Renace La Literatura…

Borges no es un hombre, es una vasta literatura. Eso mismo dijo Borges sobre Quevedo, pero se lo podemos aplicar a Borges también. O podriamos decir que Borges es todas las literaturas y es así mismo todos los escritores y escritoras de la historia. Borges abrazó todas las tradiciones y todos los estilos de pensamiento y de expresión. Fueron pocos los temas o autores que se le escaparon a su maquinaria inventiva. Su obra abarcó los egipcios, los chinos, los noruegos, la Biblia, las literaturas inglesa, alemana, argentina, las mitologías, Stevenson, las clasificaciones científicas, la geografía, otras artes como el cine, fashion, el infinito, la teología, Chaucer, seudónimos, dobles, amigos escritores, pocas mujeres, lo sagrado, el canon literario, Buenos Aires, la memoria, la inmortalidad, Kafka, la historia, espejos, Martín Fierro, hechiceros, tigres, el lenguaje, La Historia, los patios, Schopenhauer, etc., etc.

Mi principal reflexión será reconocer el gigantesco impacto de Borges en la literatura mundial desde la publicación de Historia Universal de la Infamia en 1935. Hay que estarle agradecido a Borges. En algún momento antes de 1935 él se dio cuenta que La Literatura se había agotado ya. La Metamorfosis (1915)  de Kafka ya anunciaba la alienación del hombre. Ulysses (1922) confirmó uno de los efectos terribles de la alienación humana: el quiebre y la fatiga infinita del lenguaje y la literatura misma. Esperando a Godot (1953) ya representa el silencio total, la muerte del lenguaje. Borges está entre estos extremos pero en lugar de asistir al funeral del lenguaje, le ocurre a Borges una epifanía que cambiará la literatura latinoamericana de las siguientes décadas, y que cambiará tal vez la literatura mundial de toda la segunda mitad de siglo. Lo peculiar en Borges es que él mismo reconocía que no hay nada nuevo bajo el sol, que todo está ya dicho y que en realidad la historia de la Historia y del Universo mismo se condensan en unas cuantas metáforas. Y sin embargo, no todo estaba destruido. Aún quedaba de pie el mundo de la ficción. Si bien el lenguaje ya no reflejaba nada, lo cierto era que la ficción misma, la imaginación pura, estaba todavía en existencia. Es decir, Borges entendía que se había roto ya el lazo entre realidad y ficción que muchos autores utilizaron antes y después de él: Rulfo (vida y muerte), Alejo Carpentier (lo real maravilloso), Cortázar (la realidad que brota de las cosas mismas), García Márquez y su mundo re-inventado, re-fundado, re-mitificado, entre otros.

Borges se percató que aunque el lenguaje ya había perdido su poder significador y simbólico para hablar de la realidad, lo cierto era que aún quedaba la literatura misma para hablar de sí misma. Hay que reconocer esto en Borges: con él se inicia un nuevo capítulo en la historia de la literatura y de las ideas. Y esta es la clave Borgeana: crear un mundo absolutamente ficticio que se auto-construye, se auto-referencia, y luego se auto-destruye, o bien, se abre como un abanico de posibilidades que se bifurcan en otras posibilidades, etc…, sólo para empezar otra vez. Así están estructurados la mayoría de sus cuentos: alguien cuenta una historia en donde hay un elemento sagrado, absoluto o místico. Cuando se posee (si es que se posee) este objeto místico, llámese moneda o Aleph, o Libro, entonces viene la experiencia de frustración y de silencio. Se ha comprendido que el absoluto no es aprehensible y tampoco es comunicable. Los cuentos de Borges no giran en torno a lo fantástico y lo no fantástico, como en Rulfo y Cortázar, sino en torno a una infinita progresión de citas de citas de citas. La literatura en Borges se ha independizado de la realidad y lo ha hecho a través de la literatura misma:

“Desvarío laborioso y empobrecedor ese de componer vastos libros; el de explayar en quinientas páginas una idea cuya perfecta exposición oral cabe en pocos minutos. Mejor  procedimiento es simular que esos libros ya existen y ofrecer un resumen, un comentario.” La literatura en Borges se ha visto a sí misma y ha emprendido la construcción de su propia realidad, autosuficiente, llena de sentido, pero que termina derrumbándose o esfumándose como la infinita arena se escurre de nuestras manos. (Ficciones)

