La segunda parte de El Periquillo Sarniento es relativamente parecida a la primera. Por empezar, Periquillo ya es un hombre más maduro de edad pero sigue teniendo una actitud inmadura con su vida y sigue siendo un “flojo”. Su vida en México finaliza y comienza un nuevo capítulo en China después de haber sobrevivido una terrible tormenta que mato a todos, o a la mayoría, de sus compañeros de viaje. La constante insatisfacción de Periquillo y las pocas ganas que muestra por jugar un papel determinado en la sociedad Mexicana es parte de una crítica acerca de la sociedad Mexicana y el feudalismo por parte del autor. El personaje principal no se contenta con pertenecer a una clase social porque se necesita trabajar para, primero y principal, tener un oficio o una carrera y también cuesta más trabajo mantenerla. La crítica central del autor con respecto a la sociedad Mexicana se vuelve más explícita cuando Periquillo es adoptado por el virrey de China. La voz del autor, Lizardi, se trasluce a través de este nuevo personaje adinerado. Después de haberle dado días de reposo, el tutan chino comenzó a interrogar al Periquillo ya que él quería saber en dónde situarlo en el contexto de su sociedad. Nuestro personaje pícaro intento desviar la pregunta de varias formas pero cuando el tutan lo puso entre la espada y la pared, el Periquillo se vio forzado a inventar historias porque en realidad el nunca tuvo una profesión con la cual él se pudo identificar. Pareciese que Periquillo nunca quiso asumir una identidad social y la organización (o quizás corrupción) de la Nueva España se lo ha permitido por ser un noble, o por haber provenido de una familia de nobles. Durante la interrogación, el tutan pregunta: “De que sirve uno de estos, digo, al resto de sus conciudadanos? Seguramente un rico o noble será una carga pesadísima a la república” (p 483). Siguiendo la línea de pensamiento de la interpretación de la sociedad China de acurdo a Lizardi, en la misma no hay espacio para una persona que carece de una identidad social. Para Lizardi, los “nobles” de México no solo son inútiles, pero también son una carga para la sociedad ya que al no estar ocupados en nada, estorban.
Lizardi, Segunda Parte
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Lizardi, Segunda Parte
La segunda parte de El Periquillo Sarniento es relativamente parecida a la primera. Por empezar, Periquillo ya es un hombre más maduro de edad pero sigue teniendo una actitud inmadura con su vida y sigue siendo un “flojo”. Su vida en México finaliza y comienza un nuevo capítulo en China después de haber sobrevivido una terrible tormenta que mato a todos, o a la mayoría, de sus compañeros de viaje. La constante insatisfacción de Periquillo y las pocas ganas que muestra por jugar un papel determinado en la sociedad Mexicana es parte de una crítica acerca de la sociedad Mexicana y el feudalismo por parte del autor. El personaje principal no se contenta con pertenecer a una clase social porque se necesita trabajar para, primero y principal, tener un oficio o una carrera y también cuesta más trabajo mantenerla. La crítica central del autor con respecto a la sociedad Mexicana se vuelve más explícita cuando Periquillo es adoptado por el virrey de China. La voz del autor, Lizardi, se trasluce a través de este nuevo personaje adinerado. Después de haberle dado días de reposo, el tutan chino comenzó a interrogar al Periquillo ya que él quería saber en dónde situarlo en el contexto de su sociedad. Nuestro personaje pícaro intento desviar la pregunta de varias formas pero cuando el tutan lo puso entre la espada y la pared, el Periquillo se vio forzado a inventar historias porque en realidad el nunca tuvo una profesión con la cual él se pudo identificar. Pareciese que Periquillo nunca quiso asumir una identidad social y la organización (o quizás corrupción) de la Nueva España se lo ha permitido por ser un noble, o por haber provenido de una familia de nobles. Durante la interrogación, el tutan pregunta: “De que sirve uno de estos, digo, al resto de sus conciudadanos? Seguramente un rico o noble será una carga pesadísima a la república” (p 483). Siguiendo la línea de pensamiento de la interpretación de la sociedad China de acurdo a Lizardi, en la misma no hay espacio para una persona que carece de una identidad social. Para Lizardi, los “nobles” de México no solo son inútiles, pero también son una carga para la sociedad ya que al no estar ocupados en nada, estorban.