Ifigenia 2.0

by austin miller

          La segunda parte es bastante interesante y nos revela muchísimas cosas nuevas de la protagonista y su situación.  En primer lugar, ha cambiado de medio–ya no escribe cartas sino un diario, dicho diario le da bastante libertad para expresarse y liberarse de su “jaula” que es su casa y las leyes de tradición que propone su familia:”¡Ah, tía Clara, eso es lo que tú no sospechas! Cuando estoy encerrada en mi cuarto, no leo, no; ¡escribo todo aquello que se me antoja, porque el papel, este blanco y luminoso papel, me guarda con amor todo cuanto le digo y nunca, jamás, se escandaliza ni me regaña, ni se pone las manos abiertas sobre los oídos!” (98).
           Aunque la escritura es su “secreto” rebelde, ella está en plena batalla con las tradiciones y normas que propone su abuela. Ya en la segunda parte se puede ver la evolución de su personaje y como se atreve a decir cosas sin miedo de repercusiones. Refiere a la ambiente de la casa como una “carcel” y su familia a la “inquisición”. La abuela cree que ha cambiado desde que se ha vuelto de Paris y está consciente de que Eugenia la cree anticuada y tradicional. A pesar de su rebelión, es obvio que la abuela ama a Eugenia más que cualquier otro.
           A la mesa, la economía domina toda la conversación–mi impresión es que la narrativa toma lugar en un tiempo en que Caracas está experimentado mucha presión y flujo económico. Este flujo va mano en mano con el flujo de normas sociales que está exigiendo Eugenia con su mentalidad europea.
           El desarrollo  más destacado en esta parte es el amor que tiene Eugenia por Gabriel. Lo encuentro raro que ella puede proyectar su amor en su prima y imaginarlo como si fuera Gabriel mismo. Creo que una explicación creíble sería que su interés en las novelas le ha dado la enfermedad quijotesca de poder vivir lo que lee.
           Otra parte llamativa es la respuesta que da Mercedes cuando se le pregunta por qué no se divorcia  y ella responde que prefiere el dolor sobre la deformidad. Esta respuesta nos demuestra irónicamente que las apariencias no afectan a la generación anterior sino a todos en la novela.