Acabo de leer La Hora de la estrella (1977) de Clarice Lispector y me siento como he leído otra Ifigenia. La Hora de la Estrella demuestra algunas paralelas con la de Ifigenia, notablemente esta estructura del texto dentro de otro. Otra vez tenemos este doble-autor (Lispector y el personaje del escritor Rodrgio), y un doble texto (el que es escrito por Lispector y el que es escrito por Rodrigo). Pero también, parece mostrar rasgos de la novela de Teresa de la Parra al nivel textual. Por ejemplo, las dos novelas cuentan una historia de una chica, huérfana, que vivía con sus tías, aunque Macabéa seguramente es menos afortunada. Macabea , cuyo nombre <<parece el nombre de una enfermedad, de una enfermedad de la piel>> (42), vive en un barrio pobre de Río de Janeiro, en vez de ser “pobre” pero de clase alta como Maria Eugenia. Es más, no está alabada por su belleza (porque no es bella), es enflaquecida (pero no porque es chic, sino porque tiene hambre), y no es amada por nadie (ni siquiera un hombre casado como Gabriel Olmedo). Por otro lado, las dos mujeres pasan un buen rato escribiendo, María Eugenia en su diario y Macabéa como mecanógrafa. También, las dos muestran una pasión por el cine / teatro.
Más importante, las dos historias giran alrededor de la cuestión de la vida, un tema que surgió una y otra vez en nuestras discusiones de Ifigenia, y un tema que otra vez surge en esta novela:
Tal vez la norestina ya hubiese llegado a la conclusión de que la vida incomoda bastante, el alma no cabe bien en el cuerpo, aun un alma pobre como la suya. Imaginaba la chica, llena de superstición, que si acaso llegara alguna vez a sentir un gusto muy grande de vivir, se perdería de pronto el encantamiento que la había convertido en princesa y terminaría por transformarse en un animal rastrero. […] Pero yo tengo plena conciencia de ella: a través de esa joven doy mi grito de horror a la vida. La vida que tanto amo. (32-33)
Aun más llamativo en cuanto a un paralelo entre estos dos textos es la muerte que marca el final de ambas novelas. En Ifigenia vimos una muerte literal de su abuela, pero también una muerte metafórica de una vida mejor con Gabriel. Al final de La hora de la estrella, Macabéa experimenta esta muerte literal y metafórica a la vez y instantáneamente cuando es atropellada por un Mercedes. Aunque su personaje no había soñado con una vida mejor durante la mayoría de la novela (mucho al disgusto de Rodrigo), en este momento trágico en que Macabéa sale del hogar de la adivina, acaba de recibir buenas noticias de amor y un futuro feliz, Lispector (y, por ende, Rodrigo) la sacrifica. Así, muere the poor man’s María Eugenia, aunque su última triunfa, tal vez, es que “ella estaba al fin libre de sí y de nosotros” (80).