Monthly Archives: November 2015
Los pichiciegos
Los pichiciegos II
See also pichiciegos
Almost at the end of this Falklands/Malvinas conflict novel, the last survivor (though he doesn’t know it yet) of a doomed colony of Argentine deserters who call themselves “pichiciegos” hears the sound of engines at a distance. He sits down to wait for whatever vehicles might be making the noise as it gets closer, but all of a sudden everything goes silent. Without taking too much time to ponder the matter, he reflects that this is just one more mystery in a “war that would forever lack any explanation” (209). So when he, much later, tells the book’s shadowy narrator “You think you know, but you don’t. You don’t know” (127) and “You don’t understand a thing” (152), he’s not simply referring to the notion that you had to have been on the islands to understand his experience. There’s something about the war itself that defies all explanation.
What were they doing there in the first place? Fogwill plays up the inhospitality of the archipelago: all mud, driving rain and snow, barren hills, the odd sheep. Who would want to live in this godforsaken place? “You’d have to be English, or like the English, to get stuck in there and die of cold while all the while you had Argentina so huge and so beautiful and always sunny” (94). But not even the English, more focused and efficient as they are, seem to be able to make head or tail of things: not even they “understood what was going on” (96). The pichiciegos–the name comes from a small Argentine armadillo that burrows into the ground–show no love for the British, but nor do they buy the patriotic propaganda that urges them to continue fighting for Argentina, for a cause that makes no sense at all. Deserters, they have opted out of the war, dug themselves a shelter somewhere in no man’s land, and hope merely to make the best of things by scavenging scraps from the battlefield.
But beyond the basic mystery of what the war was all about (“two bald men fighting over a comb,” as Jorge Luis Borges famously put it), there are other strange occurrences on the islands. At one point a couple of the pichis report that they have seen a pair of nuns, “giving out papers among the sheep that were wandering all around them. [. . .] ‘I saw them. He saw them. [. . .] Two nuns. It was at least ten degrees below!’” (102, 103). Were these just visions produced by the men’s exhaustion and fantasies? Or are these apparitions no more (or no less) spectral than the deserters themselves, who many believed to be the “dead, living underground, which after all was half true” (109). The pichiciegos haunt a strange buffer zone: between the two sides at war, but also between life and death. No wonder then that they might be more attuned to other strange events and circumstances, without for all that understanding things any the better.
“And what about you?” asks the narrator of the sole survivor, in a scene that hints at analysis or therapy, “do you believe that I believe what you’re telling me?” “Just note it down,” he replies. “That’s why you’re here. Take notes, think hard, and come to your own conclusions” (105). And ultimately this is what the book requires of us, its readers: not so much to believe as to think, and to come to conclusions that can only ever be provisional at best. For if war teaches us anything–and even this may grant it too much pedagogical or moral import–it is to doubt the power of any explanations.
Link: Hugo Sánchez, who fought in the Falklands/Malvinas, gives a brief opinion on Los pichiciegos: “The most real thing I read about the Falklands/Malvinas is a book of fiction.”
Los Pichiciegos
Durante el curse, cuando leemos una novela sobre la guerra, la narrative esta generalmente centrado sobre uno de los dos puntos de vista (del mismo evento): la guerra según los ganadores y la guerra según los perdedores (e.g.No me agarran viva), y a veces ambos. Sin embargo, yo creo que en Los pichiciegos el autor nos revela un lado escondido de la guerra, desde el punto de vista de los combatientes que ni siquiera saben por que ellos esta lunchado (como el animal de Argentina que vive bajo la tierra, casi ciego, ocultado de la verdad). De otro modo, yo creo que el animal de pichiciego (pink fairy armadillo), un animal lindo y adorable, tambien puede representar la inocencia de los jovenes que fueron reclutados por luchar. Por tanto, ellos esconden en la cueva y trata de escapa la violencia y crear su propio mundo, y no ser solamente “carne de cañon”. En el ambiente subterráneo (en la pichiciera) por la mayoria del tiempo , El narrador nos cuento los eventos de una forma indirecto, centrado sobre el dialogo y la tension entre los soldados. A traves del dialogo, vemos una reconstrucción de lo que esta pasando en la mente de los combatientes, la verdadera experiencia de la guerra y el conflicto (pelear o no pelear?). Por tanto, el narrador nos da una vista de primera persona a traves de la colección/collage de la psique colectiva en esta novela, y nos presenta la historia “real” que los informes oficiales nunca va a publicar. SI los soldados mueren, ellos solo aparecen como una estadística, un numero- este libro nos deja saber su vida, sus pasiones. En fin, Por tanto, yo creo que la novela no glorifica la guerra, pero glorifica el coraje de los soldados de rechazar la violencia y guerra ilogica y crear su propio mundo ideal bajo la tierra, y construir un santuario para la libertad.
