Rosa Maria Palacios on Vladimiro Montesinos’ Statements
Montesinos ataca de nuevo
Por Rosa María Palacios
La Primera, 21 de mayo del 2006
Montesinos declara contra Humala desde prisión y en su soberbia pretende, para su propio beneficio, influir en la dirección del proceso electoral.
Sus declaraciones, coincidentes con la ex carcelación de Fujimori en Chile, a quince días de la segunda y definitiva elección presidencial y a sólo 48 horas del debate de los candidatos a la Presidencia, dan cuenta de que todavía cree estar en capacidad de montar operativos psicosociales convincentes.
Sin embargo, la burda maniobra de Montesinos ha logrado un objetivo para él inesperado. Le ha recordado al país qué clase de delincuente mentiroso y manipulador está felizmente encerrado en la Base Naval del Callao.
Un gran error inicial, hoy relativizado, es el cometido por parte del APRA y sus voceros que se han prestado a validar el discurso montesinista. Gran error, porque Montesinos es un mentiroso y a los mentirosos la verdad les es ajena. Mensajero y mensaje están viciados y quien avale el mensaje, terminará avalando al mensajero.
Su sola declaración no sólo no prueba nada respecto a quien sindica, sino que muestra cuáles son las preferencias políticas del procesado.
Un sujeto que, liderando una pandilla robó y depositó en cuentas secretas en Suiza, y otras plazas, millones de dólares de todo los peruanos, no tiene derecho a fijarle la agenda política al país. Un partido serio como el APRA no puede prestarse a su juego con el fugaz e innecesario propósito de desprestigiar al contrincante.
Montesinos acusa a Humala de organizar personeros, cosa que jamás se denunció en estos años, ni siquiera por él mismo sentenciado. De otro lado, hace una larga enumeración de los defectos de carácter de Humala para luego añadir que éste se encargó de encubrir su propia fuga en el velero Karisma.
Dice Montesinos que la rebelión de Humala carecía de objetivo y luego dice que sirvió para encubrirlo. ¿En qué quedamos? ¿Tenía o no tenía objetivo? De igual modo, ¿le encargó a un sujeto con “dosis de locura” (como él se encarga de caracterizarlo), la importante misión de cubrirle la retaguardia? Parece que los años de cárcel le han hecho perder profesionalismo en la mentira y las contradicciones de su propio discurso lo traicionan.
Lo de Locumba pudo ser una heroica quijotada (como lo consideraron quienes votaron por la amnistía de los Humala en el 2001) o simplemente una asonada absurda que iba a terminar como terminó, con todos detenidos.
Sin embargo, ¿es posible que Humala haya actuado bajo las órdenes del preso General Cano (compañero de promoción de Montesinos), como éste mismo afirmó hace pocos días? Es una hipótesis posible, pero no verificada.
Y el solo dicho de Montesinos no aporta una sola prueba fehaciente que con verosimilitud demuestre que Humala estuvo a su servicio el 29 de octubre del 2000.
Las llamadas entre el velero en fuga y Locumba existen, pero no conocemos su contenido ni destinatario, y mientras eso se mantenga en el misterio (dicen que la Marina las grabó y las guarda, una de las tantas especulaciones con las que se entretienen los periodistas) no hay mas que decir, por ahora.
No caigamos en el juego de un mafioso que no tiene derecho a postular a nada y que demuestra, una vez más, su asquerosa forma de manipular la noticia en su provecho personal.
Esta noche escuchemos el debate de los candidatos sobre asuntos tan importantes como ausentes en estos días: lucha contra la corrupción, crecimiento del empleo, garantías de seguridad ciudadana, calidad de la educación y respeto a todas las libertades y derechos ciudadanos.
Es nuestro deber, como electores responsables, escuchar y después del 28 de julio exigir lo ofrecido esta noche, a quien resulte electo.