Peru Election 2006

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Interview with Diego Garcia Sayan

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“Alan García no es el mal menor”
Por Emilio Camacho
La Republica, 27 de mayo del 2006

Entrevista a Diego García Sayán
• Ex canciller de la administración Toledo y actual juez de la Corte Interamericana de DDHH
• Advierte que el humalismo prepara el escenario para desconocer los resultados de la segunda vuelta
• Dice que AGP garantiza manejo adecuado de las relaciones internacionales.
– Con los actos de violencia ocurridos en el Cusco, en plena campaña electoral, ¿es posible hablar de una bolivianización del escenario político?
– Más allá del asunto policial, acá hay un tema político de profunda importancia. Si un candidato como Ollanta Humala afirma sin fundamentos que se va a cometer un fraude, esto es grave en varios sentidos. Primero, que se afirma algo falso. Las observaciones que viene haciendo la misión de la OEA confirman que el proceso es transparente. Pero además, pareciera que se está creando el escenario adecuado para cuestionar un resultado electoral que podría serle adverso al candidato Humala.
– En su esquema, ¿lo que querría Humala es incitar a sus seguidores a una resistencia muy dura, al estilo Evo Morales, para acabar con la continuidad del gobierno elegido democráticamente?
– Por supuesto. Y por eso creo que la conducta de Humala a lo largo de estas semanas pone de manifiesto que su compromiso con el sistema democrático es limitado. En este caso la analogía con la situación que ha vivido Bolivia en los últimos años es válida, porque sabemos lo que esto ha significado en términos de estabilidad institucional y económica para ese país.
– ¿Piensa que el sur del país es el escenario propicio para que Ollanta Humala convocara a probables protestas callejeras?
– Lamentablemente todo indica que sí. No solo por el respaldo electoral que tiene Humala en esta zona, sino porque en estos últimos meses habría conseguido un mayor grado de organización en estos lugares. Además hay condiciones objetivas, como los extremos de pobreza y exclusión que sufre la población en el sur. Es terreno fértil para el discurso confrontativo de Humala.
Tan cerca de Chávez
– ¿El renovado discurso confrontacional de Humala guarda relación con el rol desestabilizador del presidente Hugo Chávez en la región?
– Lo que hay, como usted dice, es una lógica disruptiva no solo a nivel interno, sino a nivel regional. Tras el discurso bolivariano, que debería ser un llamado a la alianza continental, lo que en realidad se está fomentando es una profunda división entre nuestros países, y una polarización al interior de cada nación. En Brasil, por ejemplo, hay mucho descontento por el apoyo de Chávez a la organización conocida como ‘Los Sin Tierra’.
– ¿No es ese el objetivo principal de Chávez? ¿Complicar el gobierno de Lula en Brasil, y robarle protagonismo al país más importante de la región?
– Lo que creo es que esto no se puede explicar desde una lógica economicista. No podemos pensar que Chávez solo busca mercados para su producto que es el petróleo. Ese mercado existe, sin necesidad de ningún proyecto político hegemónico. Yo creo que este tipo de liderazgos tiene una dinámica propia, y este es el menú que debe enfrentar la región en los últimos tiempos. A partir de ello resulta muy importante el resultado de las elecciones del 4 de junio.
– ¿Las elecciones en el Perú pueden determinar si triunfa el proyecto personal de Chávez en la región?
– Sin duda, desde que tengo uso de razón, esta elección es la que tiene más importancia a nivel internacional. Un triunfo de Alan García permitiría establecer alianzas con otras zonas del continente sudamericano como el Brasil, con los que puede mantener una coordinación a nivel del manejo macroeconómico y los acuerdos comerciales.
– ¿Alan García le parece la mejor opción porque garantizaría un manejo responsable de las relaciones internacionales?
– Así es. A García no lo veo como el mal menor, sino como la opción adecuada en el contexto de esta segunda vuelta.
– ¿Pese a los pasivos tan grandes que arrastra? No olvide que no dijo nada en materia de derechos humanos en el debate.
– El tema de derechos humanos en esta campaña electoral lamentablemente tiene un papel muy secundario. Creo que ha prevalecido una lógica muy política, de corto plazo, para enfrentar sobre todo el problema de la exclusión.
“Instalación de pena de muerte es recurso electoral”
– Alan García propone la muerte para violadores de niños, pero eso implica desconocer tratados internacionales en materia de derechos humanos. ¿Eso no resulta tan peligroso como el aparente violentismo de Ollanta Humala?
– Yo quiero entender esa referencia de Alan García como un recurso estrictamente electoral. Evidentemente un análisis más a fondo del tema nos lleva a concluir varias cosas. Primero, que el establecimiento de la pena de muerte no cumple un papel disuasivo en los potenciales delincuentes. Pero, además, en el mundo existe un proceso gradual de eliminación de la pena de muerte. Por lo tanto, el Perú difícilmente podría impulsar el desarrollo democrático de las relaciones internacionales si insistiera en romper sus compromisos en materia de derechos humanos.
– Entonces debe reconocer que al menos en ese tema hay una contradicción en el discurso de García, que propone integración por un lado y por el otro quiere desconocer las reglas de juego.
– Yo, como le dije, lo vería como un tema electoral, pues no veo en término prácticos cómo sería el proceso para desvincularse de estos tratados. Es algo que dura tanto tiempo que por eso nadie lo hace, aunque la tentación para algunos gobiernos siempre está presente.
– ¿Piensa que la pena de muerte será una más de las promesas electorales que Alan García no cumplirá?
– No creo que sea un tema fundamental.
El fraude según Ollanta Humala
Diego García-Sayán, Ex canciller de la República
El Comercio, 27 de mayo del 2006

