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Bustos Domecq
Entonces, el autor está asumiendo el personaje de Bustos y creando el mundo de este personaje- sus entrevistas con escritores, sus pensamientos sobre el arte, su escritura sobre movimientos artísticos- en suma, su vida dentro del mundo literario y artístico. Con frecuencia, los “cuentos” hacen referencia a otro escritor (mencionado en otro cuento dentro del libro), lo que da al lector la sensación de un mundo ya establecido. Sin embargo, nosotros no hacemos parte de este mundo que parece íntimo a Bustos, y por eso yo me sentí afuera de todo eso. Lo sarcástico no me parece chistoso porque siento que es más como un “inside joke”.
Otra vez pregunto: ¿por qué escribir ensayos críticos sobre algo ficticio? Y añado: ¿Para qué crear un mundo ficticio de arte y literatura?
Bustos Domecq
Entonces, el autor está asumiendo el personaje de Bustos y creando el mundo de este personaje- sus entrevistas con escritores, sus pensamientos sobre el arte, su escritura sobre movimientos artísticos- en suma, su vida dentro del mundo literario y artístico. Con frecuencia, los “cuentos” hacen referencia a otro escritor (mencionado en otro cuento dentro del libro), lo que da al lector la sensación de un mundo ya establecido. Sin embargo, nosotros no hacemos parte de este mundo que parece íntimo a Bustos, y por eso yo me sentí afuera de todo eso. Lo sarcástico no me parece chistoso porque siento que es más como un “inside joke”.
Otra vez pregunto: ¿por qué escribir ensayos críticos sobre algo ficticio? Y añado: ¿Para qué crear un mundo ficticio de arte y literatura?
De Fervor a la poesía de El Hacedor
Lo primero que destaca entre la poesía de “Fervor de Buenos Aires” y la de “El hacedor” es el cambio del verso libre al verso clásico con uso predominante del cuarteto y del endecasílabo. Es decir, se regresa a la estrofa y a la rima consonante. Así mismo, el tratamiento y los temas son a primera vista diferentes. De los nostálgicos barrios y calles de arrabal porteños y la simpleza y diafanidad léxica, pasamos a las meditaciones en torno a los libros, las bibliotecas, las cosmogonías, la erudición, la metafísica, etc., es decir, al Borges prosista. Sin embargo, también encontramos rastros de la poesía de Fervor como en el poema “La lluvia”: “Esta lluvia que ciega los cristales// Alegrará en perdidos arrabales// Las negras uvas de una parra en cierto// Patio que ya no existe…”. Veamos por ejemplo el “Poema de los dones” que sigue la estrofa tradicional del cuarteto clásico ( sin embargo la segunda estrofa es un serventesio ABAB) definido por Antonio Quilis en “Métrica española” como la estrofa de “ [c]uatro versos de arte mayor. Su rima es: ABBA” (102). Veamos por ejemplo la primera estrofa:
Na-die- re-ba-je a-lá-gri-ma o- re-pro-che (A)
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11
Es-ta- de-cla-ra-ción- de- la- maes-trí-a (B)
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11
De- Dios-, que- con- mag-ní-fi-ca i-ro-ní-a (B)
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11
Me- dio a- la- vez- los- li-bros- y- la- no-che. (A)
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11
Es decir, Borges utiliza las estructuras métricas más tradicionales de la lírica española e italiana, (recordemos por ejemplo la larguísima tradición del verso heptasílabo en ambas tradiciones), sin embargo, no sólo imita dichas estructuras de la tradición poética sino que las readapta y complejiza. Por ejemplo nótese el aparente descuadre de la rima ocasionado por el encabalgamiento entre el segundo y tercer verso que debe leerse y considerarse como “ Esta declaración de la maestría de Dios”, sin embargo la resonancia de la pausa versal es tan fuerte que llega como una especie de eco hasta el tercero. Así los ecos de las rimas se nos presentan como una especie de innovación poética. Recursos de fluidez que ya había experimentado en “Fervor de Buenos Aires” desde el verso libre, ahora lo hace desde el clásico.
Y dicho lo anterior, la voz poética reniega y embiste la aproximación clásica-purista de la tradición poética y hecha por la ventana todo lo expuesto arriba. Esto se nota hacia el final de “El hacedor”, después de varios poemas en verso clásico se reniega de la categoría poética de forma irónica. Por ejemplo en “Cuarteta” hay un juego entre la estrofa clásica de arte mayor que ha usado, el cuarteto, y la supuesta cuarteta que el título y la “estrofa” de cuatro “versos” que utiliza. Es decir, esta composición no es en lo absoluto una cuarteta que es una estrofa de arte menor con una rima abab, es decir, un metro y una rima fija, sin embargo “Cuarteta” no tiene ni lo uno ni lo otro e incluso excede al arte mayor que tradicionalmente termina en las catorce sílabas (recuérdese la cuaderna vía utilizada por el Mester de Clerecía español para poetizar sobre Dios principalmente). Quizás como una forma de quebrar con el aparente “tradicionalismo clásico” anterior. Incluso sería debatible si dicha composición puede ser considerada como verso libre o incluso como poesía en sí misma por la ausencia de ritmo. En otras palabras, es una forma de establecer que la categoría poética está muy encadenada con estas formas y convenciones clásicas, que al final son transgredidas por la voz poética…
Borges, el mortal
El epílogo a El hacedor termina con palabras de un hombre que ha vivido, manifestado por el laberinto de líneas sobre su cara: “Un hombre se propone la tarea de dibujar el mundo. A lo largo de los años puebla un espacio con imágines de provincias, de reinos, de montañas, de bahías, de naves, de islas, de peces, de habitaciones, de instrumentos, de astros, de caballos y de personas. Poco antes de morir, descubre que ese paciente laberinto de líneas traza la imagen de su cara.”
