Cien años de soledad – tercera parte

Posted by: | March 14, 2010 | Comments Off on Cien años de soledad – tercera parte


Me parece un poco increíble que ahora sólo tenemos una ultima seccion del libro de leer – al principio de la lectura me sentía un poco intimidada de leer este libro tan famoso en español, pero ahora no me parece tan difícil – ahora estoy muy curiosa de ver como el libro va terminar; todavía hay muchos acontecimientos en desarrollo. Sin embargo, en esta sección del libro los elementos que me han parecido más sobresalientes son los descripciónes de cambios en Macondo, la importancia de nombres y conexiones familiales, y finalmente, la relación entre la soledad y la invisibilidad – un gran tema del libro que me parece ser más desarollada en esta sección que en cualquier otra.

Los cambios más importantes en esta sección de la lectura son la construcción del ferrocarril y la consiguiente llegada de los extranjeros y el establecimiento de las plantaciónes de plátanos. Estos cambios son descritos a nivel físico en las descripciónes de los nuevos objetos y edificios en los calles en la sección de la comunidad en cual los extranjeros vivían, y al nivel personal también, como el episodio en cual el inventor de las plantaciones cena en la masa de la familia Buendia. La descripción de los cambios en Macondo me parece muy simbólica y se puede comparar con cualquier situación del colonialismo o de inmigración: los extranjeros no dan mucha información a los otros inhabitantes del pueblo sobre lo que ellos quieren hacer, y parecen ser motivados sólo por sus propios interéses. Aunque establecen sus propias residencias en una seccion de la comunidad separada de la de los otros, es rapidamente evidente que una separación total entre los dos grupos no sea posible, como es reflejado en la amistad de Meme con “tres jóvenes norteamericanas que rompieron el cerco del gallinero electrificado y establecieron amistad con muchachas de Macondo” (389). La justificación de los hijos de coronel Aureliano Buendía de su llegada en Macondo – ellos vinieron “por que todo el mundo viene” (342) – me recuerda a la mentalidad comuna que muchos tenían en emigrar de Europa a los Estados Unidos– a mi me fascina la enormidad de los posibilidades de comparación entre los situaciónes que Márquez presenta en este libro y muchas situaciónes históricas del mundo en que nosotros vivimos.

Un otro detalle sobre los hijos del coronel Aureliano Buendía que me ha parecido fascinante es la cruz de ceniza que el padre Antonio Isabel les puso; es como un símbolo permanenete de su origen. La respuesta de Úrsula al acción del padre que “así van mejor” por que “de ahora en adelante nadie podrá confundirlos” sirve a poner de relieve la importancia del nombre Buendía. Sin embargo, en esta sección de la lectura me pareció que algunas descripciónes del nombre Buendia son bastante subversivas, especialmente el comentario que Úrsula ha compredido que “Rebeca, la que nunca se alimentó de su leche […] la que no llevó en las venas sangre de sus venas sino la sangre desconocida de los desconocidos […], era la única que tuvo la valentia sin frenos que Úrsula habia deseado para su estirpe” (364). Esta declaración por la parte de Úrsula me pareció muy importante por que representa una contradicción muy fuerte a los opiniónes que hemos visto hasta este momento en nuestra lectura.

La conexión entre la soledad y la invisibilidad es otro elemento que me ha parecido crucial en este sección de la lectura. En mi opinión, la tema de la soledad ha sido explorada en esta sección más que en las dos partes anteriores, específicamente a través de los personajes de Rebeca, Remedios, Amaranta, Aureliano, José Arcadio Segundo, y Úrsula. Es interesante que, en algún nivel, cada uno de los personajes del libro es afectado por la soledad en una manera, y que en todos los casos, hay una conexión inextricable entre la soledad y la invisibilidad. En el caso de Rebeca, su desaparición de la narrativa del libro por una larga sección del texto corresponde a su desaparición de la mente de los otros personajes – “el tiempo, las guerras, los incontables desastres cotidianos habian hecho [a Úrsula] olvidarse de Rebeca” (330). De modo interesante, en el caso de Rebeca, la soledad no es descrita como algo totalmente negativo; Rebeca “había necesitado mucho años de sufrimiento y miseria para conquistar los privilegios de la soledad, y no estaba dispuesta a renunciar a ellos a cambio de una vejez perturba por los falsos encantos de la misercordia” (331). Entonces, en este caso, la soledad es descrita como un privilegio y no como un castigo. Pero el caso de Remedios es un poco diferente – ella es descrita como quedandose “vagando por el desierto de la soledad” (349) en un estado de belleza física pero sin la capacidad mental de tener la misma agencia sobre su situación que Rebeca tiene. La soledad en el caso de Amaranta parece similar a la del coronel Aureliano Buendía; el funde los pescaditos de oro solamente para fabricarlos de nuevo, y Amaranta “bordaba durante el día y desbordaba durante la noche, y no con la esperanza de demotar en esa fortuna a la soledad, si no todo el contrario, para sustenerla” (314). Esta descripción nos da otra visión de la soledad, como algo que debe ser protegido y algo que define el sentido de identidad de un personaje. En el caso de Aureliano, la conexión familial de su iha “lo iba apartando poco a poco de la disipación” (386), una descripción que destaca la poder de las relaciónes familiales. En el caso de José Arcadio Segundo, el ha quedado olvidado por los miembros de su familia y sólo en el cuarto de Melquíadez el se sentía “protegido […] por la sensación de ser invisible, encontró el repaso que no tuvo en un sólo instante de su vida anterior” (432), y a través de esta representación vemos de nuevo la soledad como algo que es preciado. Finalmente, en el caso de Úrsula, la soledad es el resultado de un deterioro físico; ella quede ciega pero no quiere solicitar la ayuda de nadie por que no desea “un reconocimiento público de su inutilidad” (366). En una situación similar a la de Rebeca, parece que los miembros de la casa se olvidan de la existencia de Úrsula, y sólo se recordaban de ella cuando se tropezaron con ella. La posición de poder que Úrsula ocupaba en su casa es bastante reducida a causa de que ella no puede ver, a pesar de sus técnicas de resistencia. A mi también me pareció muy importante la percepción de Úrsula del tiempo como un proceso circular; ella tenía “la impresión de que el tiempo estaba dando vueltas en rodondo” (332). Esta visión del tiempo me parece muy característica de la estructura del libro, ¡y representa parte de mi gran curiosidad de ver como el libro se termina!


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