Peru Election 2006

The archived version

A dos dias de las elecciones la prensa internacional mira a Perú

without comments

A sólo dos días de las elecciones la prensa del mundo vuelve a poner los ojos sobre Perú. Los diarios de diferentes países remarcaron el tono duro que tomo la campaña en estos últimos días, con los fuertes ataques que se arrojaron Humala y García. El diario La Nación (Argentina) menciona que “pasado mañana los peruanos no sólo elegirán a quien rija sus destinos durante los próximos cinco años, sino que también comenzarán a definir una batalla que se está expandiendo por América latina y que podría afectar el actual equilibrio político de la región.” Las citas son en inglés y en castellano.


Perú, otra batalla en la “guerra fría” que vive la regiónAgregar a mi carpeta
Por Dolores Tereso
La Nacion (Argentina) 2 de junio del 2006

LIMA – En un clima cargado de tensión e incertidumbre, cuando faltan sólo dos días para la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Perú, los candidatos subieron ayer el tono de sus acusaciones, en medio de nuevas advertencias sobre posibles acciones de violencia el día del ballottage.
Mientras ambos se preparaban para los actos finales, que comenzaban al cierre de esta edición, el nacionalista Ollanta Humala acusó a su rival, el ex mandatario Alan García, de ser el “peón” de Estados Unidos. El ex presidente, por su parte, que ha definido estos comicios como una lucha “entre Perú y [Hugo] Chávez”, afirmó que su país “pasará a ser una colonia de Venezuela”, si el militar retirado gana.
Estas acusaciones confirman que pasado mañana los peruanos no sólo elegirán a quien rija sus destinos durante los próximos cinco años, sino que también comenzarán a definir una batalla que se está expandiendo por América latina y que podría afectar el actual equilibrio político de la región. En efecto, además de provocar reacciones airadas en Perú, el abierto apoyo de Chávez a Humala convirtió a este país en el nuevo escenario de la “guerra fría” regional, en la que el líder boliviariano disputa a Washington su influencia en América latina.
Esta virtual lucha se da en medio del avance de la izquierda en la región -con la excepción de Colombia, donde el conservador Alvaro Uribe fue reelegido el domingo pasado- y de una clara división entre dos modelos, que supuestamente representan García y Humala.
En este contexto, el mandatario venezolano está intentando ganar un nuevo espacio en Perú, mientras que Estados Unidos no sólo está por perder a un aliado -el presidente Alejandro Toledo- sino que enfrenta la amenaza de que un “nuevo Chávez” -Humala- llegue al poder.
El indisimulado apoyo de Chávez a Humala y sus críticas a García -al que ha acusado de “ladrón” y “corrupto de siete suelas”- no dejaron dudas sobre su intención de sumar a Perú a su “eje antiimperialista”.
El ex presidente peruano, por su parte, que ha calificado a Chávez de “dictador nuevo rico” y “sátrapa petrolero”, ayer volvió a acusarlo de financiar la campaña de Humala, como parte de su “estrategia de dominación de Sudamérica”.
“Vamos a detenerlo. La aventura de Chávez termina en Perú”, prometió García. El ex mandatario incluso se mostró feliz por la reelección de Uribe, principal aliado de Washington en la región. “Si bien no forma parte de la familia socialista, su reelección garantiza que la mancha de Chávez no se va a extender”, dijo.
Escépticos, los analistas peruanos califican de simple maniobra electoral esta supuesta “cruzada” de García contra Chávez. “García fue el que comenzó los ataques, cuando llamó sinvergüenza a Chávez, porque necesitaba un tema de campaña que no fuera su anterior gobierno. Y Chávez pisó el palito”, explicó a LA NACION Nelson Manrique, analista y profesor de la Universidad Católica del Perú.
Pero, aunque se trate de una mera maniobra electoral, lo cierto es que García, crítico de Washington durante su primer mandato (1985-1990), curiosamente es visto en esta segunda vuelta como el representante de los intereses norteamericanos. Una percepción que creció por su aparente decisión de ratificar el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, que antes criticaba. Y aunque él niega cualquier vinculación con Washington, los analistas creen que, con García en el poder, la relación con ese país será buena. “No va a ser Uribe ni Vicente Fox, pero tampoco va a haber el antiimperialismo del 85”, dijo a LA NACION Fernando Tuesta Soldevilla, experto en temas electorales.
Pero antes habrá que esperar a ver quién gana las elecciones del domingo.
Tough choice for Peru’s voters
By Nick Caistor
BBC (UK)
Published: 2006/06/02 11:57:12 GMT

