En el debate con los Humalistas
Hugo Passarello Luna
21 de mayo del 2006
La noche fue de un clima de fiesta. En la calle frente al Comando de Campaña de Lima del UPP se colocó un gran escenario, una pantalla gigante y un ensordecedor sistema de sonido. Todo estaba preparado para hacer llegar el debate a todos los nacionalistas que estaban en el lugar (alrededor de 700).
En las horas previas al debate se arengó a la multitud con música folklórica, música de campaña y cánticos proselitistas.
La cúpula del UPP que no estaba en el Museo Nacional de Arqueología y Antropología se acurrucaba frente un viejo televisor en la base limeña. El virtual congresista, Daniel Abugatas, que no pudo entrar al debate y tuvo incidentes con la prensa, estaba junto con los demás nacionalistas.
Cuando finalmente comenzó el debate, el silencio invadió el lugar. Pero brevemente. Una oleada de silbidos recibió las primeras palabras de Alan García.
Todo cambió cuando Ollanta Humala habló. Con bombos, cornetas y cánticos, eran bienvenidas sus promesas, como la comentada rebaja del 30% al precio de la gasolina. Fue muy aplaudido su comentario sobre Vladimiro Montesinos: “¿A quién, si pudiera, votaría Montesinos?” en referencia a los recientes comentarios del ex –asesor fujimorista sobre el levantamiento de Lucumba.
La seguidilla de dardos que siguieron a este comentario fueron escuchados con
mucha atención, negando con ruido los dichos de Alan y con silencio y aplausos los
de Humala.
Cuando el debate finalizó todos parecían acordar que Humala había hecho un gran trabajo y que Alan había sido tomado por sorpresa. El clima de fiesta retornó como maremoto a todos los presentes. La cúpula nacionalista se unió a la multitud abajo en la calle: Humala estaba en camino para agradecer el apoyo de sus simpatizantes. La ansiedad aumentó y con ella la música y la alegría.
Cuando finalmente llegó el candidato se revivió ese caos de corridas, saludos y gritos. Todos compartían un sentimiento de victoria.
Humala estaba eufórico y arengó a su gente a participar como personeros en la segunda vuelta. Advirtió sobre un posible fraude en las mesas, como ya había denunciado Lourdes Flores. “¡Cuidado con que pase eso!” sentenció (¿amenazó?) el nacionalista.
Atacó también a lo que dicen las encuestas y aseguró que ellos están primeros en todas las provincias.
La gente respondía con gritos de apoyo.
Ollanta Humala, a pesar de lo que se esperaba, hizo un debate interesante. Más allá de los seguidos titubeos que ofreció durante todo el debate, habló como sus militantes querían: con fuerza, decisión y sentenciando para todos lados.
¿Habrá conseguido convencer a algunos indecisos o habrá reafirmado su digno 30%?
Las repercusiones de este debate, si las habrá, se verán en las próximas encuestas. Y de no confiar en ellas, habrá que esperar hasta el 4 de junio.