Delirio (segunda parte)

Tu marido anda perdido como corcho en remolino tratando de averiguar qué diantres sucedió contigo y tú misma tampoco sabes gran cosa, porque mira, Agustina bonita, toda historia es como un gran pastel, cada quién da cuenta de la tajada que se come y el único que da cuenta de todo es el pastelero (3)

Después de terminar la lectura de Delirio, la amonestación (arriba) en las primeras páginas parece más apropiada que nunca. Esta “gran pastel” que es la novela tiene sus cuatro niveles (o más que cuatro, tal vez – cada nivel tiene su propia sub-historia. Personajes como Joaco, la madre de Agustina, Ilse etc. crean sub-niveles que el lector sólo empieza a tocar) y a mí me parece que el pastelero, Restrepo, es la única que da cuenta de todo. Yo, en cambio, me quedo con un montón de preguntas. Algunas son inspiradas por discusiones sobre las otras obras que hemos leído.

Primero, en esta “gran pastel” que es la novela, ¿Quién diríamos es el protagonista? ¿O hay un protagonista en cada una de las 4 historias? Si hay, son un grupo rarísimo de protagonistas: un abuelo afectado por la locura (se suicida); Agustina, una mujer trastornada (a veces sí a veces no); Midas, un joven corrupto quien está involucrado en el narcotráfico y otro delitos (se huye); Aguilar, un esposo supuestamente fiel aunque tiene relaciones de diferentes tipos con ni una, ni dos pero tres mujeres (su esposo Agustina, su ex esposo Elena Martha y la recepcionista Anita). Sería tentativo decir que la protagonista as Agustina porque su historia cruza y infiltra todas las narrativas en Delirio, y su personaje cambia/crece hacia el final…pero a pesar de esta recuperación de su cordura, ella no actúa. No desafía a una injusticia. No lucha por o contra algo. Realmente no hace mucho en la trama, por lo menos en lo que pasa en el presente.

Además yo tengo preguntas sobre el final de la novela. Agustina tiene confianza en el regreso de su hermanito Bichi, y es más debido a las noticias parece haber recuperado su cordura: “Arreglar, arreglar, o sea dejar todo como estaba, respondió ella un tanto enervada de que hicieron preguntas ociosas y se puso en ello con bríos renovados” (198-99) …habla Agustina a más de arreglar los muebles? A mí me parece como si está hablando de arreglar su cordura, digamos). Su seguridad serena acerca del regreso de su hermano nos recuerda de la primera parte en que explica que ella tiene la “Primera Llamada”. ¿Es esta confianza en el regreso el resultado de sus “poderes”? ¿Puede Agustina proveer algo que el lector no puede? Y, es más, en la última página: ¿Qué simboliza esta corbata roja (si simboliza algo)?

También para una supuesta “novela policíaca” no hay una resolución de los crímenes múltiples. Midas McAllister se escapa de la policía y de Araña y de Aguilar. El último también decide desistir de buscarle por el beneficio de su esposa. Además, tras toda la lectura, al final todavía no sabemos exactamente lo que pasó a Agustina. Ahora sabemos que Midas McAllister le había llevado a su gimnasio y después a su apartamento y desde allí se fue al hotel con Rorro, reservado en su nombre, pero no sabemos (o no entiendo) qué tiene que ver estos sucesos con su locura.

Diría yo que Delirio es otra historia que parece terminar en el medio, o, tal vez, cuando todo parece empezar. Me recuerdo que había escrito en mi blog lo mismo sobre Balún Canan. ¿Qué pasa a Aguilar y Agustina después? ¿Llega (y quedan) Bichi y su novio? ¿Qué pasa a Midas? ¿se vuelve “loca” Agustina una vez más?

No puedo decir que disfruté de este pastel.

Delirio (segunda parte)

Tu marido anda perdido como corcho en remolino tratando de averiguar qué diantres sucedió contigo y tú misma tampoco sabes gran cosa, porque mira, Agustina bonita, toda historia es como un gran pastel, cada quién da cuenta de la tajada que se come y el único que da cuenta de todo es el pastelero (3)

Después de terminar la lectura de Delirio, la amonestación (arriba) en las primeras páginas parece más apropiada que nunca. Esta “gran pastel” que es la novela tiene sus cuatro niveles (o más que cuatro, tal vez – cada nivel tiene su propia sub-historia. Personajes como Joaco, la madre de Agustina, Ilse etc. crean sub-niveles que el lector sólo empieza a tocar) y a mí me parece que el pastelero, Restrepo, es la única que da cuenta de todo. Yo, en cambio, me quedo con un montón de preguntas. Algunas son inspiradas por discusiones sobre las otras obras que hemos leído.

