Mirko Lauer sobre la división del humalismo
¿Cuántas divisiones tiene Humala?
La República, 13 de julio del 2006. Por Mirko Lauer.
El congresista electo Carlos Torres Caro promueve una segunda división del humalismo original. Su colega Aldo Estrada quiere independizar UPP a medias respecto del PNP en el Congreso, y ahora Torres intenta comerle votos parlamentarios a UPP para formar un Partido demócrata (sic) peruano. Aunque por el momento está prácticamente solo.
Se supone que la división del humalismo es impulsada por el deseo de Ollanta Humala de convertir su victoria en la plataforma de un movimiento izquierdista en la línea de otros del área andina. Pero la realidad del fenómeno se está simplificando. La cosa ya no parece ideológica, sino de ambicia personal.
No es el corrido Estrada quien le va a hacer ascos al izquierdismo. Su semigrito de independencia ha sido una manera de tomar ganancias del préstamo que hizo para la inscripción en el JNE. Ponerse faltoso y luego negociar ha sido la mejor manera de decirle al país que los votos serán de Humala, pero la mitad de los congresistas son de Estada.
El oportunismo derechista de Torres Caro parece sincero, aunque el avispado abogado no se ha tomado la molestia de explicar por qué su nacionalismo es incompatible con el izquierdismo del entorno de Humala. Tampoco sabemos todavía por qué el nacionalista anti-izquierdista de pronto se ha metamorfoseado en demócrata.
El desenlace de esta situación, y de las que vengan de aquí a noviembre, es electoralmente previsible. Sin la figura de Humala cerca, Estrada o Torres Caro simplemente no existen más allá del quantum de peliculina que los medios conceden a todo congresista. Pero ambos disidentes en el fondo parecen más ansiosos que ambiciosos.
Si hay que tejer alianzas regionales y transregionales para noviembre, ¿por qué los movimientos y electores del interior o los conos deberían preferir a UPP en lugar del humalismo? No se nos ocurre un solo motivo. Más aun, electoralmente hablando, UPP tiene serios problemas de identidad, que se van a agravar sobre el terreno.
En cuanto a Torres Caro, parece poco probable que lance alguna nave electoral. Tal parece que lo suyo es la peripecia clásica del abogado-congresista que usará la curul para ascender un escalón más en la vida. Aunque mientras no consiga más votos que lo acompañen tendrá que quedarse tranquilito.
Dicho todo esto, sorprende la parálisis en que se han metido Humala y su entorno frente a decisiones claves. La retirada frente al espacio político protagonizada por Humala parece deliberada, pero igual incomprensible. No está haciendo sino acicatear la impaciencia de sus seguidores. Es temerario jugar así con su votación de abril y junio.