Fervor de Buenos Aires

En “Fervor de Buenos Aires”, Borges crea a un flâneur sin multitud, lo que al principio me pareció un poco contradictorio a causa de que Baudelaire describe el flâneur como “a man of the crowd, as opposed to the man in the crowd”- entonces parece que una condición previa del flâneur es la muchedumbre. Por eso, ¿puede existir este tipo de flâneur?

Baudelaire describe el flâneur como un nuevo tipo de hombre que vagabundea por la ciudad para vivir el modernismo en las calles. Además, Baudelaire sugiere que la vida moderna se vive en su vagar por la ciudad y en ser parte del espacio físico de la modernidad que la ciudad representa. Con respecto a la modernidad, Theodor Adorno la describe como una ruptura con la tradición y por lo tanto un proceso de globalización. La modernidad causa un estilo de vida que se enfrenta constantemente con valores, significaciones y formas de vida extranjeras. Según Adorno, la experiencia de la vida moderna (basada sobre la alienación) se vive como una persona entre la multitud. El ritmo de vida se acelera- uno se mueve por la ciudad, pero es una experiencia solitaria en la que la modernidad se vive de forma individual. Eso se debe al hecho de que “tradition has a kind of social-aesthetic dimension to the extent that it binds person to person; it acts as a force of reconciliation” (Adorno), y la modernidad, por el otro lado, rompe con la tradición y deja el individual incompatible con la sociedad burguesa (es decir la tradición)- por lo tanto el individuo se aliena de la experiencia común.
Hay muchos ejemplos del flâneur de la noche, o sea, el flâneur afuera de la multitud: “En busca de la tarde fui apurando en vano las calles” (La Plaza San Martín), “Las calles de Buenos Aires ya son mi entraña. No las ávidas calles incómodas de turba y ajetreo, sino las calles desganadas del barrio” (Las Calles), etc. Entonces, Borges nos presenta con la idea de que el flâneur y la soledad no están dos conceptos irreconciliables sino me parece que Borges está representando un aspecto de la vida moderna- el sentimiento de alienación, y entonces lo solitario de cada día. Durante la noche, el sentimiento de soledad puede ser intensificado- por eso creo que Borges usa la idea de la muerte (la alienación definitivo) para demostrar la calidad solitaria de vagabundear por la noche en la ciudad.
Hay mucho más que decir y en verdad no sé si he respondido a mi propia cuestión, pero por lo menos he intentado de explorar un poquito estas ideas...

Fervor de Buenos Aires

En “Fervor de Buenos Aires”, Borges crea a un flâneur sin multitud, lo que al principio me pareció un poco contradictorio a causa de que Baudelaire describe el flâneur como “a man of the crowd, as opposed to the man in the crowd”- entonces parece que una condición previa del flâneur es la muchedumbre. Por eso, ¿puede existir este tipo de flâneur?

Baudelaire describe el flâneur como un nuevo tipo de hombre que vagabundea por la ciudad para vivir el modernismo en las calles. Además, Baudelaire sugiere que la vida moderna se vive en su vagar por la ciudad y en ser parte del espacio físico de la modernidad que la ciudad representa. Con respecto a la modernidad, Theodor Adorno la describe como una ruptura con la tradición y por lo tanto un proceso de globalización. La modernidad causa un estilo de vida que se enfrenta constantemente con valores, significaciones y formas de vida extranjeras. Según Adorno, la experiencia de la vida moderna (basada sobre la alienación) se vive como una persona entre la multitud. El ritmo de vida se acelera- uno se mueve por la ciudad, pero es una experiencia solitaria en la que la modernidad se vive de forma individual. Eso se debe al hecho de que “tradition has a kind of social-aesthetic dimension to the extent that it binds person to person; it acts as a force of reconciliation” (Adorno), y la modernidad, por el otro lado, rompe con la tradición y deja el individual incompatible con la sociedad burguesa (es decir la tradición)- por lo tanto el individuo se aliena de la experiencia común.
Hay muchos ejemplos del flâneur de la noche, o sea, el flâneur afuera de la multitud: “En busca de la tarde fui apurando en vano las calles” (La Plaza San Martín), “Las calles de Buenos Aires ya son mi entraña. No las ávidas calles incómodas de turba y ajetreo, sino las calles desganadas del barrio” (Las Calles), etc. Entonces, Borges nos presenta con la idea de que el flâneur y la soledad no están dos conceptos irreconciliables sino me parece que Borges está representando un aspecto de la vida moderna- el sentimiento de alienación, y entonces lo solitario de cada día. Durante la noche, el sentimiento de soledad puede ser intensificado- por eso creo que Borges usa la idea de la muerte (la alienación definitivo) para demostrar la calidad solitaria de vagabundear por la noche en la ciudad.
Hay mucho más que decir y en verdad no sé si he respondido a mi propia cuestión, pero por lo menos he intentado de explorar un poquito estas ideas...

