Peru Election 2006

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¿Los errores de siempre? Los dilemas y desafíos de Lourdes Flores Nano para estas elecciones

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We have the pleasure of publishing a very thoughtful analysis written by Aldo Fernando Ponce, a Peruvian graduate student currently doing doctoral research in the University of Connecticut in the United States. The purpose of the paper is to assess the dilemmas facing conservative candidate Lourdes Flores Nano.
The paper begins by analyzing the fragmentation and erosion of the party system, a process that has given rise to “outsider” candidates. These conditions create problems for all established party leaders, but there are additional problems that have plagued the right in the past, including the tendency to form temporary alliances that are not very disciplined or enduring, and problems marketing their programs. The paper provides a good sense of the significant challenges that will need to be addressed by Flores Nano if she is to be successful in this contest.
¿Los errores de siempre? Los dilemas y desafíos de Lourdes Flores Nano para estas elecciones
By Aldo Fernando Ponce
January 17, 2006

En los últimos procesos electorales, el sistema electoral peruano ha mostrado una gran fragmentación que se ha manifestado por el alto número de candidatos a la presidencia y de listas para acceder a posiciones en el Congreso. Sin embargo, en números gruesos, la mayoría de votos ha tendido a concentrarse en tres fuerzas: la primera en el APRA con su tradicional bastión electoral concentrado en el norte del país; la segunda en diversas agrupaciones consideradas de “derecha”, entre ellas el PPC (Partido Popular Cristiano) y Acción Popular como una de las más representativas; y en una tercera relativamente más difusa e inestable que las dos anteriores, la cual hasta antes de 1990 recayó sobre ciertas agrupaciones de Izquierda aglutinadas bajo la alianza Izquierda Unida, y posteriormente sobre el surgimiento de outsiders oportunistas que, como Alberto Fujimori y Alejandro Toledo, se convirtieron en los actores políticos más exitosos de los últimos años.