Primero, en esta “gran pastel” que es la novela, ¿Quién diríamos es el protagonista? ¿O hay un protagonista en cada una de las 4 historias? Si hay, son un grupo rarísimo de protagonistas: un abuelo afectado por la locura (se suicida); Agustina, una mujer trastornada (a veces sí a veces no); Midas, un joven corrupto quien está involucrado en el narcotráfico y otro delitos (se huye); Aguilar, un esposo supuestamente fiel aunque tiene relaciones de diferentes tipos con ni una, ni dos pero tres mujeres (su esposo Agustina, su ex esposo Elena Martha y la recepcionista Anita). Sería tentativo decir que la protagonista as Agustina porque su historia cruza y infiltra todas las narrativas en Delirio, y su personaje cambia/crece hacia el final…pero a pesar de esta recuperación de su cordura, ella no actúa. No desafía a una injusticia. No lucha por o contra algo. Realmente no hace mucho en la trama, por lo menos en lo que pasa en el presente.

Además yo tengo preguntas sobre el final de la novela. Agustina tiene confianza en el regreso de su hermanito Bichi, y es más debido a las noticias parece haber recuperado su cordura: “Arreglar, arreglar, o sea dejar todo como estaba, respondió ella un tanto enervada de que hicieron preguntas ociosas y se puso en ello con bríos renovados” (198-99) …habla Agustina a más de arreglar los muebles? A mí me parece como si está hablando de arreglar su cordura, digamos). Su seguridad serena acerca del regreso de su hermano nos recuerda de la primera parte en que explica que ella tiene la “Primera Llamada”. ¿Es esta confianza en el regreso el resultado de sus “poderes”? ¿Puede Agustina proveer algo que el lector no puede? Y, es más, en la última página: ¿Qué simboliza esta corbata roja (si simboliza algo)?

También para una supuesta “novela policíaca” no hay una resolución de los crímenes múltiples. Midas McAllister se escapa de la policía y de Araña y de Aguilar. El último también decide desistir de buscarle por el beneficio de su esposa. Además, tras toda la lectura, al final todavía no sabemos exactamente lo que pasó a Agustina. Ahora sabemos que Midas McAllister le había llevado a su gimnasio y después a su apartamento y desde allí se fue al hotel con Rorro, reservado en su nombre, pero no sabemos (o no entiendo) qué tiene que ver estos sucesos con su locura.

Diría yo que Delirio es otra historia que parece terminar en el medio, o, tal vez, cuando todo parece empezar. Me recuerdo que había escrito en mi blog lo mismo sobre Balún Canan. ¿Qué pasa a Aguilar y Agustina después? ¿Llega (y quedan) Bichi y su novio? ¿Qué pasa a Midas? ¿se vuelve “loca” Agustina una vez más?

No puedo decir que disfruté de este pastel.

Delirio – Laura Restrepo (primera mitad)

En este curso no somos ajenos a un estilo de escritura experimental, pero en mi opinión este libro “takes the cake”.

Específicamente algunas tendencias me llamaron la atención:

Hay mucho diálogo pero cuesta mucho para el lector de reconocerlo. Restrepo indica el inicio del diálogo no con algunas comillas (“” o <<>>), sino con una letra mayúscula en el medio de una frase. Lu puntuación en general no sigue reglas tradicionales. Por ejemplo les doy esta frase larguísima que a mí parece ser más como un laberinto o una rompecabezas que una joya de prosa:

“El otro día a mi tía Sofí un raponero le arranco de un tirón su cadena de oro y le lastimo el cuello,  La cadena es lo de menos, le dijo mi padre cuando se enteró de lo que había pasado, a eso se le encuentra reemplazo, Pero de la cadena le llevaba colgada la medalla del Santo Ángel que fue de mi madre, que protesto la tía Sofía que sólo estaba de visita porque todavía no vivía con nosotros, Pues te vamos a regalar una idéntica, le aseguró mi padre, Ni te sueñes, lo contradijo mi madre, esa medalla era una morocota antigua, donde vamos a encontrar otra como ésa, No importa, dijo mi padre, por ahora lo urgente es que se haga ver de un médico porque le dejaron un rasguñón feo y se le puede infectar.” (80).

Bueno, si les digo la verdad, a mí esta frase me parece un “rasguñón feo,” en medio de un párrafo larguísimo que es igualmente feo. Todos los fragmentos de la historia están escritos a través de un sólo párrafo. Si esta historia fuera un cuento de 3 o 4 páginas, esta técnica no sería un obstáculo tan inmenso para el lector, sin embargo, 100 páginas de lo mismo es otro caso.  Es caótico. Aunque, mientas escribo esta frase me doy cuenta de que hay una orden dentro de este caos, porque el libro entero demuestra un estilo uniforme, un patron de párrafos largos que cuentan diferentes hilos de la historia. Seguramente estos hilos tienen un orden predeterminado. Asi, concluyo que si el libro tiene sentido, es uno que sólo puede ser entendido por Restrepo (y tal vez Agustina también). Debo aclarar que cuando digo “feo” hablo de la forma y no del contenido, y que digo esto teniendo en cuenta que la autora escribió de esta forma a propósito. Así, debemos preguntarnos, ¿Qué es el punto de estos párrafos mal estructurados? ¿Por qué no sigue Restrepo las reglas de la puntuación? ¿Qué nos revela este estilo sobre la historia/trama? Después de leer la primera mitad, adivinaría yo que Restrepo intenta reflejar la locura (la carencia de sentido, de orden, de reglas) que ocupa la menta de su protagonista. Sin embargo, es curioso que emplea esta estructura no sólo para las partes en que Agustina habla, sino para los otros hilos también que son narrados por su esposo, Aguilar, su ex novio, McAllistar y su abuelo, Portulinus.

