallecer. Es decir, la sociedad que ha permanecido en casa se ha enfrentado a un enemigo que no se puede combatir con cubre bocas ni caretas protectoras.

El adversario ha tomado diferentes formas, como conflictos internos entre las familias hasta la agudización de desórdenes como la ansiedad y los deseos de suicidio. Por ejemplo, China reportó que las solicitudes de divorcio se habían disparado al concluir la cuarentena. Wuhan, la región donde surgió el virus, anunció que las denuncias por violencia intrafamiliar se habían triplicado en febrero de 2020 con respecto al mismo mes del año pasado.

La situación es muy parecida en México. Desde el inicio del distanciamiento se han realizado 26 mil llamadas telefónicas en las que se denunciaban agresiones contra las mujeres. La cifra es la más alta desde que se estableció el conteo en 2016. Además, agrava el terrible problema de la violencia de género en un país donde se cometen ocho feminicidios al día.

Otra faceta del problema se manifiesta en el plano económico. Existe una gran cantidad de trabajadores que no cuentan con fondos de ahorro, o no pueden ejercer sus trabajos desde casa. Esto ha elevado las tasas de desempleo en todo el planeta. Tan solo en América Latina se estimó una pérdida de 11.5 millones de puestos de trabajo en este semestre. Del mismo modo, las autoridades italianas aumentaron la seguridad en ciertas regiones, tanto del sur como del norte de la península, pues temían saqueos y revueltas en contra de las restricciones. Las personas simplemente ya no tenían dinero para comprar comida. La tensión se elevó especialmente durante abril, cuando registraron su máximo de contagios.

Para resolver sus problemas económicos, muchas tiendas y restaurantes se unieron a aplicaciones como Uber Eats, que ofrecen hacer entregas de víveres a domicilio.

Ante estos escenarios, quizá el mayor reto al que nos hemos enfrentado es a mantener la lucidez y lograr fortalecernos mental y financieramente. La incertidumbre del futuro y la perpetua publicación de noticias negativas generan un efecto de miedo y ansiedad en muchas personas. La solución al problema comienza cuando aprendemos a controlar nuestros pensamientos y concentrarlos en diferentes narrativas, no sólo las que refieren al virus.

He advertido que las artes y la industria del entretenimiento doméstico, en general, han jugado un rol trascendente para combatir al enemigo en casa. La inteligencia emocional es, quizá, el músculo que más nos hemos obligado a ejercitar en esta época.

Ante la imposibilidad de salir de casa, el cine, los videojuegos, la música o la literatura, entre otros, han sido consumidos en una gran cantidad. Netflix reportó un aumento global de 16 millones de suscriptores en el primer trimestre del año, su crecimiento más amplio. Por su parte, la venta de libros en línea aumentó 110% en México desde mediados de marzo. Es posible notar, pues, que estamos viviendo un renacido interés por las artes y las humanidades. A fin de cuentas, los libros y las suscripciones a Netflix suelen ser de fácil acceso para distraerse del incesante bombardeo de noticias relacionadas con el Covid-19.

Otra forma en que la sociedad ha buscado mantener su salud física y mental es a través de la meditación o el ejercicio en casa. No es de extrañarse que la ropa y el equipo para entrenar tuvieran tentadores descuentos en el último Hot sale, que fue impulsado por diferentes compañías en Estados Unidos. ¿Cómo sería sobrellevar la cuarentena sin nuestras series, nuestros libros, nuestras películas, nuestros videojuegos o rompecabezas? Incluso, el distanciamiento ha sido aquella musa que sopla al oído de los escritores modernos. No podría sorprendernos que en Amazon aparezcan novelas con títulos del tipo “En cuarentena con un leñador” o “Cincuenta sombras en cuarentena”.

Este tiempo ha exigido volver a valorar nuestra cotidianidad. ¿Quién habría pensado que extrañaría actividades tan rutinarias como ir tomar un café o entrenar en el parque?

Ahora, el mundo contempla cómo las restricciones se levantan poco a poco. Tal es el caso de Alemania, que hace unas semanas reanudó su liga de fútbol profesional, y Nueva Zelanda ya reportó su último caso de coronavirus como neutralizado. Son historias por demás alentadoras.

En los próximos meses o años veremos cambios en todos los sectores de nuestra vida. Quizá éste sea un giro radical que modifique industrias completas. Por ejemplo, puede haber un aumento sin precedentes en la educación a distancia, o diversas empresas podrían ser absorbidas por el gigante Amazon, y el crecimiento del e-commerce se elevaría a un nivel exponencial.

Es difícil hacer un presagio acertado. Sin embargo, es cierto que nuestra lucidez y nuestra sana convivencia han sido puestos a prueba por la pandemia. Esta época puede ser una gran oportunidad para desarrollar el músculo de la inteligencia emocional y aprender a afrontar los retos que ya están a la vuelta de la esquina.

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