Cien años en la eternidad

Posted by: | April 17, 2010 | Comments Off on Cien años en la eternidad

Por fin, después de semanas y semanas pasadas a posponer, llego a escribir mis últimas impresiones sobre la novela de Gabriel Garcia Marquez. Más que novela, Cien años de soledad, me pareció una tragedia, pero no una tragedia épica como las griegas.. me pareció una tragedia cotidiana, a pasar de todo lo mágico que hay, fue para mi una tragedia de vida común.

En un vórtice de incestos, de nombres repetidos, de invenciones inconcebibles, y mucho otro, Cien años de soledad nos devela la historia de Macondo, de su fundación hasta su fin. En la segunda mitad del libro la historia se hace más personal, o sea, desarrolla más a los personajes así que el lector pueda conocerlos un poco mejor y sentirse parte de esta grande familia.
Las invenciones de los gitanos me dan a impresión de ser el contacto con el resto del mundo, que pero no es el mundo que conocemos nosotros lectores. Al principio pensé que Macondo era un lugar fuera del común en un mundo “normal”; leyendo más y más mi idea cambió casi completamente. O sea, Macondo es sin duda un lugar especial, pero está en un mundo también especial.. Es verdad que llega la burocracia y el gobierno y las reglas y todas estas cosas que nos recuerdan el mundo en que vivemos aquí, fuera del libro, pero es siempre de este mundo que llegan los gitanos con sus invenciónes. Entonces quizás Macondo es parte de un mundo que es todo un poco particular, como lo es Sudamérica.
Los nombres repetidos, para contestar al comentario de Jon a mi último blog, dan la idea de la historia que se repite, de un círculo del cual no se puede escapar. Muchos personajes tienen el mismo nombre por que por tradición a un niño se le pone el nombre del papá o del abuelo, estos personajes, al pasar del tiempo, tienen experiencias similares también. Del contacto con los gitanos, al amor incestuoso, de la intención a defender y preservar Macondo, a la gana de explorar lo que hay fuera de Macondo.. Todos tienen algo en commún.
Los continuos incestos a través de los cuales la población de Macondo sobrevive y crece me recuerdan mucho la religión católica. Si como dice la Biblia, el genero humano empezó con Adán y Eva, todos somos frutos de incestos originalmente, y entonces tenimos todos la suerte de nacer sin cola de cerdo. Siendo Macondo un pueblo no muy grande pero sí muy aislado, es claro que a cierto punto de la historia, todos van a ser parte de alguna manera de la misma familia. La guerra civil y el genocidio tampoco ayudan: menos gente hay, más grande la posibilidad de tener relaciones incestuosas.
El final del libro me surprendió un poco, aunque no tanto como probablemente esperaba hacer. Mi prima reacción fue pensar en mi libro favorito de cuando era niña: La historia interminable de Micheal Ende. Aureliano Segundo leía su propia historia, llegando al final solo unos segundos antes de la realidad, así como Bastián leía de Fantasia y de sí mismo quien leía La historia interminable. Estos tipos de cuentos me dan la impresión de eternidad; de ahí el título de este post. Hay un final cerrado, que pero también es abierto. Quiero decir, hay alguien quien lee un libro, dentro del libro que estamos leyendo, así que nos confunde, a veces no distinguimos la realidad del libro y quizás de la nuestra realidad. Claro que el libro Cien años de soledad tenía que terminar, para ser fiel a su título, y después de cien años de historia de Macondo se acaba el libro, se mueren todos, cien años son pasados y Macondo ya no está.


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