La cabeza del cordero

Para mí, los temas que más me llamaron la atención de este texto fueron 1) la identidad, 2) los lazos familiares y la memoria, y 3) el impacto de la guerra en la psique personal y colectiva.

1. Comenzando por el tema de la identidad: al ver sus familiares marroquí por la primera vez, José Torres guarda su distancia. Se considera distinto y se mantiene separado de estos “moros” que afirman ser su familia. Él es español, de Almuñecar, y ellos son marroquí; es decir, “árabes” – dos etnias e realidades distintas. Pero al observarlos más abiertamente, se da cuenta que existe una semejanza innegable entre él, los parientes de su lado de la familia y esta gente, y poco a poco empieza a identificarse con ellos.

2. Lo que abre las puertas al reconocimiento del lazo familiar es la memoria. La imagen de Yusuf y su madre le despiertan recuerdos a José de sus propios tíos: “el parecido era tan intenso que, en lugar de haber servido para ofrecerme una apacible confirmación de nuestro supuesto parentesco con aquellos moros, me llevó de golpe, pasando por encima de ellos, a la presencia de mi tío, a quien tantos años hacía que no había visto…pues me separaban de él, no sólo el océano, sino también mares de sangre” (199).

3. Lo que más les une son los recuerdos de la guerra, grabados en la memoria como los ecos de una pesadilla compartida. Cuando “la señora” Torres le pregunta “qué había sido de la suerte de los Torres allá”, se desbordan las memorias de su tío Jesús, “muerto, con un tiro en la nuca, junto a otros muchos cadáveres alineados en el suelo cual mercancía de feria…” (205). Cuando Yusuf y José visitan el cementerio, intercambian historias sobre sus familiares y sus vivencias en la guerra. Aunque son mayormente recuerdos negativos, el compartir de sus historias les une en un mismo pasado familiar.

A pesar de la reunión con su familia marroquí, el encuentro con sus parientes en Fez también le causa a José una gran indigestión, representado por la cabeza del cordero. Yo interpreto la cabeza del cordero como un símbolo de sus recuerdos de la guerra que el encuentro le despierten en él. No puede dormir, no puedo dejar de pensar, y no puedo digerir, es decir, procesar, el gran dolor de barriga que la imagen de la cabeza del cordero le provocó: “que aquel peso insoportable, aquí, en el estomago, era nada menos que la cabeza del cordero, la cabeza, sí, con sus dientecitos blancos y el ojo vaciado” (229). Para José, el re-encuentro con sus familiares le hace recordar de las pesadillas olvidadas de la guerra y las cicatrices grabadas en sus recuerdos de sus antepasados.

One thought on “La cabeza del cordero

  1. Hola susan!

    Wow! Hiciste un analisis muy completo y complejo!

    Centrando en el tema de la identidad, me gusto tus comentarios sobre el encuentre entre Jose y sus familiares desconocidas en marroquí por la primera vez, donde el guardaba su distancia y tenia dudas de su conexion de sangre con ellos.. Me parecia interesante que el Se considera distinto y se mantiene separado de estos “moros” que afirman ser su familia, y me hizo acordar di una de mis cursos en la literatura medieval de españa y el dinamico social entre los españoles y los musulmanes durante el tiempo de los moros – a un parte, ellos forman una parte integral de la identidad y la ADN español, por otro lado, me parece que el dialogo pos-moro se enfoca en negar y rechazar la herencia del islam. Como tu has dicho, “Él es español, de Almuñecar, y ellos son marroquí”. Por tanto, tu crees que son dos identidades y realidades irreconciliables?

    Ademas, me gustó tu comparación de los recuerdos de la guerra a una pesadilla compartida. En mi opinion, el dolar de la guerra lleva generaciones para procesar y superar, especialmente los que involucran personas importants de su vida. En el ejemplo que has usado, cuando Yusuf y José visitan el cementerio, el intercambio de historias sobre sus familiares y las tragedias de la guerra- para mi representa una forma de terapia que una generacion de españoles nunca tuve la oportunidad tener.

    Hasta Lunes!

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