El Informe de Brodie (1970) contiene dos cuentos con títulos similares: ‘El Duelo’ y ‘El Otro Duelo.’
En estos dos relatos se aprecian aspectos análogos: la rivalidad entre dos personas (Silveira-Cardoso, Marta-Clara), el tipo de narrador, la oralidad, la muerte como desenlace y la ironía como estilo retórico. En ‘El Duelo’ es muy clara la postura irónica del narrador, mientras que en ‘El Otro Duelo’ la actitud de éste es un poco más sobria y reservada, más ‘objetiva’ si se quiere, pero irónica al fin y al cabo. Deseo explicar a continuación esta similitud estilística.
En ‘El Duelo’ el narrador es omnisciente, puesto que controla todo el proceso narrativo, sin embargo, el cuento inicia de una manera curiosa. El narrador nos dice que la historia que va a referir le fue contada por una tal ‘señora Figueroa’, que es una de sus ‘protagonistas.’
Esto le da un tinte enigmático al relato, y también, como es de pensar, nos indica, tal vez, que la señora Figueroa tendrá una voz clara, real, dentro de la historia, lo cual no sucede. Para complicar las cosas, se nos dice que la señora Figueroa no solo le contó al Narrador-Borges la historia misma que el Narrador-Borges nos va a contar, sino que también le refirió
a éste la ‘labor de Henry James.’ Es decir, esta señora Figueroa es un
personaje muy importante, pues parece tener mucha información relevante no sólo sobre Henry James sino sobre la historia misma que se nos va a contar.
Algo también curioso aquí: después de mencionar a la señora Figueroa, el Narrador-Borges confiesa que va a ‘dictar’ esta historia. Esto ilustra el aspecto oral de la narración misma y su relación con la Literatura.
Dictar significa no sólo que hay alguien escuchando al ‘dictador’
o ‘dictante’ sino que ese alguien lo va a poner en lenguaje escrito (o no) y
que esta historia se va a seguir metamorfoseando por toda la eternidad.
Narrador-Borges recibe la historia y él la transfiere al siguiente receptor-narrador, que hará lo mismo.
Lo anterior no tiene nada de particular, puesto que nos hace pensar que el Narrador-Borges le va a dar la palabra a la señora Figueroa para que ésta refiera la historia o al menos participe de alguna forma, lo cual no es así. La pregunta que surge es ¿para qué entonces mencionar a la
señora Figueroa como una protagonista cuando ésta no tiene voz ni presencia real!!?
La respuesta a esta pregunta nos la dan los siguientes párrafos. En éstos, y demostrando la imprecisión de los datos aportados al Narrador-Borges , se aprecian frases como: ‘Alguien’, y ‘Según los c orresponsales’ . Es decir, el Narrador-Borges toma distancia en cuanto a la veracidad de los datos. Él no es ‘autor’ de estas historias, ni mucho menos inventor, podríamos concluir. Los ‘autores’ son los demás, nunca el Narrador-Borges. Sin embargo no es esto lo que atestiguamos al leer los relatos.
Los dos relatos son fruto de la imaginación del Narrador-Borges!! No importa que el Narrador-Borges quiera confundirnos con esas frases imprecisas y confusas mencionadas líneas arriba, la verdad es que él mismo se ha dado permiso para crear o recrear, o completar estas dos historias, y eso es lo que ha hecho.
En ‘El Otro Duelo’ (también una historia contada al Narrador-Borges ) el narrador también es omnisciente y también inicia con la confesión
de que la historia le fue referida por un tal Carlos Reyles, hijo del
novelista. La ironía en este relato surge más bien de la dinámica entre
historia y realidad. Se crea pues una triada perversa: Historia-Oralidad-Literatura.
En este relato aparecen frases como ‘En mis recuerdos se confunde…’ ,‘Yo no sé si los hechos…’, ‘Fue por aquellos años’ y ‘Fue entonces, creo…’ ¿Qué es lo que nos revelan estas frases imprecisas? Nos revelan que el narrador quiere crear un mundo difuso, donde nada es preciso, donde la frontera entre la realidad y la historia se confunden, o se mezclan.
El narrador no sabe nada de cierto, y esto se aprecia a lo largo de los dos
relatos, como ya mencionamos líneas antes. Es decir, en las dos introducciones se nos señala que estas historias le han sido reveladas al Narrador-Borges , pero esto es más bien tomado como excusa para echar a andar su maquinaria inventiva y poder así llenar los espacios en blanco. Al fin y al cabo, eso es lo que hacen los ‘historiadores’, y esto lo dice el mismo narrador en el cuento ‘El Otro Duelo.’ Es decir, el Narrador-Borges se da permiso a sí mismo para contar la historia y modificar, o de plano ‘adivinar’ (también lo dice el narrador) lo que en realidad sucedió en esas dos historias.
Resumiendo, encontramos en estos dos relatos un narrador que primero es receptor de una historia, que le da crédito a sus fuentes y que después nos narra la historia a nosotros los lectores. Aquí no hay nada fuera de lo normal, sin embargo, el mismo narrador quiere distanciarse de lo mismo que está contando, como diciendo ‘a mí no me crean, a mí me lo contaron’, pero sin embargo el mismo narrador se convierte en ‘autor’ de la historia que nos está narrando; entonces ese distanciamiento ya no es posible, por más que él haga el intento de confundirnos, a través de frases como ‘Yo no recuerdo’, ‘Yo no sé si los hechos’, etc. o de mencionar a otros ‘co-autores’ como la señora Figueroa o ‘los co-rresponsales.’ La ironía surge pues por el deseo del narrador-autor de distanciarse de su obra y la imposibilidad de hacerlo, aun con todos los recursos retóricos empleados.