De hecho, la presencia de estos múltiples hilos es otro aspecto que me llamó la atención. A mí me parece una forma de narrar semejante a la de Peri Rossi, ¿no? Un tapiz de voces. Las historias se cruzan y interrumpen el uno al otro sin un anuncio claro para el lector de lo que está pasando. Imagino que esta técnica experimental por Restrepo también es uno que hizo para subrayar/reflejar el caos en la mente de la protagonista debido a su locura. Otra vez concluyo que sólo ella (y Agustina) pueden ver la totalidad de este “tapiz”.

No voy a resumir todos los hilos, pero quiero mencionar el de Agustina. La trama de la historia de Agustina ocurre en el pasado (aunque otros narran sus acciones en el presente, como su esposo). Aprendemos a través de las memorias de su niñez que tenía un padre abusivo y un hermano menor, “Bichi,” a quien cuidaba, que tenía tendencias homosexuales y un carácter que se opone a la de su hermano mayor, Jaoco. Por estas dos razones su padre le castigaba violentamente (“Qué culpa tienes tú, Bichi Bichito, por no parecerte a mi padre, de ser idéntico a mi madre y a mi…” p. 14). Estas memorias, o esta historia en la gran historia, nos permite entender que el delirio que consuma Agustina no es una ocurrencia reciente (o sea, no es un producto de su matrimonio o su entorno inmediato en su edad adulta). Por ejemplo, ella razona que puede adivinar el futuro porque tiene un don, lo que llama “la Primera Llamada”. Estos poderes “eran, son, capacidad de los ojos de ver más allá hacia lo que ha de pasar y todavía no ha pasado” (5). Vemos más tarde que bajo la influencia de estos poderes, ella corre a la escuela de su hermanito porque entiende que esta noche su padre le va a pegar, y en un intento de obtener el permiso de sacarle de su clase, ella va mintiendo y se da cuenta de cuán insólita es esta situación porque los dos (su padre y su hermano) ya no están en el mismo lugar.

Además, me llamó la atención el uso de no sólo coloquialismos colombianos, pero también los anglocismos que frecuentan la historia (el cheerleader, el Walkman, el beeper, el jogging, bluyines (¿bluejeans?) la granola, el Oldsmobile, el Aerobic etc.) de nuevo, nos quedamos con preguntas como: ¿para qué emplea Restrepo estos americanismos? ¿Nos está mostrando una mezcla de culturas? ¿La modernización? ¿La invasión de ideas del oeste?

Temo que en este punto de la lectura me quedo con más preguntas que respuestas. Tengo ganas de discutir todo en nuestra clase mañana.

Delirio – Laura Restrepo (primera mitad)

En este curso no somos ajenos a un estilo de escritura experimental, pero en mi opinión este libro “takes the cake”.

Específicamente algunas tendencias me llamaron la atención:

Hay mucho diálogo pero cuesta mucho para el lector de reconocerlo. Restrepo indica el inicio del diálogo no con algunas comillas (“” o <<>>), sino con una letra mayúscula en el medio de una frase. Lu puntuación en general no sigue reglas tradicionales. Por ejemplo les doy esta frase larguísima que a mí parece ser más como un laberinto o una rompecabezas que una joya de prosa:

“El otro día a mi tía Sofí un raponero le arranco de un tirón su cadena de oro y le lastimo el cuello,  La cadena es lo de menos, le dijo mi padre cuando se enteró de lo que había pasado, a eso se le encuentra reemplazo, Pero de la cadena le llevaba colgada la medalla del Santo Ángel que fue de mi madre, que protesto la tía Sofía que sólo estaba de visita porque todavía no vivía con nosotros, Pues te vamos a regalar una idéntica, le aseguró mi padre, Ni te sueñes, lo contradijo mi madre, esa medalla era una morocota antigua, donde vamos a encontrar otra como ésa, No importa, dijo mi padre, por ahora lo urgente es que se haga ver de un médico porque le dejaron un rasguñón feo y se le puede infectar.” (80).