Me gusto mucho como la analogía de un pichiciego y los soldados ha servido para humanizar los combatientes y la guerra. A traves de un animal muy mono, que vive bajo el tierra, al autor nos muestra el lado humano de los soldados a traves de sus ideales. Fogwill decia que “el pichi es un bicho que vive abajo de la tierra. Hace cuevas. Tiene cáscara dura -un caparazón- y no ve. Anda de noche. Vos lo agarrás, lo das vuelta, y nunca sabe enderezarse, se queda pataleando panza arriba.” Tal vez la cascara representa la arma y el casco que protege los soldados, pero en realidad ellos no saben nada (no ve) y son debiles (se queda pataleando con panza arriba – todavias son jóvenes innocentes, enfrentando el sacrificio que parece no tiene proposito. Más allá de una novela, ‘Los Pichiciegos’ nos muestra el conflicto interno que pasa por la guerra: son cobardes desertores que escondian bajo la tierra como un animal de baja inteligencia, que deben ser ejecutados según la ley militar o héroes, que tenian los cojones para rebelar contra la violencia injusta y pelear por sus creencias en los valores de libertad y paz?
Fogwill: Los pichiciegos
Me encanta la parte del libro que se trata de presencia de los helicópteros, las páginas 160-163, porque representa muchas ideas del libro entero. Fogwill inserta este relato pequeño para dar énfasis en la exageración que reina la situación desesperada de pichis, una banda de desertores del ejército argentino. Este nombre viene de un animal local en Argentina que se esconde en túneles subterráneos. Los pichis aquí se encuentran aislados en las Malvinas durante la corta guerra contra Inglaterra y toda su existencia, todas sus actividades, es una lucha para sobrevivir contra los elementos, sobretodo el frío, la enfermedad, el aburrimiento, la búsqueda de comida, el bombardeo del ejército inglés. La presencia de los helicópteros entonces intensifica la vulnerabilidad de los pichis; la muerte nunca está lejos y las defensas de los pichis es algo precario.
La llegada de los helicópteros provoca pánico, y la cantidad de los helicópteros es indefinida, aun exagerada. Los pichis quedan impresionados por el viento de las hélices y el olor de sus motores; es una distracción del frío, algo distinto de la existencia monótona. Los soldados británicos “asoman por una puerta grande […] y tiran su cintita que cae como una serpentina” (161). Los pichis imaginan que estos soldados son “escots o wels” con caras bien afeitadas y alegres. Las ventanas de los helicópteros están tan limpias que “parecen apoyarle cubitos de hielo” en una fiesta. Los británicos son atléticos, llevan ropa limpia y de calidad, y ganan sueldos “más que un general argentino” (162) por su trabajo de tirar las espantosas filas de balas por todos lados. Todo es al contrario de la existencia lastimosa de los pichis.
Los motores de los helicópteros asustan a los pichis, y no vale la pena salir corriendo porque hay minas y obstáculos peligrosos por los campos: “los helicópteros—el ruido, el olor y los hombres […] asustaban más que los Harrier solitarios que sin embargo mataban más gente” (163). Otro aspecto importante de los helicópteros, según los Magos que dirigen la banda, es que señalan el fin de la misión de los pichis. La posible bajada de helicópteros provoca miedo y locura. La radio que siempre escuchan los pichis los dicen que la Argentina “había ganado la guerra” (163). Vemos entonces, en estas páginas breves, un resumen de la existencia horrible de los pichis. Muchos de ellos tienen el deseo de regresar a Argentina; otros saben que nada les esperan. Su vida diaria, lamentable, sin futuro, el presente, es todo lo que tienen, todo lo que conocen.
