Hijo de Hombre (segunda mitad)

A lo largo de la segunda mitad de la novela Hijo de Hombre (1960), me llamaron la atención los distintos sucesos en los que Rao Bastos empleó la ironía circunstancial. Muchos tienen que ver con la presencia de agua y a la vez una lucha contra la sed; dos temas a los que me dirigí en mi primer blog sobre la primera mitad de esta novela. Sin embargo, hay otros temas que giran alrededor de esta ironía circunstancial, notablemente la muerte.

El titulo del sexto capítulo, Fiesta, me dejó con un sentido irónico mientras leía sobre el sufrimiento (de hambre, sed y heridas) de los presos en el vagón que estaba en ruta a Asunción, el refugio de Cristóbal Jara en el cementerio, la muerte injusta de Cleto Rodas, la persecución continua de los prisioneros, y el baile grotesco de los leprosos. Para mí, no sólo era la suma de estas tragedias que no concordaba con la implicación del título, sino eran los contextos dentro de cada tragedia que señalaban la ironía circunstancial. No voy a discutir todos, pero algunos ejemplos llamativos incluyen el hecho de que Kiritó, o Cristóbal jara, sobrevivió en un cementerio; un lugar que se asocian con la muerte. El personaje de Jara vocifera esta ironía, “No te asustes, María Regalada. Si me dejas estar aquí, no me van a encontrar. Ellos andan buscando a un hombre vivo, pero aquí están los muertos solamente” (239).Al mismo tiempo nos enteramos que los militares habían matado a Cleto Rodas en un pozo; un símbolo literario frecuentemente asociado con la vida, y, es más, un literal fuente de la vida para un pueblo rural.

En el séptimo capítulo, Destinados, el cambio en el estilo de la narración me parece significativo primero porque Veras, acababa de recibir y leer diarios, empezó a escribir en la forma de un diario. Se vio influenciado por su entorno, sin mencionar que tambien recibio una copia de La guerra y paz por Tolstoy. Es más, este estilo permite una oportunidad para Rao Bastos de incorporar su propias recuerdas en la Guerra del Chaco, mientras que la obra sigue siendo una de ficción. Sin embargo, la ironía circunstancial es más evidente en la lucha contra la sed, <<la muerte blanca>>, mientras que los soldados están rodeados de agua, pero confinados a un islote de terreno seco y duro. La sed es un tema recurrente a través de este capítulo:

            17 de enero: De pronto volví a escuchar la lluvia sobre el techo de paja. Tenía sed. (256)

            9 de septiembre: Pero más me arde la sed en la garganta, en el pecho. Llaga viva por  dentro. No ha llegado el agua a las líneas. Esperándola, uno escupe polvo. (274)

            Además, las circunstancias que rodeaban la muerte de Jiménez, quien sucumbió a un fiebre después de casi ahogarse en un intento de escapar, demuestran un aspecto de ironía también si se considera este suceso frente al problema de la sed. Todo eso sin mencionar la contradicción en las palabras elegidas para relatar este suceso, <<Jiménez amaneció muerte>> (259).

A mí me parece como esta ironía circunstancial sigue siendo presente hasta el final de la novela. Sobre todo, el título del último capítulo, Ex Combatientes, plantea un tono irónico para el lector cuando se entera en los últimos párrafos de que el Paraguay ya está al borde de otra guerra. Los combatientes de la Guerra del Chaco no seguirán siendo ex combatientes durante mucho tiempo si el país llegara a una guerra civil. Es más, existe ironía en el destino de ciertos personajes después de la guerra, notablemente para los mellizos Goiburú “que pagaban en la cárcel de Asunción un acto de justicia, después de haber guerreado durante tres años en el lejano desierto, pasando así de golpe de su condición de héroes a la de asesinos.” (382) Todo esto insta al lector a preguntarse, ¿para qué?, una cuestión que posiblemente refleja la actitud de la gente que luchaban en la Guerra del Chaco, mucho sin saber la causa de la guerra.

3 thoughts on “Hijo de Hombre (segunda mitad)

  1. bnassi

    Sí, sin duda la ironía es parte del aparato retórico de la novela. Yo creo que es una ironía amarga, sin embargo. Quiero decir que es una ironía que, como se nota muy bien en las citas que mencionas, está ahí para remarcar la miseria, la mala fortuna de los personajes. Sentir la lluvia y sentir sed, morir de sed en medio de agua, etc., configuran, creo, ironías muy crueles que sustentan el carácter desgarrador tiene la novela.

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  2. Silvia Brynjolfson

    Me parece muy acertada tu observación de que la ironía es el manto que cubre casi toda esta obra. Pienso que el último capítulo la revela cuando algunos de los combatientes de la Guerra del Chaco con encuentran paz porque estaban acostumbrados a la guerra

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  3. Marcos

    Sin duda la ironía y la muerte están presentes a lo largo de la novela; el capítulo siete, también me llamó la atención por el cambio de punto de vista que como dices le permite al autor incorporar sus recuerdos y experiencias de la guerra del Chaco.

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