Bueno, si les digo la verdad, a mí esta frase me parece un “rasguñón feo,” en medio de un párrafo larguísimo que es igualmente feo. Todos los fragmentos de la historia están escritos a través de un sólo párrafo. Si esta historia fuera un cuento de 3 o 4 páginas, esta técnica no sería un obstáculo tan inmenso para el lector, sin embargo, 100 páginas de lo mismo es otro caso.  Es caótico. Aunque, mientas escribo esta frase me doy cuenta de que hay una orden dentro de este caos, porque el libro entero demuestra un estilo uniforme, un patron de párrafos largos que cuentan diferentes hilos de la historia. Seguramente estos hilos tienen un orden predeterminado. Asi, concluyo que si el libro tiene sentido, es uno que sólo puede ser entendido por Restrepo (y tal vez Agustina también). Debo aclarar que cuando digo “feo” hablo de la forma y no del contenido, y que digo esto teniendo en cuenta que la autora escribió de esta forma a propósito. Así, debemos preguntarnos, ¿Qué es el punto de estos párrafos mal estructurados? ¿Por qué no sigue Restrepo las reglas de la puntuación? ¿Qué nos revela este estilo sobre la historia/trama? Después de leer la primera mitad, adivinaría yo que Restrepo intenta reflejar la locura (la carencia de sentido, de orden, de reglas) que ocupa la menta de su protagonista. Sin embargo, es curioso que emplea esta estructura no sólo para las partes en que Agustina habla, sino para los otros hilos también que son narrados por su esposo, Aguilar, su ex novio, McAllistar y su abuelo, Portulinus.

De hecho, la presencia de estos múltiples hilos es otro aspecto que me llamó la atención. A mí me parece una forma de narrar semejante a la de Peri Rossi, ¿no? Un tapiz de voces. Las historias se cruzan y interrumpen el uno al otro sin un anuncio claro para el lector de lo que está pasando. Imagino que esta técnica experimental por Restrepo también es uno que hizo para subrayar/reflejar el caos en la mente de la protagonista debido a su locura. Otra vez concluyo que sólo ella (y Agustina) pueden ver la totalidad de este “tapiz”.

No voy a resumir todos los hilos, pero quiero mencionar el de Agustina. La trama de la historia de Agustina ocurre en el pasado (aunque otros narran sus acciones en el presente, como su esposo). Aprendemos a través de las memorias de su niñez que tenía un padre abusivo y un hermano menor, “Bichi,” a quien cuidaba, que tenía tendencias homosexuales y un carácter que se opone a la de su hermano mayor, Jaoco. Por estas dos razones su padre le castigaba violentamente (“Qué culpa tienes tú, Bichi Bichito, por no parecerte a mi padre, de ser idéntico a mi madre y a mi…” p. 14). Estas memorias, o esta historia en la gran historia, nos permite entender que el delirio que consuma Agustina no es una ocurrencia reciente (o sea, no es un producto de su matrimonio o su entorno inmediato en su edad adulta). Por ejemplo, ella razona que puede adivinar el futuro porque tiene un don, lo que llama “la Primera Llamada”. Estos poderes “eran, son, capacidad de los ojos de ver más allá hacia lo que ha de pasar y todavía no ha pasado” (5). Vemos más tarde que bajo la influencia de estos poderes, ella corre a la escuela de su hermanito porque entiende que esta noche su padre le va a pegar, y en un intento de obtener el permiso de sacarle de su clase, ella va mintiendo y se da cuenta de cuán insólita es esta situación porque los dos (su padre y su hermano) ya no están en el mismo lugar.

Además, me llamó la atención el uso de no sólo coloquialismos colombianos, pero también los anglocismos que frecuentan la historia (el cheerleader, el Walkman, el beeper, el jogging, bluyines (¿bluejeans?) la granola, el Oldsmobile, el Aerobic etc.) de nuevo, nos quedamos con preguntas como: ¿para qué emplea Restrepo estos americanismos? ¿Nos está mostrando una mezcla de culturas? ¿La modernización? ¿La invasión de ideas del oeste?

Temo que en este punto de la lectura me quedo con más preguntas que respuestas. Tengo ganas de discutir todo en nuestra clase mañana.

Nunca hubo alguna vez (1984) – ¿un anti-cuento de hadas?

El titulo de esta colección de cuentos por Carmen Naranjo me llamó la atención durante la lectura. A mí, parece ser polémico. Y creo que es importante que la frase se repita otra vez en las primeras palabras de la obra en la página 11. Es un rechazo a propósito de la tradición del cuento de hada.

Veo dos mundos distintos en esta obra: uno que es la realidad de la edad adulta, y otro que es el mundo fantástico, imaginativo, y juguetón de la infancia. Así, el título suena como un rechazo de este último mundo (y a su vez la valoración de la realidad de la edad adulta) por ser un rechazo de la tradición de cuentos de hadas (los que simbolizan la infancia). En la realidad de la edad adulta, “nunca hubo alguna vez”. Lo polémico, o la tensión, surge porque estos cuentos son aparentemente para niños, y también cuentos que tienen narradores infantiles pero a la vez la obra es una rechazo de esta tradición infantil. Tras esta tensión, creo que Naranjo se está dirigiendo al tránsito inevitable de la infancia a la edad adulta. Esta obra parece mostrar la maduración desde la juventud/niñez a la realidad de la edad adulta. En la escritura, las voces de estos dos mundos parecen estar luchando/resistiendo el uno al otro. Naranjo escribe que “Nunca hubo alguna vez,” su narradora niña le responde: “sos un puro mentiroso, siempre hay alguna vez.” (p. 11) Además esta tensión existe porque los cuentos tienen personajes jóvenes y usan un lenguaje infantil a veces, pero por otro lado estos mismos personajes son capaces de reflexionar como adultos. También, los dibujos prestan al libro un aspecto infantil, pero como el título nos recuerda, no es un libro de cuentos de hadas.

