Interpretacion personal de “La cabeza del cordero”
Después de haber leído “La cabeza del cordero”, de Francisco Ayala, me da la impresión de aparte de ser un relato con connotaciones políticas referentes a la Guerra Civil Española, también hay una introspección del narrador y talvez del autor sobre su carácter y su responsabilidad en ese mismo asusto. Debo ser sincero y decir que, al principio no veía el significado de la lectura, pero habiendo terminado de haberla leído, vi su relación. De esa misma forma, daré a conocer aquí lo que pienso al respecto:
Hay muchas preguntas durante el transcurso de toda la lectura. Muchas de ellas son muy personales que el protagonista se hace así mismo como tratar de entender no solo su pasado, sino lo que le ha llevado a visitar sus posibles parientes en Marruecos. Es una búsqueda personal a respuestas que necesita conocer. Veo que su búsqueda personal no solo lo lleva a preguntarse que otros parentescos tiene el fuera de su país, pero también, que responsabilidad ha tenido el en la muerte de su tío Jesús, por ejemplo, y en su inhabilidad en haber protegido.
En las primeras páginas ya se puede ver la personalidad de José Torrez, el protagonista, en su curiosidad por conocer sus posibles parientes en Fez. El ve en la posibilidad de entablar “cuentas nuevas relaciones me salgan al paso”, así como le salen a él en sus negocios, la posibilidad futura de sacarle partido a la situación. Su curiosidad personal lo lleva a explorar un pasado personal que aún le hace falta conocer. Al llegar a la casa de sus posibles parientes ‘infieles’ en se pregunta que habrá de pensar su tío Jesús ya fallecido de todo esto. Hay mucho respeto por la memoria de su tío pero más allá de respeto se siente una preocupación y la oscuridad de otros sentimientos que atan su memoria a la de su tío.
Sus recuerdos de discusiones políticas con su familia, en especial con sus tíos que fueron víctimas de la Guerra Civil, lo lleva a evocar y a comparar a sus nuevos parientes Marruecos con los suyos Torrez en España. Su “gesticulación, aquellos ademanes vivos, aquel modo de razonar y discutir a saltos, estaban unidos en mi recuerdo a penosas discusiones políticas” (199). Dichas memorias no son gratas para él y recuerda que todas esas discusiones solo resaltaban lo distinto que él y sus parientes pensaban. Se ve una desconexión no solo política, sino generacional, y espacial.
También hay una resistencia por parte de José Torrez por navegar a su nueva tía por el laberinto de la memoria de tantas caras que, aunque desconocidas para él, le recordaban a las caras de sus parientes y conocidos españoles. Se ve que le cuesta relacionarlos con sus antepasados y talvez esto sucede porque al recordarlos a ellos en esas fotografías es recordar a las víctimas de una tragedia aún resiente en la memoria colectiva de los españoles. Como segunda anotación dolorosa de su recuerdo de la Guerra Civil, se ve el doloroso exilio que sus familiares sufrieron a causa del conflicto. Los Torrez, ya habían sido víctimas del exilio en varias veces, primero con cuando los Moros habían sido expulsados por los reyes católicos y segundo siendo víctimas de la Guerra Civil. El contempla la perdida de riquezas, no solo materiales, sino también de vidas.
A mi modo de interpretar el relato, “La cabeza del cordero”, simboliza las victimas que fueron sacrificadas durante la Guerra Civil española y el reconocimiento de ese dolor lleva al protagonista del relato a tener un encuentro visceral consigo mismo y a cuestionar su responsabilidad por no haber ayudado a sus parientes que, por pesar políticamente diferente a él, fueron víctimas de maltratos, expulsiones, y finalmente asesinatos.