The two men contesting the run-off election for president in Peru on 4 June could not have more contrasting backgrounds.
Alan Garcia, the front runner, represents Peru’s oldest political party, Apra (Alianza Revolucionaria Americana).
He is a professional politician, and became Peru’s youngest president when he took office at 36 years of age in 1985.
After several years in exile during the Fujimori governments in the 1990s, he returned and only narrowly lost the 2001 presidential elections to the present incumbent, Alejandro Toledo.
His opponent, 42-year-old Ollanta Humala, has arrived at the presidential contest by a very different route.
Alan Garcia could not be a dictator even if he wanted; Ollanta Humala could not be a democrat even if he tried
Gustavo Gorritti
Peruvian commentator
He is a career army officer, who took part in the campaign against the Shining Path guerrillas and the brief border war with Ecuador in 1995.
He was kicked out of the army in 2000, after leading a revolt against the then President, Alberto Fujimori, and his shadowy intelligence chief Vladimiro Montesinos.
Mr Humala was eventually pardoned by the Peruvian Congress, but forced into retirement in 2004.
This led his brother, Antauro Humala, to stage another armed rebellion, this time against the Toledo government. This was the start of the two brothers’ real entry into politics, on a nationalist ticket.
Ollanta Humala caused a sensation in the first round of voting in April when he came from being a complete outsider to poll more than 30% of the votes, putting him in first place.
This dislodged the long-time front runner Lourdes Flores into third position, leaving Mr Humala to face Mr Garcia in the June run-off.
Paradoxically, what the two candidates share is the fact that many Peruvians regard them with great suspicion, and refuse to cast their vote for them.
To the middle-class and those on the right, Alan Garcia’s presidency from 1985-1990 was the start of Peru’s political collapse.
They question the way he dealt with the threat posed by Shining Path guerrillas. They see his government as the start of widespread corruption at many levels of the state.
But they are most upset at what they see as his disastrous mismanagement of Peru’s economy.
Mr Garcia began by restricting payments of Peru’s foreign debt to the IMF. He followed this up by trying to nationalise the banking sector, and bringing in populist economic measures which eventually led to massive hyperinflation.
Reluctant voters
Mr Humala is also a highly controversial figure. The fact that he took part in an armed uprising has led many in Peru to question his democratic credentials.
There are also persistent claims that during the war against the Shining Path he was directly involved in torture and other human rights abuses.
Peruvians are also suspicious of the fact that he appears to model himself on another army officer who moved into politics after a failed coup attempt – the controversial Venezuelan President, Hugo Chavez, who has backed his colleague in Peru.
In addition, many voters see the fact that Mr Humala has no real roots in parliamentary democracy – his Nationalist Party was only formed when he launched his presidential bid – as a further threat to democratic rule.
Political split
This distaste for both candidates is likely to mean that a high proportion of voters (voting is a legal requirement in Peru) will spoil their votes.
But in the end, it seems that a majority will incline towards Mr Garcia.
One respected political commentator in Peru, Gustavo Gorritti, has noted: “Alan Garcia could not be a dictator even if he wanted; Ollanta Humala could not be a democrat even if he tried.”
If he does win, Mr Garcia will face many immediate problems.
The first is that the loose coalition behind Mr Humala will probably have more seats in Congress than Apra.
There is also the risk of Peru splitting politically into north – where Mr Garcia and Apra have their stronghold – and south, where Mr Humala receives his greatest backing.
Whichever man wins on 4 June, they will have to cope with the kind of sustained hostility from the press, other politicians and Peruvians in general that has meant the outgoing President, Alejandro Toledo, has governed with approval levels in single figures.
But the greatest challenge for the winner will be to make Peruvians feel they have a government and state which represents them and promotes democratic rule.
Story from BBC NEWS:
Humala, en camino ascendente
Por Jorge Elías
LA NACION (Argentina) 2 de junio del 2006

¿Qué pasaría si ganara Ollanta Humala? ¿Qué pasaría, sobre todo, después de una campaña signada por una tendencia favorable a Alan García o, cual rechazo a la injerencia extranjera, contraria a la mera posibilidad de que el presidente venezolano, Hugo Chávez, meta baza en Perú después de haber abierto en Bolivia la primera sucursal de la revolución bolivariana tras la asunción de Evo Morales?
En medio de interferencias externas y agravios internos, no exentos de violencia en algunos casos, una encuesta realizada por North American Opinion Research, de los Estados Unidos, dice que Humala obtendría el 55% de los votos y que García alcanzaría el 37%.
¿Sorprendente? En mediciones anteriores al debate entre ambos la diferencia para el candidato de Chávez era aun mayor.
Humala, no obstante ello, intentó despegarse de su virtual promotor. En el despacho del Palacio de Miraflores (sede del gobierno venezolano), debajo de la habitación que desemboca en el llamado Balcón del Pueblo, estrechó por primera vez la mano de Morales, todavía candidato a presidente de Bolivia. Entre los tres, reveló poco después Chávez a LA NACION, “hubo química de inmediato”.
Sobre ese eje, en cierto modo, giró la campaña para la segunda vuelta en Perú, influida, incluso, por las intervenciones del presidente saliente, Alejandro Toledo, en contra de Humala y de Chávez (llegó a tildarlos de “caimanes del mismo pozo”) y por la ruptura de las relaciones diplomáticas con Venezuela.
El otro índice
En la encuesta, realizada en todo el país, a diferencia de otras que se concentraron en Lima y alrededores, dijo haber votado en la primera vuelta por Humala el 30%; por García, el 24%, y por la derrotada candidata conservadora, Lourdes Flores, el 20%.
En ella, reflejo de un país polarizado, el 52% expresó rechazo al tratado de libre comercio con los Estados Unidos, motivo por el cual Chávez decidió que Venezuela desertara de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), y el 39% expresó adhesión a él, acaso en sintonía con Toledo y con sus pares de México, Vicente Fox, y de Colombia, Alvaro Uribe.
¿En qué quedamos entonces? El índice de rechazo y de adhesión al acuerdo con los Estados Unidos reflejaría el rechazo o la adhesión a Chávez (perdón, a Humala).
En la encuesta, más de la mitad de la gente identificó a García con Toledo. Lo identificó, también, con su lema con tono de advertencia: votar por Chávez (es decir, por Humala) o votar por Perú (es decir, por él, asociado ahora con los intereses de los Estados Unidos después de haber sido uno de sus detractores).
Votar por Humala, o por Chávez, significaría aprobar la nacionalización del petróleo y del gas al estilo Morales. Más de la mitad de los encuestados se mostró a favor de ello.
¿Sorprendente? Tanto como el margen más usual en los sondeos latinoamericanos: el margen de error. Y, por ciento, otro menos usual: el margen de batacazos, estrenado en Bolivia.

