Mirko Lauer sobre el futuro Congreso de la República
Sin Lorena no hay Perú, solo un gran ajjj
La República, 17 de mayo del 2006. Por Mirko Lauer.
¿Cómo imagina la derecha el Congreso post-2006? Hasta el momento parece que se lo viene imaginando como una merienda de, digamos, cobrizos y semi-cobrizos. Como la derecha califica a quienes votaron por Alan García y Ollanta Humala como bobos, debemos pensar que la misma opinión tiene sobre los representantes.
Su sueño, pues, es prolongación eterna de la campaña electoral, una confrontación en perfecto equilibrio donde unos pocos terciadores decididos pueden llevar la voz cantante, dos leviatanes que no saben a dónde van pero que no pueden ni remotamente imaginar que se pueden estar dirigiendo hacia algún punto que los acerque.
Divide y reinarás. Nunca ha tenido el refrán más sentido para la derecha que ahora, pues se trata de su único camino. Cualquier entendimiento Apra-UPP, sobre el más moderado de los puntos, es a mediano plazo fatal para el proyecto de una modernización hiperdependiente disfrazada de modernidad, con su saqueo más.
El choque García-Humala de estos tiempos tranquiliza a la derecha más básica. Pero lo hubiera hecho muchísimo más si el Apra hubiera aceptado ir como partido socios de la derecha y cogobernar con ella, como quiere MVLl. Algo así como “Que gobierne Lourdes con los votos de Paniagua y de García”.
Pero ahora a esa derecha elemental y a la más sofisticada les preocupa qué puede pasar después del choque, cuando el rechazo de las mayorías a los reaccionarios disfrazados de progres se haga evidente, y los dos satanizados por la derecha descubran que algo pueden ganar trabajando algunas cosas en común.
La nueva mantra es que apristas y fascistas no se pueden entender. Extraña aprehensión cuando hace algunas semanas los dos sectores eran lo mismo y solo Unidad Nacional podía salvar al Perú. Pero si quieren ayudar a los pobres, que arrinconen a la derecha en su cave rebosante de impúdicas mamaderas.
Quizás no es este el mejor momento para hablar de unidades entre grupos rivales. Pero tampoco es buen momento para dejar que la derecha empiece a darle al serrucho. Lo ideal sería que en vez de mear culpa con ventilador, los derrotados de abril permanezcan callados, o al menos discretos, hasta junio próximo.