Cien años de soledad (1967), Gabriel García Márquez

Mi experiencia con esta obra ha sido un ciclo de empezar y volver a empezarla, de leer y releerla…pues, por lo menos hasta llegar a la mitad del libro. Tengo tres diferentes copias, más una de mi esposo – algunas versiones en inglés y ahora la versión Catedra que compré para este curso- pero por algún motivo me encuentro incapaz de terminar con la lectura de esta novela. Sin embargo, este es un círculo vicioso que superaré por fin debido a los requisitos de este curso.

En contemplar mi experiencia con esta novela, me di cuenta de que la repetición de los nombres me inhibe como lector, al igual que la estructura cíclica que García Márquez eligió. Sin embargo, después de leer la primera mitad de nuevo esta semana me llamó la atención la relación entre este tema de los nombres semejantes y la estructura cíclica.

Cien años de soledad narra la historia de la familia Buendía, enfocándose en siete generaciones a lo largo de un siglo. José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán fundaron el pueblo de Macondo, y allí se establecieron una familia y una vida para ellos. El patriarca y su mujer, quienes son primos, tienen tres hijos: José Arcadio, Aureliano y Amaranta. Estos nombres se repetirán en las siguientes generaciones de manera cíclica como la historia, y al igual que José Arcadio y Úrsula, la mayoría de los Buendía se irá relacionando y procreando entre ellos mismos. Por supuesto hay excepciones, pero todavía en estos casos los nombres todavía permanecen dentro de la familia, como es el caso de los 17 Aurelianos. Esta repetición parece subrayar la persistencia del pasado para la familia Buendía.

Aunque cada Aureliano, Arcadio, Amaranta y también Remedios tienen una apariencia física bastante distinta de su tocayo, parece que se hereden unas características de sus antepasados. En general los José Aracadios tienen una fuerte presencia; no sólo en sus cuerpos fuertes pero también en sus acciones impulsivas. Por ejemplo, José Aracadio Buendía mata a Prudencio Aguilar y después se huye con su esposa, mientras su hijo del mismo nombre decide abandonar a su familia para una chica gitana, y al regresar se atreve a rescatar a su hermano de la muerte inminente. Por otro lado, los Aurelianos son más pasivos y retraídos. A mí me parece que la única excepción son los gemelos José Arcadio Segundo y Aureliano Segundo. Sin embargo, este argumento no tiene validez porque el autor nos indica que en un juego de confundir a sus compañeros acerca de sus identidades, es posible que se hubieran confundido ellos mismos.

Igualmente, el lector se confunde en el laberinto que es el árbol genealógico de los Buendía. Las líneas se convierten borrosas entre un personaje y otro, al igual que las líneas entre los capítulos de la novela. Debido al título engañoso, el lector espera un relato contado cronológicamente a lo largo de cien años, pero no es así. Los capítulos no se distinguen claramente, salvo una ruptura en la tipificación en la página. No se identifican ni por título, ni número. Para mí, esta técnica añade a la estructura cíclica. Digo esto porque los sucesos se repiten, están fragmentados y desarrollados en diferentes capítulos, no siempre en orden cronológico. Incluso la muerte no impide ciertos personajes de entrar de nuevo en la trama. Los miembros de la familia están atrapados en un ciclo (y a la vez alimentan este ciclo) que no se pueden escapar: los cien años de soledad.

2 thoughts on “Cien años de soledad (1967), Gabriel García Márquez

  1. Silvia Brynjolfson

    Interesante Jennifer la identificación de los rasgos que has hecho de aquellos personajes que llevan el mismo nombre. Lo interesante es que si bien, existe un tipo de historia cíclica, por otro lado, la presencia y sobrevivencia de Aursula representa la existencia de un eje central que da coherencia, continuidad y un poco de cronología.

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  2. marcosmoscoso

    Si, también había reparado en esa forma cíclica como está estructurada la novela, todo vuelve a empezar de Nuevo en cada generación y donde la tragedia es una constante. Silvia señala muy bien, la centralidad que representa Ursula.

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