Pero al hacer esto, Borges ha encontrado nuevos caminos de interpretación y de escritura, ha renovado a la literatura y al lenguaje mismos. No es necesario ya crear una tensión entre realidad y ficción. En Borges realidad y ficción son la misma cosa. La ficción crea una realidad, y a su vez esta realidad cobra vida y se independiza de su padre creativo, la ficción. Pensemos en Tlön por ejemplo o en el mapa del tamaño del Imperio. La realidad ficticia termina por tragarse la realidad anterior, que también es ficticia, y entendiendo que la ficción es lo único ‘real’ que existe. La ficción tiene potencialidad infinita, al menos así Borges parece haberlo demostrado. Si Darío renovó el lenguaje poético, Borges renovó el lenguaje de la prosa, y también renovó el estilo, la retorica literaria, introdujo nuevos temas literarios, entre otros logros. Como dije, en Borges caben todas las literaturas del mundo y cualquiera de ellas es un buen pretexto para escribir un mini cuento o ensayo, como lo hizo tantas veces. Por estas renovaciones hay que agradecerle.

Fervor de Buenos Aires: El primero y el último

Fervor de Buenos Aires no es sólo el primer libro de Borges, sino además es el que más ha cambiado desde su primera impresión en 1923. A lo largo de sus reimpresiones encontramos cambios mínimos pero substanciales, es decir, vemos que una sola palabra,  un sólo verso tiene el poder de metamorfosear completamente todo un poema. Sus composiciones se nutren de ruinas poéticas de épocas anteriores, de estéticas distintas y de Borges lejanos. Sin embargo, todos ellos confluyen en los patios, las calles, los arrabales, lo más distante de la ciudad y lo más próximo al horizonte, al tenue y luminoso ocaso, que sólo evoca en su propia inmensidad no interrumpida “de turba y ajetreo”, un joven Borges preludiando su propio ocaso, lento y silencioso. La arquitectura poética sólo sirve para evocar una vejez perene, construye para poder alejarse de su propia construcción, como si la poesía fuese precisamente un lenguaje para olvidar, para que todo quede atrás. Los laberintos y espejos posteriores son como cárceles para resguardar la fragilidad lírica de de ése, del yo, del fervor (palabra tan paradójica); fervor por la quietud. Lo demás es simplemente pirotecnias eruditas, libros “de turba y ajetreo”, academicismos, experimentalismos, cansancio… El primero y el último. Los primeros versos del primer poema, del primer libro, del primer Borges lo dicen todo, allí está el tan misterioso Aleph, en Las Calles, en las entrañas, en lo más distante y borroso, lo más lejos de todos.

Borges deja su marca


 Borges deja su marca.  Leyendo Borges me he sentido un poco como uno de sus personajes: obsesionada, desequilibrada, partidaria de una caída libre de ideas elípticas, contradictorias, ideas que me llevan por caminos inesperados, ideas que se cancelan el una al otro y que terminan en la nada…o en todo. Leer Borges es un juego de tiro de cuerda con momentos de gran iluminación y, al otro extremo, de humilde confusión. Leer Borges nos obliga hacer preguntas metafísicas, cuestionamiento que nos hace considerar al mundo de una forma diferente, tanto el mundo literario como el universo en general.    

Borges tira abajo todas las barreras con respecto  a la autoría, la apropiación, el plagio, la traducción, etc.  No hay un texto definitivo.  A Borges le interesa menos el autor y la autoría y más lo que el texto está diciendo.  Le interesa la posibilidad que está contenido dentro de ese texto.  Según Borges, todo ha sido ya escrito y somos todos copistas: ya no hay ideas originales.  Palabra escrita en “Borges y yo”:  “...lo bueno ya no es de nadie, ni siquiera del otro, sino del lenguaje o la tradición."  Sus teorías nos liberan y a la vez nos desequilibran.  

Borges nos hace examinar como leemos y a quien leemos. Cada escritor cambia como percibimos los escritores y las obras que vinieron antes.  Y cambiará como percibimos los que vienen después.   No creo haber leído a ningún otro autor que ha mostrado una riqueza de intertextualidad como Borges. 

Tengo algunas nuevas metas.  Quiero re-leer Kafka, quiero leer Las 1001 noches, y, por supuesto, quiero leer Homero.   La próxima vez que voy a Buenos Aires (y espero que sea pronto)  voy a visitar la Biblioteca Nacional.  Voy a preguntar donde puedo encontrar  “El libro de arena”.  A ver si me toman en serio o si captan la ironía de mi pregunta.