Cierra la campaña electoral en Perú con fuertes acusaciones

Pablo Biffi
Clarin (Argentina) 2 de junio del 2006

El Paseo de la República, cerca del centro de Lima, estallaba de banderas blancas y rojas con la estrella de cinco puntas del APRA. Cientos de kilómetros al sur, en la Plaza de Armas de Cusco —la antigua capital del Imperio Inca— miles de ollas coloradas —el símbolo de Unión Por el Perú— se agitaban en la helada noche. Anoche, el ex presidente y favorito para el ballottage del domingo Alan García, y su rival, el militar nacionalista Ollanta Humala, cerraron sus campañas electorales en medio de fuertes acusaciones, un signo distintivo del último tramo del proceso electoral.
No casualmente García eligió Lima para su último discurso, ni tampoco por azar Humala se internó en las sierras del sur para movilizar a sus seguidores.
Lima es para el ex presidente una plaza clave de su estrategia: concentra un tercio de los votantes de todo el país y aquí viven los sectores medios y medios altos que ven en él al “mal menor”, espantados ante el discurso beligerante del militar nacionalista.
Anoche, además, los medios peruanos brindaron otra evidencia de por qué García eligió la capital: hasta bien entrada la noche ningún canal de tevé ni radio limeños transmitió párrafo alguno del cierre de campaña de Humala desde Cusco; en cambio, la mayoría siguió en directo el discurso del líder aprista.
En él, García convocó a “derrotar a la derecha militarista”. Y en tácita advertencia sobre los riesgos que implicaría el triunfo de Humala, soltó: “No sirve el pan sin libertad ni la libertad sin pan. Un gobierno del APRA será pan con libertad.”
“Yo no soy aprista y recuerdo con dolor y bronca todo lo que pasó en el país durante el gobierno de Alan. ¿Cómo olvidarme de las colas para comprar pan o leche? ¿O los ahorros que perdimos por la inflación? Pero hoy las cosas son distintas, y Humala se parece a aquel García. Por eso votaré a Alan”, dice a Clarín Carlos, empleado de una compañía de teléfonos celulares.
Cusco, en tanto, ha concentrado históricamente a los sectores más marginados de la vida política y es, junto a la sierra sur, el bastión electoral de Humala.
Los cierres de campaña fueron la coronación de una semana con acusaciones de todo tipo, denuncias para todos los gustos y operaciones políticas para desacreditar al rival. Durante todo el día se escalonan los candidatos y sus voceros, en una rueda que no se detiene nunca, para lanzar una acusación que inmediatamente es desmentida, para luego contraatacar con otra denuncia de difícil comprobación.
“La estrategia de Humala es ensuciar la cancha lo más posible, para que los indecisos o independientes no puedan distinguir entre el menos malo. Además, cada candidato o sus asesores intentan estar presente en los medios a cada rato, para no regalarle minutos en radio o TV a su rival”, explicó a Clarín el analista Fernando Yobera.
Consciente de cómo quedó grabado su anterior gobierno (1985-1990) en la memoria de los peruanos (hiperinflación, desabastecimiento, violencia guerrillera), el líder aprista ha intentado “borrar su pasado”, asumiendo en parte su responsabilidad, pero concentrándose más en hacer propuestas concretas sobre generación de empleos, educación o, por ejemplo, llevar agua potable a miles de peruanos.
En parte lo ha logrado, aunque ha tenido que reconocer que muchos de sus potenciales votantes lo elegirán porque lo consideran “el menos malo”.
Humala tampoco ha tenido un tránsito fácil por la campaña, acusado de serias violaciones a los derechos humanos cuando era capitán del Ejército, en 1992, de ser un “autoritario” y, más recientemente, de ser un “peón del dictadorzuelo tropical”, como el APRA ha calificado al presidente venezolano, Hugo Chávez.
Con todo, su virulento discurso antisistema parece estar orientado a consolidar su base social, más que a captar nuevos votantes, acaso pensando más en el día después de los comicios que en el ballottage.
Para el analista del diario La República de Lima, Salomón Lerner, el militar nacionalista Humala también tiene un “Plan B”: “Humala sabe que la elección del 4 de junio ya está perdida. Perderla sin convencer a muchos de los que no votaron por él, al mismo tiempo que decepciona a los que sí han comprado su mensaje radical, no le conviene. Por un lado, frente a los electores del sur andino, que lo sentirían como una traición. Por el otro, de cara a los congresistas que UPP ha logrado colocar, que podrían prescindir de un dirigente sin brújula”.
Para el analista, la mirada está puesta en las elecciones regionales y municipales de noviembre próximo, en donde puede cosechar una importante cantidad de votos. “En ese sentido, Humala necesita instalarse como jefe de una oposición hecha desde el Congreso, con un bloque numéricamente importante (40 sobre 120), y desde localidades estratégicamente situadas en todo el país, cosa que difícilmente podría hacer si abandona sus posiciones originales”, explicó Lerner.