Al fin y al cabo es esta realidad adulta que domina. El décimo y último cuento, “Olo”, marca la transición irreversible del mundo (“paraíso”) de la infancia. Olo es un tipo de paraíso en que todos los Olanos (¿niños?) existen en armonía, hasta un extranjero, “El visitante” (¿Adulto?), llega y intenta cambiar todo: “El hombre empezó a ensenar métodos más rápidos y fáciles, pero tan mecánicos y monótonos que no iban al ritmo de las canciones ni permitían el cuidado necesario para no alterar la naturaleza ni hacer daño a los animales” (69). El resultado es que este paraíso desaparece, y lamenta la narradora, “Me pregunta Usted donde queda Olo. Pero Usted cree que si lo supiera, estaría aquí” (75). Así, el lector ha llegado a un punto en la lectura en que la infancia se ha desaparecido.

Otra pista que esta realidad adulta se ha vencido está en la dedicatoria. La autora refiere a su propia infancia en la dedicatoria, al igual que sus hermanos, “compañeros de infancia”. A través de esta dedicatoria nostálgica entendemos que el propio Naranjo es la prueba que no se puede quedarse en el mundo infantil para siempre.

Nunca hubo alguna vez (1984) – ¿un anti-cuento de hadas?

El titulo de esta colección de cuentos por Carmen Naranjo me llamó la atención durante la lectura. A mí, parece ser polémico. Y creo que es importante que la frase se repita otra vez en las primeras palabras de la obra en la página 11. Es un rechazo a propósito de la tradición del cuento de hada.

Veo dos mundos distintos en esta obra: uno que es la realidad de la edad adulta, y otro que es el mundo fantástico, imaginativo, y juguetón de la infancia. Así, el título suena como un rechazo de este último mundo (y a su vez la valoración de la realidad de la edad adulta) por ser un rechazo de la tradición de cuentos de hadas (los que simbolizan la infancia). En la realidad de la edad adulta, “nunca hubo alguna vez”. Lo polémico, o la tensión, surge porque estos cuentos son aparentemente para niños, y también cuentos que tienen narradores infantiles pero a la vez la obra es una rechazo de esta tradición infantil. Tras esta tensión, creo que Naranjo se está dirigiendo al tránsito inevitable de la infancia a la edad adulta. Esta obra parece mostrar la maduración desde la juventud/niñez a la realidad de la edad adulta. En la escritura, las voces de estos dos mundos parecen estar luchando/resistiendo el uno al otro. Naranjo escribe que “Nunca hubo alguna vez,” su narradora niña le responde: “sos un puro mentiroso, siempre hay alguna vez.” (p. 11) Además esta tensión existe porque los cuentos tienen personajes jóvenes y usan un lenguaje infantil a veces, pero por otro lado estos mismos personajes son capaces de reflexionar como adultos. También, los dibujos prestan al libro un aspecto infantil, pero como el título nos recuerda, no es un libro de cuentos de hadas.

Al fin y al cabo es esta realidad adulta que domina. El décimo y último cuento, “Olo”, marca la transición irreversible del mundo (“paraíso”) de la infancia. Olo es un tipo de paraíso en que todos los Olanos (¿niños?) existen en armonía, hasta un extranjero, “El visitante” (¿Adulto?), llega y intenta cambiar todo: “El hombre empezó a ensenar métodos más rápidos y fáciles, pero tan mecánicos y monótonos que no iban al ritmo de las canciones ni permitían el cuidado necesario para no alterar la naturaleza ni hacer daño a los animales” (69). El resultado es que este paraíso desaparece, y lamenta la narradora, “Me pregunta Usted donde queda Olo. Pero Usted cree que si lo supiera, estaría aquí” (75). Así, el lector ha llegado a un punto en la lectura en que la infancia se ha desaparecido.

Otra pista que esta realidad adulta se ha vencido está en la dedicatoria. La autora refiere a su propia infancia en la dedicatoria, al igual que sus hermanos, “compañeros de infancia”. A través de esta dedicatoria nostálgica entendemos que el propio Naranjo es la prueba que no se puede quedarse en el mundo infantil para siempre.

