Peru Election 2006

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Entrevista con César Hildebrant

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Entrevista: César Hildebrandt. Periodista
‘García debe reconocer que él es su peor sombra’
La Primera, 09 de julio del 2006. Por Enrique Sánchez H.

Hildebrandt reaparece desde mañana en LA PRIMERA, con su pluma inconfundible, siempre aguda y sincera.
César Hildebrandt es uno de los periodistas más influyentes de nuestro medio, qué duda cabe. Su verbo incisivo y sus investigaciones prolijas han desbaratado más de un entuerto y han provocado la bilis de quienes escondían alguna suciedad bajo la alfombra.
En la presente conversación que nos concedió, muestra su desencanto ante la clase política peruana, vaticina la muerte política de viejos partidos y el ocaso de figuras como Ollanta Humala.
También advierte la esperanza que tiene en la posibilidad de un mejor segundo gobierno de Alan García, aunque señala los peligros de la maquinaria aprista que lo sustenta.
La siguiente entrevista es el enjundioso preludio de una diaria colaboración con nuestro diario que se inicia el día de mañana, donde Hildebrandt tendrá una columna personal todos los días.
–Según las encuestas, más de la mitad de la población cree que el gobierno de Alan García será mejor que su gestión anterior. ¿Usted piensa lo mismo?
–Espero que la gente no se equivoque. Creo que García no puede hacerlo peor que la vez anterior. La vez pasada fue tanto el desastre que es imposible imaginar siguiera que este gobierno se parezca al primer régimen aprista. Por lo tanto, sí cabe la esperanza de que García haya aprendido a refrenarse. A fin de cuentas, esa es la lección de los cinco años, entre el 85 y el 90. García fue un auténtico caballo loco, al galope de sus instintos.
–¿Usted está de acuerdo, entonces, en que el principal error de García era él mismo?
–Absolutamente, él era su propia bomba de tiempo. Su mesianismo, su voluntarismo para con la economía y la creencia absoluta que tenía de que la economía no tenía leyes y que se podía imprimir papel moneda impunemente y que los precios podían ser rebajados a voluntad. Su ignorancia económica fue probablemente el peor de sus enemigos.
–El grupo de los llamados “amigos de Alan” de su anterior gobierno, y a quienes los viejos apristas querían separar, no están ahora, pero sí dos o tres nombres importantes que lo acompañaron aquella vez. ¿Estos van a ser un lastre para García?
–Cabe pensar que esa misma maquinaria, digamos, ha experimentado algunos cambios a patadas, después de la experiencia 85-90. Cabe pensar que el señor Luis Alva Castro ya no es el autómata impresor de billetes, digamos el imprentero de intis que fue. Cabe pensar que los que aconsejaban al señor García que no le hiciera caso a la inflación y que la inflación podía ser una conviviente eficaz, ya no le hablan de lo mismo y padecen de la ronquera que da la experiencia, cabe pensar.
Pero a mí sí me dan miedo algunos entornos viejos del APRA inamovibles, intactos, que siguen pensando, fundamentalmente, que la economía no tiene leyes; eso es lo que a mí más escalofríos me produce.
–¿A quién se refiere usted?
–A Alva Castro y compañía, a todo su entorno, consejeros del “sí señor” como Lucho Gonzales Posada, anuentes profesionales como Jorge del Castillo, a quien yo no veo discutiéndole al señor García nada, absolutamente; podrían asentir que el césped no es verde si García lo decide. Yo sigo teniéndole miedo a ese entorno por más experiencia que García haya adquirido.
–¿Cuáles serían las primeros cinco medidas que debería dar García para dar muestra que su cambio es real?
–No ceder a la presión partidaria para tomar el Estado como si fuera un botín, nombrar un primer ministro independiente y de consenso, nombrar a un ministro de Economía que notoriamente pueda decirle no, empezar a atender el sur con un presupuesto que sea viable surgido, probablemente, de una presión tributaria mayor de los que no están pagando impuestos y, en quinto lugar, convertir su mandato en lo que el electorado ha querido, un mandato creativo, de votos prestados y por lo tanto de demanda absoluta de búsquedas de consenso.
