Peru Election 2006

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Interviews with Vidar Helgesen

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Vidar Helgesen: “La democracia consolidada no existe”
Por Enrique Patriau
La República, 01 de mayo del 2006
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• Secretario general del Instituto para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA) y ex vicecanciller de Noruega
• Encabezó una delegación en el Perú que se reunió con Ollanta Humala Tasso, Alan García Pérez, Lourdes Flores Nano y con el presidente Alejandro Toledo .
ALERTA. Político noruego dice que el desarrollo social debe ir a la par del económico.
– ¿Cómo percibe la salud del sistema democrático en América Latina?
– Ésta es una de las regiones incipientes en el proceso de democratización, pero hay experiencias importantes. Lo que se percibe por acá es la necesidad de mejorar la capacidad del sistema, alentar el progreso social, crear instituciones. La gente tiene que entender que la democracia es capaz de generar salud, educación, empleo.
– Eso no es entendido por los latinoamericanos.
– Ciertamente, las encuestas de opinión revelan insatisfacción en el público.
– ¿Y cómo promover el desarrollo democrático en la región con ese contexto?
– Ningún gobierno del mundo, ni elegido democráticamente ni autoritario, puede cambiar las cosas en pocos años. Toma tiempo transformar el desarrollo económico en resultados sociales.
– Explíqueles eso a los más pobres.
– Pero es que también es responsabilidad de los líderes y partidos políticos el presentar y proponer planes realistas, capaces de ser adecuadamente desarrollados. Decir, por ejemplo, que en cuatro o cinco años se va a poder acabar con la pobreza es sencillamente jugar con las expectativas de la gente más necesitada.
Desarrollo social
– En el Perú ocurre que las cifras macroeconómicas lucen bien, aunque la gente no se beneficia de ellas.
– Durante los últimos años ha habido un crecimiento económico impresionante en el Perú, pero los índices de aprobación del gobierno han sido bastante bajos. Esa es una indicación de que el crecimiento económico no es percibido como suficiente. El desarrollo social es trascendental.
– ¿El descrédito de la democracia en el Perú es una tendencia en la región?
– Lo es, pero acá se ha delineado un camino con la idea de desarrollar un discurso político común a través de esfuerzos como el Acuerdo Nacional, o la misma Ley de Partidos. Eso es importante para desarrollar visiones nacionales y reglas de juego comunes para todos. Aquella mentalidad de que quien gana se lleva todo es una de las grandes debilidades de muchos países.
– ¿Transita el Perú un camino adecuado hacia la consolidación de su democracia?
– Creo que está en el camino correcto desde los últimos años, pero hay que advertir que la democracia consolidada no existe. No es que todo es perfecto en los países ricos. Siempre tienen desafíos.
Integración
– ¿Existe todavía espacio para una integración latinoamericana efectiva, real?
– En América Latina existe potencial para la integración, solamente que no es un proceso tan desarrollado como en Europa. Eso se ve claramente con lo que ha ocurrido en estos días. En un mundo globalizado, el papel del Estado se ve desafiado desde abajo por las transnacionales, las ONG, y entonces se crean influencias políticas que atraviesan las fronteras. La integración nacional es también parte de ese proceso. Pero a la vez se constituye en una respuesta porque permite abordar retos democráticos en común.
– ¿Por qué Latinoamérica nunca ha podido integrarse?
– Es mucho más fácil integrarse si los países cuentan con instituciones fuertes como para proteger intereses nacionales. Esa puede ser una razón.
“Lo de Hugo Chávez es algo bastante inusual”
– Las declaraciones del presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías, han causado mucho revuelo en el Perú. ¿Pueden llegar a enrarecer el clima electoral?
– No voy a dar ningún juicio personal al respecto. Es justo decir, sin embargo, que los líderes políticos, normalmente, se cuidan mucho de que no se les vea interviniendo o interfiriendo en otros países.
– Digamos entonces que Chávez, con sus opiniones sobre política interna peruana, ha superado esta suerte de barrera.
– Diré que lo que ha hecho el presidente Chávez es algo bastante inusual.
– ¿Pero usted cree que puede afectar de alguna manera el proceso de las elecciones?
– Puede pero, ¿de qué modo? Es un poco difícil saberlo.
– ¿Qué cree que persigue Chávez?
– El objetivo claro es ejercer algún tipo de influencia en la población. Pero habría que ver en qué medida lo logra. Eso está por verse. A veces el efecto termina siendo contraproducente, ajeno al esperado.
El Carrusel del Consenso
Por Enrique Chávez
Caretas 1923, 4 de mayo del 2006, pp. 42-44