La nave de los locos (segunda mitad)

Debo empezar por decir que este blog será, tal vez, tan fragmentado como esta novela de Peri Rossi. Al final de la lectura tengo la impresión de que he leído un libro tan diverso como el que escribió y describió Morris en el formulario en la oficina del Editorial Albión:

Manuel practico para extraviarse en la ciudad. Manuel de circulación. Manuel de paseos públicos. Instrucciones para evitar el cáncer. Como aprender el alemán en diez lecciones. Mi obra trata del todo. Del enorme todo y sus diversas partes. O sea: del todo minimizado. En ella se puede encontrar aspectos de la vida del caballero Lanzarote del Lago, indicaciones para eliminar las hormigas del jardín, la vida de las lepidópteros en las montañas de Epanuro, la mitología clásica y sus proyecciones en la cocina francesa, los ritos de las aztecas y seis maneras de mantener la castidad en la Roma antigua (128).

De hecho, los temas que presenta Peri Rossi no son tan distintos que los proponía Moris (¿no leimos episodios de un estudio de los lepidópteros en África, el caballero Percivales etc.?) aunque parece ser otros temas sobresalientes en esta novela.

Primero, hay un discurso del exilio a partir del primer capítulo de esta segunda mitad. Este episodio que trata al encuentra de Equis con el astronauta Gordon, un hombre que mira a la luna con añoranza porque es condenado a quedarse en la tierra, en este lugar. Nunca regresara al otro. Equis concluye, <<Todos somos exiliados de algo o de alguien […] En realidad, esa es la verdadera condición del hombre>> (106). A mí, parece como la voz de Peri Rossi entra en la narrativa aquí. Fue exiliada de Uruguay a España el 4 de octubre 1972, y después de España a Paris. Peri Rossi es xenófoba, y así sufrió debido al exilio. Pero, en sus viajes se conoció a muchos otros escritores y políticos exilados. Es posible que esta experiencia formo su cosmovisión que relata Equis en este capítulo.

Otro tema parece ser un discurso filosófico sobre el rol del lector en cuanto a la lectura. Hemos hablado de esta idea un poco la semana pasada, debido a la trama fragmentada y también debido al hilo narrativo del tapiz. El espectador, al igual que el lector, es encargado con reconstruir en su mente lo que no ve/lee. Vemos un tercer ejemplo de tema en el capitulo XVIII, cuando Percival está mirando al quiosco de la orquesta que esta derelicta, y reflexiona sobre los sillones, “no se veía con los ojos, porque ya no eran corpóreos, pero indudablemente estaban de alguna manera, porque en cuanto uno miraba al podido circular se daba cuenta de ellos. Es decir: Estaban en la mente de quien dirigía sus ojos hacia allí” (135).

Además el tema del sexo/género surge una y otra vez. En esta segunda mitad veo dos pasajes en que Peri Rossi se dirige explícitamente a este tema. La primera instancia es a través de un niño, Percival, quien ofrece un mensaje contradictorio. El explica su situación familiar así: “[Mi madre] se casó joven, pero se divorció al poco tiempo. Mi padre, en realidad, sólo quería tener una cocinera y una amante a su lado.” Sin embargo en el próximo párrafo el explica que en cuanto a literatura su madre “tiene una versión más tradicional de las cosas” (145). Curiosamente, esta cuestión de roles surge otra vez a través de las voces (escritura) de los niños en las páginas 157-161 en las cuales Peri Rossi presenta sus ideas sobre Adán y Eva. Concluyen que Adán es valiente, honrado, trabajador, inteligente, responsable y obediente. Por otro lado Eva fue descrita como bella, aunque también excesivamente curiosa, charlantana, holganza y de mal carácter. Las cuestiones que quedan en mi mente es, ¿Qué quiere decir con este discurso Peri Rossi? Y ¿por qué presenta este discurso a través de las voces de niños?

Una última tema que me intereso era la de la escritura (otra tema filosófica) que trata al mismo episodio de Morris con el que empecé esta entrada del blog. En la página 128-129 discute la escritura masculina, femenina y andrógina. Tengo la impresión de que Peri Rossi intentó escribir una obra andrógina con esta novela. Para mí, me parecería interesante discutir en clase las ideas de Morris (pero no estoy convencida que son las ideas de P.R) sobre el sexo de la literatura. Son estas cuestiones que nos hemos preguntado una y otra vez, ¿no?

La nave de los locos (segunda mitad)

Debo empezar por decir que este blog será, tal vez, tan fragmentado como esta novela de Peri Rossi. Al final de la lectura tengo la impresión de que he leído un libro tan diverso como el que escribió y describió Morris en el formulario en la oficina del Editorial Albión:

Manuel practico para extraviarse en la ciudad. Manuel de circulación. Manuel de paseos públicos. Instrucciones para evitar el cáncer. Como aprender el alemán en diez lecciones. Mi obra trata del todo. Del enorme todo y sus diversas partes. O sea: del todo minimizado. En ella se puede encontrar aspectos de la vida del caballero Lanzarote del Lago, indicaciones para eliminar las hormigas del jardín, la vida de las lepidópteros en las montañas de Epanuro, la mitología clásica y sus proyecciones en la cocina francesa, los ritos de las aztecas y seis maneras de mantener la castidad en la Roma antigua (128).