Tanto hemos leído, escrito y discutido sobre Borges.  Una vez que hemos entregado lo último de los trabajos escritos, me voy a proponer una nueva palabra prohibida.  No para siempre, sólo por un mes, quizás.  La palabra será:  Borges.  


La última entrada de blog

No sé que decir en esta última entrada de blog. De una manera me siento aliviado por no tener que leer más de Borges. Por el otro lado es un poco triste porque me siento como si empezaba a conocer (y entender...quizás...) algunos aspectos sobre Borges el autor y su estilo. Es raro de leer tanto sobre un solo escritor, a menos que es un escritor favorito (y definitivamente no es mi escritor favorito). Sin embargo, hemos visto a través de las lecturas cronológicas de los libros de Borges dónde B empezó y a dónde B llego. Y a veces pienso que lo que Borges ha dicho en su prólogo en Fervor de Buenos Aires es correcto: “Para mí, Fervor de Buenos Aires prefigura todo lo que haría después”. Cada vez que vi la palabra “patio” o “aljibe” o “zaguán” o simplemente “calle” en los libros de Borges me hizo pensar de Fervor. Utilicé mi ‘highlighter’ muchísimo durante las lecturas de los cuentos de Borges para subrayar estás palabras, realmente aparecen con frecuencia en los otros cuentos de Borges. Francamente, me gustó muchísimo Fervor de Buenos Aires, me inspira muchísimo, pero los otros cuentos de Borges, no tanto. Sin embargo, ahora puedo decir que he leído un poco de Borges y decir quizás algunas cosas sobre su obra. Para mí, es un éxito (aunque pequeño).

La última entrada de blog

No sé que decir en esta última entrada de blog. De una manera me siento aliviado por no tener que leer más de Borges. Por el otro lado es un poco triste porque me siento como si empezaba a conocer (y entender...quizás...) algunos aspectos sobre Borges el autor y su estilo. Es raro de leer tanto sobre un solo escritor, a menos que es un escritor favorito (y definitivamente no es mi escritor favorito). Sin embargo, hemos visto a través de las lecturas cronológicas de los libros de Borges dónde B empezó y a dónde B llego. Y a veces pienso que lo que Borges ha dicho en su prólogo en Fervor de Buenos Aires es correcto: “Para mí, Fervor de Buenos Aires prefigura todo lo que haría después”. Cada vez que vi la palabra “patio” o “aljibe” o “zaguán” o simplemente “calle” en los libros de Borges me hizo pensar de Fervor. Utilicé mi ‘highlighter’ muchísimo durante las lecturas de los cuentos de Borges para subrayar estás palabras, realmente aparecen con frecuencia en los otros cuentos de Borges. Francamente, me gustó muchísimo Fervor de Buenos Aires, me inspira muchísimo, pero los otros cuentos de Borges, no tanto. Sin embargo, ahora puedo decir que he leído un poco de Borges y decir quizás algunas cosas sobre su obra. Para mí, es un éxito (aunque pequeño).

Ensayo final


Esta semana, voy a utilizar este espacio para presentar mi propuesta para mi ensayo final. 
A través de sus obras literarias que incluyen poesía, crónicas, ensayos, relatos y cuentos, Jorge Luis Borges crea mundos únicos, donde sus personajes se trasladan a diferentes niveles de la vida para encontrarse con su fin. No obstante, este fin no sólo representa una muerte física o simbólica, también logra representar la conexión entre la realidad y el sueño, tema que le fascina a este autor argentino según Mark F. Frisch: “The ways in which dream and ‘reality,’ the mysterious and the mundane, and the divine and the human flow into each other enchant Borges…he frequently tries to project a milieu in which mystery, magic, and the marvelous can exist” (You might be able to get there from here, 66). Más aun, específicamente enfocándonos en sus cuentos, encuentra maneras de presentar un espacio literario donde lo real y lo irreal se disuelven en una misma sensación. Por lo tanto, este ensayo analiza a) el significado del sueño para Borges; desarrolla b) los temas universales que se encuentran dentro de Las ruinas circulares; y brevemente c) propone conexiones entre los sueños de este cuento con los de El sur y El Otro.      