El creciente descrédito de los grupos políticos, sumado al desastroso gobierno aprista del quinquenio 1985-1990, contribuyó decididamente al desmedido crecimiento del voto anti-sistema que finalmente encuentra en outsiders su vehículo favorito de expresión. Con distintos discursos, las victorias de outsiders como Alberto Fujimori, Alejandro Toledo y ahora la creciente aceptación de Ollanta Humala han caracterizado la política peruana desde 1990. Desde 1985, cuando el APRA triunfó en las elecciones, las agrupaciones tildadas de “derecha” no han podido obtener victoria alguna. ¿Qué explica el fracaso de estas agrupaciones a pesar de haberse mantenido como una de las principales fuerzas políticas en las elecciones?
Una primera respuesta pasa por revisar la profunda crisis por la que atraviesan las agrupaciones políticas en el país. Incluso, el APRA, tradicionalmente el partido político mas sólido (quizás el único partido político), atraviesa por una de las peores crisis de su historia con niveles de aceptación por debajo de los históricos. Su desastroso gobierno en términos de resultados económicos y los continuos escándalos de corrupción provenientes de distintas tiendas políticas refuerzan día a día la imagen que los peruanos se han formado de su clase política: la de un grupo de políticos ineficientes, corruptos, y avariciosos. Verdad o mentira, esta imagen ha debilitado profundamente a las agrupaciones políticas consideradas como “tradicionales.” En este grupo se encuentra sin duda el APRA, PPC y Acción Popular.
La historia lamentablemente no termina aquí. Diversas reglas institucionales también han contribuido a la debilidad de los partidos políticos en el Perú. Por un lado las reglas electorales en el Perú han tendido a incrementar la dispersión y el número de partidos políticos en la escena política. Este hecho ha dificultado su fortalecimiento institucional. Por otro lado, la ausencia de incentivos claros para que estos partidos canalicen los distintos intereses societarios también ha desempeñado un papel central al perfilar esta situación. Tradicionalmente, las agrupaciones en el país han sido manejadas por un pequeño club de personas con insuficientes incentivos para ampliar la participación de las bases (tanto en el número de integrantes como su inclusión en la toma de decisiones.) Finalmente, el sistema político peruano, el cual colapsó en 1992 durante el primer gobierno de Alberto Fujimori, ha logrado una recuperación muy lenta y las actuales leyes de partidos o las reglas electorales no han impedido que ahora veinticuatro agrupaciones pugnen por la presidencia y curules en el Congreso. El fuerte descrédito de las agrupaciones políticas consideradas “tradicionales” y las debilidades institucionales han sido muy bien aprovechadas por los outsiders en los últimos años, entre los que Ollanta Humala resulta ser el outsider “de moda.” No resulta pues así descabellado ver a muchas figuras desconocidas intentando la presidencia luego de revisar las experiencias pasadas como la de Alberto Fujimori y la actual, con Ollanta Humala.
¿Pueden todos estos factores exógenos explicar enteramente las continuas derrotas de las agrupaciones consideradas de “derecha” en el Perú? La respuesta es no. Sin embargo, ¿son suficientes para explicar sus derrotas? Esta es una pregunta para un análisis contrafactual que dudo tenga una respuesta contundente. Por lo menos nos queda la duda de que si no se hubieran producido otros factores negativos (veremos que estos fueron errores de carácter endógeno) tal vez la historia les hubiera resultado distinta a los candidatos Luis Bedoya Reyes, Mario Vargas Llosa, Javier Pérez de Cuellar, y a la misma Lourdes Flores Nano en las anteriores elecciones.
¿Que factores endógenos afectaron el desempeño electoral de las agrupaciones de “derecha”? En primer lugar, estas agrupaciones con algunas variantes de elección a elección han tendido a participar en recientes elecciones a través de la formación de alianzas. El Fredemo de Mario Vargas Llosa y la Unidad Nacional de Lourdes Flores Nano constituyen los espacios políticos más claros que han dominado la interacción y las relaciones entre estas agrupaciones. La intención de renovar su imagen con un simple cambio de nombre y de canalizar más votos en un juego de suma positiva, llevó a diversos grupos políticos a agruparse bajo estas alianzas. Sin embargo, estas alianzas han tenido una estructura institucional muy débil e informal lo que les ha restado capacidad de coordinación y cohesión entre las agrupaciones políticas participantes.
De esta forma, debido a estas debilidades institucionales, ni los intereses individuales ni los de cada agrupación que integraban la alianza pudieron ser canalizados para lograr un resultado de suma positiva. Así, por ejemplo, Mario Vargas Llosa falló en imponer restricciones publicitarias a los distintos miembros del Fredemo que pugnaban por una curul en el Congreso. La excesiva publicidad de estos candidatos acentuó la imagen “oligarca” del Fredemo, el cual ya venia siendo utilizado por Fujimori para desprestigiarlos. Luego, en las elecciones del año 2001, Lourdes Flores no pudo ofrecer una clara agenda programática debido a la inclusión de José Luis Risco en la plancha presidencial. La inclusión de José Luis Risco, un conocido líder sindical, estaba destinada a captar los votos de los sectores socioeconómicos D y E. Sin embargo, el resultado no fue precisamente positivo debido a que los discursos y propuestas de José Luis Risco proyectaron desunión y falta de cohesión organizacional en la alianza. Estas declaraciones públicas, en muchos casos, contradecían a los de la misma Lourdes Flores, quien finalmente no pudo frenar estas contradicciones incluso después de haber perdido las elecciones.
Cuando revisamos las victorias de los outsiders y sus discursos bajo una visión comparada, no siempre encontramos puntos en común, con tal vez una excepción: el ataque a los partidos políticos “tradicionales”, una práctica común en Alberto Fujimori y en Humala. En cuanto al cambio de políticas económicas o sociales, el asunto no resulta tan claro. Así, por ejemplo, Fujimori fue un outsider que defendió el gradualismo frente al radical cambio que proponía Mario Vargas Llosa. Así, las demandas por cambio de parte de la población han sido selectivas y en cierta medida, cambiantes. Los outsiders exitosos como Fujimori, Toledo durante un corto periodo, y ahora Humala supieron medir la orientación temática y el nivel de cambio exigido por la población. ¿Puede una alianza con una organización débil y poca centralización en la toma de las decisiones adaptarse rápidamente para satisfacer las demandas de cambio (tanto por temas, como en grado de cambio) exigidas por la población? Ciertamente esta debilidad dificulta su adaptabilidad. Lograr corregir esta deficiencia será vital para Lourdes Flores si pretende ganar las elecciones. Por ejemplo, un primer e importante desafío lo tendrá cuando tenga que plantear los candidatos al Congreso. Asumiendo que la población quisiera ver una total renovación en las listas parlamentarias, ¿podrá Lourdes Flores satisfacer esta demanda e imponer esta restricción dentro de la alianza? Considerando los intereses individuales de los distintos candidatos al Congreso y las reglas de juego al interior de la Alianza, esta no será tarea sencilla para la candidata de Unidad Nacional.
Otro aspecto importante lo constituyen los continuos errores de marketing electoral de estas alianzas. Dado que estos han sido recurrentes en las últimas elecciones, uno podría sospechar de una desconexión de parte de los líderes de estas agrupaciones con lo que espera escuchar la población de sus candidatos o, al menos, con lo que no le gustaría escuchar o percibir. El anuncio de profundas reformas liberales con un paquete severo de estabilización económica por parte de Mario Vargas Llosa y la elección de Arturo Woodman, conocido empresario allegado a los grupos de poder en el Perú, como candidato a la vicepresidencia son dos claros ejemplos de este tipo de errores suicidas. Si en verdad esta desconexión representa un problema estructural en las elites de la alianza, urge mayor cuidado en el diseño de las estrategias y por claro mayor asesoramiento externo.
Todos estos problemas y limitantes son los principales escollos (tanto los de carácter exógeno como endógeno) que tendrá que vencer Lourdes Flores si desea vencer el 9 abril a sus contrincantes. Como hemos visto, estos problemas se han venido repitiendo desde 1990 si los analizamos desde una perspectiva comparada, y por tanto este hecho nos lleva a sospechar que tienen un origen institucional o estructural. Por tanto la tarea de solucionarlos para Lourdes Flores Nano no será fácil, al menos en el corto plazo. Sin embargo, si corrigiera al menos los errores de carácter endógeno cometidos por las anteriores alianzas, Flores Nano tal vez podría obtener un resultado electoral distinto, y así acabar con una prolongada ausencia de las agrupaciones consideradas de “derecha” en el ejecutivo peruano, una de más de veinte años.

Written by Michael Ha

January 17th, 2006 at 1:45 pm

Posted in Analysis & Opinion

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