De hecho, los temas que presenta Peri Rossi no son tan distintos que los proponía Moris (¿no leimos episodios de un estudio de los lepidópteros en África, el caballero Percivales etc.?) aunque parece ser otros temas sobresalientes en esta novela.

Primero, hay un discurso del exilio a partir del primer capítulo de esta segunda mitad. Este episodio que trata al encuentra de Equis con el astronauta Gordon, un hombre que mira a la luna con añoranza porque es condenado a quedarse en la tierra, en este lugar. Nunca regresara al otro. Equis concluye, <<Todos somos exiliados de algo o de alguien […] En realidad, esa es la verdadera condición del hombre>> (106). A mí, parece como la voz de Peri Rossi entra en la narrativa aquí. Fue exiliada de Uruguay a España el 4 de octubre 1972, y después de España a Paris. Peri Rossi es xenófoba, y así sufrió debido al exilio. Pero, en sus viajes se conoció a muchos otros escritores y políticos exilados. Es posible que esta experiencia formo su cosmovisión que relata Equis en este capítulo.

Otro tema parece ser un discurso filosófico sobre el rol del lector en cuanto a la lectura. Hemos hablado de esta idea un poco la semana pasada, debido a la trama fragmentada y también debido al hilo narrativo del tapiz. El espectador, al igual que el lector, es encargado con reconstruir en su mente lo que no ve/lee. Vemos un tercer ejemplo de tema en el capitulo XVIII, cuando Percival está mirando al quiosco de la orquesta que esta derelicta, y reflexiona sobre los sillones, “no se veía con los ojos, porque ya no eran corpóreos, pero indudablemente estaban de alguna manera, porque en cuanto uno miraba al podido circular se daba cuenta de ellos. Es decir: Estaban en la mente de quien dirigía sus ojos hacia allí” (135).

Además el tema del sexo/género surge una y otra vez. En esta segunda mitad veo dos pasajes en que Peri Rossi se dirige explícitamente a este tema. La primera instancia es a través de un niño, Percival, quien ofrece un mensaje contradictorio. El explica su situación familiar así: “[Mi madre] se casó joven, pero se divorció al poco tiempo. Mi padre, en realidad, sólo quería tener una cocinera y una amante a su lado.” Sin embargo en el próximo párrafo el explica que en cuanto a literatura su madre “tiene una versión más tradicional de las cosas” (145). Curiosamente, esta cuestión de roles surge otra vez a través de las voces (escritura) de los niños en las páginas 157-161 en las cuales Peri Rossi presenta sus ideas sobre Adán y Eva. Concluyen que Adán es valiente, honrado, trabajador, inteligente, responsable y obediente. Por otro lado Eva fue descrita como bella, aunque también excesivamente curiosa, charlantana, holganza y de mal carácter. Las cuestiones que quedan en mi mente es, ¿Qué quiere decir con este discurso Peri Rossi? Y ¿por qué presenta este discurso a través de las voces de niños?

Una última tema que me intereso era la de la escritura (otra tema filosófica) que trata al mismo episodio de Morris con el que empecé esta entrada del blog. En la página 128-129 discute la escritura masculina, femenina y andrógina. Tengo la impresión de que Peri Rossi intentó escribir una obra andrógina con esta novela. Para mí, me parecería interesante discutir en clase las ideas de Morris (pero no estoy convencida que son las ideas de P.R) sobre el sexo de la literatura. Son estas cuestiones que nos hemos preguntado una y otra vez, ¿no?

La nave de los locos (primera mitad)

Con esta quinta novela que hemos leído en este curso, nos hallamos con la narrativa más experimental.

Una cosa llamativa con respeto al estilo experimental con que escribe Peri Rossi es la manera en que la novela presenta dos hilos narrativos: el primer es la representación el del tapiz medieval de la Creación de la Catedral de Gerona. Las representaciones de segmentos del tapiz introducen y preceden cada “viaje” (capítulo) de la obra. A mí, me parece como la descripción del tapiz pronostica/refleja algo o alguien en el segundo hilo que es la historia de Equis. Por ejemplo, El viaje, XIII: La Isla es precedida por una pasaje que describe un segmento del tapiz en que “una figura peregrina, que camina hacia alguna parte” (84). tapiz-creacion¿Puede ser esta figura peregrina la chica Graciela, “trayendo un largo estuche de guitarra, por todo equipaje” (85)? Tal vez esta relación es algo que se hará más evidente después de terminar la lectura del libro la semana que viene.

Otra técnica experimental es la estructura poco común. En vez de capítulos tradicionales hay ‘viajes’ que saltan desde un sitio a otro, y, es más, desde el pasado al presente sin una indicación clara de dónde llegue (o desembarque) el lector. En este sentido la narrativa no sólo sigue dos hilos, pero cada uno de los dos es fragmentado.

