Lo primero que destaca entre la poesía de “Fervor de Buenos Aires” y la de “El hacedor” es el cambio del verso libre al verso clásico con uso predominante del cuarteto y del endecasílabo. Es decir, se regresa a la estrofa y a la rima consonante. Así mismo, el tratamiento y los temas son a primera vista diferentes. De los nostálgicos barrios y calles de arrabal porteños y la simpleza y diafanidad léxica, pasamos a las meditaciones en torno a los libros, las bibliotecas, las cosmogonías, la erudición, la metafísica, etc., es decir, al Borges prosista. Sin embargo, también encontramos rastros de la poesía de Fervor como en el poema “La lluvia”: “Esta lluvia que ciega los cristales// Alegrará en perdidos arrabales// Las negras uvas de una parra en cierto// Patio que ya no existe…”. Veamos por ejemplo el “Poema de los dones” que sigue la estrofa tradicional del cuarteto clásico ( sin embargo la segunda estrofa es un serventesio ABAB) definido por Antonio Quilis en “Métrica española” como la estrofa de “ [c]uatro versos de arte mayor. Su rima es: ABBA” (102). Veamos por ejemplo la primera estrofa:
Na-die- re-ba-je a-lá-gri-ma o- re-pro-che (A)
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11
Es-ta- de-cla-ra-ción- de- la- maes-trí-a (B)
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11
De- Dios-, que- con- mag-ní-fi-ca i-ro-ní-a (B)
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11
Me- dio a- la- vez- los- li-bros- y- la- no-che. (A)
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11
Es decir, Borges utiliza las estructuras métricas más tradicionales de la lírica española e italiana, (recordemos por ejemplo la larguísima tradición del verso heptasílabo en ambas tradiciones), sin embargo, no sólo imita dichas estructuras de la tradición poética sino que las readapta y complejiza. Por ejemplo nótese el aparente descuadre de la rima ocasionado por el encabalgamiento entre el segundo y tercer verso que debe leerse y considerarse como “ Esta declaración de la maestría de Dios”, sin embargo la resonancia de la pausa versal es tan fuerte que llega como una especie de eco hasta el tercero. Así los ecos de las rimas se nos presentan como una especie de innovación poética. Recursos de fluidez que ya había experimentado en “Fervor de Buenos Aires” desde el verso libre, ahora lo hace desde el clásico.
Y dicho lo anterior, la voz poética reniega y embiste la aproximación clásica-purista de la tradición poética y hecha por la ventana todo lo expuesto arriba. Esto se nota hacia el final de “El hacedor”, después de varios poemas en verso clásico se reniega de la categoría poética de forma irónica. Por ejemplo en “Cuarteta” hay un juego entre la estrofa clásica de arte mayor que ha usado, el cuarteto, y la supuesta cuarteta que el título y la “estrofa” de cuatro “versos” que utiliza. Es decir, esta composición no es en lo absoluto una cuarteta que es una estrofa de arte menor con una rima abab, es decir, un metro y una rima fija, sin embargo “Cuarteta” no tiene ni lo uno ni lo otro e incluso excede al arte mayor que tradicionalmente termina en las catorce sílabas (recuérdese la cuaderna vía utilizada por el Mester de Clerecía español para poetizar sobre Dios principalmente). Quizás como una forma de quebrar con el aparente “tradicionalismo clásico” anterior. Incluso sería debatible si dicha composición puede ser considerada como verso libre o incluso como poesía en sí misma por la ausencia de ritmo. En otras palabras, es una forma de establecer que la categoría poética está muy encadenada con estas formas y convenciones clásicas, que al final son transgredidas por la voz poética…