Cien Años de Soledad – el final

Posted by: | March 21, 2010 | Comments Off on Cien Años de Soledad – el final

¡Wow! ¿Dónde empezar?

Hay muchísimo que comentar de la última parte y del libro como un todo y seguramente no tendré espacio para ello.

Ya comenté demasiado la anticipación de los eventos y su ocurrencia después en la narración… pero lo voy a comentar una última vez. Fernanda, que me pareció la anti-Buendía por excelencia, hace una predicción sin que lo notemos: “No es posible vivir en esta negligencia. A este paso terminaremos devorados por las bestias.” La personaje que representa todo de ajeno a la familia termina por ser tan parte de la misma que hereda sus características premonitorias, pues al final “El primero de la estirpe está amarrado al árbol y al último se lo están comiendo las hormigas.

A propósito, algo me viene a miente. Ya hace algunas semanas que veo caminar por el fondo de la clase una hormiga gigante (¿quizás mutante?). Ella siempre me encuentra y viene a meterme asco por detrás. Ahora entiendo por qué. En el mejor estilo de Márquez, la hormiga no es sino un presagio: ella anunciaba sin hacerlo claramente el final del libro… ¡o quizás el final de Chris!

Sé que siempre escribo la misma cosa, pero algo que me parece increíble es la complejidad de la obra. De esta vez, sin embargo, me enfoco en su relación con otros libros y otras personas. Ya sabemos que hay una densa telaraña dentro del libro, pero las notas al pie de la página me informan siempre que hay referencias a muchas otras obras, algunas de Márquez (como eventos descritos de diversas maneras en otros libros con los mismos personajes, o temas que recurren), de otros autores, como Fuentes (la mención de Artemio Cruz) y Cortázar (Rocamadour), y hasta de su propia vida, como la inclusión de sus amigos y de su mujer. ¡El hombre es un genio! Ni imagino cuanto tiempo él tuvo que pensar en todo hasta tener todas las ideas planeadas y organizadas: cada una de las historias del libro podrían ser su propio libro, pero García Márquez las reúne todas en una sola obra, y es esto que la hace una obra maestra.

Una última cosita a notar: el problema del realismo mágico continúa. Todavía no sé exactamente qué es y cómo interpretarla. Semana pasada, mi creencia de que todo se puede interpretar de manera racional fue refutada. Ahora recibo confirmación de que es todo una cuestión de cómo interpretar las cosas, pero de manera más allá de lo que yo imaginaba: “[los clientes] admitían como cierto un establecimiento que no existía sino en la imaginación, porque allí hasta las cosas tangibles eran irreales”. Los personajes mismos ven las cosas de manera fantástica, así que no es responsabilidad sólo del lector o del narrador interpretar las cosas como quiere, sino que el contenido de la narrativa afecta a la misma… no quiero pensar más en eso si no mi cerebro empezará a doler.


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