Old-fashioned politics may pay off for Peru’s Garcia
Thursday, June 1, 2006; Posted: 3:36 p.m. EDT (19:36 GMT)

LIMA, Peru (AP) — Days before Peru’s presidential runoff, the headquarters of the country’s oldest and most disciplined political party is buzzing with furious campaign activity. Come election day, its old-fashioned, spread-the-wealth politics could return Alan Garcia to power.
During Garcia’s 1985-90 term, the American Popular Revolutionary Alliance party became known for patronage jobs, bare-knuckled politics, economic chaos, guerrilla violence and rampant corruption. Alberto Fujimori’s 10-year autocratic presidency followed, along with the downfall of Peru’s political parties.
But in the six years since the collapse of Fujimori’s government, APRA has made a steady recovery that could return Garcia to the presidency in Sunday’s elections, living up to its 75-year history of party discipline that has sustained it even when it was forced underground by authoritarian regimes.
The comeback tale offers a curious contrast to political trends in other Latin American countries, where traditional parties have crumbled in a wave of frustration over poverty and corruption. That has given rise to firebrand populists like Venezuela’s Hugo Chavez and Bolivia’s Evo Morales.
Peru could still follow a similar path if voters choose retired army Lt. Col. Ollanta Humala, a former coup leader and Chavez admirer who won the April presidential elections but fell well short of the majority needed to avoid a runoff.
Garcia has overtaken Humala in recent polls, holding a 10-point lead. Pollsters attribute that gain to Peruvians’ mistrust of Humala’s allegiance with the leftist Chavez, a concern Garcia has exploited in a war of words with the Venezuelan leader, whom he denounced Tuesday as a “dictator.”
Garcia was himself a fiery, young populist who defied Western bankers during his term, and he remains a dazzling orator. But some analysts credit ideological loyalty and party vision more than Garcia’s charismatic leadership for his recent political rise.
After all, while Fujimori’s movement was called “Fujimorismo” and Venezuelans talk about “Chavismo,” Garcia’s followers are known simply as “Apristas.”
“Even though Garcia today has a very important presence, APRA is much more than Alan Garcia,” said sociologist Santiago Pedraglio.
At the party’s headquarters in congested downtown Lima, teenagers trudge inside with rolled up campaign banners — reflecting a new generation of Aprista faithful. They stride past clinics where Aprista doctors, lawyers and teachers provide heavily discounted or free services to working-class Peruvians — a tradition that has long helped the party survive.
“The other parties have nothing like this,” said Beatriz Mondieta, 50, an administrative secretary in the “People’s Health Clinic,” where an X-ray or tooth extraction costs less than $1. “That is why the people do not forget us.”
While some Peruvians still revere Garcia, many more remember his term for the food shortages, terrorist strikes by the Maoist Shining Path insurgency and inflation that topped 3,000 percent.
Garcia, 57, says both he and his party have learned their lessons, promising “to study past errors so they are never repeated.”
He pledges, if elected, to bring talent from across the political spectrum into his government, trying to calm concerns that, once again, only card-carrying Apristas will be considered for public sector jobs.
Meanwhile, Garcia has stoked fears that Humala, 43, is a would-be authoritarian aligned with Chavez and Morales, who have both turned widespread frustration with political elites into mandates to remake their governments.
“Our nation’s past has had militaristic governments for 30 of the last 50 years,” Garcia said in his only debate with Humala. “So I ask, who represents the past and what has our motherland gained?”
On Wednesday, Humala tried to distance himself from Chavez’s endorsement of his candidacy, saying the Venezuelan president should butt out of Peru’s internal affairs.
Humala’s main appeal is as a political outsider, a role defined by Fujimori, who dealt Peru’s political parties one of their harshest blows in 1992 when he sent tanks to shut Congress and then rewrote Peru’s constitution to sidestep term limits and elect a new legislature stacked with his supporters.
Humala is backed by a fledgling nationalist alliance that has none of the reach of a traditional political party. He has presented himself as the ideological heir of leftist Gen. Juan Velasco, whose 1968-75 military dictatorship Humala describes as “perhaps the last nationalist patriotic government” in Peru.
Garcia looks to a different leftist mentor — Aprista party founder Victor Raul Haya de la Torre, who also espoused an anti-imperialist message.
He says that from its inception, APRA dealt realistically with U.S. hegemony, while rejecting communism — a path he says Peru should follow.
Votá por mi candidato porque es el menos malo
En el cierre de la campaña electoral en Perú, los simpatizantes de Alan García y Ollanta Humala defienden a sus candidatos de acusaciones de corrupción y violaciones de derechos humanos
Por Carlos Noriega
Pagina12 (Argentina) 2 de junio del 2006