–¿Usted cree que es posible que Alan García forme un gobierno con independientes, tal como usted lo señala?
–Yo creo que García ha cambiado lo suficiente como para pensar que eso es, probablemente, la única salida. Si él sigue siendo rehén del APRA, va a cometer los mismos errores del 85, va a sentirse secuestrado por la maquinaria partidaria que exige y exige más empleos, porque al final de cuentas la máquina del partido aprista no es una máquina ideológica que pretenda la revolución de Haya, sino que pretende simplemente la devolución del presupuesto.
–¿A quién entonces tendrá él que temerle más?
–A él mismo, a sí mismo. Alan García tiene que reconocer que él es su peor sombra y tiene que recordarse, cada cinco segundos, que es falible y que es un ser humano, que no está aquí para hacer historias sino para continuar en una ruta donde la pobreza sea posible de derrotar. Y no hay posibilidad alguna de derrotar a la pobreza en la hiperinflación que él creó.
–¿Y qué papel le tocará a la oposición en todo este juego?
–No tener la malevolencia sistemática del humalismo radical sino tener la capacidad y la grandeza de coincidir en algunas cosas que pueda proponer el gobierno, como por ejemplo un programa de emergencia para el sur, para este sur potencialmente separatista que ya tenemos y que vamos a continuar teniendo si lo miramos con la indiferencia limeña.
Este asunto no es un tema de rabia sureña, que sería legítima, este no es un asunto de los esclavistas del sur; nosotros somos los esclavistas capitalistas que hemos convertido el sur en un polvorín. Por lo tanto, si la oposición sabotea proyectos para el sur me parecería infame.
–¿Usted cree que Humala es el líder de la oposición, es capaz de serlo?
–No, no, yo creo que el líder de la oposición está por verse y no lo será el tránsfuga de Torres Caro como él pretende, pero tampoco lo será Ollanta Humala. Humala es un rudo candidato con un relativo éxito o con un gran éxito, depende de cómo se vea, pero no lo veo sosteniendo una oposición, no lo veo con la capacidad suficiente como para, inclusive, mantener junta su bancada.
–¿Qué futuro le ve a la figura política de Humala? ¿Va a decrecer, va a estancarse?
–Yo creo que va a decrecer, contra lo que él cree. La rabia que él interpretó seguirá allí, pero esa rabia apostó a él como ganador, no a él como perdedor, y en tanto que ha perdido, aunque por poco, las elecciones, ha perdido también el tranvía llamado deseo.
–Muchos sociólogos creen que la bancada humalista representa a un Perú escindido.
–Es un Perú escindido en la medida que desde el centro lo hemos centrifugado, sí claro. Y es escindido no por ellos sino por nosotros, por la ineptitud de la clase política y por el centralismo.
Por eso, la gran tarea de Alan García, entre otras cosas, será regionalizar de verdad, crear un régimen de autonomías como el español para que las cosas menudas y cotidianas y las inversiones in situ sean de los gobiernos regionales, y él se dedique a las cosas mayores: nuestras alianzas con los vecinos, qué hacemos con la APEC, cómo fomentamos las exportaciones sin destruir los derechos laborales, que es un gran desafío.
–Dentro de este panorama, ¿qué pasa con Lourdes Flores? ¿Ha muerto?
–Bueno, Lourdes Flores como candidata tendría que tener la tenacidad de Salvador Allende como para reincidir. No creo que Lourdes Flores vuelva a ser candidata, pero sí creo que su frente representa un importante sector, es un tercio o un cuarto del electorado conservador que, de alguna manera, va a tener en Ántero Flores-Aráoz, en mi opinión, su sucesor electoral.
–¿Y Castañeda Lossio, que pertenece a ese frente y que está en auge?