Fogwill: Los pichiciegos
Me encanta la parte del libro que se trata de presencia de los helicópteros, las páginas 160-163, porque representa muchas ideas del libro entero. Fogwill inserta este relato pequeño para dar énfasis en la exageración que reina la situación desesperada de pichis, una banda de desertores del ejército argentino. Este nombre viene de un animal local en Argentina que se esconde en túneles subterráneos. Los pichis aquí se encuentran aislados en las Malvinas durante la corta guerra contra Inglaterra y toda su existencia, todas sus actividades, es una lucha para sobrevivir contra los elementos, sobretodo el frío, la enfermedad, el aburrimiento, la búsqueda de comida, el bombardeo del ejército inglés. La presencia de los helicópteros entonces intensifica la vulnerabilidad de los pichis; la muerte nunca está lejos y las defensas de los pichis es algo precario.
La llegada de los helicópteros provoca pánico, y la cantidad de los helicópteros es indefinida, aun exagerada. Los pichis quedan impresionados por el viento de las hélices y el olor de sus motores; es una distracción del frío, algo distinto de la existencia monótona. Los soldados británicos “asoman por una puerta grande […] y tiran su cintita que cae como una serpentina” (161). Los pichis imaginan que estos soldados son “escots o wels” con caras bien afeitadas y alegres. Las ventanas de los helicópteros están tan limpias que “parecen apoyarle cubitos de hielo” en una fiesta. Los británicos son atléticos, llevan ropa limpia y de calidad, y ganan sueldos “más que un general argentino” (162) por su trabajo de tirar las espantosas filas de balas por todos lados. Todo es al contrario de la existencia lastimosa de los pichis.
Los motores de los helicópteros asustan a los pichis, y no vale la pena salir corriendo porque hay minas y obstáculos peligrosos por los campos: “los helicópteros—el ruido, el olor y los hombres […] asustaban más que los Harrier solitarios que sin embargo mataban más gente” (163). Otro aspecto importante de los helicópteros, según los Magos que dirigen la banda, es que señalan el fin de la misión de los pichis. La posible bajada de helicópteros provoca miedo y locura. La radio que siempre escuchan los pichis los dicen que la Argentina “había ganado la guerra” (163). Vemos entonces, en estas páginas breves, un resumen de la existencia horrible de los pichis. Muchos de ellos tienen el deseo de regresar a Argentina; otros saben que nada les esperan. Su vida diaria, lamentable, sin futuro, el presente, es todo lo que tienen, todo lo que conocen.
El Cipitío en El Salvador Sheraton
Este libro es una cronica acerca de la ofensiva del FMLN en El Salvador.
La obra muestra el sufrimiento de la gente por las muertes de las personas que lucharon por sus ideales. El libro contiene relatos originales de la lucha civil como las censuras de las companias de noticias, o el papel de la religion. Este libro es muy distinto a los anteriores. Para empezar, el libro se presenta de una manera informal, no hay una estructura definida, da la sensacion que los autores simplemente arrojaron los diarios de otros (que ni siquiera estan suficientemente explicados), junto a poemas e imagenes de fondo. Tampoco hay protagonistas, ni personajes bien definidos, los relatos simplemente cuentan los accionares de las ofensivas. Las figuras literarias que caracterizan las otras obras no hay nada de eso en esta obra. Lo unico que se asemeja a otros libros es que la voz del personaje se presta a diversos testigos. Tambien, a diferencia de los libros anteriores, este es un libro que se produjo explicitamente dentro de El Salvador.
Es interesante la abundancia de sonidos que caracteriza la obra. “Ra-ta-ta-ta-ta-ta-plan-plan-plan… plin… pfff…. bomb…. pfffff… bomb…. Por aqui… Por alla… bomb… boromb…. ra-ta-pum-bomb-bomb… por todos lados…. A traves de la Gran Cadena nacional por la Paz”. A lo largo del libro se presentan estos tipos de sonidos, lo cual ayuda al lector a visualizar la situacion en que se encontraban. Este libro no es exactamente un ejemplar estilistico en cuanto al desarrollo de literatura, por el contrario, es el resultado de la necesidad de expresion de autores que se encontraban en una epoca donde escribir era dificil (escribir en medio de bombas, tiroteos y caos). Se menciona mucho que se distorcionaba las verdades de los hechos. Como el libro se presenta desde el punto de vista de las victimas del caos, es importante precisar que los relatos
son muy parciales.