Además, el uso de notas de pie revela este carácter experimental de la narrativa. Algunos “viajes”, como el IV: Historia de Equis contienen mas texto en forma de nota de pie que texto en la trama principal. En esto caso, la nota de pie actúa como un sub-capitulo que explica un encuentro que tuvo Equis con una mujer en un bar americano. Esta nota de pie tiene un sub-trama, diálogo y su propio narrador omnisciente. A mí, me parece como a través de estas notas de pies Peri Rossi le otorga a sí misma el rol de editor, encima de ser autora. O, tal vez, debemos preguntarnos si esta editora es, de hecho, otro personaje y no debe ser relacionada con ella. Este elemento metatextual (¿es metatextual? Me pregunto esto porque es parte del texto y es escrito por Peri Rossi…) revela un juego que crea la autora para el lector, como indica bien en la página 37: “invito al lector a realizar un juego muy entretenido […] consiste en averiguar el verdadero nombre de las ciudades evocadas en el libro, en base a oportunas deducciones.”

Este juego señala otra técnica experimental. Hay un elemento de anonimato con que escribe Peri Rossi. Para empezar, el nombre del protagonista ‘Equis’ (X) señala que puede ser alguien, (¿o siempre es el otro?) mientras que sabemos los nombres de todos los personajes con quien se enfrenta. También, sabemos que el viaje lo lleva a ciudad A., B. y C., por ejemplo, por como ya mencioné, no sabemos los nombres propios de estos lugares en parte porque es un juego para el lector.

Todo esto sin mencionar que Peri Rossi también incluyó otros fragmentos extraños en este texto ya-fragmentado como “El Diario de A Bordo” (19), y el poema (¿?), “Las Leyes de la Hospitalidad” (38-39). Será interesante averiguar si la segunda mitad sigue este patrón experimental, y si este es el caso, averiguar también a dónde llevara este doble hilo narrativo.

La nave de los locos (primera mitad)

Con esta quinta novela que hemos leído en este curso, nos hallamos con la narrativa más experimental.

Una cosa llamativa con respeto al estilo experimental con que escribe Peri Rossi es la manera en que la novela presenta dos hilos narrativos: el primer es la representación el del tapiz medieval de la Creación de la Catedral de Gerona. Las representaciones de segmentos del tapiz introducen y preceden cada “viaje” (capítulo) de la obra. A mí, me parece como la descripción del tapiz pronostica/refleja algo o alguien en el segundo hilo que es la historia de Equis. Por ejemplo, El viaje, XIII: La Isla es precedida por una pasaje que describe un segmento del tapiz en que “una figura peregrina, que camina hacia alguna parte” (84). tapiz-creacion¿Puede ser esta figura peregrina la chica Graciela, “trayendo un largo estuche de guitarra, por todo equipaje” (85)? Tal vez esta relación es algo que se hará más evidente después de terminar la lectura del libro la semana que viene.

Otra técnica experimental es la estructura poco común. En vez de capítulos tradicionales hay ‘viajes’ que saltan desde un sitio a otro, y, es más, desde el pasado al presente sin una indicación clara de dónde llegue (o desembarque) el lector. En este sentido la narrativa no sólo sigue dos hilos, pero cada uno de los dos es fragmentado.

Además, el uso de notas de pie revela este carácter experimental de la narrativa. Algunos “viajes”, como el IV: Historia de Equis contienen mas texto en forma de nota de pie que texto en la trama principal. En esto caso, la nota de pie actúa como un sub-capitulo que explica un encuentro que tuvo Equis con una mujer en un bar americano. Esta nota de pie tiene un sub-trama, diálogo y su propio narrador omnisciente. A mí, me parece como a través de estas notas de pies Peri Rossi le otorga a sí misma el rol de editor, encima de ser autora. O, tal vez, debemos preguntarnos si esta editora es, de hecho, otro personaje y no debe ser relacionada con ella. Este elemento metatextual (¿es metatextual? Me pregunto esto porque es parte del texto y es escrito por Peri Rossi…) revela un juego que crea la autora para el lector, como indica bien en la página 37: “invito al lector a realizar un juego muy entretenido […] consiste en averiguar el verdadero nombre de las ciudades evocadas en el libro, en base a oportunas deducciones.”

Este juego señala otra técnica experimental. Hay un elemento de anonimato con que escribe Peri Rossi. Para empezar, el nombre del protagonista ‘Equis’ (X) señala que puede ser alguien, (¿o siempre es el otro?) mientras que sabemos los nombres de todos los personajes con quien se enfrenta. También, sabemos que el viaje lo lleva a ciudad A., B. y C., por ejemplo, por como ya mencioné, no sabemos los nombres propios de estos lugares en parte porque es un juego para el lector.

Todo esto sin mencionar que Peri Rossi también incluyó otros fragmentos extraños en este texto ya-fragmentado como “El Diario de A Bordo” (19), y el poema (¿?), “Las Leyes de la Hospitalidad” (38-39). Será interesante averiguar si la segunda mitad sigue este patrón experimental, y si este es el caso, averiguar también a dónde llevara este doble hilo narrativo.