Esta obra es indudablemente compleja. A diferencia de las anteriores que presentaban un cierto patrón o esquema en sus formas, Paradiso, es como un ovillo con varias puntas. Dado que apenas hemos hecho nuestras primeras incursiones en la obra, mis propuestas serán a tientas, como tratando de encontrar siluetas en un escenario que todavía me resulta amorfo.
El hilo narrativo parece ser la vida del Coronel José Cemí. Nuestro primer encuentro con el personaje central es cuando niño se encuentra convaleciendo, víctima de asma y unas ronchas misteriosas. A partir de allí el relato avanza, se dispersa y retrocede. Las expresiones intelectualizadas y el léxico refinado y poético, tornan la incursión inicial en el cosmos de Paradiso en un ejercicio por momentos impenetrable e indescifrable. Las inserciones de diversos relatos cortos, como los del segundo capítulo, con copiosos elemento surrealistas, nos llevan a pensar que más que una novela se trata de una colección de cuentos dentro de una gran historia. Como ejemplos basta mencionar la vida de los nietos de Mamita: Truni, Tránquilo y Vivo y los diversos personajes que viven cerca del campamento como: Sofía Ruller, el flautista Martincillo, Lupita y Luba Viole.
A pesar de esta enunciación fragmentada, el carácter biográfico de la obra le confiere unidad. A través de “flashbacks” de los capítulos tres a cinco podemos rastrear los antepasados del Coronel y su árbol genealógico constituido de sangre vasca, inglesa y cubana. Esta porción de la historia es presentada, a manera de un paréntesis, como un relato lineal. Este salto al pasado es injertado cuando habíamos acompañado al Coronel y su familia en su viaje a Jamaica y luego a México en el capítulo dos.
El capítulo segundo de la obra trasluce, con un cierto velo de realismo mágico, otro nivel de realidad. Los conjuros, las prácticas de hechicería y en especial el misterioso trastorno que sufrió el doctor danés Selmo Copek a causa de las emanaciones del gendarme que dirigía el tráfico en Kingston, ponen de manifiesto otra esfera de la cosmovisión de la obra: una que trasciende el ámbito físico, esotérica. El mismo Coronel parecía dotado de percepciones que trascendían el tiempo y el espacio.
El contexto histórico social se desarrolla desde los finales del siglo XIX. En esa época dos familias cubanas acaudaladas unen sus destinos en la boda de los que serían los padres del Coronel Cemí. Los espacios son principalmente urbanos de La Habana, pero que se extienden hasta Estados Unidos para registrar los años en que la familia de Rialta, la madre del Coronel habían vivido en Jacksonville.
Concluimos la laboriosa lectura de la primera mitad de Paradiso, con confusión, interrogantes y expectativas. ¿Se aclararán en la segunda mitad o será un segundo trago de lo mismo?