Posted by: | 28th Sep, 2008

La Labor Conquistadora

Como lo ha dicho el profesor y se ha visto en la segunda parte del texto de Bartolomé de las Casas, al terminar el libro vemos que los conquistadores no se vuelven buenos ni los indios se llenan completamente de maldad. Sin embargo, lo que sí se puede notar con marcado énfasis es cómo las Casas continúa atacando con ferocidad a los “cristianos” y cómo defiende con resistencia a los indígenas. En esta parte final del libro hay varios aspectos que definen con claridad el holocausto cristiano que tiene lugar en las Indias. Matanzas, saqueos y engaños son algunos de los procederes con los que los españoles llevaron a cabo la devastación casi total de las Indias en cuanto a su gente y sus tierras.

Las matanzas periódicas que los españoles llegaron a ejecutar con tanta crueldad e injusticia fueron tal vez la peor de las acciones hechas contra los indígenas y a favor de la destrucción de las Indias. Las descripciones hechas por las Casas acerca de cómo los cristianos procedían en sus genocidios se pueden contar entre las más horrendas acciones ejecutadas contra seres humanos por sus mismos congéneres.

Acompañando de manera inseparable y casi simultáneamente a las matanzas, los españoles practicaron repetitivamente grandes saqueos a las poblaciones injustamente arremetidas. La idea de obtener riqueza a toda costa fue el punto focal de la empresa conquistadora, y fue ejecutado con tanto vicio que nada sobrevivía a tal ambición.

El uso de engaños y mentiras fue tal vez la mejor estrategia usada por los conquistadores en orden de saquear y asesinar por cuanta población se pasara. Las Casas siempre ha hecho énfasis en la disposición pacífica de los indígenas y de cómo estos se entregaban con tanta docilidad a los recién llegados. De esta disposición es de la cual los cristianos han sacado provecho para lograr con facilidad sus malévolos planes.

En pocas palabras, el texto de las Casas nos describe con infinito detalle cómo es que aquellos “hombres con uso de razón” convierten lo que a los ojos de cristianos sería el mismo cielo en la Tierra –por la calidad de sus gentes y la riqueza de sus tierras- en el mismo infierno a los ojos de cristianos e indios. No bastan los superlativos empleados por las Casas para describir la bondad de los indígenas y la maldad de los españoles que tiene lugar en las Indias.

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