–Castañeda Lossio hasta ahora ha demostrado ser un alcalde eficaz y silencioso, pero yo no lo veo como el alcalde de Nueva York que cambió la incidencia del delito en esa ciudad como presidente demócrata o republicano. Yo creo que la magnífica estatura política del señor Castañeda sólo le alcanza para la alcaldía por ahora, no lo veo como presidenciable.
–¿Qué va a pasar en el Congreso?
–Si el Congreso realmente tiene como precoz figura al señor Torres Caro, vamos fritos. Yo no espero mucho del Congreso. Lo que yo espero del Congreso, en términos que Pedro Salinas aceptaría inmediatamente, es que no joda, así de sencillo, que ya bastante ha hecho para desacreditar a la clase política.
Hemos tenido uno de los peores congresos de los últimos tiempos y espero que esa experiencia no se repita y que el Congreso no repita el espectáculo que está dando. Tengo la impresión de que el Congreso no representa la soberanía popular sino que representa una suerte de crisis partidaria que como un cedazo que ya no sirve, como una coladera, deja pasar, probablemente, a lo peor de los aspirantes a la clase política.
–Quizá se convierta en el cancerbero de Alan García, pues el APRA no tiene una mayoría definida…
–No olvidemos que constitucionalmente le queda el camino de las dos censuras y, por lo tanto, de la disolución legal del Congreso, camino que aplaudiremos todos los que pensemos que el Congreso está haciendo la política que padeció Fernando Belaunde Terry entre los años1963 y 1968, justamente cuando el APRA ligada con la coalición hizo lo imposible para que el señor Belaunde hiciera las reformas que podrían haber hecho imposible, a su vez, el golpe reformista del año 68, así de sencillo.
–Dentro de ese contexto, partidos como Acción Popular y el Partido Popular Cristiano, ¿tienen posibilidades de vida política?
–Acción Popular como partido caudillista ha muerto, pero todavía tiene una suerte de inercia nerviosa; es como la gallina sin cabeza que sigue andando. En cuanto al PPC, el crepúsculo de Luis Bedoya Reyes también va a significar su final.
El frente de centro que requiere el Perú pasa por lo que queda del PPC, por la escombrera de AP e incluye, evidentemente, a otra serie de personalidades y de algunos otros centros de poder y de siglas. Creo que sobre la base de AP y el PPC se construirá una centro derecha distinta, generacionalmente nueva, que deberá sobrepasar el caudillismo.
El gran reto de la derecha es que ha construido siempre partidos con nombre propio, y todos esos partidos han tenido partidas de nacimiento y partida de defunción. El benavidismo, el leguiísmo, el odriísmo, el pradismo, el bedoyismo y el belaundismo, etc., pero nadie construyó el partido de la derecha en el Perú.
–¿Y qué pasa con ese gran sector social que antes votó por Fujimori y que ahora parece votó por Humala, y que en las siguientes elecciones votará por quien sólo Dios lo sabe?
–Es que sigue habiendo un cuarto de país que está a la deriva moral y a la deriva ideológica, y que, para decirlo con toda franqueza, en mi opinión no tiene principios democráticos, ningún apego por las instituciones y que es, probablemente, el voto del tumulto y, si cabe el término, de la oclocasia, de la plebe.
Tenemos también una inmensa plebe que vota por quien puede destruir la democracia y que vota por quien puede ofender todos los principios de lo que es la convivencia civilizada, como lo es el señor Fujimori. Eso sólo se explica en un país donde hay una abundante cantidad de gente que no tiene el menor referente democrático entre sus valores.
–¿Cuál es el papel que le ha correspondido al señor Alejandro Toledo?
–Es una pregunta terrible porque nos pone frente al espejo de nuestra propia democracia. Yo creo que Toledo ha tenido la suerte que tuvo Odría con precios internacionales extraordinarios, pero ha desacreditado la Presidencia, ha desacreditado la elocuencia, ha desacreditado el castellano, ha desacreditado la autoridad del Ejecutivo y ha convertido en una frivolidad, regada no precisamente de agua, el ejercicio del poder. Yo lamento mucho estos cinco años del señor Toledo.
