El delirio de Turing abre con una serie de epígrafos sobre la información y su interpretación. El de Shakespeare describe las maneras en que los poderes estatales consiguen información y los de Stephenson y Borges tienen que ver con los códigos que se encuentran entre enormes cantidades de información. Encontrar significado entre enormes cantidades de información, o información incomprensible es un tema fascinante de la primera mitad de la novela.
Miguel Sáenz es un criptógrafo quien trabaja en un archivo enorme. Él también se describe como “archivo viviente, un gran repositorio de conocimientos de la profesión… una infinita enciclopedia de códigos” (16). Su hija Flavia archiva conversaciones entre hackers y información sobre hackers y crackers en un sitio de web. Dentro de la primera mitad de la novela, nos encontramos con varios archivos, tanto lugares como archivos vivientes (como Albert que es archivo malogrado).
Hay varios mensajes en los primeros capítulos de la novela que nos invitan buscar los mensajes escondidos dentro de los archivos enormes. Leemos “el azar no siempre era responsable de todo. Había que desconfiar de las coincidencias” (26). Rafael (Kandinsky?) le dice a Flavia que “Todo significa algo más, y ese algo quizás sea lo trascendente. El mandala que buscamos” (29). Cada repositorio de información contiene algún código para darle un significado, tal como los libros incomprensibles de la biblioteca de Babel que solo necesitan de una “justificación criptográfica” para revelar su mensaje divino.
Entonces, ¿qué significa que Miguel interpreta un código en que no entiende el mensaje? Al final del primer capítulo, recibe un mensaje incomprensible que analiza fácilmente y descifra el mensaje: ASESINOTIENESLASMANOSMANCHADASDESANGRE. Entiende las palabras y ha podido proveer orden al caos del archivo. Sin embargo, no entiende el significado del mensaje. Se pregunta “¿Quién era el asesino?…¿Por qué las manos manchadas?” (22). Tal vez imponer orden en el caos del archivo no sea tan fácil como él pensaba.
Me gusta mucho tu comparación de Albert con un archivo malogrado. Siguiendo esa lógica, es por eso por lo que no podemos entender la historia de Albert a través de el mismo – esta corrompido y no hay forma de arreglarlo (parar su enfermedad). Lo único que podemos hacer es “recuperar” la información de los otros archivos para entender quien era él, pero como son copias del original, tampoco tendremos la información verdadera. Por ejemplo, por eso no sabemos si es americano, aleman, judio, etc.
Hablamos muy breve en clase y sí, también me gustó el post. La cosa es que también la novela invita a pensar cómo es que se construyen los archivos, o si estos no tienen necesariamente que pasar por un proceso de encarnación, es decir, que sin un “Turing/ Saénz” no hay memoria, ni experiencia, ni archivo. La otra cosa que me llama la atención es si el caos no es parte integral del archivo, es decir, ¿no le sucede una situación muy parecida a Sáenz como la que leímos que le pasa a Lituma? Es decir, que poner orden no es necesariamente lo que quiere este personaje, o no sé.