Fervor de Buenos Aires


En el prólogo de Fervor de Buenos Aires Borges dice: "aquel muchacho que en 1923 lo escribió ya era esencialmente --¿qué significa esencialmente? -- el señor que ahora se resigna o corrige." Según Borges, el Borges de 1923 es-- esencialmente-- el mismo que él de 1969. Los dos descreen “del fracaso y del éxito, de las escuelas literarias y de sus dogmas; los dos somos devotos de Schopenhauer, de Stevenson y de Whitman.”

Problematicamente, al cuestionar el significado de la palabra "esencialmente" Borges nos obliga a preguntar: ¿es el mismo Borges o no lo es? Borges cree o no cree que es el mismo? Son y no son el mismo:

"En aquel tiempo, buscaba los atardeceres, los arrabales y la desdicha; ahora, las mañanas, el centro y la serenidad."

Se puede distinguir entre el muchacho (el Borges de 1923) y el señor (el Borges de 1969), entre el que escribió y el que corrigió. Podemos agregar a nuestra lista de “Borgeses” y preguntar: ¿cuántos Borges hay?

En 1972 en Borges y yo, hay Borges, la figura pública, y el otro, él que camina por las calles de Buenos Aires, al que le gustan los relojes de arena y la prosa de Stevenson y que a través del tiempo, “va cediendole todo” a Borges. En el prólogo de Fervor, se nos presenta otra dicotomía, el de Borges en su juventud y el de Borges el señor, él que reflexiona sobre y corrige los trabajos del Borges juvenil. Y, frustrantemente, ¿cómo vamos a conocer al joven Borges si Borges el señor ha mitigado, limado, y tachado su trabajo?


En todos casos, la linea entre un Borges y el otro es nebulosa. No se sabe, ni Borges lo parece saber exactamente, quien es quien. Son y no son a la vez el mismo.

¿Al seguir leyendo su obra, a cuántos más Borges vamos a descubrir?

Lo que parece ser obvio, porque Borges mismo lo dice, es que en Fervor, Borges el muchacho, empieza a explorar los temas que le siguen fascinando a Borges el señor:

"Para mí, Fervor de Buenos Aires prefigura todo lo que haría después."

Tendremos que ver, al seguir leyendo su obra, como Borges realiza estas palabras.

Un constante en Fervor es el imagen del atardecer. Borges se refiere al ocaso, el poniente, el oro último, la tierra rojiza, la tarde, los trémulos colores, el declive. Más alla, figura también la yuctaposión del la luz y de la oscuridad. Borges habla de la luz, la lámpara, la luna, la sombra, la penumbra y la noche.

¿A qué se debe este semejante intenso interés con el poner del sol? ¿Es el romanticismo, la melancolía, el fatalismo de la juventud? ¿O es algo que sobrepasa el la juventud y el tiempo? ¿Es una expresión de Buenos Aires, de la psique porteña, de la melancolía, del romanticismo y el fatalismo del tango?