Paradiso y Los Espejos Velados
Paradiso y Los Espejos Velados
Halloween Blog
Además, creo que podemos relacionar este cuento con la idea del autor, es decir, la idea que la ‘vida’ del autor sigue viviendo después de la muerte física del escritor. En una comparación un poco rara, las uñas representan las palabras del escritor que continúan a vivir después de su muerte.
Halloween Blog
Además, creo que podemos relacionar este cuento con la idea del autor, es decir, la idea que la ‘vida’ del autor sigue viviendo después de la muerte física del escritor. En una comparación un poco rara, las uñas representan las palabras del escritor que continúan a vivir después de su muerte.
Diálogo de Muertos: sobre La Ciudad y La Pampa
En este relato el General Rosas y el General
Quiroga, ya muertos, se encuentran en algún lugar de Inglaterra, que simboliza
el Purgatorio. Corre el año 1877 y El General Rosas acaba de llegar del sur, después
de morir plácidamente en una granja de Inglaterra. Quiroga ya lleva muchos años
muerto.
Los temas en este relato son la ficcionalizada historia
argentina, lo argentino y el doble.
La Historia Argentina (y lo ‘argentino’) es una
vez más revisada por el narrador Borges, pero esta vez se le da voz a Rosas y
se le agrega un personaje adicional, Quiroga. Recordemos que en el ‘Fervor de
Buenos Aires’ ya se había tratado el tema ‘Rosas.’ En ese poema sobre Rosas, se
nos presenta una visión maniquea de la historia (como en el ‘Fervor’), en el
que algunos ven a Rosas como un héroe y otros lo ven como un monstruo
despiadado. Borges problematiza estas visiones. Pero en este relato, Rosas tiene voz
y además sostiene una charla informal con otra gran figura argentina: Facundo
Quiroga. Para complicar las cosas, recordemos que tal vez fue Rosas el que
mandó matar a Quiroga, y aunque esto es pura hipótesis histórica, Quiroga le
agradece a Rosas la muerte que aquél tuvo, allá en la Barranca Yaco. Se da a
entender entonces que Rosas ordenó a Santos Pérez asesinar a Quiroga.
La charla sigue una dinámica dialógica en que
lo característico es la postura inflexible de Rosas, casi cínica, y por otro
lado, la visión romantizada de Quiroga. Quiroga empieza el dialogo y le
recrimina a Rosas dos cosas, una, de haber sido un cobarde, otra, el no saber morir
con dignidad y a buen tiempo. Rosas en cambio, no admite culpa alguna de lo que
hizo en vida; y además le recrimina a Quiroga el ser demasiado Romántico, lo
cual no sirve de nada ni en el ‘presente ni en el futuro.’
El relato nos ofrece dos visiones de lo
argentino, la ciudad, lo cosmopolita, por un lado, y lo gaucho, pampero, por el
otro, Rosas es asociado con La Ciudad, lo artificial y con Europa. Quiroga es
asociado con las llanuras solitarias, las soledades y un coraje infinito. Quiroga
fue muy valiente y murió como un guerrero honorable, entre ‘caballos y espadas’
y Rosas murió en Inglaterra criando pollos y puercos. Rosas contraataca
diciendo que él nunca necesitó pelear puesto que fue tan inteligente como para
hacer que otros hombres, más valientes que él, pelearan en su nombre, de esto
Rosas está muy orgulloso.
El dobleteo metafísico se da al confundir al
lector, pues no se sabe quién está hablando, sobre todo al inicio de la
conversación entre los dos, es decir, hay una ambigüedad al momento de tomar
turnos para hablar, y esto produce la sensación de que pudo ser uno o el otro
el que estuviera hablando, de esta forma se sugiere que estas dos figuras históricas
no son tan diferentes como la historia nos los presenta. Hay algo de Rosas en
Quiroga y algo de Quiroga en Rosas. También, al final, Quiroga se da cuenta de
que los dos ya están cambiando, para convertirse en Otro, a lo cual Rosas,
indignado, contesta: “tal vez somos el sueño de alguien que no ha nacido aún’
Aunque Rosas quiere conservar su identidad metafísica, ésta se le escapa,
porque incluso las ‘piedras cambian’ por más que quieran ser piedras. El diálogo
es interrumpido por Otro, o Alguien, que los llama.