El “cipitío” en el Salvador Sheraton
El “cipitío” en el Salvador Sheraton
El Cipitío en El Salvador Sheraton
En mi opinión, El Cipitío en El Salvador Sheraton es un acto subversivo de parte de los autores, con no solo palabras, pero fotos y dibujos. Miguel Angel Azucena, Miguel Angel Chinchilla, Luis Melgar Brizuela y Joaquín Meza desenmascaran una “historia oficial” que pretende tapar las derrotas militares del régimen a finales de 1989, una “historia oficial” que aún sigue pesando para atemorizar a mucha gente al momento de votar o para que ésta decida no votar; una “historia oficial” que, a la fuerza, sepultó el informe de la Comisión de la Verdad, una “historia oficial” que es repetida por casi todos los medios de comunicación masiva del estado. De este modo, veo las conexiones con las guerras sucias en Chile y Argentina – cual es la historia oficial, y cual es la historia real? Como podemos codificar las experiencias dolorosas de la gente, cuando las instituciones que debería protegerlas son los que niega su existencia? Los autores usan un “collage” de leyendas Salvaoreanas para relatar este sufrimiento con el lado humano del conflicto – una yuxtaposición con le realidad cruel de la guerra y los elementos fantásticos de los mitos.
Todo se refería a un concierto de bombas y metralletas sin cesar, con personas estaban muriendo a cada minuto que pasaba de aquel noviembre. Sobre como disparaban a las mujeres trabajadores obreros esclavos y demás. También nos hace recordar cuando los soldados con sus armas tiraban bombas que ocacionaban muertes sobre Ciudad Delgado sobre Ayutuxtequeqe la Zacamil y otros barrios pobres, tambien cuando la guerria salvadoreña inicio la operación de repliegue y también cuando se realizaban los toques de quedas, entre otros. Representa la epoca en la que El Salvador sufrio y tuvo muchas perdidas humanas y materiales. El leit-motivo que se repite constantemente es la situación que vivieron las personas pobres en esa epoca de la guerra, las diferentes anecdotas que se narran y todo el sufriento que pasaron debido a los toques de queda, las balaceras y el miedo a que muriera alguien de su familia.
La parte mas improtante fue la situación vivida en la época de la ofensiva final que fue vivida del 11 al 21 de noviembre de 1989 en donde se demostraron las fuerzas de cada bando (FMLN) en el cual toda la población a sufrio debido a los constantes enfrentamientos que se realizaba en diferentes partes del gran San Salvador y otras ciudades donde habían los toques de queda de 6:00 p.m a 6:00 a.m. Tambien se realizaban protestas, el cierre del aeropuerto, reclutamientos y matanzas. Las muertes mas sonadas fueron la de los sacerdos jesuitas y las dos señoras de limpieza (acordamos de la escena en Salvador cuando mataron al cura) . De este modo, hay similaridades con Un día en la vida – tal vez la guerra es tan intense que la gente solamente pueden vivir día a día, con un sentido de incertidumbre a su futuro
De mi experiencia, escribir en una país en conflicto siempre ha sido y sigue siendo algo bastante difícil de concretar. Mucha gente no puede, porque no sabe leer, mucha gente tampoco puede, porque no tiene el tiempo ni los recursos para hacerlo. Son los educados que no tienien miedo que lo hacen, a pesar de todas las restricciones y riesgo. Ademas ,escribir sobre la “realidad'”de un país es mas complicado todavía – especialmente cuando tu versión de la realidad no coincida con la versión “oficial” . A los culpables les molesta que alguien escriba sobre ellos, sin maquillaje y con verdad; si hay quien lo haga, de inmediato tratan de esconderlo o minimizar su conocimiento – a veces con la violencia. Pero, a pesar de las enormes dificultades , cuatro salvadoreños lo hicieron en noviembre de 1989 y por eso, yo les admiro mucho.