En agosto, mientras leía Fervor de Buenos Aires, fui a la exposición de arte surrealista en el Vancouver Art Gallery. Me pareció curioso y me llamó la atención que muchas de las obras mostraban contraste entre luz y sombra u oscuridad. Y me pregunté: ¿está relacionado el movimiento surrealista con la poesía y los imagenes de luz y sombra de Borges en Fervor? Quizás me estoy llendo por las ramas...

Las fechas del movimiento y la publicación de Fervor coinciden. ¿Y cómo están relacionados los movimientos del ultraismo, el dadaísmo y el surrealismo? Y más alla todavía, hay una conección entre los movimientos ya mencionados y el realismo mágico? Perdonenme si ya se escribió mucho sobre esto y si la respuesta es obvia. Yo lo exploro por primera vez y me parecen preguntas interesantes que me gustarían explorar.







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"Amanecer" de Borges

Si soy honesta, Borges nunca ha sido uno de mis autores predilectos, al contrario, casi nunca me sentía conectada a sus trabajos literarios. Sin embargo, en “Fervor de Buenos Aires”, sus poemas me conmovieron y sentí la magia de las palabras de Borges en ciertos momentos. Primeramente, unos de los versos en el poema “Amanecer” me parecieron muy interesantes: “Y ya que las ideas/ no son eternas como el mármol/ sino inmortales como un bosque o un río…”. Borges realmente captura la esencia de la vida y cómo las ideas de la humanidad son lo único que permanece en este mundo aun después de la muerte. Sin embargo, también dice que no son eternas, sino inmortales…entonces, ¿Cuál es la diferencia entre lo eterno y lo inmortal? Porque los dos conceptos son cosas que permanecen en la vida. Quizás, lo inmortal sea su conexión a lo mítico y gauchesco de su argentina…no estoy muy segura aquí. Bien, en los siguientes versos, se ve como ejemplifica que la obra de Dios es la humanidad y es por esto que él es el único que puede terminar con la vida. Por esta razón, el amanecer ES “¡Hora en que el sueño pertinaz de la vida/ corre peligro de quebranto/ hora en que le sería fácil a Dios/ matar del todo Su obra!/ Pero de nuevo el mundo se ha salvado/…y la noche gastada/ se ha quedado en los ojos de los ciegos.” Por lo tanto, a través de este poema, Borges crea un ambiente donde la vida se salva cada mañana con el primer rayo de luz. Aquí, creo que Borges trata de ejemplificar su visión de la persona andante que está en una búsqueda total de la vida, o sea, que cree que hay algo más que el simple hecho de vivir y no está satisfecha con su posición en el mundo(?). En fin, el hecho de que la noche se quede en “los ojos de los ciegos” puede ejemplificar que esta persona andante vive en la oscuridad y solo con el amanacer logra revivir la pasion de la vida. (este verso es una ironía bastante cercana al futuro Borges que quedó ciego...)            

"Amanecer" de Borges

Si soy honesta, Borges nunca ha sido uno de mis autores predilectos, al contrario, casi nunca me sentía conectada a sus trabajos literarios. Sin embargo, en “Fervor de Buenos Aires”, sus poemas me conmovieron y sentí la magia de las palabras de Borges en ciertos momentos. Primeramente, unos de los versos en el poema “Amanecer” me parecieron muy interesantes: “Y ya que las ideas/ no son eternas como el mármol/ sino inmortales como un bosque o un río…”. Borges realmente captura la esencia de la vida y cómo las ideas de la humanidad son lo único que permanece en este mundo aun después de la muerte. Sin embargo, también dice que no son eternas, sino inmortales…entonces, ¿Cuál es la diferencia entre lo eterno y lo inmortal? Porque los dos conceptos son cosas que permanecen en la vida. Quizás, lo inmortal sea su conexión a lo mítico y gauchesco de su argentina…no estoy muy segura aquí. Bien, en los siguientes versos, se ve como ejemplifica que la obra de Dios es la humanidad y es por esto que él es el único que puede terminar con la vida. Por esta razón, el amanecer ES “¡Hora en que el sueño pertinaz de la vida/ corre peligro de quebranto/ hora en que le sería fácil a Dios/ matar del todo Su obra!/ Pero de nuevo el mundo se ha salvado/…y la noche gastada/ se ha quedado en los ojos de los ciegos.” Por lo tanto, a través de este poema, Borges crea un ambiente donde la vida se salva cada mañana con el primer rayo de luz. Aquí, creo que Borges trata de ejemplificar su visión de la persona andante que está en una búsqueda total de la vida, o sea, que cree que hay algo más que el simple hecho de vivir y no está satisfecha con su posición en el mundo(?). En fin, el hecho de que la noche se quede en “los ojos de los ciegos” puede ejemplificar que esta persona andante vive en la oscuridad y solo con el amanacer logra revivir la pasion de la vida. (este verso es una ironía bastante cercana al futuro Borges que quedó ciego...)            