El país está advertido. El candidato Ollanta Humala ha denunciado un supuesto fraude en la segunda vuelta electoral. Sintomáticamente esta denuncia la hace cuando todo el país constata que las encuestas no lo favorecen y que todo indica que Alan García ganará las elecciones del 4 de junio.
Lo curioso es que al reiterar su denuncia, el mismo Humala ha expresado que no tiene pruebas de la misma; contradiciéndolo, su cónyuge ha dicho que sí tiene pruebas pero no ha indicado cuáles serían. Todo este episodio es muy grave por todo lo que implica. Pone al desnudo, asimismo, la falta de identificación del candidato populista con las más elementales reglas de juego de la democracia.
Es verdad que no es el primer caso en el que un político –Humala lo es– hace ‘denuncias’ que no puede probar ni sustentar. Al caer en ese mismo juego irresponsable, Humala no hace sino confirmar que es y sería más de lo mismo que supuestamente pretende corregir. Pero el contenido de la denuncia apunta a algo muy serio y grave que es la futura deslegitimación de los resultados electorales del 4 de junio.
Ya Humala ha demostrado que no es muy entusiasta con las reglas del sistema democrático. Recordemos que cuando parecía que Lourdes Flores entraría a la segunda vuelta, el candidato de la olla anunció que en la hipótesis de que la candidata de Unidad Nacional resultase vencedora en la segunda vuelta, inmediatamente empezaría “la tercera vuelta”. Se refería con ello a las asonadas callejeras de desestabilización con las que abiertamente amenazó. Vale decir, sustituir la voluntad soberana del pueblo expresada en una elección, por la acción de fuerza. En el debate con Alan García, el pasado domingo, quedó muy claro que para el candidato Humala la división de poderes en el sistema democrático no existe y que el Presidente de la República puede asumir las funciones del Poder Judicial. García fue preciso y certero frente a eso.
Este paso hacia la deslegitimación del proceso electoral es muy grave. Por dos razones evidentes. Primero porque no tiene la razón. Este proceso electoral viene siendo escrupulosamente acompañado y ‘auditado’ por entidades independientes del Perú como la Defensoría del Pueblo que no ha encontrado ninguna irregularidad. La Misión de Observación Electoral de la OEA tampoco ha encontrado problemas con el proceso electoral. Esta misión internacional está encabezada por Lloyd Axworthy, una de las personalidades democráticas más destacadas del continente. Los peruanos sí hemos sufrido procesos electorales fraudulentos como el del año 2000 en el que, según parece, Humala habría sido un entusiasta operador. Por ello, indigna que se debilite este proceso electoral sembrando en la ciudadanía la semilla de su deslegitimación.
Este gravísimo paso de Humala estaría orientado a justificar y legitimar futuras acciones de facto contra las autoridades democráticas que se instalarán el 28 de julio. “Sí dijimos que hubo fraude”, podríamos adivinar que será una de las tantas frases dirigidas a hacer uso de la calle para enfrentar al régimen democrático. Se siembra ahora, pues, los argumentos que desarrollarían con sus huestes en futuras asonadas. ¿Es un anuncio de lo que viene el ataque armado de este jueves en el Cusco contra la caravana de Alan García?
Estos gestos desesperados tienen relevancia, pues, más allá de lo inmediato. La ciudadanía debe ir tomando nota de la esencia antidemocrática del proyecto de Humala. Participa en un proceso electoral cuya legitimidad pretende destruir. El gobierno que se instalará el 28 de julio tendrá que caminar por terreno minado. Una de las formas sustanciales de enfrentar esa amenaza es con una política de efectiva de lucha contra la pobreza. Que se justifica en sí misma pero que, además le restaría terreno fértil a la provocación antidemocrática.

Written by Michael Ha

May 27th, 2006 at 8:50 am

Posted in Interviews

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