En los cuentos de Borges, muchas de las temáticas propuestas se repiten constantemente, creando su propia estética literaria que se enfoca en la vida como algo fantástico, donde la línea entre la realidad y lo ficticio se pierde y la visión de lo divino (para Borges) nace. En el libro de Frisch, mencionado anteriormente, se propone que “our nightly dreams capture eternity because the past, the present, and the future all flow together into an instant” (66), y aquí es donde está la esencia de Borges. Él también cree en la eternidad del sueño y cómo éste puede resultar en un acto inconsciente al que la humanidad se enfrente todos los días. Más aun, la eternidad que captura los sueños es intocable, y sostiene el conocimiento de la vida, donde la conexión entre los tres tiempos (pasado, presente y futuro) sólo puede existir mediante la creación literaria.

Ensayo final


Esta semana, voy a utilizar este espacio para presentar mi propuesta para mi ensayo final. 
A través de sus obras literarias que incluyen poesía, crónicas, ensayos, relatos y cuentos, Jorge Luis Borges crea mundos únicos, donde sus personajes se trasladan a diferentes niveles de la vida para encontrarse con su fin. No obstante, este fin no sólo representa una muerte física o simbólica, también logra representar la conexión entre la realidad y el sueño, tema que le fascina a este autor argentino según Mark F. Frisch: “The ways in which dream and ‘reality,’ the mysterious and the mundane, and the divine and the human flow into each other enchant Borges…he frequently tries to project a milieu in which mystery, magic, and the marvelous can exist” (You might be able to get there from here, 66). Más aun, específicamente enfocándonos en sus cuentos, encuentra maneras de presentar un espacio literario donde lo real y lo irreal se disuelven en una misma sensación. Por lo tanto, este ensayo analiza a) el significado del sueño para Borges; desarrolla b) los temas universales que se encuentran dentro de Las ruinas circulares; y brevemente c) propone conexiones entre los sueños de este cuento con los de El sur y El Otro.      

En los cuentos de Borges, muchas de las temáticas propuestas se repiten constantemente, creando su propia estética literaria que se enfoca en la vida como algo fantástico, donde la línea entre la realidad y lo ficticio se pierde y la visión de lo divino (para Borges) nace. En el libro de Frisch, mencionado anteriormente, se propone que “our nightly dreams capture eternity because the past, the present, and the future all flow together into an instant” (66), y aquí es donde está la esencia de Borges. Él también cree en la eternidad del sueño y cómo éste puede resultar en un acto inconsciente al que la humanidad se enfrente todos los días. Más aun, la eternidad que captura los sueños es intocable, y sostiene el conocimiento de la vida, donde la conexión entre los tres tiempos (pasado, presente y futuro) sólo puede existir mediante la creación literaria.

Pi, número infinito y circular

Que perfecto terminar nuestro curso sobre Borges con el cuento "El libro de arena".  Es el último cuento del último libro que vamos a leer (para esta clase)--y contiene tantos rasgos y temas de otros cuentos que ya hemos leído.   Que perfecto, por ejemplo, que el narrador esconde El libro de arena  detrás de unos volúmenes de Las mil y unas noches.
 
El sueño
El hombre gris y obicuo:  lo hemos visto ya  en La muerte y la brújula, El inmortal, Las ruinas circulares, etc.   ¿Por qué tantos hombres grises?  Me pregunto si estos rasgos grises, vagos, indefinidos no son el producto del sueño.  ¿No son así las personas que aparecen en nuestros sueños?  

Nunca he padecido tanto del insomnio, como durante los últimos tres meses.  ¿Cuántas veces, como el narrador de "El libro de arena", he encendido la luz a las tres o cuatro de la mañana y he leído porque no puedo dormir?  Demasiadas veces para ponerme a contar.  Y hasta en el sueño he soñado con Borges, no con la persona, sino con sus cuentos, sueños misteriosos, laberínticos, imposiblemente circulares, continuaciones de algún cuento que he estado leyendo.  Es algo extraño y curioso lo que me ha ocurrido.