Los apristas juran que Alan García no es un ladrón. Los seguidores de Ollanta Humala aseguran que su líder no es un violador de derechos humanos. En la sedes partidarias de los candidatos, a pocas horas de la segunda vuelta electoral en Perú, más que elogios se escuchan justificaciones.
La estrella roja de cinco puntas con la sigla del APRA en el medio cuelga, ennegrecida por el humo, en la puerta de la sede histórica del aprismo. Los autos circulan en una marea incesante a lo largo de la Avenida Alfonso Ugarte. Los militantes apristas se reúnen en grupos alrededor de la puerta de entrada. El edificio lleva bien su nombre: la Casa del Pueblo. Algún turista argentino medio desprevenido podría pensar sin equivocarse demasiado que está frente a algo muy parecido a la sede del partido peronista: una suerte de hilo militante común empareja a los dos partidos de hondas raíces populares y cuya historia es una saga que envidiaría cualquier guionista de Hollywood. Víctor Raúl Haya de la Torre fundó al APRA en los años ’20 del siglo pasado y hoy sus militantes se preparan para la victoria. Por dentro, la Casa del Pueblo deja de parecerse a la sede de un partido. Se asemeja a una suerte de cooperativa social que ofrece casi todo lo que la gente no se puede pagar afuera. Hay un consultorio médico, otro de dentista, una farmacia, una consejería jurídica y, detrás del patio del fondo, aulas donde se preparan a los jóvenes para ingresar a la universidad. Toda una empresa social. El APRA es vertical, como lo fue el peronismo en tiempos de Perón. “Todo a su medida y armoniosamente.” La medida la dan los jefes, y pocos abren la boca si no se les ha dado permiso.
En el patio se mezclan jóvenes recién llegados al corazón del partido con históricos militantes de calvicies profundas. A Ramón Chávez, su padre lo metió al APRA cuando tenía 15 años. “Humala es un incapaz que se dedica a contar mentiras sobre Alan”, dice Chávez. Y a quienes acusan al candidato aprista de ladrón, el viejo militante responde: “No es su culpa; en la época de su primer gobierno, García no tenía experiencia, se abusaron de él, hubo ministros que robaron y terminaron responsabilizándolo a Alan por lo que no había hecho”.
Frente a Chávez, la juventud de Lizette Goya brilla como una estrella nueva. Con apenas 20 años, no es menos aguerrida que Chávez, de 80, a la hora de defender a García. “Alan García no es un ladrón. La juventud tendría que entender eso. Acá están todos mal informados, los medios de prensa viven manipulados por la derecha y nadie se entera del contenido de la verdad”, protesta Goya. La joven militante tiene una fe de acero.
“Si los peruanos votan por un militar como Humala, están locos”, dice Alfredo, un cincuentón medio agresivo que lleva tantos distintivos del APRA pegados en la ropa que parece una mariposa brillante. Alfredo se pronuncia con encono en contra de quienes dicen que Alan García es el mal menor. “El nos guía”, dice, señalando el cielo plomizo. “Nos conduce hacia el gobierno y al Perú hacia el progreso. Toda esa propaganda inmunda pagada por ese petrolero venezolano que se llama Hugo Chávez no comprará los votos de los peruanos. Somos un partido histórico. El Perú moderno fue forjado por el APRA y no va a ser un miliquito al servicio del petróleo venezolano quien va a entrometerse en este juego. Hugo Chávez y Humala son Judas que van a liquidar el país.”
Los apristas aprietan los labios. Los últimos sondeos les dan una ventaja sensible, pero le temen “al miedo de último momento”, según dice Enrique Martínez, otro aprista de cuarenta años. El hombre confiesa que durante el primer gobierno de Alan García sufrió la peor crisis de su vida, pero, agrega sonriente, “una idea política no se vende por un mal negocio. Alan no hizo buen gobierno, pero ahora ha aprendido”.
En sus bastiones históricos de las afueras de Lima, los humalistas no ven las cosas con los mismos ojos ni con la misma moral. Los grandes cartelones con la foto de un Alan García bastante más joven de lo que luce hoy con la inscripción “Alan Perú: El cambio responsable”, se multiplican a lo largo de la caótica Avenida Próceres de la Independencia, que lleva del centro de Lima a San Juan de Lurigancho, que con poco más de un millón de habitantes es el distrito más poblado de la periferia pobre de la capital peruana. Pero esos carteles desaparecen cuando uno se interna por las zonas más empobrecidas del lugar y se tiene la sensación de haber ingresado a tierra humalista. En San Juan de Lurigancho, habitado casi en su totalidad por migrantes de las zonas andinas y que crece hacia los cerros del Este de Lima, Humala ganó la primera vuelta, casi duplicando la votación de García, que quedó tercero, detrás de la derechista Lourdes Flores.
Johnny es un mototaxista que trabaja 15 horas diarias para ganar menos de cinco dólares por jornada. Acaba de dejar a un pasajero en una esquina caótica de la Avenida Próceres de la Independencia. Después de pensarlo mucho y dejar claro que no nos revelará su apellido, confiesa que votará por Humala. “Le voy a dar mi voto a Ollanta porque en la época de Alan García había mucho terrorismo”, dice Johnny, quien llegó a San Juan de Lurigancho huyendo de la violencia en su pueblo en la selva, donde se enfrentaban militares y guerrilleros de Sendero Luminoso.
En el local partidario de Humala se terminan de confeccionar los carteles con la foto de Ollanta y su esposa Nadine, que se repartirán entre los asistentes al mitin con el que Ollanta cerró su campaña en Lima, antes de viajar al Cusco para dar ahí, en el corazón de los Andes, su último discurso de campaña. En la puerta de local humalista, cuelga una gran banderola en la que se puede leer: “No votaremos por un ladrón”. Por altavoz, una grabación convoca a la población al acto de “nuestro comandante”. Dentro del pequeño local distrital, su secretario general, Milton Hilario, un comerciante de 43 años, augura, optimista: “Aquí, Ollanta llegará al 80 por ciento de los votos”. Con simpleza, Hilario resume las razones de su militancia en el humalismo. “Tenemos un Estado con políticos que se enriquecen y un pueblo en extrema pobreza, y eso es lo que nosotros queremos cambiar con nuestro comandante Ollanta.”
Eliana Flores ha abandonado ese día su trabajo como peinadora en un salón de belleza del centro de Lima más temprano que de costumbre para llegar a tiempo a la manifestación de Humala. Luce una remera blanca con la inscripción “Las mujeres con Ollanta” y mucho maquillaje. “Humala nos va a dar grandes oportunidades. Lo primero que esperaría de él es que cree más empleo, porque eso es lo que necesitamos”, se ilusiona.
Detrás del gran estrado levantado para que desde ahí Humala hable más tarde, Victoria Vila tiene desde hace varios años un pequeño puesto de diarios. Desde ahí observa escéptica a los humalistas llegar al mitin con sus banderolas, cartelones y los gritos de “Sí se puede” y “Ollanta es del pueblo”.“Yo no voy a votar por ninguno. No me gusta Alan porque en su gobierno había que hacer colas para comprar comida y ha sido un mal presidente, y dicen que con Ollanta va a haber guerra”, explica Vila, mientras se prepara para cerrar su puesto antes que el lugar termine de ser invadido por los humalistas.
César Núñez pasa los 30 años y no tiene empleo, por lo que pasa la mayor parte del día ayudando a su padre en un pequeño negocio de tapicería. El también es un entusiasta humalista que ha llegado para escuchar a quien está convencido será el próximo presidente del Perú. “Queremos un cambio radical en este país, porque no hay oportunidades para los jóvenes, y yo espero que con el comandante eso cambie.” Cuando le preguntamos por los cuestionamientos de violaciones a los derechos humanos y de autoritarismo que se le han hecho a Humala, Núñez salta y dice: “Toda la prensa está vendida y esas son mentiras. Además, ¿de qué democracia hablan, si en este país la democracia no funciona?”.
Se estrecha la diferencia entre García y Humala en las encuestas sobre las elecciones en Perú
El Mundo (España) Sábado 03/06/2006 00:27