fervor

Borges's first book was a collection of poems entitled Fervor de Buenos Aires, published in 1923.

One might expect the title to refer to the "fervor" or the hustle and bustle of a city undergoing rapid expansion in the early years of the twentieth century: thanks to mass immigration, Buenos Aires grew by 75% during this period (Beatriz Sarlo, Una modernidad periférica 18). But Borges's city is strangely subdued and depopulated. Practically every other poem has a reference to "shadow" ("the bank of shadow" [39], "fear of the shadows" [57]) or to "ash" ("a little ash and a little glory" [44], "between the ashes and the fatherland"), not to mention death (the poems "Remorse for Any Death" [53], "Inscription on Any Tomb" [55]), boredom (52), and solitude (67) and so on.

If this is the modern (or even the modernist) city, more than anything else it reminds one of French photographer Eugène Atget's famous portraits of deserted Parisian streetscapes. And if Borges is an urban flâneur, he is one who avoids the city-center streets, "unpleasant because of all the crowds and fuss." He prefers rather to wander the suburbs and indeed the very edge of the city, where the deserted lanes are "full of promise for the man on his own" (37).



And yet Borges has told us that where there is one there are always also at least two. "I am alone and I am with myself" as he puts it here (65). Or even many: his is a "solitude populated like a dream" (69). One is already quite enough of a crowd, because every "one" (or everyone) is divided, split, multiple.

And so it is too with Fervor de Buenos Aires. This is a book that is many, written by more than one. For though it was Borges's first book, he also continually returned to it: as Kate Jenckes observes, there are at least four versions of the text (from 1923, 1943, 1969, and 1974), all of which are significantly different and none of which can be regarded as fully definitive (Reading Borges After Benjamin 7 and 141n6). The one I am reading is from the Obras completas (though again there are many iterations of Borges's "Complete Works," none of which are complete; mine is from 1992). This comes with a prologue dated August 1969 in which Borges admits to having edited some of the poems but claims that he
felt that the boy who wrote the book in 1923 was already essentially--what does "essentially" mean?--the gentleman who now either resigns himself to what it says or corrects it. We are the same; we are both skeptical of failure and success, of literary movements and their dogmas; we are both devotees of Schopenhauer, Stevenson, and Whitman. As far as I am concerned, Fervor de Buenos Aires prefigures everything that I would do afterwards. (33)
It's worth mentioning, though, that in the original Spanish that final phrase ("todo lo que haría después") could just as easily be translated "everything that he would do afterwards." Borges and I (and he): which is which? Which wrote this book, and which wrote what came after?

Equally, if we come to this, Borges's first book, to understand the origins of his writing career, which version should we be reading? Is what I have read (and quoted), revised in 1969, really the "origin"? Even the order of the collection varies according to the date of publication. Beatriz Sarlo makes much of the fact that the first poem to appear is "La Recoleta," about the Buenos Aires cemetery of that name (Una modernidad periférica 18). But as Jenckes points out, in other editions (including the one I am reading) this is actually the second poem printed, not the first (140n3). Quite literally, the point of origin is murky and unstable. We are starting our reading of Borges here (if we ignore for the time being the fact that we already started), but we can't be entirely sure as to where this "here" is. As soon as we reach out to it, it divides and multiplies.