La obsesión y el universo
El libro de arena me hace recordar a  "El Zahir"  y  "El Aleph".  En "El Zahir" vemos a un sujeto que está obsesionado.  El Zahir (una moneda), objeto que lo encuentra al narrador de forma serendípica, y lo deja inquietado, desequilibrado.  Hace todo lo posible para deshacerse del objeto, y de la causa, de su obsesión.  También hace recordar a "El Aleph" donde el narrador ve el infinito, el universo, concentrado en un punto: “…vi el Aleph, desde todos los puntos, vi en el Aleph la tierra, y en la tierra otra vez el Aleph y en el Aleph, vi mi cara y mis vísceras, vi tu cara, y sentí vértigo y lloré, porque mis ojos habían visto ese objeto secreto y conjetural, cuyo nombre usurpan los hombres, pero que ningún hombre ha mirado: el inconcebible universo.  Para el personaje Carlos Argentino Daneri, el Aleph es un secreto, un tesoro, algo que oculta, y protege.   Tema, como el narrador de El libro de arena, que se lo roben.   

El tiempo
Pienso que no es casualidad que este libro, el cuento, y el libro del cuento, se llaman El libro de arena.  La arena nos hace pensar en el reloj de arena, en el poema El reloj de arena y en el cuento Borges y yo.  Nos hace pensar en el tiempo.  Como un puñado de arena que se nos escapa entre los dedos, así también el tiempo se nos escapa.  Y, el tiempo, como la arena, es infinito. 


El infinito y la circularidad
No es la primera vez que Borges habla de un libro infinito y circular. La biblioteca en "La biblioteca de Babel"  es infinita y contiene todos los libros:  La Biblioteca es una esfera cuyo centro cabal es cualquier hexágono, cuya circunferencia es inaccesible.

En "El jardín de senderos que se bifurcan"  Stephen Albert, refiriéndose a la obra de Ts'ui Pên, dice: "--Antes de exhumar esta carta, yo me había preguntado de qué manera un libro puede ser infinito. No conjeturé otro procedimiento que el de un volumen cíclico, circular.  Un volumen cuya última página fuera idéntica a la primera, con posibilidad de continuar indefinidamente."  En "El libro de arena", Borges retoma (o recicla) el tema de lo infinito y lo circular.  Quizás lo que más me fascina de  Borges es mirar estos enlaces entre los cuentos y ver como una idea puede servir como fuente creativa y ser expresada de tantas diferentes formas y a través del pasar del tiempo.

  
Pi, número infinito y circular
El primer párrafo de El libro de arena empieza con la palabras:  "La línea consta de un número infinito de puntos; el plano, de un número infinito de líneas;  el volumen, de un número infinito de planos; el hipervolumen, de un número infinito de volúmenes...."

Esta referencia a un número infinito me hizo recordar a un artículo que leí hace poco en The New Yorker sobre dos hermanos matemáticos llamados Chudnosky.  Viven en Nueva York y en su departamento han construido una "super-computadora.  Lo único que hace la computador es calcular pi (representado por la letra griega π).  En 1949 otro matemático, Reitweisner, había calculado pi hasta 2,037 puntos decimales.  Desde entonces han habido otros que han calculado cada vez más puntos decimales.  Los Chudnosky lo han calculado, con la ayuda de su computadora, hasta más de un billón de puntos decimales.  Si ese numero fuera imprimido, estiraría desde el centro de Nueva York hasta la mitad de Kansas.  Pero, en verdad, pi estira al infinito y es una gran enigma.

Pi es un número que no se puede calcular con perfecta precisión.  Y es un número cuyos dígitos no demuestran ningún tipo de regularidad.  Los dígitos marchan hacía el infinito como predestinados, pero sin un orden perceptible.  Es un número que tiene historia y referencias en antiguas culturas.  Es un número que se encuentra en los discos de la luna y del sol, en el doble hélice de nuestro ADN, en el arco iris, en la pupila del ojo, en el redondel causado por una gota de lluvia que se cae en un charco El número pi parece contener el universo. 

Es más, para calcular la circunferencia de un círculo multiplicamos el diámetro de ese círculo por 3.14...o pi.
 
 
Volviendo a Borges, ¿no es posible que "El libro de arena", y muchos de los otros cuentos cuyo tema es lo infinito y lo circular, son todos una metáfora de pi?  No creo, por ejemplo, que es mera coincidencia (y ya sabemos que nada es coincidencia con Borges) que el Zahir es una monedacírculo perfecto.