LIMA (PERÚ).- El ex mandatario socialdemócrata Alan García sigue a la cabeza en la carrera por obtener la Presidencia de Perú frente su contrincante nacionalista Ollanta Humala, aunque el margen de diferencia se habría estrechado, según las encuestas.
Los candidatos cerraron sus campañas con mítines multitudinarios en los que ambos prometieron una profunda transformación del país.
El sondeo de la Universidad de Lima da como ganador a García con un 52,4% en la segunda ronda electoral de este domingo, 4 de junio, frente a Humala, con un 47,6%.
Según el analista Luis Benavente, de la Universidad de Lima, el candidato socialdemócrata ha bajado un poco su votación, mientras que Humala ha subido.
“El efecto post-debate favorece a Humala”, comentó, en referencia al último debate televisivo realizado entre ambos la semana pasada. “A pesar de que se ha acortado la brecha, la caída de Garcma es más suave en los últimos días”, agregó.
A su vez, la encuesta de la Compañía Peruana de Investigación de Mercados (CPI) auguró que el ex presidente obtendrá un 53,8% en los comicios, contra un 47,6% del candidato nacionalista.
Un sondeo anterior de esta empresa, realizado entre el 24 y el 25 de mayo en las mismas condiciones, daba un 59,9% a García y un 40,1% a Humala. “Las acusaciones contra García aparentemente funcionaron y se han capitalizado a favor de Humala”, dijo Manuel Saavedra, director de CPI.
Los sondeos auguran la victoria de Alan García en las presidenciales del domingo en Perú
El País (España) 2 de junio del 2006