Should this slipperiness be cause for concern? Borges is in some ways essentially slippery. Note above, for instance, that at the very moment that he justifies his editorial interventions by claiming that he and his younger self are "essentially" the same, he also has to question what is meant by "essentially." He states and undercuts his case at one and the same time. For after all, was the boy ever even "essentially" the same as himself at the time: "I am alone and I am with myself" (65).

For Borges, the true mystery is not this endless division and uncertainty. Time passes, things change, moment to moment everything is up in the air; neither language nor reason can hold things still within their prisons of representation or categorization. I is always another. It could not be otherwise. No, the real surprise is that despite all this mutability and malleability, some things somehow do seem to remain the same. It may be mere illusion or habit (though what could be less illusory than habit?), but we do think--or better, as Borges puts it, feel--that we incarnate some kind of singularity that is more or less the same today as it was yesterday or as it was (in Borges's case) 46 years previously. Hence then the
wonder in the face of the miracle
that despite the infinite play of chance
that despite the fact that we are but
drops in Heraclitus's river,
something still endures within us:
unmoved. (50)
This surely is the Spinozan conatus to which "Borges and yo" already made reference: the striving to endure within what is otherwise endless flux, bubbling fervor.

fervor

Borges's first book was a collection of poems entitled Fervor de Buenos Aires, published in 1923.

One might expect the title to refer to the "fervor" or the hustle and bustle of a city undergoing rapid expansion in the early years of the twentieth century: thanks to mass immigration, Buenos Aires grew by 75% during this period (Beatriz Sarlo, Una modernidad periférica 18). But Borges's city is strangely subdued and depopulated. Practically every other poem has a reference to "shadow" ("the bank of shadow" [39], "fear of the shadows" [57]) or to "ash" ("a little ash and a little glory" [44], "between the ashes and the fatherland"), not to mention death (the poems "Remorse for Any Death" [53], "Inscription on Any Tomb" [55]), boredom (52), and solitude (67) and so on.

If this is the modern (or even the modernist) city, more than anything else it reminds one of French photographer Eugène Atget's famous portraits of deserted Parisian streetscapes. And if Borges is an urban flâneur, he is one who avoids the city-center streets, "unpleasant because of all the crowds and fuss." He prefers rather to wander the suburbs and indeed the very edge of the city, where the deserted lanes are "full of promise for the man on his own" (37).



And yet Borges has told us that where there is one there are always also at least two. "I am alone and I am with myself" as he puts it here (65). Or even many: his is a "solitude populated like a dream" (69). One is already quite enough of a crowd, because every "one" (or everyone) is divided, split, multiple.

And so it is too with Fervor de Buenos Aires. This is a book that is many, written by more than one. For though it was Borges's first book, he also continually returned to it: as Kate Jenckes observes, there are at least four versions of the text (from 1923, 1943, 1969, and 1974), all of which are significantly different and none of which can be regarded as fully definitive (Reading Borges After Benjamin 7 and 141n6). The one I am reading is from the Obras completas (though again there are many iterations of Borges's "Complete Works," none of which are complete; mine is from 1992). This comes with a prologue dated August 1969 in which Borges admits to having edited some of the poems but claims that he
felt that the boy who wrote the book in 1923 was already essentially--what does "essentially" mean?--the gentleman who now either resigns himself to what it says or corrects it. We are the same; we are both skeptical of failure and success, of literary movements and their dogmas; we are both devotees of Schopenhauer, Stevenson, and Whitman. As far as I am concerned, Fervor de Buenos Aires prefigures everything that I would do afterwards. (33)
It's worth mentioning, though, that in the original Spanish that final phrase ("todo lo que haría después") could just as easily be translated "everything that he would do afterwards." Borges and I (and he): which is which? Which wrote this book, and which wrote what came after?

