Dos de las más grandes figuras de las letras hispanoamericanas del siglo XIX, José Martí y Andrés Bello, coinciden (con ciertas variantes) en “Nuestro ideal: la creación de la cultura americana” (Bello, 1848) y “Nuestra América (Martí, 1891) en varios aspectos ideológicos, principalmente la necesidad de independencia cultural de Hispanoamérica respecto a Europa, sin embargo, difieren rotundamente en cuanto al estilo de escritura. Así me propongo analizar dichas similitudes y diferencias en el presente estudio.
Bello al abordar el problema de la imitación excesiva de los modelos científicos e ideológicos europeos y el desconocimiento de la cultura propia se pregunta:
¿Estaremos condenados todavía a repetir servilmente las lecciones de la ciencia europea, sin atrevernos a discutirlas, a ilustrarlas con aplicaciones locales, a darles una estampa de nacionalidad? Si así lo hiciésemos, seríamos infelices al espíritu de esa misma ciencia europea, y la tributaríamos un culto supersticioso que ella misma condena. (96)
Y a su vez propone la necesidad de adaptar el conocimiento extranjero a los elementos autóctonos de las repúblicas hispanoamericanas: “Así, los textos mismos de historia natural, es preciso-para que sirvan de enseñanza en Chile-que se modifiquen, y que la modificación se haga aquí mismo” (97).
Martí a su vez critica la excesiva imitación y el desconocimiento de los elementos autóctonos en las cátedras hispanoamericanas:
¿Cómo han de salir de las universidades los gobernantes, si no hay universidad en América donde se enseñe lo rudimentario del arte del gobierno, que es el análisis de los elementos peculiares de los pueblos de América? A adivinar salen los jóvenes al mundo, con antiparras yanquis o francesas, y aspiran a dirigir un pueblo que no conocen (34).
Sin embargo, podemos notar ya el uso de recursos poéticos que se encarga de profundizar el sentido textual. Así por ejemplo la alusión “antiparras yanquis o francesas” sugiere inmediatamente que las ideologías norteamericanas y francesas son una especie de anteojos con los que se mira con ojos extranjeros la realidad de Hispanoamérica. Es decir, en lo ideológico Bello y Martí coinciden a grandes rasgos, sin embargo, el discurso de Bello es un discurso directo, libre de grandes recursos estilísticos, mas el de Martí está plagado de recursos poéticos que se encargan de enriquecer estilísticamente a “Nuestra América”.
Así como Bello, Martí también propone la adaptación e integración de los recursos ideológicos extranjeros defendiendo siempre la autonomía local: “Injértese en nuestras repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas” (34). Sin embargo, Martí ha optado por la utilización de un símbolo, el árbol, que complejiza al aludirlo mediante una sinécdoque, el tronco, precedido por la anfibología del injerto y la síntesis microdimensinal (‘repúblicas’) y la macrodimensional (‘mundo’). Además destaca el sentido antitético entre el injerto que alude un elemento pequeño, inferior al organismo receptor pero que a su vez es ‘el mundo’, como una forma de minimizar la necesidad ideológica extranjera y de defender la adaptación y la autonomía.
Así podemos ver desde esta primera aproximación que el discurso (es decir, el contenido) de Martí no es nuevo en cuanto a la defensa del conocimiento autóctono y la minimización de las influencias extranjeras. Bello casi medio siglo antes los había propuesto. Lo que sí es novedoso es la forma de hacerlo, la belleza y el exquisito uso del lenguaje, la sofisticación del Modernismo que en sí mismo representa la creación autóctona de una estética y sobretodo en Martí de una ética.
Bello, Andrés. “Nuestro ideal: la creación de la cultura americana”. Las literaturas hispánicas. Vol. 3 Hispanoamérica. Evelyn Picon Garfield, Ivan A. Schulman. Detroit: Wayne State University Press. 1991. ISBN 0-8143-1865-7.
Martí, José. Nuestra América. Caracas: Biblioteca Ayacucho. 2005.