Los últimos sondeos de intención de voto para las elecciones presidenciales del domingo en Perú dan una ventaja de entre 7 y 11 puntos al candidato socialdemócrata Alan García sobre su rival, el nacionalista Ollanta Humala. La Compañía Peruana de Investigación y Mercado (CPI), el Grupo de Opinión Pública (GOP) de la Universidad de Lima y la consultora Apoyo Opinión y Mercado han divulgado hoy a la prensa extranjera los resultados de sus estudios.
El estudio de CPI, elaborado ayer y que da una ventaja más ajustada, revela que el ex presidente García (1985-90) cuenta con un 53,8% de los votos válidos y el comandante retirado el 46,2%. El director de esta empresa, Manuel Saavedra, calcula que los indecisos alcanzan el 6,4%.
El sondeo de la Universidad de Lima, que da un margen más amplio, muestra que García cuenta con el 55,9% de la intención de voto válido frente a un 44,1% para el candidato por la formación nacionalista Unión por el Perú (UPP). Según ese sondeo, el dirigente del Partido Aprista Peruano (PAP) cuenta con el 47,9% del total de votos frente a 37,8% para Humala.
Asimismo, según el estudio elaborado el miércoles, un 14,3% votará en blanco o nulo, y hay un 3,5% de votos ocultos (personas que no revelan sus preferencias electorales). El director de ese sondeo, Luis Benavente, dice que el llamado voto oculto podría “ser mayor” y “con posibilidades” de inclinarse a favor de Ollanta Humala en los dos días previos a loscomicios.
Simulacro de votación
Por su parte, la consultora Apoyo, la única de las tres encuestadoras que ha efectuado un simulacro de votación, señala que el dirigente aprista cuenta con un 57% de intención de voto válido y el ex comandante Humala, un 47%. En el resultado sobre la totalidad de votos, el estudio indica que García tiene el 46% del respaldo popular, 6 puntos más que su contrincante político, mientras que los votos blancos y nulos llegan a un 14%.
El director de Apoyo, Alfredo Torres, subraya que no se debía confiar totalmente en las encuestas porque, en su opinión, “el clima político está más cargado y polarizado” en esta segunda vuelta electoral. En la primera vuelta de las presidenciales en Perú, el pasado 9 de abril, Humala obtuvo el 30% de los votos, frente al 24 por ciento de García.

García en Lima: “Es el triunfo de la democracia versus el militarismo”

CAROLINA ÁLVAREZ PEÑAFIEL
El Mercurio (Chile) 2 de junio del 2006

Miles de eufóricos seguidores de Alan García, el candidato socialdemócrata peruano que aparece primero en las encuestas, llenaron anoche la plaza de los Héroes Navales para demostrarle su apoyo al líder del APRA y ex Presidente. García pidió votar por él y defender la democracia y la libertad del país.
“Sin odio y sin violencia, Alan Presidente; sin odio y sin violencia, Alan Presidente”, coreaban de vez en cuando los asistentes, que esperaban al candidato como a un ídolo para su cierre de campaña. Finalmente, García apareció desde el fondo de la plaza, subido en la parte de atrás de una camioneta y resguardado por dos largas filas de guardaespaldas apristas.
Desde el escenario lo seguía una luz y la gente levantó sus banderas blancas y rojas e inmensas pancartas con fotos de García, mientras el candidato saludaba con un pañuelo blanco en su mano.
Este es “un anticipo del triunfo del 4 de junio, donde triunfará el pueblo y la Justicia social (…) Nosotros vamos a echar las bases del triunfo de la democracia versus el militarismo, de la libertad frente al abuso”, aseguró el candidato en una crítica indirecta a su rival, Ollanta Humala.
La defensa a la democracia fue una constante en el mitin. Sin casi mencionar a Ollanta Humala, las cuidadas frases de García (que cumple a la perfección su oficio de político) hicieron alusión a uno de los principales cuestionamientos a su rival.
Según dijo anoche, su contrincante representa la vieja derecha militarista golpista que atropella la democracia y las libertades. “Mi propuesta es la de un cambio responsable, que ofrece pan con libertad para todos los peruanos”, dijo Alan, quien aseguró que aprendió de los errores de su gobierno (1985-1990), que dejó la economía en un estado deplorable y con una situación de inseguridad desbordada.
“Tengo un compromiso con el pueblo, no les fallaré”, agregó.
“Será una victoria de la democracia y la libertad, pero también de una justicia social sobre el egoísmo, sobre la demagogia”, aseguró refiriéndose a la alternativa de derecha que quedó tercera y al humalismo.
“Él gobierna por el pueblo, él es demócrata, respeta las instituciones, los derechos laborales, lo que (el ex Presidente Alberto) Fujimori borró… en un principio había pensado que Ollanta está bien por sus propuestas, pero después me he dado cuenta de que es mentiroso”, aseguró Estela, quien aclara que es sólo simpatizante y no miembro del APRA, el partido más disciplinado del país.
En el público había familias completas, comprometidas por la causa aprista. La mayoría había comprado algunas de las decenas de “souvenirs” alanistas que se vendían, desde cintillos, llaveros, hasta la vida del candidato, “a sólo cincuenta centavos”. El APRA es el partido más grande del país y se notó anoche en el multitudinario mitin. Los seguidores del candidato, lo son ante todo de la colectividad y llegaron organizados en grupos según su lugar de residencia, tipo de trabajo o edad. Y la gran mayoría, enmudeció y escuchó cada palabra que decía García.
En su largo discurso, Alan prometió mejoras en las condiciones laborales, luchar contra la corrupción, disminuir el gasto de los políticos en el gobierno y el impulso a la exportación agrícola. Entre sus planes sociales, aseguró haberse inspirado en el Presidente brasileño, Lula da Silva, de quien aseguró imitará el plan “hambre cero”.
“Yo voto por Alan por lo que ofrece a todos los peruanos, sacarnos de esta miseria que nos agobia. Yo siento que va a ganar y es Perú el que gana”, indicó a este diario María Teresa, segura del triunfo de su candidato.
En temas de seguridad ciudadana, Alan García dijo que restituirá la pena de muerte para los violadores de niños y prometió mano firme para los delincuentes, al tiempo que afirmaba que fortalecerá a la policía y a las fuerzas especiales. “Las mismas que Humala quiere desmembrar”, señaló.
“El discurso de Humala ha demostrado una cargazón de insultos típicamente senderistas”.
ALAN GARCÍA. Candidato del APRA.
Fujimorista se alinea con García
La ex candidata presidencial del fujimorismo, Martha Chávez, reveló ayer que votará por Alan García. “He reflexionado mucho, y es una decisión personal que es necesario darla a conocer, por la situación delicada que vive el país…Perú no estaría en este debate entre Ollanta Humala y Alan García si le hubieran permitido a Alberto Fujimori ser candidato”, señaló.
La congresista aclaró que su decisión no implica que los seguidores de Fujimori voten por García. El anuncio se da en medio de las acusaciones lanzadas por Humala sobre un pacto del aprista García, quien le daría impunidad a Fujimori a cambio de votos.
Humala en Cusco: “El nacionalismo es un proyecto de larga vida”
PAOLA PINEDO GARCÍA Viernes 2 de junio de 2006

