Esta es otra novela que nos habla de la Guerra, más precisamente de la guerra de las Malvinas como se le conoce en Argentina. Juan Guinot nos quiere dar a conocer que la guerra desde su planeación hasta su ejecución tiene séquelas lógicas (La Junta) donde se quiere arma visualmente y estratégicamente una victoria. Desafortunadamente, del otro lado están los que viven y sufren los vestigios de la guerra directamente: los combatientes. La guerra del gallo nos presenta a Masi, el protagonista de la novela, quien simboliza la locura de la guerra, pero contada desde el punto de vista del no-combatiente, inestable, compulsivo, demente. El protagonista es un Rambo con una misión: deshacerse de todos los ingleses que, en un futuro no muy lejano y marcado por el poder de la televisión, quiere recobrar el honor perdido por la pérdida de las Malvinas, y ganar para Argentina el territorio de Gibraltar. Su misión, absurda o no, nos lleva a pensar en el diseño de la guerra, en lo comercializado de las misiones donde se necesitan héroes como el Masi para ser sacrificados.
Von Clausewitz es traído en este contexto de la posición sobre la guerra en donde él la define como, “ la continuación de la política por otros medios”, pero yo diría que más que por otros medios, la guerra de las Malvinas es una guerra continua y se da por los mismo medios: vanidad, orgullo, estupidez. La propaganda del gobierno como medio de convencimiento ha sido fuente de inspiración para el libro, y es por eso que la necesidad de escribir este libro le debió de haber nacido a Guinot. Masi el protagonista también se deja llevar por la necesidad de combatir al enemigo y los comunicados del gobierno (La Junta Militar) lo llevan a imaginar un mundo (el globo terráqueo) donde todo se vale y donde todo es posible desde la locura. Esta necesidad de vencer, de recuperar lo perdido pase lo que pase, es tan contagioso como un partido de futbol puede llegar a ser. Y es que para los argentinos no hay cosa más sagrada que el futbol y la pasión desenfrenada que este puede llegar a tener. Talvez por ello es que la guerra de las Malvinas se le compara a el Mundial de Futbol que ese país organizo en el 1978 cuando, de una manera promocional, se quiso ocultar la situación de inestabilidad y control que Argentina tenia sometidos a sus ciudadanos. La guerra está representada en esta novela de dos modos. Una guerra justa promocionada por La Junta Militar que se lleva afuera de Argentina, en las islas Malvinas, contrastada con la idea de la guerra injusta (no-ética) de Von Clausewitz.
Los eventos familiares y personales hacen caen en cuenta de la situación psicología en la que Masi se encuentra. Él no está bien de la cabeza, está loco. Su padre, desorientado e intranquilo, le regala un globo terráqueo para que él se sienta más con los pies en la tierra. Desafortunadamente, el no aterriza y la cosa empeora. Su padre muere, lo que hace que Masi se enloquezca aún más. Masi, en medio del dolor sobre la muerte de su padre, jura que su victoria sobre los ingleses servirá también para cobrar la muerte de su padre. Una correlación incoherente, disparatada, pero que demuestra que el convencerse de algo absurdo si se repite y se auto-convence de ello, parece convertirse en verdad al final. Es así que esto lleva a que Masi, el ex no-combatiente, sea internado en un hospicio mental. Después de pasar muchos años, y ahora en el futuro, Masi no logra dejar sus sueños locos de querer cobrar venganza, de ser en sí mismo, una figura heroica bastante pistoresca, parecida a Don Quijote, con su Pancho de cuarto, casi al borde del abismo (locura absoluta). El compañero de encierro no habla salvo un par de veces y para informarle su condición de buzo táctico y que, si no fuera por los jodidos guardias civiles, hubieran podido recuperar el Peñón de Gibraltar… Es precisamente este balance de ideas ilógicas que hacen que esta novela tenga validez para mí, donde la mezcla del mundo real con el mundo ireal, hacen que la narración de la guerra tome significado.