El otro, siempre el mismo

En el relato de El Otro, una vez más se reiteran los temas principales de toda la obra borgeana: el tiempo, los patios, el sueño, la realidad (blasfemia filosófica), el doble, el mismo, las citas, los libros, etc. Al inicio de la narración, comencé a recordar la extraordinaria obra teatral de Ionescu “La cantante calva” donde los personajes parecen intentar identificarse unos a otros más allá del obvio reconocimiento (o desconocimiento) inicial, todo con un toque de rutina y desapego. Sin embargo, rápidamente dicha conexión se desvanece, pues el ‘irracionalismo’  del teatro de lo ‘absurdo’ de Ionescu se impone como un cuestionamiento novedoso de la cotidianidad, las relaciones sociales, personales, la percepción, el lenguaje, etc. Cuestionamientos que no necesariamente se encuentran en Borges (y no tendrían porqué encontrarse) pues este autor nunca se ha destacado por algo más que no sean las divagaciones y las pseudo-erudiciones ingeniosas, muy ingeniosas y muy bien escritas… Mas esos artificios borgeanos parecen no tener mucho más que lo que ya han tenido, y una vez más no tendrían que tener nada más, ya sabemos de la circularidad, la cotidianidad, etc., es decir de Borges. Tal vez, lo ideal sería optar por una actitud igualmente borgeana y reducir a Borges a una referencia pseudo-erudita y ya. Una referencia enmarcada en Aristóteles, Anaximandro, Boecio Aristófanes, Lucrecio, Bruno, Arquímides, Santa Teresa de Ávila, , Hildegarda de Bingen, San Anselmo, Anaxágoras, San Juan de la Cruz, Protágoras, Tales de Mileto, Eratóstenes, Safo,  Eurípides, Píndaro, Plino el Joven y el Viejo, Marco Aurelio, Apuleyo, Epicuro, Epicteto, Plotino, Porfirio, Dionisio Areopagita, Saulo, Gonzalo de Berceo, Ennio, Demócrito, Petronio, Diógenes, Ovidio, Hesíodo, Rulfo, Revueltas, y por supuesto Sor Juana.

El libro de arena


           Uno de los cuentos que más me gusto dentro de este libro es El libro de arena. Una vez más, Borges nos presenta  con la idea de lo infinito y las posibilidades que brotan cuando el tiempo, o las páginas en este caso, dan espacio para un sinfín de ideas. A través de este concepto, los dos personajes dentro de este cuento, representan al vendedor y al comprador, sin embargo, nunca hay una compra monetaria, sino un intercambio de libros (la biblia por el libro de arena). En este intercambio hay una simbología más profunda al deshacerse de la biblia, que tiene ideas concretas y hasta cierto punto, profecías del futuro, por un libro que siempre cambia y no tiene nada en concreto: “Mírela bien. Ya no la verá nunca más…se llamaba el Libro de Arena, porque ni el libro ni la arena tienen ni principio ni fin” (132-133). En esta cita, se muestra la idea de lo infinito porque esa página ya no va a existir dentro de un momento, o tal vez sí exista dentro de mil años cuando alguien casualmente abra el libro y encuentre la misma página. Pero, esto no sucede en el momento, por lo tanto, la página se ha quedado o perdido en el infinito del libro.  Y como un grano de arena, es casi imposible poder encontrar el mismo grano dos veces distintas.
            Sin embargo, Borges crea un juego de palabras cuando uno de sus personajes dice: “No puede ser, pero es. El número de páginas de este libro es exactamente infinito” (133). En primer lugar, algo no puede ser y ser a la misma vez; y en segundo lugar, el infinito no es exacto, entonces, las páginas no pueden representar la exactitud del infinito. Creo que esta cita sirve como una visión del porvenir de este personaje (comprador) que se va a perder en las páginas de este libro. Por esta razón, el vendedor sabía muy bien lo que estaba haciendo al deshacerse de este libro, le estaba pasando a alguien más las noches infinitas que resultan con la búsqueda del principio y el final de tal libro. Es por esto, que el comprador prefiere perder el libro, una vez más en lo infinito de la biblioteca, donde siempre hay libros y la probabilidad de encontrar éste una vez más, no es muy bueno porque no está documentado en el archivo de la biblioteca. Pero, no hay garantía de que esto no suceda, y menos en Borges. Entonces, este libro puede representar la vida de Borges como escritor, que ha de tener un sinfín de cuentos, poemas, relatos, etc. En diferentes partes del mundo, ocultos y que no serán encontrados en nuestros tiempos. ¿O sí?