Javier Diez Canseco sobre el próximo quinquenio
Mirando el quinquenio que se viene
La República, 26 de julio del 2006. Por Javier Diez Canseco
Falta muy poco para el cambio de Gobierno, este 28 de julio, y el país se apresta a entrar a un nuevo quinquenio de su vida republicana, en un entorno de evidente incertidumbre y preocupación, no solo porque quienes acceden al poder –Alan García y el Apra– exhiben deplorables antecedentes, habiendo sido los responsables de conducir al país a una catastrófica crisis entre los años 85 y 90, sino además –y particularmente–porque en esta, su segunda oportunidad en el poder, ya están manifestándose indicios y rasgos de que van a ser el gobierno del continuismo, manteniendo una política que hace más ricos a los ricos y más pobres a los pobres, más allá de algunos gestos y acciones cosméticas y superficiales, con poca sustancia.
Así, el nuevo Gobierno ya se viene perfilando, rápidamente, como un nuevo triunfo de la duplicidad y la deslealtad a los compromisos de cambio que le permitieron imponerse en las elecciones. Atrás han quedado las promesas y afirmaciones que el García candidato asumió formalmente ante la ciudadanía. Del compromiso a no permitir una suscripción atolondrada del TLC –donde incluso García declaró que retiraría la firma del TLC con EEUU si Toledo lo suscribía– nada queda. Tan pronto se vio electo Presidente, García se convirtió en el principal cómplice del toledismo para aprobar a la carrera un TLC que vulnera nuestra soberanía, perjudica al agro, a las pequeñas y microempresas, a las comunidades y grupos indígenas, al público consumidor de medicamentos genéricos baratos, etc.
De igual manera, poco a poco –con mucho disimulo– van dejándose de lado las promesas de reformas esenciales: la reivindicación de nuestra soberanía sobre los recursos naturales, la revisión de los Convenios de Estabilidad Tributaria, la renegociación del Contrato del Gas de Camisea, la Reforma Laboral, son todos compromisos que van quedando en el olvido. García y su partido ahora se mantienen en silencio respecto al pago universal de las Regalías Mineras (que la mayoría de empresas transnacionales evaden), el impuesto a las sobreganancias petrolíferas y mineras, el control de tarifas públicas y la fiscalización a los abusos y excesos de los “services” –moderno sistema de esclavitud– que fueron establecidos durante su primer gobierno. De la misma forma ya poco se habla de restituir la Constitución del 79 –la de Haya de la Torre– para superar la funesta Constitución fujimontesinista de 1993, repleta de amarres y absurdos.
Pero el “giro” de García a la derecha se evidencia también en los nombramientos –confirmados y por confirmar– de su gabinete, donde abundan los personajes con pasado fujimontesinista y toledista: Luis Carranza (asesor de Fujimori y Joy Way y Viceministro de Kuczynski), Rafael Rey Rey (promotor de la amnistía al Grupo Colina, fervoroso defensor del fujimontesinismo y sus acusados por el Congreso), Verónica Zavala (asesora de Joy Way, jefa de FONAFE entonces, y colaboradora de Kuczynski), Cecilia Blume (otra asesora de Joy Way y Kuczynski), Alfredo Ferrero, Mercedes Aráoz, José Chlimper (ex Ministro de Agricultura de Fujimori), la Dra. María Zavala (magistrada cuestionada por haber sido la única que votó en contra de condenar a los ex comandantes militares que impusieron la vergonzosa acta de sujeción a Fujimori y Montesinos), etc. Si eso no es continuismo, entonces se le parece mucho. Así es como García responde al clamor ciudadano por el cambio: dándoles más de lo mismo, arrimándose a la derecha.
La ciudadanía también tiene motivos de inquietud en el nuevo Congreso, que parece que heredará y superará largamente todos los vicios y defectos del anterior: tránsfugas, otorongos y avivatos van a abundar y los coqueteos entre el Apra, Unidad Nacional y el fujimorismo van viento en popa, mientras la oposición aparece débil y desarticulada, fracturada alrededor de disputas mezquinas, envidias y rencillas personales, incapaz de mostrar la cohesión y la convicción necesaria para ser el contrapeso eficaz a lo que se vislumbra será un gobierno que apostará por el continuismo.
Se viene un quinquenio difícil e incierto para nuestro país, con escasas expectativas y abundancia de preocupaciones. Del gobierno entrante poco se puede esperar, según lo que hemos visto hasta ahora. Las fuerzas populares y progresistas debemos estar preparadas para lo que parece será un periodo lleno de conflictos y agresiones contra los derechos y las demandas sociales. La necesidad de construir una propuesta política democrática e inclusiva, que sea una auténtica renovación de la política y ofrezca una alternativa viable a nuestro país, es hoy más necesaria que nunca.