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La noche de Tlatelolco

Ahora sabemos, casi 50 años después del masacre de Tlatelolco, casi lo cuanto que sabíamos durante la época de los 1960. Definitivamente se aumenta el elemento de la tragedia en la obra de Elena Poniatowska y los eventos que describe – las llamadas para la justicia se quedan tan relevantes como eran en 1968. Sin embargo, creo que este hecho vindica la elección estilística (dado su carrera como periodista) de presentar las entrevistas y historias como son sin involucrarse o involucrar una narrativa o investigación más grande. Tiene mucho en común esto con lo que ya escribí sobre Biografía de un cimarrón en que el autor (supuestamente Miguel Barnet) nos deja escuchar a Esteban Montejo sin interrupción o comentarios sobre los malos de esclavitud o su abolición eventual, por ejemplo; igual, el cuento de Poniatowska se convierte en una obra aún más impactante sin la presencia de una búsqueda implacable para la verdad. Hay una parte de mi que piensa que La noche de Tlatelolco funciona como obra de testimonio y periodismo investigativo hasta el día presente porque todavía no sabemos el número de las víctimas. Aunque hay muchísimos opiniones, entrevistas y información colectados, una búsqueda grande para la verdad ha fallado, y aunque el libro se publicó unos pocos años después del masacre es difícil de imaginarlo en otra forma o con otra narrativa. Es como Poniatowska nos dice <<Esta gente estaba aquí y todos tienen su propia versión de los eventos pero quien puede decir que pasó?>>

Biografía de un cimarrón

Según yo, el uso de la narración de primera persona de Barnet no impide la meta de su narrativa. Mientras se usa el testimonia de un sólo hombre como el fuente de la obra obviamente no se trata de presentar una verdad perfecta de tal historia o época. Dado esta información su estilo sirve muy bien y los comentarios de Montejo da una impresión única de sus propias experiencias y opiniones. Para mi era particularmente impactante su admiración por la cultura africana y sus condenas posteriores de esclavitud que se permite la obra existir como un documento cultural así como uno histórico. Nos da la impresión que Cuba es y era un país increíblemente diverso cuya gente han sufrido igualmente por los españoles y los estadounidenses quienes ambos usaban los cubanas como peones en los juegos de la geopolítica. Cuando se examina la manera en que los políticos estadounidenses hablan ahora de Cuba, como si fuera paraíso antes del año 1959, debería ser fascinante descubrir que las tropas estadounidenses de la guerra contra España actuaban tan imperialistas y paternalistas como los conquistadores y negreros.

El método de Barnet se diferencia del procedimiento de Rodolfo Walsh en Operación masacre por no usar el narrador como protagonista y personaje. Barnet está contento limitarse al fondo de la narrativa y como ya he explicado es un método que sirve el objetivo del autor aunque no funcionaría en un cuento como lo de Operación masacre: en Biografía de un cimarrón, Barnet trata de mostrar la experiencia de un solo actor sin fama o gloria por una época de sufrimiento y el sistema social que lo permitía, mientras Walsh muestra los eventos exactos (los cuales que eran posibles descubrir obviamente) en su narración personal, directa y enfocado en la investigación. En este Biografía, el testimonio de Montejo tiene valor porque podría ser de cualquier persona o cualquier esclavo.

Operación masacre

Esta novela, el primer de su tipo con respeto a periodismo de investigación, se presenta como el equivalente real de una novela de policia o ficción detectivesca pero también nos demuestra con ganas sus diferencias. Me gusta la presencia del autor, Rodolfo Walsh, como narrador y también personaje de la novela. Con sus detalles y descipciones personales veamos los eventos a través de sus ojos y no de la distancia, lo cual es aún más importante dado que las detalles del masacre habían sido enterrados por la historia y negligencia.

Walsh redefina el proceso de investigación en presentar su historia como una acusación contra el estado y su parte en el masacre. En vez de tener una policía o detectivo como protagonista (un agente del estado) es el estado que ha comitido el crimen y un hombre ordinario que se encarga de resolver el caso a pesar del peligro. Walsh como detectivo no recibe nada de las ventajas que recibiría alguien trabajando para el estado, y de verdad esas ventajas perdidas trabajan contra él en su investigación. Según la narrativa del estado este masacre nunca pasó pero es el poder de investigación y valentía de los participantes que nos lleva la realidad y me hace pensar en la significado verdadero de la ‘verdad’ y como se interpreta el valor de su fuente.

Este aspeto ordinario del narrador y las víctimas aumenta la importancia del crimen y la futilidad de asesinarlos. Es su falta de involucración en cualquier movimiento o rebelión que nos relaciona a ellos y a los miles de perdidos y desaparecidos en las próximas decadas de la historia argentina. Era una época en que ser adherente pasivo de una ideología política fue evidencia suficiente para morir o desaparecer y es imposible separar la política de la historia pero el testimonio de Walsh nos ayuda en pensar sobre el valor real de la vida humana en aquellos tiempos.