Equally, if we come to this, Borges's first book, to understand the origins of his writing career, which version should we be reading? Is what I have read (and quoted), revised in 1969, really the "origin"? Even the order of the collection varies according to the date of publication. Beatriz Sarlo makes much of the fact that the first poem to appear is "La Recoleta," about the Buenos Aires cemetery of that name (Una modernidad periférica 18). But as Jenckes points out, in other editions (including the one I am reading) this is actually the second poem printed, not the first (140n3). Quite literally, the point of origin is murky and unstable. We are starting our reading of Borges here (if we ignore for the time being the fact that we already started), but we can't be entirely sure as to where this "here" is. As soon as we reach out to it, it divides and multiplies.

Should this slipperiness be cause for concern? Borges is in some ways essentially slippery. Note above, for instance, that at the very moment that he justifies his editorial interventions by claiming that he and his younger self are "essentially" the same, he also has to question what is meant by "essentially." He states and undercuts his case at one and the same time. For after all, was the boy ever even "essentially" the same as himself at the time: "I am alone and I am with myself" (65).

For Borges, the true mystery is not this endless division and uncertainty. Time passes, things change, moment to moment everything is up in the air; neither language nor reason can hold things still within their prisons of representation or categorization. I is always another. It could not be otherwise. No, the real surprise is that despite all this mutability and malleability, some things somehow do seem to remain the same. It may be mere illusion or habit (though what could be less illusory than habit?), but we do think--or better, as Borges puts it, feel--that we incarnate some kind of singularity that is more or less the same today as it was yesterday or as it was (in Borges's case) 46 years previously. Hence then the
wonder in the face of the miracle
that despite the infinite play of chance
that despite the fact that we are but
drops in Heraclitus's river,
something still endures within us:
unmoved. (50)
This surely is the Spinozan conatus to which "Borges and yo" already made reference: the striving to endure within what is otherwise endless flux, bubbling fervor.

Meditaciones en torno al tiempo en “Borges y yo”

Son muchos los temas que Borges aborda en su relato “Borges y yo”, sin embargo, uno de los que más destaca es la idea de ‘tiempo’. El relato salta de lo efímero y cotidiano del instante, del detenerse a mirar una puerta al vértigo del infinito, al olvido, que es otra forma de infinito y de instante fugaz a la vez. Los relojes de arena, una vez más son símbolos o quizás ironías del tiempo. Los mapas, ficciones del espacio. Las tipografías del siglo XVIII, la ‘certeza’ del pasado iluminista (la tipografía como el vacío del lenguaje)… Las etimologías que revelan el paso del tiempo sobre el lenguaje. El instante del café y lo permanente de la amargura. Las mitologías que se disfrazan de pasado para permanecer en el presente y atravesar el tiempo. Los piratas de Stevenson con sus relojes de arena, viejos mapas, brújulas y demás. Lo lacónico del relato una vez más es una ironía del tiempo, de la brevedad y de la infinitud. El tono del relato también reafirma esta idea de cotidianidad y de ver pasar el tiempo.

 

Así mismo, Borges, (cualquiera de ellos) juega con su tiempo empírico al invertir el texto autobiográfico propagandístico y populista de Eva Perón* La razón de mi vida como nota Luis A. Intersimone en su ensayo “Las dos Evas, los dos Borges, los dos Perón” (2007): “El acto más extraordinario y sorprendente es que este librito plagado de lágrimas y de clichés melodramáticos, paradigma de la literatura residual, exacerbación de los mecanismos propagandísticos de demagógicos hasta bordear la auto-parodia, se anticipó en seis años a uno de los textos claves de la literatura culta y de vanguardia…” (19). Del panfleto peronista Borges salta al vértigo metafísico. Así observamos que nuestro autor aborda todas las posibilidades del tiempo: el instante, el infinito, el tiempo empírico y seguramente otros, todos uno mismo a la vez, todos una ficción.