Cien años de soledad – segunda parte

Posted by: | March 7, 2010 | Comments Off on Cien años de soledad – segunda parte


En avansar en la lectura de Cien años de soledad me siento un poco mejor que al principio de la primera sección; probablemente sea por que el árbol genealógico de la familia Buendía se queda más claro en mi mente y los elementos de la trama han estado establecidos en la primera parte de nuestra lectura y ahora otros acontecimientos se desarollan encima de esta fundación ya establecida en la primera sección. En leer Cien años de soledad a veces me siento un poco abrumada en pensar cuales son los elementos sobresalientes por que hay tantos detalles maravillosos en el texto que me parece imposible de aislar solamente algunos de ellos; pero esto fenómeno debe ser parte de la atmósfera mágica y fascinante que Márquez crea, sin duda. Sin embargo, en esta sección los elementos que me parecen sobresalientes son la representación de la guerra y actividades políticas, la significancia de un nombre, y la representación de mujeres en el texto.

Guerras revolucionarías representan una parte clave de la historia de una multitud de países latinoamericanas, como Colombia, el país de origen de Márquez. Lo que me parece fascinante es que, en Cien años de soledad, la historia de una guerra bastante complicado y largo es relatada siempre en relación con la localidad de Macondo; aunque la guerra es larga y muchos de sus eventos claves se ocurren en otros lugares, la guerra siempre es descrita a través del filtro de Macondo. A pesar del progreso de la guerra por otras partes, la voz narrativa se queda enfocada en Macondo y cuenta las aventuras del coronel Aureliano Buendía en una manera que siempre les relaciona con la situación de Macondo en el momento particular. Aunque si hay varias eventos de la guerra que se ocurren en Macondo y la localidad en su misma es indudablemente afectada por la guerra, la mayoría de los eventos de la guerra como los treinta y dos levantamientos armados del coronel Aureliano Buendia, sus diecisiete hijos de diecisiete mujeres distintas, la carga de estricnina en su café y muchos otros se ocurren fuera de Macondo y Márquez opta a narrarlos desde el filtro de la comunidad. En mi opinión, esta elección a la parte de Márquez sirve a enfatizar la importancia de la localidad de Macondo como el enfoque del libro; un espacio clave que asuma una importancia casi como un otro personaje clave.

Los nombres también me parecen un aspecto muy clave del libro; esencialmente el texto es la historia de la familia Buendía, hay una gran repeticion de nombres en el libro; casi todos los ninos que se nacen toman los nombres de pila de sus padres – esta característica parece ser más que un acto de reconocimiento; en el texto hay una creencia que hay una cualidad transitoria de personalidad en dar un hijo el nombre de uno de sus parientes; Arcadio desea que su hijo se llamará José Arcadio, no como el tío del niño pero como su abuelo, y Úrsula refusa de dar la hija de Arcadio el nombre que ella misma tiene por que piensa que una persona sufra demasiado con ese nombre; escoge darla el nombre de Remedios en vez de Úrsula. Un momento muy memorable del libro en cual un nombre deviene especialmente importante es cuando Arcadio declara “A mucha honra […] no soy un Buendía” – en este momento se afirma que la negación de un nombre es algo más significativo que la elección inicial de un nombre; en su rechaza del nombre Buendía, Arcadio intenta rechazar todos los eventos y las características de la personalidad que son asociados con este nombre.

Otro aspecto que me parece muy signficante en esta sección es la representación de los mujeres como personajes que a pesar de ocupar una posición inferior en la sociedad logran ocupar una posición de poder en varias maneras, como a través de la seducción, manipulación de los sentimientos de los hombres, y en el caso de Úrsula poder económica también. En mi lectura hasta este punto, Úrsula me parece uno de los personajes más poderosos del texto; ella dirige la casa Buendía y produce una industria del mundo doméstico que resulta en ganancias económicas considerables por la familia, desafia las autoridades militares para poder ver su hijo, y “aunque ya era centenaria y estaba a punto de quedarse ciega por las cataratas, conservaba intactos el dinamismo físico, la integridad del carácter y el equilibrio mental”. A pesar de todas las cosas negativas que ocurren en su familia, Úrsula siempre sigue ser una fuerza de calmo y orden constante, sirviendo como la encarnación de la poder de la mujer en el mundo que Márquez crea.


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