Secretario general de IDEA, noruego Vidar Helgensen se zambulló en el epicentro de la política peruana.
Vidar Helgensen irrumpe en la penumbra del salón del Swissôtel. Hace números. En sus dos días de visita al Perú ha sostenido 21 encuentros. Entre ellos con los candidatos Ollanta Humala, Alan García, Lourdes Flores y el presidente Alejandro Toledo. Menudo éxito de convocatoria que tiene sus motivos. Desde enero último el noruego Helgensen ocupa la Secretaría General del influyente Instituto para la Democracia y Asistencia Electoral (IDEA).
El Instituto, con base en Suecia, tiene un puñado de oficinas en América Latina y entre ellas está la peruana. Trabaja esencialmente en tres esquinas: Construcción de democracia y resolución de conflictos, fortalecimiento de procesos electorales y desarrollo de partidos políticos. El tema de género es transversal a los demás.
Helgensen, abogado proveniente del Partido Conservador noruego, fue vicecanciller de su país (2001-2005). Se especializó en temas relacionados con Naciones Unidas, Derechos Humanos y democracia, políticas de refugiados y procesos de paz y reconciliación. Contribuyó con sus esfuerzos en situaciones como las de Kosovo y Sri Lanka.
Aunque se guarda los contenidos de sus conversaciones con la discreción de un sacerdote confesor, Helgensen no se hace el sueco para traslucir sus conclusiones sobre el momento del país.
–¿Cuál es su impresión general del proceso electoral en el Perú?
–Hay grandes avances con la ley de partidos políticos y en el acuerdo de unas reglas de juego para todo. La madurez implica establecer políticas democráticas y tomar en cuenta todas las posturas. Tampoco admite una oposición cuyo único objetivo sea socavar las acciones del gobierno. Hay un proceso de establecer políticas de consenso.
–Una de las líneas de trabajo de Idea es la de los partidos políticos, que hoy viven una grave crisis. ¿Cuáles son las especificidades en el Perú?
–Hay una crisis de confianza en las instituciones y los partidos siempre aparecen por debajo en los indicadores en todos los barómetros. Y este es el caso en Europa y África. Perú es parte de esta crisis. En el Perú el outsider ha ganado las últimas tres veces. El descontento popular se traduce en falta de confianza. Los partidos no pueden echarles la culpa a los electores, sino que tienen que saber adaptarse a la situación y presentar políticas en la línea con esas expectativas.
–¿Esa adaptación trasciende la organización misma de los partidos? ¿Qué tan importantes son las organizaciones civiles ajenas a ellos?
–Los partidos necesitan trabajar con otras organizaciones pero no creo que la sociedad civil y las ONGs puedan reemplazarlos. Tienden a enfocarse en actividades muy específicas. En cambio los partidos deben ser capaces de interpretar las expectativas populares y transformarlas en políticas que se puedan implementar. Tender puentes con los sentimientos populares y que los electores sientan que su voto realmente cuenta.
–¿Pero hablamos de un sistema político atomizado, de cada vez más partidos?
–No. Si uno tiene partidos más amplios serán menos. Las democracias suelen ser más fuertes así. Estos partidos amplios contribuyen a la gobernabilidad. Abarcan una mayor cantidad de población y hay distintas opiniones dentro de ellos mismos. Los partidos también son herramientas de conflict management (manejo de conflictos). El problema no es tener diferentes opiniones sino saber cómo manejarlas.
–En el Perú los electores desconfían de la política de conseguir acuerdos. ¿Cómo cambiar esas percepciones?
–Los partidos deben ser honestos y decir que la política se trata realmente de negociaciones y que esas negociaciones no son actividades turbias. Es una actividad muy natural y democrática y que ocurre en servicio justamente de la democracia.
–¿Cómo interpretar una votación fragmentada como la peruana? ¿Necesidad de consenso o poca credibilidad de los políticos?
–No es una pregunta fácil. Hay sistemas electorales que alientan justamente esta fragmentación. El sistema chileno de dos alianzas puede tener ventajas pero por el otro lado es muy congelado. El del Perú es muy fragmentado. La responsabilidad de los líderes políticos viene con la formación de coaliciones. Se trata de ver si los consensos se dan antes o después de las elecciones.
–¿Cuál es la tendencia que últimamente funciona más?
–Existe una ligera tendencia a que si se tiene alternativas claras antes de las elecciones se moviliza más a los electores.
–¿Cómo evaluar alianzas como la de Ollanta Humala, articulada alrededor de un tsunami electoral y no a partir de un partido?
–Hay que aceptar las iniciativas que se toman en torno a la ley de partidos. Uno no debiera culpar a esas personas y no por ese hecho los movimientos son necesariamente malos. Más bien habría que definir la falta de aptitud de los partidos políticos, incapaces de presentar alternativas interesantes. Ahora, los electores también deben considerar las experiencias anteriores. Muchas veces es fácil culpar por todo a los políticos tradicionales. En el Perú hay esta tendencia. Los peruanos mismos deben considerar los resultados logrados a partir de la misma. Y dos de los tres principales candidatos representan a los partidos establecidos. Quiere decir que no son totalmente incapaces de movilizar a la gente.
–¿Cómo considerar casos como los de Hugo Chávez, donde se descarta la democracia representativa para pasar a otra de relación directa con el electorado? ¿Son modelos en el límite o representan democracias nuevas?
–Es una pregunta muy buena y es muy complejo responderla en 10 minutos. No quiero hacer ningún juicio sobre Chávez y Venezuela, pero ahora le prestamos mucha más atención a la llamada democracia directa. Por ejemplo, el caso de Suiza: Es una democracia directa y responsable pero tienen criterios muy claros de cuándo usar un referéndum. Si no existen esos criterios puede usarse también como un elemento autoritario. Es de doble filo. Tratar de pretender que existe la democracia en lugar de consolidarla.

Written by Michael Ha

May 4th, 2006 at 7:43 am

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