Ni los tres grados bajo cero que convirtieron en un congelador la Plaza de Armas del Cusco impidieron que el candidato nacionalista Ollanta Humala dirigiera su último mensaje previo al 4 de junio en la denominada Ciudad Imperial, uno de sus bastiones en el sur peruano.
Humala llegó trotando desde el hotel donde se hospedaba, a pocas cuadras del escenario del mitin del cierre definitivo de su campaña anoche, en un intento por paliar el intenso frío. Teniendo como fondo la Catedral cusqueña, inició su discurso a las 20:30 hora local (21:30 en Chile), saludando a las madres cusqueñas y a los soldados del Ejército que cumplen servicios en las zonas de emergencia del país.
Los ataques a su contendor Alan García no se hicieron esperar, de quien recordó lo peor de su gestión como ex Presidente. Al igual que en su mitin de cierre de campaña en Lima el miércoles, el líder del partido Unión por el Perú (UPP) no privilegió las propuestas de su plan de gobierno por centrar su discurso en las críticas al candidato del APRA, a quien acusó de utilizar al Presidente de Venezuela, Hugo Chávez, en su campaña.
“He escuchado mucho hablar a Alan García de un país que él destruyó. Lo he escuchado hablar en toda la campaña con una soberbia de alguien que no reconoce sus errores. Cuántos falsos profetas existen en nuestra política tradicional. Pero yo no dejo de recordar que en ese gobierno hubo corrupción…Cómo quisiera que los políticos tradicionales como él sean más humanos…”.
También hubo promesas en su discurso. Ofreció, por ejemplo, llevar al Cusco los beneficios de la explotación del Gas de Camisea, un recurso que, según el militar en retiro, pertenece a los cusqueños y no a las transnacionales. En otro momento de su alocución, Humala se refirió a la transformación del país que iniciará su gobierno. “La gran transformación consiste en buscar un modelo alternativo a este modelo que desde hace 30 años está destruyendo el país. Transformación significa un pueblo unido, las provincias unidas para que toda Lima tiemble”.
Recordó además que su movimiento político se inició apenas hace un año, cuando él y un grupo de nacionalistas empezó a recorrer el país ofreciendo pequeñas conferencias para captar seguidores. “Hace un año nadie conocía a los nacionalistas. Pero el nacionalismo estaba metido en sus corazones, con la esperanza de que alguien salga a buscar esa llama nacionalista. En este tiempo hemos logrado despertar conciencias…Yo les digo que el nacionalismo es un proyecto de larga vida, que va a trascender al 4 de junio (segunda ronda)”. Las palabras finales denotaron su emoción por despedirse de las concentraciones populares: “Tras menos de un año miren todo lo que hemos construido. Por eso, sea cual sea el resultado, siento la responsabilidad de no defraudarlos”.
“El nacionalismo es algo hermoso que hemos construido para el país; es el nuevo referente de la política peruana en este siglo XXI”.
OLLANTA HUMALA. Candidato de UPP.

Written by Michael Ha

June 2nd, 2006 at 3:53 pm

Spam prevention powered by Akismet