–¿Qué ha sido lo peor y lo mejor de su gobierno?
–Lo mejor es su buena estrella, que se ven en las macrocifras y la disciplina fiscal que hay que reconocer, y que sería absolutamente mezquino negar. Y lo peor ha sido él mismo. Volvemos al problema del carácter y de las personas. El peor enemigo de Toledo ha sido él, sin lugar a dudas. Ni siquiera su mujer ha alcanzado a ser una enemistad tan preclara.
Eliane Karp, la cereza
–¿Usted reconoce algún papel real que haya tenido la señora Karp en esta debacle?
–Eliane Karp ha sido la cereza sobre el chantillí, ha sido el adorno en la torta de los novios. Ya después de eso no cabía más y no cabe más. Ha sido muy desafortunada y ha contribuido mucho a crear este clima de animadversión, a veces irracional, que se ha formado en torno a la pareja presidencial.
–¿Por qué esa soberbia de la señora Karp?
–Eliane Karp, a pesar de su vocación antropológica y de haberse casado casi con un icono de nuestros ancestros, a pesar de eso es racista. No me queda la menor duda de que esa superioridad con la que nos mira, desde la que nos habla, no tengo la menor duda de que ese desdén, que nos recuerda al rey Leopoldo, es un desdén racista, es un desdén eurocentrista, es un desdén monárquico en el sentido más cultural de la palabra. Ella no lo sabe, pobrecita, no se da cuenta, pero está clarísimo.
Investigar de cabo a rabo
–¿Hay razones suficientes como para juzgar al señor Toledo por algún caso de corrupción grave?
–Habrá que investigarlo de cabo a rabo, no me queda la menor duda de que es investigable y que se podrán descubrir algunas cosas que lo comprometen.
–¿Qué recomendaría escarbar, por ejemplo?
–Yo recomendaría escarbar en todas las licitaciones importantes de los últimos dos años. Estoy seguro de que se van a encontrar cosas. Y es evidente que el señor Toledo no podrá moverse del Perú, porque creo que tiene algunas explicaciones que dar.
Y no es que yo tenga la vocación de que el señor Toledo tenga que ser ajusticiado periodísticamente o judicialmente, sino que tengo la impresión de que en su entorno, y también en su entorno familiar, y probablemente en él mismo, hay irregularidades, apropiaciones y, sobre todo, tráfico de influencias.
En eso sí no tengo la menor duda. Tengo indicios y testimonios de muchos casos en los que ha habido, por parte del entorno presidencial, ofrecimientos para ser favorecidos en tal o cual compra de licitaciones, siempre y cuando hubiese algún incentivo.
–¿Podría mencionar algún caso?
–Puedo mencionar el caso de una licitación para un programa computarizado vinculado a la ONPE, una empresa fue favorecida con 18 millones de soles, y su software, al final, no sirvió para nada, y el Estado perdió 18 millones de soles.
Fue en la época del señor Tuesta, lo puedo asegurar y lo puedo confirmar ante cualquier tribunal. Que el señor Tuesta me desmienta y que diga qué nombre tiene la compañía. Eso me parece digno de toda investigación.
Contralor pintado
–¿La Contraloría ha cumplido un papel o ha estado pintada en la pared?
–Yo creo que efectivamente el señor Matute, que tiene nombre de historieta, parece pintado en una pared rupestre, parece una figura de Altamira, es absolutamente decorativo, vergonzosamente en silencio y eso se llama la Contraloría de los amiguetes. Por algo se le eligió.
–¿Tiene alguna culpa legal?
–Tiene una responsabilidad y un rabo de paja de varios kilómetros el señor Matute, pero la zafiedad fue del señor Toledo, de elegir a un compañero de carpeta como Contralor de su gobierno; es una de las peores cosas que se haya visto en los últimos tiempos. Es como si Alan García nombrase a Lucho Gonzales Posada como Contralor, nadie le creería.

Written by Michael Ha

July 9th, 2006 at 9:53 am

Posted in Interviews

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