Peru Election 2006

El antihumalismo no sabe para quién trabaja
Santiago Pedraglio
Perú 21, 25 de enero del 2006
Unas y otras tiendas políticas atacan a Ollanta Humala, desde ángulos de lo más diversos. En algunos casos, las acusaciones tienen toda la apariencia de ser simples trajines propios de una agitada campaña electoral; en otros, involucran asuntos serios como la presunta vinculación del candidato de UPP-Partido Nacionalista con violaciones a los derechos humanos.
Sin duda, si hay indicios de faltas cometidas, las investigaciones sobre esta última denuncia deben proceder. Sorprende, sin embargo, que los que más hacen eco de ella son precisamente algunos de los que critican el trabajo de la Comisión de la Verdad y Reconciliación -y su informe final- por promover la judicialización de los casos que involucran a oficiales de las fuerzas armadas en delitos de lesa humanidad.
Es imposible descartar que a raíz de estos ataques Humala descienda en las encuestas; sin embargo, el último sondeo de Apoyo (publicado hace menos de dos semanas) indica que sus contrincantes tendrán que afinar muy bien su labor de zapa y consolidar sus propias posiciones, porque la solidez del voto humalista todavía es mayor que la de los otros candidatos: de 28% que señalan su preferencia por Humala, 18% dicen que definitivamente votarían por él. En comparación, 13% afirman que con seguridad votarían por Lourdes Flores (de 25% que la prefieren), 9% por Alan García y 7% por Valentín Paniagua. Una imaginaria candidatura de Alberto Fujimori cuenta con el respaldo de 12%; Martha Chávez, en cambio, con apenas 2%.
Después de indagar acerca de si los ataques mellarán o no a Humala, hay que preguntarse quién -o quiénes- se beneficiaría con un eventual desmoronamiento de esta candidatura. A juzgar por las impugnadoras apariciones en los medios de comunicación, muchos son los que piensan que serán los favorecidos: Alan García, Valentín Paniagua, Fernando Olivera, Javier Diez Canseco, Jaime Salinas, Rafael Belaunde y así sucesivamente. Sin embargo, hay una alta probabilidad de que quien recupere fuerzas sea el fujimorismo.
Hay que recordar que la candidatura de Humala se dispara en el preciso momento en que Fujimori comete el error de ir a Santiago de Chile, y más aun después de que se resolvió su detención. Puede ser una coincidencia, pero bien se sabe que en política estas son bastante improbables. Ollanta Humala y Alberto Fujimori, a pesar del discurso nacionalista del primero y el ‘globalizador’ del otro, representan el discurso antipartido, el rechazo al actual sistema político y el desprecio por el Congreso. De alguna manera, ambos encarnan el humor marginal generado por la frustración. Y algo más: Fujimori, a pesar de haber sido un funcional representante de los sectores más adinerados, nunca fue visto como su agente.
Las estrategias de los aspirantes parecen partir del supuesto de que la intención de voto por Lourdes Flores es más sólida que la de Humala. De otro modo, no es posible entender por qué ahora todos golpean básicamente en una dirección.